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El principe de Bielefeld por RedGlassesGirl

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El príncipe de Bielefeld – Capítulo 8

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Wolfram lo estaba esperando en el pasillo de su habitación, estaba solo y tenia una actitud algo tímida. Su impresión de lejos fue la de una escena algo triste, como solitaria, pero apenas él volteó al verlo llegar tenia esos ojos contentos que había visto tantas veces esa noche. Su actitud pasiva no cambió.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Yuuri.

—Quería hablar un poco mas contigo esta noche —su voz sonó suave y algo insegura.

Últimamente estaba viéndolo comportarse de formas que no conocía, sentía curiosidad por todo. Se veía bien. Recordó lo feliz que estuvieron durante el cumpleaños y el momento que pasaron a solas.

Se sintió un poco inseguro de nuevo, no sabia que decir exactamente, otra vez les azotaba esa tensión extraña entre ellos, con mucha mas fuerza.

—Si, yo también quería pasar mas tiempo contigo —admitió sintiéndose tonto de repente.

Se miraron y ninguno de los dos supo que hacer.

Yuuri dudó un poco y comenzó a caminar hacia la habitación sin buscar su mirada durante el camino. Al voltear de reojo se concentró en su pecho solo para asegurarse de que estaba caminando a su lado realmente. Estaba. La joya que adornaba su solapa era sumamente real, y muy bonita. Quiso saber si lo estaba mirando, pero no se atrevió a levantar más la vista.

Entraron despacio a su habitación, no era como las demás veces que había venido a visitarlo. Se sentía un poco como en otro mundo. Caminaron hasta adentro y se pararon en el medio donde no había nada alrededor.

Wolfram estaba muy cerca y no lo veía directo a los ojos aunque observaba hacia su rostro.

Yuuri se acercó un poco mas, sentía la presencia de su cuerpo al estar a centímetros de distancia. Levantó el brazo como para tocar su manga, pero no lo hizo y se quedó en esa posición. La mano de Wolfram se poso sobre la suya y rompió la burbuja en la que se sentía envuelto, sintió sus dedos sobre la piel con mucho detalle.

Aún así, no se miraron a los ojos. Wolf se atrevió a acercarse y apoyó con suavidad su nariz contra la suya, apenas pudo sentir el roce. Disfrutó el contacto, se sentía nervioso por la cercanía pero le gustaba, no quería que se alejara.

Su corazón se aceleró, si eso era posible, ya que lo sentía retumbar con fuerza dentro de su pecho desde hacer largo rato. Solo observó la piel de su mejilla mientras se dejaba ir en ese momento.

—¿No querías hablar? —preguntó en voz baja, casi un susurro. No sabia porque decidió romper el silencio. O si sus palabras habían ejercido demasiada presión sobre la situación.

—Si —respondió Wolf también con suavidad.

Estaban tan cerca que pudo sentir el aliento sobre su boca. Su corazón terminó de dar un vuelco y comenzó a sonar como el galope de un caballo. Estaban tomados de la mano. Comenzó a sentir que comenzaba a transpirar y se preocupó de que probablemente lo notaria y tal vez fuera desagradable.

Sabia lo que Wolfram quería desde el momento en que lo vio en el pasillo. Estaba nervioso, pero se sentía atraído hacia él como si de la fuerza de un imán se tratase. Él no estaba haciendo nada aun, faltaba algo.

Yuuri levantó la mano y le acaricio la mejilla, su respuesta fue ladear un poco su rostro y cerrar los ojos. Miró sus pestañas, Wolfram disfrutaba notoriamente de la caricia.

Se sintió mas seguro y pasó el pulgar suavemente por su piel. Le hubiera gustado que este momento durara por siempre.

Sabía que le gustaba desde hace mucho tiempo. Pero la fuerza de los sentimientos de Wolfram, así como su personalidad avasalladora, siempre habían sido un poco intimidantes. Ahora sentía que podía enfrentarlo. Llevo su dedo con suavidad hasta la comisura de su labio, él abrió los ojos un poco y observó hacia abajo.

