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El baile de los abanicos por albert2822

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Notas del capitulo:

Bueno aqui les dejo el capitulo numero 15 de la historia. He de decir que agradezco que vosotros/as hallais podido seguir leyendo la historia. De verdad muchas gracias.

Me disculpo por tardar tanto en publicar, pero con las fiestas y todo estaba un poco ocupado.

Por cierto, feliz año nuevo a todos/as.


Sobre el capítulo, van a pasar muchas cosas y es practicamente el final, a si que no tengo nada más que decir.

27 de Julio de 1914, Londres, Inglaterra.


Ningún ser humano se podía imaginar lo que estaba a punto de ocurrir en el mundo. Cada persona mantenía su rutina y su vida diaria, influenciados por el aire de tranquilidad de esos últimos años. Parecía que ya nada iba a interrumpir este ambiente próspero. Pero se equivocaban.


El cuartel general de Marine Ford, localizado en la ciudad austriaca de Viena, brillaba intensamente a escasas horas de haber salido el sol. Pero se encontraba inquieta; estaba esperando noticias sobre el gran estruendo que iban a provocar. Los soldados estaban continuamente alerta, preparados para comenzar su golpe hacia la cima. Mientras, en los pisos superiores del complejo militar, se encontraban los despachos de los capitanes, casi vacíos. A penas quedaba algún que otro oficial cuya función sería proteger la sede aliada. No obstante, en una de las dependencias estaba el general de la armada aliada, contando las horas para su triunfo.


Por la puerta de su despacho, entró la sexy secretaria de rubios cabellos que siempre mantenía el nivel de cortesía hacia su superior. Le traía unos informes para que les diera el visto bueno, y aprovechó para preguntar algo que le rondaba por la cabeza y tenía que ver con el plan.


-Señor general, ¿me permite que le haga una pregunta?- dice un poco cortada Kalifa, conociendo ya de varios años, el carácter del general.


-Diga- contesta el general aliado, curiosamente aceptando que le pregunten, será que hoy estaba de buen humor.


-Llevamos semanas sin recibir ningún mensaje de nuestros espías Vergo y Monet, y podríamos suponer lo peor. En ese caso, ¿ como sabe usted que hoy es el día idóneo para comenzar nuestra plan?- pregunta la secretaria entre curiosa y preocupada.


-Es una interesante pregunta, señorita Kalifa- dice un poco emocionado el general y comienza a contestarle a la chica. Hace un tiempo recibimos un mensaje de otra de nuestras espías sobre que hoy habrá un gran festejo en la ciudad, algo así como un aniversario. Seguramente se concentren grandes cargos en un mismo lugar. Es el momento ideal.


-Que curioso, no recuerdo ese mensaje- dice algo inquieta la ayudante, temiéndose lo peor. ¿Otra de nuestras espías? ¿Hay alguien más a parte de Monet y Vergo?


-Quizás lo recibiera cuando usted no se encontraba- contesta el general con una cierta sonrisa malévola. A veces se hacen cosas muy peligrosas por el bien de la familia, eso es lo que seguro mueve la voluntad de nuestra otra espía. Pero ahora eso no importa, hoy la Alianza tendrá su victoria y nadie va a impedirlo.


-Todo sea por el bien de la Alianza- dice la secretaria Kalifa poco convencida de sus propias palabras. Bueno, es hora de que me retire.


Kalifa sale lentamente del despacho del general, pero con una decisión tomada en su cabeza. Tras salir por la puerta, aceleró su paso, en camino a la máquina de la telegrafía Den Den Mushi, que había en su escritorio. Su cabeza estaba inquieta, más bien, aterrorizada por lo que iba a ocurrir, era el momento de cumplir con su misión. Comenzó a escribir un mensaje.


Alerta, capitán Aokiji, Londres va a ser atacada, debéis salvar al pueblo.

Todo está relacionado con la celebración de un festejo.

Por favor, salven Inglaterra del terror.

Su servidora, Kalifa.


Pero justo cuando estaba a punto de enviar el mensaje que alertaría a las tropas inglesas y pondría fin al triunfo aliado, apareció el general, que salía de su despacho.


-Vaya, vaya, si que se ha apresurado a informar a sus compinches ingleses- decía el general Akainu ante una aterrada secretaria. Ya sabía yo que la putita de Aokiji tenía agallas, sobretodo para aguantar de secretaria de su enemigo.


-¿Cómo lo ha sabido?- pregunta Kalifa quien estaba muy confundida por la situación. Además, yo solo sirvo a mi capitán, no soy su putita.


-Eso lo sabemos muy bien, jovencita. Sabemos perfectamente que quien satisface al capitán es otro, pero seguro que le jode a usted esa situación- responde con ciertas risas el general. Sabemos todo gracias al trabajo de infiltración del capitán Vergo. Desde hacia tiempo sabemos que usted es una espía inglesa y que ha intentado filtrar información de nuestro proyecto. Pero interceptamos todos los mensajes a tiempo, y no ha llegado ninguna a Inglaterra. Pero eso no se lo perdonaré nunca.


