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Impulso por Ariadna HoshiSora

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Notas del capitulo:

¡En menos de una hora ya casi 30 lecturas!

Me dio tiempo a repasar todo el segundo capítulo, algo corto comparado con el primero, pero tiene ese final perfecto(?)

¡Disfrutadlo!

Sakagami Yoru miró una vez más su teléfono. Había apuntado la dirección de Greene en el aparato, de manera que no la olvidaría. Pero lo que le preocupaba no era perderse, sino que Greene hubiera olvidado la clase, o cómo sería la casa. Se quitó las preocupaciones cuando, al llegar, vio que era una casa de lo más normal, como el resto de las casas de ese barrio. Dos pisos, pequeño jardín, una simple puerta. No se entretuvo en mirar detalles, sólo visionó a Greene entre las cortinas de una de las ventanas, parecía estar limpiando la mesa. Vio sorprendido como ya parecía haber preparado todo para la clase, pero no hizo más que llamar al timbre.

 

Sariel se apresuró a guardar el trapo con el que limpiaba y corrió a abrir la puerta. Miró tímidamente a su profesor y lo invitó a pasar, mientras le ofrecía una taza de té, la cual Yoru rechazó educadamente; ya había tomado algo antes de venir.

 

Se sentaron en la mesa y se pusieron a hablar sobre lo que le costaba más a Sariel. El chico respondía siempre tímidamente, con un tono de voz que apenas se oía.

Las horas pasaron con rapidez, y Yoru vio con sorpresa que, en realidad, ese niño que parecía tan despistado sólo era tímido y listo, y le costaba estar pendiente de la clase por culpa de los nervios. Sariel respondía todos los problemas con exactitud, cuando el hombre le aclaraba lo que no entendía asentía con la cabeza con un leve rubor en las mejillas y comenzaba a ser menos tímido con él. Por su parte, Sakagami se preguntaba qué podría hacer para mejorar la atención del chico en clase, mientras que Sariel se concentraba en terminar los problemas que el profesor le había dicho que hiciera.

 

Sariel miró de reojo a Yoru. Ya era hora de merendar algo, pero romper el silencio lo ponía muy nervioso. ¿Y si Sakagami se molestaba?

 

-¿Ocurre algo? -preguntó el profesor, al darse cuenta de la mirada del menor.

-Eh… n-no… sólo… -Sariel bajó la cabeza, incapaz de decir nada coherente.

-Supongo que deberíamos comer algo, ¿no? -soltó de pronto Yoru, mirando el reloj- ¿Tienes hambre, Greene?

-S-si… -se levanta de la silla y se apresura a ir a la cocina a preparar algo, pero se oye un estruendo como si cayeran cosas, y un quejido. Yoru se apresuró a ir a ver qué había ocurrido.

-¿Estás bien, Greene? -le pregunta, quedándose parado al ver sangre y al chico muy pálido.

-Ha-había un cuchillo sobre el plato y me corté… -dice, con lágrimas en los ojos, mientras Sakagami se apresura a acercarse a él y agarrarle la mano, por suerte sólo tenía un corte superficial en el dedo índice…

-¿¡Pro-profesor Sakagami!? -gritó Sariel, sonrojado, al ver lo que hizo el hombre. Yoru lo miró a los ojos y se dio cuenta de lo que acababa de hacer.

-Perdón, es la costumbre, tengo un hermano menor y siempre que se cortaba le hacía esto…

 

<<¿¡Por qué tuve que lamerle el dedo!? ¡Es mi estudiante!>> pensó Yoru, confundido consigo mismo, mientras Sariel se tambaleaba un poco.

 

-¡O-oye! -se apresuró a sujetarlo, algo alterado- ¡No me digas que te mareas con la sangre…!

-Perdón… -se disculpa un mareado Sariel, dejándose guiar hasta el salón por el profesor, el cual lo hizo sentarse en el sofá.

-¿Dónde guardas el botiquín? -preguntó, buscando con la mirada.

-En el baño… la puerta del fondo. -respondió con voz algo débil Sariel, y Yoru se apresuró a ir hasta allí y volver con el botiquín.

 

Le desinfectó la herida y luego le puso una tirita, finalmente le dio unas palmaditas en la cabeza, susurrando con voz dulce:

 

-Ya pasó. Ya no hay sangre, Greene.

 

Sariel sólo aprovechó el momento para apoyar su cabeza en el pecho de Yoru, el cual no lo evitó y acarició el cabello del chico, como si quisiera calmarlo.

 

-¿Sabes, Sakagami? En verdad me gustas. -susurró Sariel, en voz muy baja. La mano de Yoru se paralizó. Todo cobraba sentido, ¡quien lo distraía en clases era él mismo! Pero… que su estudiante se haya enamorado de él…

-Lo siento, Greene. -dijo, intentando parecer frío, pese a que sabía que lo que iba a decir no sólo le iba a doler al chico- Una relación entre un profesor y su alumno no está bien vista. Además… deberías centrarte en los estudios. Deja el amor, Greene, para cuando hayas aprobado el curso.

-...

 

Sariel no dijo nada. Sólo cerró los ojos y dejó que cayeran esas lágrimas traicioneras. Yoru notó las lágrimas sobre su pecho y, dejándose llevar completamente, agarró del mentón a Sariel y lo besó. Luego, secándole las lágrimas con la mano susurró:

 

-Por favor, no llores.

Notas finales:

Y aquí se podría decir que termina el prólogo de esta historia.

Siento algo de pena por Sariel, seguro que al igual que todos/as, pero seguro que el tercer capítulo gustará más... actualmente siendo escritto.

Como ya dije, acepto reviews, ¡a ver quién me deja el primer review!


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