Sus ojos se encontraron con los suyos, se quedo quieto un momento sin apartar su mano para observarlo. Eran de un verde claro, profundo, con pintas oscuras y algo de dorado. Quiso apresurar el momento porque no era capaz de sostener más esa mirada. Movió un poco el pulgar sin retirar la mano de su rostro y apoyó con suavidad sus labios sobre los suyos.

Era diferente a los besos que le había dado Wolfram antes, no solo porque ya no eran en las mejillas. Él había sido cariñoso pero juguetón, se había reído y comportado desenvuelto. Lo había visto tan contento, aunque él se hubiera mostrado lleno de dudas y asustado cuando lo tomo por sorpresa. Esta vez Wolfram era igual de tímido que él, casi cuidadoso.

Se dejó besar sin separarse, lo único que quería era apretarse en un abrazo, mas cerca, todo lo posible. Wolf empujó los labios contra los suyos y Yuuri respondió. Continuaron con calma, de modo silencioso, parecía eterno.

Para él era demasiado perfecto de este modo, pero dudó si Wolfram estaría esperando otra cosa. Entreabrió los ojos y se separó lo suficiente solo para romper el contacto de sus bocas. Su nariz aun se rosaba con la suya. Wolfram lo miro entreabriendo sus ojos de la misma manera y supo que esa era la misma expresión relajada que él tenia.

Para él también era perfecto de este modo.

Lo miró con deseos de volver a besarlo. Supo que compartían la misma ansiedad en este momento, y se preguntó si el otro chico se había sentido de este mismo modo cuando estaban en el balcón. Todo había cambiado tan rápidamente.

Era Wolfram.

El chico que siempre le hacia compañía y había considerado un amigo por todo este tiempo.

El único de su edad en este lugar, aunque solo fuera comparable mentalmente, ya que llevaba vividos cinco veces sus años. El Wolfram que se reía de forma simpática y era fácil hablar con él. El chico expresivo que le gritaba cuando se enojaba y podía mostrarle mil expresiones diferentes sin tapujos. El que le daba consejos sabios, era recto y decidido. El noble de un mundo distinto, que a veces se sentía distante y difícil de comprender.

Ese mismo Wolfram que lo regañó hace pocos días al encontrarlo en el pueblo. Y que luego le sonrió contento porque había venido a su cumpleaños numero ochenta y tres.

El que se esforzó por darle todo aunque en realidad era su día. El que lo besó de improvisto y le susurró una dulce propuesta indecente al oído. Y el que lo miró con amor y mil anhelos bajo la luz de la luna, y que se mostró tímido y lleno de miedos en el pasillo.

Su pecho estaba lleno de Wolfram. Podía corresponderle, y ser correspondido del mismo modo. Se sintió sumamente feliz al pensar que tal vez le mostraría otra sonrisa radiante y lo vería reír como mas le gustaba si se lo decía.

Rodeo su cuello con sus brazos y apretó sus labios en un beso cargado de sentimientos. Wolfram lo comprendió, sintió apretar su pecho contra el suyo con fuerza y sus manos arrugando su ropa tras su espalda.

Lo beso despacio, mordiendo con los labios los suyos con cariño. Le dio varios besos de la forma más inexperta, pero suavemente y con cuidado. Se oyó un sonido tierno, casi inaudible. Sonrió gracias a eso y de reojo vio como él también mostraba sus blancos dientes tras una sonrisa cómplice.

Se sentía bien. Era la primera vez que trataba a alguien tan afectuosamente.

Estaba poniendo al descubierto una parte de él que siendo mas chico había imaginado guardaría para la persona que le aceptara a su lado. Desde hace mucho tiempo, era evidente quien era esa persona. Pero la cotidianeidad y otras inseguridades habían atrasado este momento.

Estaba bien ser cariñoso. Wolfram había demostrado que le gustaba comportarse de la misma manera aunque fueran dos chicos. No se avergonzó de su cursileria.

Continuaron un largo rato besándose de esa manera. Al terminar, le dio un ultimo beso en la mejilla antes de apoyarse sobre su hombro.