El general quien por fin sacó su lado maligno y lleno de ira, sacó un cuchillo y se lo clavó en la mano de Kalifa, para evitar que mandara el mensaje. La sangre de su mano comenzó a ensuciar el escritorio, pero el grito que esta pegó fue mucho más fuerte, cosa que alegró el lado malévolo del general. Kalifa se quitó el cuchillo de la mano, e intentó atacar al general. Estaba desesperada, tenía que matarlo, y de algo le tenía que haber servido la instrucción proporcionada por Aokiji. Sin embargo, todo fue en vano. Akainu sacó una pistola y le disparó justo muy cerca del corazón.


La secretaria cayó al suelo, estando a punto de morir, mientras se escuchaban las risas de malicia que salían por la boca del general aliado. Miró fijamente al general, con una mirada desafiante, pero este pronto le quitó ese haz de desafió.


-No te preocupes, ya que pronto se reunirá contigo en el más allá tu hermana Hina- dice el capitán mientras escucha los últimos sollozos de la chica, a quien dejaron perplejas estas palabras. Mira que mandar a una agente en cubierto al propio cabaret. He de reconocer la habilidad y astucia de vuestros capitanes Aokiji y Smoker. Aunque eso ya está solucionado y esto ya es imparable.


Finalmente, la chica se moría llena de dolor por las últimas palabras que había escuchado del general. Su querida hermana estaba en peligro y no iba a poder ayudarla. Por su mente pasaron imágenes de cuando se unieron a la armada inglesa juntas, y como las entrenaron sus tan adorados Aokiji y Smoker. Pero ahora eso daba igual. Ella estaba muerta, y su hermana estaba a punto de morir.


-Que venga a limpiar alguien este desastre- dijo gritando el general Akainu mientras volvía hacia su despacho. Estaba harto de aguantar tu cara de espía.


Justamente, en el otro bando de contrincantes, en el complejo armado de Ennies Lobby, se encontraba casi todo el ejercito inglés reunido en sus instalaciones. Desde la muerte de su ingeniero naval, el señor Iceburg, comenzaron a proteger con más seguridad sus instalaciones. Últimamente, el general Sengoku sentía una fuerte inquietud, como si algo malo fuera a ocurrir, pero no había recibido ningún informe sobre una posible ataque enemigo. Todo era contradictorio.


Era la hora del almuerzo y los marines acudían en grandes cantidades a la taberna del cuartel. Allí se encontraban desde los marines rasos, hasta la gente con el cargo más alto. Parecía que era el único lugar donde no importaba el cargo que ocuparas ya que allí solamente se entablaban conversaciones y alguna que otra disputa rodeada de risas. En una de las mesas del centro de la taberna, se encontraban sentados el capitán Aokiji y el capitán Smoker. Curiosamente, hoy transmitía un humor más pésimo que de costumbre. Además prácticamente no existía conversación entre ellos, solo se escuchaban las espiraciones de humo que soltaba Smoker. Para conocer un poco más a estos dos oficiales, hay que recordar que fueron instruidos por el anterior militar Edward Newgate, y que ambos habían conseguido tener un rango muy elevado para la escasa edad que tenían, ya que su poder rivalizaba con el del instructor Garp e incluso con el general Sengoku. Se podría decir que han estado la mitad de sus vidas juntos, como una buena amistad o algo así. Pero hoy estaban perturbados.


Por un lado, Aokiji no hablaba, pero Smoker sabía que algo le estaba pasando por la cabeza, y eso le angustiaba. Pocas veces se veía a estos dos grandes hombres preocupados. Sin embargo ese silencio desapareció cuando se sentaron a la mesa el capitán más veterano con sus dos fieles aprendices.


-Menudo humor de perros que tenemos hoy. Se que no destacáis por mantener una sonrisa en vuestro rostro, pero lo de hoy es algo demasiado- dice Garp mientras se sienta en una de las sillas. Alegrar esas caras muchachos, que la vida son dos días.


-Entonces a ti te quedan escasas horas- susurra Helmeppo, uno de los dos aprendices, a su compañero.


-¡¿Qué has dicho jovenzuelo?! - salta Garp pegando un gran golpe en la mesa, dejando pálidos a sus dos aprendices. Los jóvenes de hoy en día no tienen respeto por sus mayores.


-Lo sentimos mucho, no era nuestra intención ofenderle- intenta disculparse Coby, el otro aprendiz al cargo de Garp. ¿ A qué si lo sentimos, Helmeppo?


-Discúlpeme, solo ha sido una pequeña broma- dice el de cabellos rubios, a pesar de no estar muy convencido con la idea de disculparse.


-Creéis que con una simple disculpa esto se va a solucionar. Sois más ilusos de lo que pensaba- contesta Garp ante las caras asustadas de sus reclutas, ahora si que no tenían salida, e iban a sufrir la furia de ese vejestorio.


