- María nadie ha venido a verme, es porque creen que soy indigno de ser el sucesor de mi abuela y aún más al casarme con alguien que no es de nuestro clan – hablo el castaño desde el baño tomando por sorpresa a la morena.
- Tan certero como siembre Ban-chan – contesto algo triste al saber que condenaba a un destino incierto a su niño – pero veras cuando ellos vean lo bueno que eres, te amaran en cuanto te conozcan – animo desde el otro lado de la puerta – estoy segura de ello – seguía diciendo cuando Ban salía del baño vestido con un traje similar al que usaba en el ritual donde revivieron a Uryuu solo que este era de un color blanco con detalles azules reales y mangas largas que se ensanchaban desde el codo hasta los puños pero aun así ocultando los vendajes con inscripciones de su brazo derecho, el turbante de un color celeste que aun llevaba en la manos, elegantes zapatos bajos del mismo color que su ropa y una cinta gruesa celeste en la cintura con el nudo del lado derecho dando un estilo oriental elegante – te vez muy bien, con esto seguro que dejas anonadado a Shido – le dijo en forma de alago haciéndolo sonrojar – ahora arreglemos ese cabello tuyo – tomando el peine y la secadora empezó a secar y arreglar el cabello del menor que solo veía sus reflejos en el espejo del tocador.
- Creo que es hora que empieza a alistarme – se dijo Shido que dejo de lado su libro para ir al baño y asearse, su traje negro era como los que usaba lucifer y su gente, constaba de saco negro, pantalones rectos zapatos negros de corte clásico, camisa vino y corbatín azul marino con un alfiletero dorado por ultimo una capa de terciopelo rojo borgoña con sutiles bordados de un color más suave, colocada de lado con un adorno de oro con la figura de una águila en vuelo y como toque final tenía una pañoleta color carmín para su cabello.
Cuando salió de su cuarto, fue recibido por Redmond que le condujo hasta la puerta principal de la mansión donde le indico que esperara ahí, solo tuvo que esperar unos minutos para ver cómo Ban bajaba por las escaleras quedando prendado del castaño que para el lucia magníficamente y así los siguió con la vista hasta que estuvo frente suyo – deja de mirarme – le dijo el castaño menor sonrojado al ser observado tan intensamente por el amo de las bestias – no puedo evitarlo, te vez radiantemente hermoso – le confesó el mayor aumentando su sonrojo – al abrir la puerta tienen que caminar por el camino que está siendo guiado por las llamas que van estar flotando y después sigan las instrucciones que les estará indicando el anciano que hará la ceremonia – les explico María mientras retocaba la vestimenta de su protegido. Cuando abrieron las puerta observaron que todo el pueblo estaba presente y como dijo la morena había un camino guiado por pequeñas flamas que los guiaron hasta la fuente principal del pueblo donde se encontraba el anciano que al ver al oji-azul este le sonrió cálidamente – Hoy estamos reunido para presenciar la unión de nuestro soberano con este caballero soberano de los Maryuudo – el anciano tomo la mano de Ban donde poseía el anillo en el cual vertió un poco de agua que había sacado de la fuente haciendo que el anillo soltara destellos plateados que en segundos rodearon al castaño – los espíritus son prueba de su pureza no ha sido manchada – declaro haciendo que todos los presente se admiraran siendo silenciado por la mirada del anciano, que ahora tomo la mano del más alto pero en él, tomo una de los destellos que en su mano se volvió polvo y este lo vertió en el anillo y de él salieron destellos celestes – ha demostrado que eres digno de nuestro más grande tesoro y confianza – hablo el anciano que saco una daga que estaba cubierta por una pañoleta de seda blanca con bordados dorados – unidos por un lazo que será más espeso que la sangre – con la daga hizo un ligero corte en el labio inferior de Ban haciendo que brotara un fino hilo de sangre que fue interceptado por el anciano con la daga, con la sangre recolectada fue y la deposito en un pequeño plato de porcelana negra – por un vínculo más fuerte que la misma muerte – con la misma daga corto también el labio inferior de Shido repitiendo lo mismo con su sangre para mezclarla – pero a la vez tan frágil como el más fino cristal, con la diosa Selene y sus fieles compañeras, yo uno estas dos vidas haciéndolas una sola – el anciano con la daga tomo unas gotas de sangre del plato negros y las deposito en los anillo que empezaron a soltar un destello donde las gemas adoptaron sus verdaderos aspectos, la de Ban dejaba ver el cielo nocturno y como si lo destellos plateados ascendieran a la luna, en cambio la de Shido la joya se ensancho de tal forma que encajara perfectamente con el tamaño de su dedo anular donde también mostraba el cielo nocturno pero en el suyo se apreciaba la plateada luna con destellos plateados – la armonía nocturna ha dado su bendición, que durara toda su vida y hasta en la muerte – les dijo el anciano que unió sus manos como símbolo de su matrimonio y en silencio les dio consentimiento para poder besarse lo cual hizo Shido con suavidad y sin apresurarse, la gente del pueblo se sorprendió al ver que de la tierra empezaron a brotar pequeños destellos verdes claros y se elevaban hasta el cielo y la fuente se iluminaba de un color plateado.