—Eres muy dulce —dijo Wolfram—, me gusta como besas.

Se sintió avergonzado de repente. No se le ocurrió rápido que decir. —Tú también.

Llegado el momento de separarse del todo y mirarse a los ojos, fue aun más extraño que en el balcón, o en la pieza luego de la proposición, o que cualquier otro lado.

Wolfram se inclino un poco y lo beso una vez más en la boca, el sonido fue evidente. Se alejó, lo miró, y luego de un momento tomo su rostro con las manos, esta vez apoyo los labios mas tiempo sobre los suyos y no hubo ruido. Cuando se separó le evadió la mirada, luego intentó verlo a los ojos varias veces, pero terminó por correr la vista cada una de ellas. Se llevó la mano a la boca con dudas y luego se acerco a besarlo de nuevo.

Yuuri, no tan confundido pero intrigado, se dejo estar durante todo ese tiempo.

—¿Qué haces? —preguntó divertido con su rostro contra el suyo, tratando de ignorar el calor anormal que se había extendido hasta su cuello.

—Me estoy acostumbrando —respondió Wolfram—, ahora puedo besarte cuando quiera.

Se sorprendió por la respuesta, pero entendió como se sentía Wolfram ,así que lo dejo hacer lo que quisiera.

—Mmh... —asintió suavemente con la cabeza.

El noble sonrió tímidamente, pero su actitud era mucho mas confiada que antes.

—¿Estás bien? —le preguntó Wolfram.

Aunque se le notaba igual de inseguro que él, e incluso tal vez un poquito incomodo con estos cambios, pero ahora estaban juntos. Y eso se sentía bien.

—Ahá...

Se llevo el puño a la boca y miro el piso, estaba siendo muy vago con esas respuestas que ni siquiera contaban como palabras.

Todo esto era raro, pero no quería que él se fuera por la incomodidad de la situación o algo parecido.

—¿Te quedas a dormir esta noche? —le preguntó sin segundas intenciones, pero se dio cuenta de que podría ser fácilmente malinterpretado.

Wolfram no lo hizo, solo se refregó el brazo nervioso con la mano.

—¿Te sientes solo? —preguntó mirando y sin mirar, para luego sincerarse—. Te he extrañado.

Yuuri sintió más calor en las mejillas.

—See... —Se recompuso un poco, ya que realmente no quería seguir respondiendo de esa manera—. Yo también te he extrañado, no es como en el castillo. Me gusta aquí, pero sigue siendo un lugar extraño.

Wolfram lo miró con comprensión. —He olvidado que estar aquí para ti no es tan normal como lo es para mi.

—Tu lo sientes como estar de vuelta en casa, ¿verdad? ¿Extrañas vivir aquí?

Él sonrió. —Me gusta vivir en el castillo. A veces extraño este lugar, pero estar con todos allá lo hace sentir como en casa.

Se alegró de escuchar eso. Sentía que Pacto de Sangre era su casa, y que Wolfram se sintiera a gusto en ese lugar lo hacia sentir bien.

—Creo que he aprendido muchas cosas sobre ti al venir aquí. Siempre sentí que pertenecías al castillo, pero en realidad tenias una vida en otro lugar. Me he acostumbrado a dejar girar las cosas a mi alrededor, todos están tan pendientes de mi por ser el rey que no me he tomado el tempo de conocerlos como debería.

Se avergonzó de su actitud desconsiderada. Wolfram interrumpió sus pensamientos al tomar su mano.

—Me alegra que nos consideres así —habló por todos de forma cálida y sincera.

Con sus dedos entre los suyos, sintió que le debía una respuesta.

—Wolf, me gustas.

Fue una frase que dejó caer de improvisto, ya no hablaban de los mismos sentimientos amistosos de siempre, se le pusieron las mejillas y las orejas rojas.

—Han sido pocos días desde que cambiamos y me he puesto a pensar mucho seriamente. Pero además... Aunque tal vez no creas que soy sincero, esto no es algo nuevo.