El instructor se levantó de la silla y fue cara sus dos aprendices. Cuando se posó detrás de ellos, les dio un gran golpe en la cabeza con sus dos puños, haciendo que estos revotaran en la mesa y se cayeran de la silla a causa del impacto. Los puños de Garp eran bastante conocidos en la armada inglesa, sobretodo cuando los utilizaba como uno de su métodos de instrucción.


-Y como siempre, la misma historia- dice Aokiji entre suspiros, mirando la escena causada por su superior.


-Siempre haciendo que se terminen los momentos de paz- replica también Smoker, con la misma entonación de cansancio que su compañero Aokiji.


-¿Que habéis dichos vosotros dos?- comienza a cabrearse Garp también con los dos capitanes más famosos de la armada inglesa. De esta no vais a escapar.


Justo segundos antes de que Garp pegara con sus dos puños a los dos capitanes, entró por una de las puertas de la taberna, el general de la armada inglesa Sengoku, y detuvo la pelea.


-Ya está bien de estupideces. Me resulta ilógico que seáis marines encargados de proteger a vuestro pueblo, cuando mostráis esa actitud infantil- interviene Sengoku en la disputa. Sobretodo me sorprende de ti Garp, alguien tan veterano como tú.


Si algo se sabía bien la armada inglesa, era que el único capaz de detener los enfados del instructor Garp, era su viejo amigo el almirante de la flota Sengoku. Y eso hizo otra vez.


-Lo siento general, no era mi intención causar tanto revuelo en la taberna- se disculpa Garp a regañadientes. Solo quería ensañar una lección a estos indisciplinados soldados.


-Bueno, ahora eso ya no importa. Sentémonos a tomar algo, y así volveremos cuanto antes a nuestros puestos de trabajo- dice Sengoku como si fuera una especie de orden.


-Sí, general- contestas todos los presentes en la taberna, ya que pensaron que había sido una orden de Sengoku, aunque no fue así.


Una vez estaban sentados seis en una mesa, comenzaron a entablar una conversación, algo más amena que la anterior, aunque Smoker y Aokiji continuaba casi sin decir ninguna palabra.


-Pues hace un buen día, y eso que parecía que iba a llover- dice el general inglés Sengoku.


-En serio, ¿no tenemos otro tema de conversación mejor que hablar del tiempo?- dice Garp con pocas ganas de hablar sobre que tal iba el día. Parecemos unos vejestorios aburridos.


-Es que lo sois- susurra Helmeppo a Coby mientras se ríen, aunque por suerte esta vez no les llegó a escuchar su superior. ¿Sabéis que esta noche se celebra el aniversario del Big Mom Cabaret? Seguro que será una velada increíble.


-No había escuchado nada, la verdad- dice Coby entusiasmado con la idea del cabaret. Pero sería estupendo poder asistir a tal celebración.


-Esa si que es una buena idea, mis queridos muchachos- dice Garp a quien si se le notaba la emoción en su rostro. Ya sabía yo que os había instruido a mi imagen y semejanza.


-Y así han salido- contesta Smoker en voz baja, llegando solo a escucharlo Aokiji, quien se rió levemente.


-¿Qué me decís vosotros dos, os apuntáis?- pregunta el instructor a los dos capitanes.


-Ir vosotros, yo hoy no tengo ganas de ver a muchachas en cueros- dice Aokiji volviendo al humor de perros con el que se había levantado esta mañana.


-Yo tampoco me apuntó, ya habrán más oportunidades de ir a ver ese espectáculo- responde Smoker mientras deja las cenizas del puro en uno de los ceniceros, parecía que su respuesta estaba condicionada por la contestación de su compañero Aokiji.


-Me sorprende esta actitud en vosotros dos. Recuerdo que siempre os animabais al ver a las dos jóvenes camareras Tashigi y Hina- dice Garp sorprendido por la respuesta de estos dos oficiales.


Justo al decir el nombre de Hina, los rostros tanto de Smoker como de Aokiji se quedaron algo desencajados y tristes. Desde hace mucho tiempo que conocen a Hina y a su hermana mayor Kalifa, ya que fueron ellos dos quienes las instruyeron como espías para su país. Aunque al principio les sorprendió la idea de que dos mujeres quisieran entrar a la armada inglesa, al ver su determinación, pronto las aceptaron como aprendices. Kalifa fue instruida por Aokiji y se le encomendó la misión más dificíl: infiltrarse entre las tropas enemigas y filtrar información para el bien de su país. Mientras que Hina fue enseñada por Smoker, y su misión era más sencilla pero no menos importante: infiltrarse en el cabaret y así obtener información ya que era uno de los puntos cables donde se encontraban las personas más influyentes de Inglaterra. Ningún otro soldado ni superior conocía la existencia de estas dos espías, ni siquiera el general Sengoku; solamente trabajaban para ellos dos. Ahora mismo no podrían ir a mirar la cara de Hina y decirle que desde hace tiempo que no recibían ningún mensaje de su hermana y que posiblemente le había pasado algo. Sabían que era una misión difícil pero aún así se sentían muy cobardes ante ellas, ya que al saber que ambas estaban enamoradas de ellos dos, afectó a que aceptaran esas misiones complicadas. Y además, ahora las habían traicionado.