- ¿Por qué pasa esto ahora? – se cuestionó María al ver como de la fuente se mostraba un cuerpo transparente de una mujer y se mostraba enfrente de los recién casado que la veían con asombro.
- Ophiuchus, poseedor de Asclepios muestra tu legado – exigió la figura traslucida al castaño de ojos azules que mostro el zafiro de su mano derecha, le creatura tomo la mano del joven y poso sus labios en este tornándose oscuro como los ojos de Ban – esto prueba que eres descendiente de la primera gran bruja – soltando al joven esta se elevó a la punta de la fuente que ahora se volvió celeste – ahora recita el juramento sucesor – le ordeno Midou que se arrodillo antes la fuente, Shido se apartó un poco de él por indicación de María y Pierre.
En esta sagrada noche, quien encarna a Asclepio, descendiente de los altos cielos, reclamo mi reino que por derecho me pertenece. Hasta que termine este maldito destino, protegeré esta sangre y a sus descendientes. Seré su espada y escudo ante cualquier peligro. Cargare con sus pecados y jamás los lamentare. Me convertiré en su luz ante la oscuridad. Yo Ophiuchus no dejare que nuestra casta se extinga, aun si camino en soledad. Cruzare por Abismos de tormento y crucifixión en busca de aplacar su desolación. Aun si caigo en condenación y desesperación elevare oraciones llenas de ímpetu de salvación hacia un reino que siempre se levantara de sus cenizas. Hasta que este maldito destino termine, llevare sus penas sin importar que tan pesadas sean. Maldito desde mi nacimiento por esta sangre, avanzare por caminos envueltos de oscuridad, con la muerte como mi única compañera, sin remordimiento alguno cumpliré mi destino como su protector.
Termino de recitar Ban para acercarse, dando su sangre con un corte en la muñeca, al ser que se acercó tomándola en sus labios para desaparecer en un rayo de luz que se dividió en varios más delgados que se esparcieron en todas direcciones terminando en una lluvia de destellos, la tierra se ilumino incluso los arboles soltaban un cálido destello verde como si celebraran la aceptación del castaño como el nuevo soberano de las brujas, la barrera brillo con un suave color dorado expandiéndose hasta el límite del bosque, conforme cesaba el brillo la fuente volvió a su estado y la gente del pueblo se arrodillaron ante Ban – felicidades mi niño, ahora eres nuestro rey – le dijo María con una sonrisa maternal vendando su muñeca lastimada – ahora vamos a celebrar – ordeno la mujer a todos que enseguida aplaudieron. La celebración se dio en grande, la gente bailaba, cantaba y daban sus respetos a sus nuevos gobernantes que estaban sentados en una gran mesa con diversos alimentos – si lo desean pueden retirarse – les dijo Pierre que estaba sentado a su lado – sin que los notaran, con esto se retiraron a la mansión que en cuanto se cerró la puerta fue sellada por un hechizo para que no fueran interrumpidos hasta que ellos lo desearan.
- Ban prométeme que siempre compartirás tu carga conmigo, no tienes que sopórtalo tú solo – le pidió antes de besarlo y tomarlo en brazos para ir a su habitación.
- Solo si tú también compartes la tuya – le respondió con una sonrisa abrazándose al más alto que lo besaba con devoción, mientras lo depositaba con suavidad en la cama.
- Lo prometo – contesto para volver a besarlo lentamente, dando inicio a su entrega donde solo existían ellos en ese momento y esa noche.
Pierre se acercó a su morena abrazándola por atrás – amada mía ¿bailamos? – le pregunto a la morena de cabellos ondulados que sonrió como afirmación.