Su mano se apretó un poco sobre su pecho. Le gustaría decir mas, aclarar que eso de lo que habla es justo lo que ahora siente un poco atorado debajo de sus dedos.

Wolfram lo miró sorprendido pero contento, negó con la cabeza.

—No lo he dudado, si eso es lo que te preocupa. Siempre me has tratado con cariño... Aunque estoy contento de que me notes más ahora.

Yuuri se puso a pensar un momento.

—Tienes el cabello un poco largo, pero siempre se puede ver tu nuca cuando usas camisa. Me gusta la forma que tiene tu cuello.

Wolfram lo miró sin entender de que hablaba.

—También se que siempre miras el fondo de la taza de té de cerca antes de tomarlo, y a veces te gusta apoyar el platillo sobre el extremo del diario porque está caliente y solo tienes el camisón puesto. Y que lo primeros que haces por la mañana al cepillarte el cabello es estirarlo hacia arriba como si no te gustaran tus rizos. Siempre ladeas la cabeza cuando no entiendes algo, y te cruzas mucho de brazos. Tus cejas se fruncen en los mismos lugares que las de Gwendal cuando estas enojado.

Se ruborizo un poco más profundamente tras haber admitido saber todo eso.

—Solo quería que sepas que siempre te he estado mirando, aunque ahora se haya comenzado a sentir diferente.

El otro chico se lo quedó observándolo, pero luego de una pausa y comenzó a hablar con calma.

—Cuando estás pensando algo muy concentrado siempre te agarras la cabeza. No puedes evitar parpadear cuando alguien arrima algo muy cerca a tu rostro rápido. Cuando Greta toma tu mano sueles agacharte un poco, y pareciera que siempre estás a la expectativa de un abrazo. Miras a la gente a los ojos algo asustado cuando conoces a alguien por primera vez, pero luego te esfuerzas por mostrarte confiado. Eres amable y cariñoso con la gente que quieres. Y eres dulce cuando tomas mi mano o me besas.

Eso ultimo sonaba a un excitante nuevo descubrimiento.

—¿S-soy así? —preguntó sumamente apenado con la mano sobre la boca.

—Y siempre te tapas la boca cuando estas avergonzado, porque eres muy inocente. —Wolfram lo miro de una manera que le hizo sentir vulnerable—. Siempre te he estado observando.

Su sonrisa al mostrar los dientes era hermosa. Es verdad, Wolfram siempre lo había estado mirando. Se lamentó no haber demostrado con mas evidencia cuanto lo apreciaba mas seguido.

—¿Nos sentamos? —preguntó el ex príncipe.

—Esta bien.

Se soltaron las manos, se había olvidado que aun estaban tomados de ellas. Wolfram se sentó primero en el borde de la cama, tan simpático como siempre, sus ojos reflejaban con claridad la felicidad que sentía en este momento.

—Aquí no tengo un pijama de más para prestarte, ¿quieres ir a buscar el tuyo?

La ropa de dormir que trajo de Japón estaba sobre la almohada.

—Has traído cosas de tu casa en el otro lado.

—Si, esta vez estaba preparado para que me llamaran. Pero como nunca se en que momento va a pasar estuve cargando la mochila por todos lados. Tenia tu regalo dentro, no quería olvidarlo. Aunque al final no ha salido como esperaba. ¿Qué pasó con la caja?

—Está justo ahí —indicó con el dedo, sobre la mesa cerca de la entrada, donde debía haberla dejado algún sirviente.

Wolfram se sacó las botas y se sentó con una pierna flexionada sobre el colchón y la otra colgando del borde. Su pie llegaba fácilmente al piso.

—El chocolate era delicioso, gracias.

—¿No iras a buscar tu ropa? —le preguntó, porque ya se había puesto cómodo—. Sabes, no tienes que comerte lo de la caja que ha reventado, puedo comprarte mas siempre que vuelva.

Yuuri no pudo evitar emocionarse un poco.