Sus mentes volvieron a aquella mesa, cuando la conversación se retomó. Aunque aún mantenían sus caras de culpabilidad que solamente notaron el uno y el otro.


-¿Que me dice usted, se apunta general Sengoku?- pregunta el joven soldado Coby un poco cohibido por la presencia de su superior.


-Creo que no me apetece ir, yo ya estoy mayor para esas cosas- intenta excusarse Sengoku aunque no quedan muy convencidos los demás.


-Pero que tonterías dices, tu te vienes y punto. Desde hace días que no sales de tu despcaho por culpa de ese presentimiento que tienes- dice Garp para intentar convencer a su viejo amigo. Es hora de que te des un respiro.


-Esta bien, pero tampoco estaremos mucho rato- contesta Sengoku sin terminarle de convencer la idea.


-Acabaremos cuando acabe el espectáculo- contesta Garp entre risas, riéndose también sus aprendices.


-Bueno, pues si así queda la cosa, Smoker y yo nos quedaremos a vigilar el cuartel por si ocurre cualquier cosa- dice Aokiji, a quien le gustaba la idea de quedarse con su amigo.


-No se preocupe general, seguramente no pase nada, vaya y diviértase- dice Smoker a quien también le agradaba la idea en el cuartel.


-Gracias muchachos, dejo el cuartel en vuestras manos- contesta Sengoku agradecido por las palabras de sus dos oficiales.


-Por cierto general, hace días que no se ve al capitán Vergo- pregunta Helmeppo casi sin ningún tacto de cortesía.


-Es verdad, ¿no le habrá ocurrido nada?- se pregunta también Coby.


-Ahora mismo se encuentra en una misión fuera del país, tardará un tiempo en volver- contesta Sengoku con una mentira ya que en verdad desconocía el paradero de su capitán y eso aumentaba su preocupación.


-Ahora eso da igual. Pensemos en los placeres que tendremos esta noche- dice Garp con una sonrisa de viejo verde lujurioso.


Y así continuó la conversación en la taberna de la armada inglesa. Aunque ninguno sabía que el presentimiento malo que tenía el general de la armada inglesa Sengoku no iba tan mal encaminado. Fue una mala decisión tomada por los soldados ingleses la de ir esa noche a la celebración en el cabaret.


Las horas del día continuaban pasando, y la luz de la mañana dio paso a un bonito atardecer inglés, lleno de colores cálidos. Al ser un día tan especial para el Big Mom Cabaret, la cosa estaba bastante movida por allí. La bailarinas no dejaban de ensayar sus números mientras que otra hacían algunos estiramientos en la parte trasera del telón. Se estaban engalanando las mesas, con bonitas velas y manteles de un color rojo intenso. Además los barman estaban preparando las botellas de bebida y limpiando la barra para los clientes. La verdad es que todos estaban bastante ajetreados, todos menos uno, quien parecía un poco depresivo.


Un chico rubio se encontraba sentando en uno de los taburetes de la barra, mirando hacia el infinito, o más bien, hacia la nada. Sus ojos mostraban tristeza y sueño de varias noches sin dormir. En una de sus manos, mantenía un vaso de whisky fuerte que la misma Shakky le había servido para quitar su pena. Entre suspiros, Shakky intentó entablar una conversación con su viejo conocido.


-¿No crees que deberías dejar de beber ya?- pregunta Shakky intentando concienciar al rubio. Hoy no es el día para empezar a emborracharte, debes preparte para el espectáculo de esta noche.


-Estoy yo con ganas de aniversario- contesta desganado el rubio.


-En serio, cuando lo vas a superar, ya ha pasado casi más de un mes desde su desaparición- dice Shakky intentando darle ánimos a su compañero. Debes continuar con tu vida, Sanji.


-Me estás dando ánimos como lo hacia ella. No dejo de pensar en que si le habrá ocurrido algo malo. Llevo noches sin conciliar el sueño, con pesadillas tormentosas sobre ella- dice Sanji mientras Shakky intenta retirarle el vaso para que deje de beber, aunque no lo consigue.


-Seguramente se habrá vuelto a meter en un lio. No te preocupes, ya verás como dentro de unos días aparece como hizo la otra vez- dice Shakky para intentar calmar la desesperación de Sanji. Por favor, deja ya de beber, no te hará bien.


-Nami jamás haría eso, no me abandonaría sin decirme nada- grita Sanji casi escuchando su voz por todo el local. Además, estaba cambiando, se preocupaba más por las cosas, e incluso por el amor. No me creo que se haya marchado, alguna razón debe de haber.


-Puede que tengas razón, pero es muy difícil saber la verdad sin que nos lo cuente ella- intenta explicar Shakky al joven testarudo. Lo mejor será que intentes continuar con tu vida, que prepares para esta noche. Te recuerdo que por fin tendrás la oportunidad de actuar en el Thousand Hall, a si que no lo desaproveches.


-Gracias Shakky, de verdad, gracias por consolarme- dice Sanji quien por fin parece que había vuelto a la normalidad o al menos lo aparentaba.


-Además seguro que hay personas que te quieren y ahora mismo están muy preocupados por ti- dice Shakky con una sonrisa e indicando a Sanji que mirara hacia la entrada del salón, ya que había visto una cara que le parecía familiar. Aunque por su naturaleza ruda no muestren mucho sus sentimientos, en el fondo de su corazón se preocupan por ti, o más bien, se preocupa por ti.


Sanji sigue las indicaciones de su vieja amiga y gira su cabeza para mirar a la entrada. Allí se encontraba su amor, su amante, allí estaba parado Zoro. Estaba esperando a que el rubio se diera cuenta de su presencia ya que no quería interrumpir en los ajetreados preparativos. A parte, se acordaba de aquella estúpida norma que prohibía las relaciones de los trabajadores. A si que decidió esperarlo con cautela.


Cuando sus miradas se cruzaron, Zoro recibió una pequeña sonrisa de parte del rubio, que hizo latir fuertemente su corazón. Sanji se levantó de su asiento, dio las gracias a Shakky nuevamente y se acercó hacia donde estaba su gran marimo. Mientras Shakky se quedaba mirando la escena con ojos de añoranza.


-Que bonito es el amor en la juventud- dice Shakky en voz alta cuando el rubio ya se había marchado. Mi querido capitán Rayleigh, en que lugar surcando los mares te encuentras. Ojalá estuvieras aquí con tu amada.


La feliz pareja se apartó de la entrada del cabaret, para no estorbar a la gente que pasaba. Una vez ya se encontraban en el vestíbulo y vieron que nadie estaba por allí comenzaron la conversación, pero no sin antes darse un apasionado pero corto beso de amor.


-Sanji, bueno yo estaba... como hacia tiempo que no nos veíamos pensaba que... creía que a lo mejor te había ocurrido algo y ...- Zoro no conseguía acabar las frases, quizás por para él eran palabras muy vergonzosas o porque estaba nervioso ya que hacia tiempo que no había visto a Sanji.


Antes de que Zoro pudiera acabar de hablar, Sanji se dio cuenta de que le estaba avergonzando esas palabras y decidió callarlo colocándole un dedo sobre sus labios, y fue él quien habló.


-Siento mucho haber estado ausente durante estas semanas- dice Sanji un poco ruborizado por la situación y apenado por ni haber tenido el valor suficiente de haber visto a Zoro antes. Han sido semanas difíciles y no quería preocuparte.


-Bueno, eso no importa. Yo también tenía ganas de verte- dice el de cabellos verdes, aunque le costaba soltar esos sentimientos a las que no estaba acostumbrado a expresar. Me alegro de ver que al menos estás bien, y... que me sigues queriendo.


-Eso no lo dudes- contesta Sanji con las mejillas sonrojadas. Es mejor que nos vayamos al sótano para estar más tranquilos, además de que aquí nos puede ver alguien.


-Sanji, yo no quiero causarte problema. Se que estás ensayando para la gran celebración de esta noche, a si que no me importa irme- dice Zoro con mucha sinceridad ante su amante, a pesar de que tenía muchas ganas de estar más tiempo con él.


-La verdad es que debo ensayar porque es la primera vez que actuaré en el Thousand Hall y estoy un poco nervioso- explica Sanji quien mostraba una sonrisa contenta por haber conseguido esta oportunidad. Pero prefiero que te quedes, y así podrás ver mi actuación.


-Si tú me lo pides, debo quedarme- contesta Zoro a quien le alegraba la idea de ver su actuación.


-Aunque de todos formas, será mejor que vayamos a mi habitación, ya que aún queda media hora para los ensayos de mi actuación- dice Sanji mientras encamina a su compañero hacia las escaleras.


Tras bajar al piso inferior y vigilar que no hubiera nadie en el pasillo, ambos avanzaron hacia la estancia donde dormía Sanji. El de verdosos cabellos aún recordaba aquel lugar del día en que los dos se conocieron en aquella situación embarazosa. Una vez dentro de la habitación, Zoro estaba un poco intranquilo ya que desconocía las intenciones de su amante. Él tenía muchas ganas de hacerlo pero no quería causarle problemas a Sanji y sabía que hacerlo en aquel lugar ni era buena idea. Al final no consiguió satisfacer sus pasiones ya que Sanji comenzó una conversación.


-Zoro, creo que te mereces una explicación de mi ausencia durante estas semanas- dice el rubio para intentar aclararle todo a su amante.


-No hace falta que hables, sobretodo si te duele- responde muy cortésmente el chico de cabellos verdes. Yo confió en ti.


-Ya, pero creo que es mejor que lo sepas- dice Sanji mientras Zoro le da a entender que comience la explicación. La verdad es que... estoy esperando un niño.


-¡¡¡¿Qué?!!!- gritó fuertemente Zoro al escuchar esa confesión por parte de su amado; mil preguntas se le pasaban por la cabeza en ese momento.