El regalo que estaba ofreciendo ahora no era más para un amigo, era algo más especial. Se sentía grande, aunque tal vez no tan maduro, y su ego había incrementado un par de puntos

—Gracias —por su forma de responderle, parecía que Wolfram comprendía su ofrecimiento con el mismo significado—. ¿Puedo usar alguna ropa de la que hay aquí? No quiero irme, prefiero no rondar por los pasillos a esta hora.

Se preguntó si había alguna razón especial para no ser visto. ¿Tal vez era indecoroso? Le causo un poco de gracia pensar que tenia que ver con su tío y la vergüenza de que se enterara que se había colado en la habitación de su prometido.

Que fuera un secreto lo volvió mas excitante. Como todo lo prohibido para las almas jóvenes.

—No estoy seguro de que es lo que hay en ese ropero. Pero si está pensado para que a mi me quede, debería ser ropa que también te entre sin problemas.

—Creo que Günter trajo un baúl completo de tus ropas del castillo, incluso tal vez hayan prendas nuevas.

—Con confianza —invitó Yuuri haciendo un ademan con la mano.

Todo terminó en un par de pantalones a medio muslo y una simple camisa holgada de cuello amplio. Como aun no era exactamente hora de dormir, ni ninguno parecía querer renunciar a un poco mas de charla, se volvió a colocar el chaleco. La alfombra en el piso ayudaba a mantener los pies calientes, pero igualmente hacia un poco de frio.

Yuuri esperaba alguna clase de charla casual ahora que Wolf había vuelto a tomar asiento junto a él en la cama. Pero no estaba pasando.

Incluso vio tenso al usualmente extrovertido ex príncipe, eso lo estaba haciendo enojar consigo mismo. Su propia falta de extraversión hacia imposible que supiera como relajarlo.

Wolfram no paraba de llevarse la mano al cuello y frotar. Había nerviosismo en ese gesto, pero a su vez le resultaba llamativo. Sus dedos pálidos se perdían entre los rizos, a veces exponiendo la blanca piel.

Las manos de Yuuri fueron directo hacia él. Al haber estado sentado mirando hacia el lado contrario de la habitación distraído, lo sobresalto. La sorpresa de Wolf no duro mucho, enseguida se quedó quieto y esperó. Apoyó las palmas de las manos completas sobre ambos hombros y lo giro levemente para que le de la espalda.

Apretó y arrastró los pulgares sobre la superficie de la tela. Una vez ganó un poco mas de decisión, no se anduvo con rodeos. Acarició sus cabellos cerca del nacimiento de su cuello.

Wolfram disfrutaba de las caricias en esa zona y agachó la cabeza. —Me gusta que hagas eso —le confirmó.

Continuó acariciándolo y rasco con suavidad. Pasó la yema de los dedos con fuerza por su cuero cabelludo y él hizo un sonido placentero.

—¿Te gusta? Te haré masajes como se debe entonces, déjame sentarme bien detrás de ti.

—¿Eh? No es necesario.

—Vamos, si te gusta. Y no es por alardear, pero estoy orgulloso de mis habilidades y sus resultados. He practicado mucho con mi viejo y mi hermano.

Eso pareció convencerlo aunque frunciera el ceño con dudas. Wolfram se sentó de piernas cruzadas en la cama y él se arrodillo detrás.

El noble volvió a agachar la cabeza y se encorvó cuando pasó los dedos presionando como antes. Aun tenia puesta la camisa así que tuvo que masajear los hombros sobre ella, pero no podía dejar de mirar fijamente la piel expuesta de su cuello.

—Puedes enderezar el cuello si quieres. —Le ofreció, pese a que si lo hacia dejaría de verlo tan expuesto y eso le decepcionaba un poco.

—Estoy bien así.

Se alegró de poder seguir observando.

No fue la idea original el tocarlo con segundas intenciones, así que sació su curiosidad continuando con toques normales sobre su cuello. Volvió a masajear su cabeza porque sabia que le había gustado. Wolfram hizo otra vez un sonido similar a un ronroneo al resultarle placentero.