-Era broma- dice Sanji al ver la cara de pánico que se le había quedado a su amante. Era para romper el hielo, lo siento, no pensé que te afectara tanto, además eso es imposible que suceda.


-No vuelvas a gastarme esta serie de bromas- dice Zoro con un tono de enfado pero aún con la cara pálida.


-De verdad, lo siento. No pensé que tuvieras tan poco humor- dice Sanji entre risas, enfadando aun más a Zoro. La verdad es que mi mejor amiga, Nami, lleva desaparecida desde hace unas semanas.


-¿La chica de cabellos naranjas?¿La cantante?- pregunta Zoro cuando ya había conseguido recuperar la compostura.


-Sí, ella- asiente el rubio y continua su explicación. La verdad es que ya había desaparecido varias veces, pero esta vez es diferente. Estaba cambiando y no me creo que se halla ido sin decirme nada. Aunque de verdad siento no haber estado contigo, no podía, tenía demasiadas cosas en la mente.


-De eso ahora no te preocupes. Pero es mejor que continúes con tu vida. Yo por ejemplo, también me costó aceptar lo de la Galley-La Company y te debo agradecer a ti todo el apoyo. Aunque ahora se halla cerrado y no tenga trabajo, no me preocupa porque soy feliz- dice Zoro unas palabras un tanto vergonzosas para él pero que animaban a su pareja. Seguro que vuelves a ver a Nami pronto.


-Siento mucho lo de tu trabajo, pero gracias por animarme- dice Sanji y después se funden en un loco beso que esta vez si que duraba más tiempo. Por cierto, ya es hora de mis ensayos. Quédate aquí y en seguida vuelvo.


Sanji da un suave pico en los labios del de cabellos verdes y se marcha al piso superior para comenzar con sus ensayos. Mientras Zoro decide esperar sentado en la cama, aunque finalmente se duerme, ya que él también había pasado varias noches en vela pensado en su amor.


Ya había anochecido y faltaban escasa horas para acabar el día 27 de Julio, es decir, faltaban pocas horas para la terrible desesperación. Los invitados a la gran celebración del aniversario del Big Mom Cabaret estaban llegando y sentándose en sus asientos. Como era una noche especial, habían decidido abrir solamente el Thousand Hall, además de que les faltaba plantilla para poder abrir ambos salones. La gente adinerada llegaba de todos los rincones del país, con distintos aspectos, pero todos con ganas de pasárselo bien y de sucumbir a su grandes placeres. Entre las personas que estaban entrando al local, se encontraba un gran grupo de soldados ingleses entre los que destacaba el gran general de la armada inglesa Sengoku, entre otros. También destacaba un chico de cabellos verdosos, que estaba sentando al final de la sala, bebiendo saque y pensando que esto seguramente le dará envidia a sus dos mejores amigos, Johnny y Yosaku. Shakky también se percató de la presencia de este sujeto y le guiñó un ojo, como la anterior vez.


Las luces del escenario se encendieron y estaba a punto de dar comienzo al espectáculo. De uno de los laterales del telón, salió el maestro de ceremonias Emporio Ivankov y comenzó a dar la bienvenida.


-Bienvenidos caballeros, damas no, espero que hallan disfrutado de su aperitivo en sus asientos porque ahora llega el plato fuerte, y ese no soy yo, jajaja. Mi nombre es Emporio Ivankov y como hoy es un día tan especial, vamos a recibir con un fuerte aplauso a nuestra querida, amada y majestuosa maestra de ceremonias, Madam Big Mom.


El telón se despliega y aparece una señora robusta y de anchas caderas. Una señora con unos labios rojos fuertemente pintados y con una silueta nada esbelta. Vestía muy engalanada, pero no se podía decir que elegantemente. Sino más bien de forma hortera. Llevaba un vestido largo de color rojo pasión, a juego con sus labios, y con un estampado de flores en tonos negros. En el cuello portaba un collar de perlas grandes además de una boa de plumas de color oscuro. Por último, lucía un cardado en el pelo, propio de la época. La mujer se acercó al centro del escenario y comenzó.


-Muchas gracias Ivankov por esta gran presentación- dice la señora mientras Ivankov se ruboriza y se marcha detrás del telón. Primero, antes de dar comienzo al espectáculo quiero agradecer a todos mis empleados el duro esfuerzo realizado durante este año. Además como no, no podría olvidarme de ustedes, los clientes, los que hacen que el cabaret siga siendo uno de los lugares más importantes de la ciudad.


La gente se encontraba en absoluto silencio ya que no se podían creer que la poderosa jefa del Big Mom estuviera allí delante hablándoles con tal soltura y amabilidad. Era un poco extraño.


-Para nuestro primer número tenemos a dos grandes bailarinas de renombre, que como motivo de la celebración de aniversario, se han unido para realizar un magnífico y lujurioso acto. Ellas son nuestras dulce Victoria Cindry y la seductora camarera Miss Doublefinger. Bueno y sin más preámbulo que comience el espectáculo.