Los tendones se tensaban bajo la piel dependiendo del estimulo, ver eso lo estaba tentando. Se agachó un poco y besó la piel expuesta entre los mechones dorados. Wolfram se estremeció por un escalofrío y se tensó un poco. Se quedó quieto para ver si decía algo, pero no lo hizo.

No sabia de donde saco valor para hacer algo como eso. Aun con las manos sobre sus hombros le dio otro beso, su respiración movió los cabellos mas cortos cerca de su nariz.

En realidad solo quiso besarlo una vez por impulso, ahora que estaba en esa posición no sabia bien que hacer.

Su piel parecía suave, apoyo la frente y paso su nariz casi por el borde de su camisa suavemente. Le gustaba la sensación tersa contra su rostro y el olor que tenia. Era un aroma particular, lo reconoció como la esencia de Wolfram. Su cabello también olía un poco a alguna clase de jabón.

El joven mazoku estaba muy quieto, pero se dejaba acariciar como siempre. Colocó una mano en su cabeza y lo empujo hacia adelante, tirando a la vez un poco del cuello de su camisa. Se dio cuenta de que estaba siendo algo rudo, pero continúo con lo que quería y beso la intersección sobre su cuello y el hombro. Wolfram expuso mas la piel inclinando la cabeza hacia un lado.

Al continuar besando sintió como su cuerpo reaccionaba de distintas maneras aunque se mantuvo muy quieto y en silencio. Lo escuchó contener la respiración cuando apoyó la boca casi detrás de su oreja.

¿Qué estoy haciendo? se cuestionó al darse cuenta de que empezaba a hacer calor aquí. Y que él mismo había empezado todo esto con la típica y trillada excusa de hacerle masajes.

Se separó de él y reafirmó sus mano sobre sus hombros. —L-lo siento, ¿quieres que continúe cómo antes?

Sus dedos pellizcaron simpaticamente la superficie por nerviosismo. Estaba lejos de ser un masaje. En cualquier momento podría comenzar a dar golpes con sus puños estúpidamente, tal vez así podría romper la tensión a la fuerza.

Wolfram no se movió, su cuello seguía expuesto y la camisa estaba desalineada seductoramente. Intentó pensar en otra cosa. Él se giro, y al ver el rubor de sus mejillas se dio cuenta de que en realidad hacia tiempo que tenia las orejas de un color rojo furioso.

—Si estás intentando seducirme, haz encontrado mi punto débil.

Se quedó mudo. Estaba comenzando a subir el calor. La sangre se le fue a la cabeza y se tapó la boca con la mano nervioso. Wolfram quería que siguiera, era obvio por la forma en que lo había mirado. Tragó la saliva que se le había acumulado en la boca.

Quería seguir, pero no se animaba a comenzar de nuevo.

Estaban en su cama. Se le cruzaron muchas cosas por la mente de forma mas evidente. Se dio cuenta de que debía de estar mirándolo raro y giró el rostro a un lado.

No era nuevo, esta clase de pensamientos flotaban en el fondo de su cabeza desde hace un par de días, pero tenia una maestría en ignorarlos. Se le daba bien no pensar demasiado en eso, bajo situaciones normales.

—Me late el corazón muy rápido. —Fue lo único que se le ocurrió decir de repente. ¿Por qué? ¡¿Por qué tenia que decirlo en voz alta?! Pero era verdad, había comenzado a latir así apenas él lo había mirado.

Wolfram se volteó y se sentó sobre sus rodillas en la cama, tomó su mano y le hizo colocarla sobre su pecho. El suyo también latía con fuerza, podía sentir con detalle el movimiento a través de su ropa. Parecía que se saldría de su pecho en cualquier momento.

—Está así desde hace un rato.

No se estaban mirando a los ojos. Dejó la mano quieta en ese lugar un rato, si la separaba iba a temblar y no quería que se le note.

El chaleco que Wolfram llevaba puesto no le permitía sentir mucho, pero a través de su camisa de tela mas fina llegó el calor de su cuerpo a la yema de sus dedos. Quería que se quedara solo con eso puesto, de seguro así podría sentir su cuerpo en detalle, pero si hacia algo para quitarle la ropa, ¿qué clase de impresión le daría?

Ya de por si estaba siendo demasiado osado, no actuaba como siempre... ¿Tal vez no se estaba comportando correctamente? Su sangre caliente adolescente lo traicionó. La idea de volver a pretender como siempre desapareció de su mente.

—¿Tienes calor? —Apenas lo dijo pensó que era igual o peor que haberle desabotonado el chaleco. Seguía siendo una indirecta complicada.

—¿Tienes calor? —le rebotó la pregunta Wolfram.

Sintió como si perdiera un tanto en el ping pong, y ahora era su turno de decir algo. Pero no era capaz, esa bola pasó demasiado rápido y fuerte, y él solo sabia de béisbol.

Se estaba por llevar la mano a la boca de nuevo y se detuvo a medio camino. Wolf conocía bien sus expresiones y ya debía ser muy evidente que estaba nervioso. Quitó su otra mano de su pecho y la llevó hasta su brazo, se agarro de la tela de la manga para evitar el temblor. Tenia que hablar.

—Creo que... podrías quitarte el chaleco. —Fue mas honesto de lo que había sido en toda su vida al decir eso en voz alta. Trato de que no le importase que podía leer él entre lineas en su pedido.

Wolfram se sorprendió pero lo hizo, fue rápido y echó la prenda sobre la cama. Ya tenía lo que quería, estaba solo con la camisa mangas largas blanca frente a él. ¿Y ahora qué?

Había hecho un pedido caprichoso, pero no tenia idea para qué. Había estado bien lo que había hecho antes sobre su cuello, así que se inclino para llegar a él de nuevo, pero Wolfram ahora estaba de frente e intento alcanzar su boca a medio camino.

Él no iba a besarlo en los labios, y cuando el noble se dio cuenta dudó. Sintió que estaba mal detenerse. Desde que comenzó a sentir tensión sexual no lo había besado ni una vez. No estaba bien el no demostrarle suficiente afecto.

Cambio de planes y busco sus labios. Cuando se besaron supo que esto seria diferente a las anteriores veces.

Mordió despacio con los labios, no se sintió a gusto porque los tenia resecos, se relamió y lo hizo de nuevo. El contacto húmedo era diferente, se relamió una vez mas y se encontró con la misma humedad del otro lado. Wolfram había hecho lo mismo que él.

Se sintió ansioso por las nuevas sensaciones. Seguía arrodillado frente a él y no se atrevió a romper el contacto para cambiar de posición aunque estuviera incomodo. Rodeó su cuello con los brazos, de esta forma no podría moverse y seria capaz de hacer lo que quisiera. Abrió la boca y sacó levemente su lengua, el corazón le latía acelerado. Lamió tímidamente y sintió el olor y el sabor de su aliento cuando el también entreabrió sus labios.

¿Que estoy haciendo? se preguntó de nuevo y apretó los dedos sobre sus propios brazos con mas fuerza. Se sentía a si mismo muy tenso.

Su lengua se encontró con la suya, fue la sensación mas suave y erótica que sintió nunca. Cerro la boca y mordió solo con los labios con mas fuerza.

Tenia miedo de continuar ese beso complicado, pero ya no podía volver atrás. Lo lamió y Wolfram imitó su ritmo, al parecer esperaba que él haga algo.

Yuuri entendió que este era su beso. Aunque por un momento hubiera preferido no ser quien tomara las riendas, iba a aprovecharlo. Entró mas profundo en su boca y se le arremolinó el estomago. La sensación de inseguridad se fue lavando mientras continuaban. La humedad de compartir saliva lo excitaba, sintió el movimiento dentro de sus pantalones y se negó a que le sucediera eso en este momento.

Las manos de Wolfram se colocaron detrás de su cabeza y los dedos entre su cabello. Masajes su cuero cabelludo como él había hecho antes y le dio escalofríos. Yuuri hizo vibrar las cuerdas vocales en su garganta para dejarle saber que le gustaba eso. Sentía las piernas inquietas. No pudo evitar que le temblaran los hombros cuando le recorrió con las uñas el cuello suavemente.