Madam Big Mom sale del escenario para dejar espacio a sus dos bellísimas bailarinas. De cada uno de los laterales del telón sale una joven para dar comienzo su número. La primera en comenzar es Paula, o más conocida como Miss Doublefinger, quien se acerca a un extremo del tablado y comienza a dar piruetas sobre su propio eje. Hay que destacar que ambas van vestidas en trajes ajustados y de cuero. La de cabellos rubios entra en escena con una gran pila de platos, que los lanza sin piedad hacia su compañera. Pero estos quedan destruidos por los pinchos que porta el traje de Miss Doublefinger. En verdad no parece una escena muy erótica, sino fuera porque conforme se chocaba con los platos, se le iba rasgando la ropa.


Más tarde, Cindry comenzó a hacer volteretas y piruetas por todo el escenario, ayudada por Paula. La ropa seguía cayendo de las dos. Ya casi estaban en cueros, cuando se colocaron para el número final. Paula alzó a Cindry por los aires, mientras ella giraba sobre su cuerpo. Cindry se despojó de toda su ropa, pero sus partes intimas eran cubiertas por el cuero rasgado de Paula. Finalmente, ambas quedaron abrazadas en medio del escenario y se unieron en un lujurioso beso, que solamente era para cautivar al espectador.


Recibieron grandes aplausos de los clientes, ya que se ve que les excitaba ver a dos mujeres besarse. En ese momento entró de nuevo en escena Madam Big Mom.


-Vaya, vaya, que número más subidito de tono. Mi más sincera enhorabuena a las bailarinas Victoria Cindry y Miss Doublefinger- dice Big Mom para halagar a sus empleadas. Bueno sigamos con el espectáculo. Ahora el mismísimo Emporio Ivankov va hacernos un número especial esta noche. Denle un fuerte aplauso.


Big Mom se aparta del escenario para dejar paso a Ivankov, pero en lugar de retirarse detrás del telón, algo le llamó la atención. Se cruzó con la mirada del mismísimo general inglés Sengoku y decidió acercarse a él. A lo lejos, pudo ver que había un grupo de soldados atendidos por la camarera Tashigi, y parecía que lo estaban pasando tan bien.


-Tashigi, que guapa y bella estás hoy- dice el viejo Garp quien se encontraba borracho a causa de beber sake. Ven para acá y siéntate en mi regazo.


-Discúlpeme capitán, pero yo solo cumplo con mi obligación de servir las mesas, no hago asuntos propios- contesta cortada la camarera quien le había extrañado que ese comentario viniera de Garp y no de los oficiales que conocía. ¿Es que no han podido asistir a los capitanes Aokiji y Smoker?


-No, la verdad es que ellos no tenían muchas ganas hoy- contesta Coby a quien parecía que no le afectaba en absoluto el alcohol.


-Es raro que no hallan venido, pero aún así nosotros disfrutaremos por ellos- dice Helmeppo con cara lujuriosa. Ellos se lo pierden.


-Por cierto, yo tampoco veo a su compañera, esta que tenía el cabello rosa y tetas gordas- dice Garp sin ningún miramiento, todo a causa de la bebida. Me gustaba el carácter que tenía, eso me gusta de las mujeres.


-Me imagino que se refiere a Hina. Hoy se encontraba mal y se ha ausentado durante todo el día- contesta Tashigi deseando marcharse de aquel lugar, aunque aun tenía que servir más copas de sake. Seguramente, le hubiese gustado asistir a este magnífico evento.


-Que pena, más teta... quería decir más grande- dice Helmeppo muy borracho.


Justo a la mesa acababa de llegar la mujer más influyente de todo el cabaret, la señora Big Mom, y se puso a entablar conversación con los soldados, o más bien con uno de ellos.


-Caballeros, espero que estén disfrutando de nuestra gran velada. Para mí es un honor poder recibir la visita de tan altos oficiales a cargo de proteger nuestro país- interviene Big Mom en la conversación. Tashigi, retírese, ya me encargo yo de servir a nuestros soldados.


-Como usted ordene, jefa- dice Tashigi bastante aliviada por la orden recibida, mientras que Garp, Helmeppo y Coby veían apenados su partida ya que el cambio de camarera no les había agradado.


-También es un honor para mí poder entablar una conversación con una persona tan importante de la sociedad inglesa como es usted, Madam Big Mom- dice Sengoku quien aun no había participado en la conversación.


-Me agrada que gente de tan alta clase como es usted, mi general, haya podido asistir al evento de tan humilde acto- contesta Big Mom a los halagos recibidos por el general. Espero que la visita esté mereciendo la pena.


-Eso tenlo por seguro. El servicio y el espectáculo son impecables, como siempre- contesta el general. Aunque he de decirle que al principio no estaba muy convencido con la idea de asistir, creo que ha merecido la pena.


-¿Y eso general? ¿Hay algo que le preocupe?- pregunta con cierto interés la gran jefa del cabaret.