Su excitación era evidente, decidió que a esta altura ya no podía controlarlo y dejó de resistirse mentalmente a ponerse erecto. Bastaron solo unas caricias mas y que Wolfram tomara el control de su boca para dejarlo indefenso.

Se separaron y no sabia con que cara mirarlo, trago saliva y observo su rostro sin mirar.

Wolfram se mordió el puño, su mirada era picara.

Esa forma de sonreír no era nueva, ya antes se había acercado a él con esas intensiones así que conocía bien esa expresión. En este momento estaba seguro que estaba fantaseando las mismas cosas que él. Pero la forma en que se escondió tras el puño apretando la nariz contra él era nueva, le resultaba bastante provocativa.

—¿Puedo tocarte? —preguntó. A Yuuri se le revolvió el estómago del todo.

Eso había sido un flechazo directo a la parte baja de su cuerpo, lo sintió moverse y deseó que no lo viera. Relajo los hombros y adoptó la postura básica para esconderlo con un brazo cruzado sobre la parte baja de su estómago. Wolfram puso una mano en su cuello, cerro los ojos y ladeo la cabeza apoyando su frente contra la suya. Mientras acariciaba su cabello, Yuuri se concentro en la sensación dulce de ese gesto.

Wolf abrió los ojos y observo hacia abajo, llevo las manos hacia el borde de su camisa y toco su piel por debajo de la tela. Su estomago se contrajo un momento. Estaba bien si el también lo tocaba, ¿verdad? Lo acarició sobre el brazo con el pulgar con dudas.

Su ropa terminó deslizándose hasta los codos y tuvo que soltarlo para quitarse el saco que llevaba puesto desde la fiesta. Este quedó tirado en la cama sobre el chaleco de Wolfram.

Como se quedó quieto con los brazos colgando a su lado, Wolfram tomó sus manos y las colocó él mismo sobre su cintura. El temblor de sus dedos fue evidente hasta que pudo afirmarlos en algo. Lo observó, él no lo estaba mirando y estaba concentrado en desabrocharle los botones de su camisa, pero parecía no coordinar bien sus movimientos.

Yuuri colocó una mano en su estomago con más confianza. Los dos estaban nerviosos después de todo, eso lo alentó un poquito más a esforzarse y no dejarlo solo tratando de llevar adelante la situación.

Sintió la piel suave con la yema de los dedos, se acercó un poco más y llevó las manos hacia arriba hasta donde la ropa ya no le permitió tocar. Desabrochó los últimos dos botones de abajo, ya casi podía tocar su pecho. Su propio torso estaba expuesto y ya se sentía como si estuviera totalmente desnudo.

Wolfram acaricio su cuello con ambas manos y Yuuri sintió la expectativa de ser tocado en algún lugar donde nunca antes lo hubiera hecho. Sus manos bajaron y le cosquilleo la piel de los hombros al perder su contacto.

Desabrochó los botones que faltaban de la camisa casi abierta frente a él y se acerco más, Yuuri apoyó la mejilla contra la suya e inclinó la cabeza hasta que su nariz se enterró en su hombro. Abrazó a Wolfram por las cintura y sus cuerpos se pegaron del todo.

Sintió calor y la necesidad de tocar todo, acarició su espalda por debajo de la camisa ya suelta y reconoció la forma de sus huesos bajo la piel. Wolfram no podía hacer mucho con las manos por encima de sus hombros, así que solo devolvió su abrazo y trató de acariciar todo lo posible de su espalda.

No le importaba que no lo tocara, en este momento era mas importante tenerlo así, lo mas cerca que fuera posible. Se sintió egoísta, incluso posesivo. Quería que Wolfram se sintiera del mismo modo, con el corazón acelerado, apretando tan fuerte que el calor de ambos se fusionara así como su piel.

Un momento de calma para apreciar estos sentimientos antes de regocijarse en otra clase de placeres a los cuales dos chicos jóvenes no se podían rehusar.

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Continuará...

 


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