-Últimamente tengo un mal presentimiento en todo mi cuerpo, como si algo malo estuviera a punto de suceder- confiesa el general ante tan ilustre persona de la sociedad inglesa. Pero debo preocuparme menos, solo es un presagio no hay nada cierto. Aunque la sensación de amenaza no me la quito de encima, mi querida Charlotte Linlin.


-No tolero que las personas me llamen por ese nombre, aunque siendo usted se lo dejo pasar- sale a la luz el mal carácter por el que era conocida Madam Big Mom. He de decirle que yo también he tenido un mal presentimiento, como si hubiera un cambio. Pero ni usted ni yo somos Buda, a si que será mejor vivir que estar preocupados.


-Creo que esa es la mejor opción- dice el general a pesar de no estar muy convencido de sus propias palabras.


-Es hora de despedirme, debo continuar ejerciendo mi papel como maestra de ceremonias- dice la jefa Big Mom. Ha sido todo un placer poder charlar con usted, general Sengoku.


-Lo mismo digo, Madam Big Mom- contesta cortésmente el general.


Tras una leve sonrisa en sus rostros, el general y la jefa se despidieron. Big Mom se marchó hacia el escenario ya que Ivankov ya había terminado su número. Volvió a ejercer su papel dirigiendo el espectáculo.


-Muchas gracias Ivankov por tu gran número- agradece Big Mom, a pesar de no haber prestado atención a su compañero .Ahora toca un número nunca visto antes en el Thousand Hall. A pesar de que pueda ser un poco extraño, desata una fuerte lujuria. Es un honor para mí presentar al joven de rubios cabellos, Sanji “Pierna negra”.


De detrás del telón salió un chico de cabellos rubios y sin decir nada, el baile comenzó con una gran agitación entre los asistentes ya que se trataba de un hombre. En seguida Zoro puso toda su atención en aquella figura, ya que se trataba de su amante, y como la primera vez que se vieron, iba a realizar el número con los abanicos. Sanji movía los abanicos de un lado al otro manteniendo sus partes íntimas cubiertas sin perder la sensualidad, ya que se encontraba completamente desnudo. A Zoro no le gustaba mucho la idea de que su novio se mostrara así ante más personas, pero no lo podía evitar, ya que era parte de su trabajo. A si que decidió apoyarlo y poco a poco notó como su excitación era más notable, todo a causa de las semanas sin sexo. Colocó un abanico por la parte delantera de su torso y otro detrás, y comenzó a dar vueltas moviendo ambos abanicos y cambiándolos simultáneamente. Puso uno delante de su pelvis y el otro detrás de la cabeza, y tras una serie de movimientos lanzó uno de los abanicos al público, mientras recibía sus primeros aplausos. Mientras, el bailarín comenzó unas volteretas y piruetas que incendiaron su pierna derecha, provocando que toda la parte baja de su cuerpo se ocultara entre llamas. Acercó el abanico restante al fuego, quedando consumido. Las llamas cubrían su miembro y cuando se extinguieron fue cubierto por una única pluma que quedó sin consumirse, y para acabar lanzó un dulce beso con las manos hacia los clientes, aunque más exactamente estaba dirigido a cierto marimo Así fue como dio por finalizado su gran número. Estaba preocupado por el público, pero pronto recibió una gran ovación que le subió los ánimos y le agrado esa sensación. En esos momentos pensó en su mejor amiga Nami, ya que le hubiese encantado que estuviera allí, pero pronto volvió a la realidad al ver que dos mujeres estaban sentadas coqueteando con su novio.


-Vaya, vaya, ¿como un hombre tan apuesto como tú se encuentra sentado solo en una mesa y bebiendo? ¿Es que acaso le ha dejado su bella novia?- pregunta Paula descaradamente, sin recordar que ya había visto a ese joven.


-Si lo desea nosotras podemos ayudarle a olvidar- dice Cindry quien pocas veces mostrabas sus artes femeninas, se ve que el hombre lo merecía.


-Lo siento, la verdad...- no termina de hablar Zoro cuando una figura esbelta cubierta con una bata se acercó a la mesa interrumpiendo la conversación.


-La verdad es que es un amigo mio que ha venido esta noche porque yo le he invitado a ver el espectáculo- dice Sanji un poco furioso, quizás eran celos lo que sentía. Será mejor que bajemos a mi habitación para hablar de eso que me tenías que contar.


-Si por supuesto- dice Zoro al ver el carácter malhumorado de su novio.


Ambos chicos salieron del Thousand Hall, pero el espectáculo aún no había acabado. Una vez en la habitación del rubio, Sanji se acercó a su novio para hablar.


-No te vuelvas a acercar a esas dos- dice algo enfadado. Aunque sean mis amigas, conozco muy bien su apetito sexual.


-Nunca jamás estaré con ellas- responde Zoro casi entre risas por la actitud celosa de su pareja. Pero me gusta esta expresión que pones cuando estás celoso.


Zoro se acercó suavemente a su pareja para darle un beso apasionado, seguido de una serie de caricias que intranquilizaban el cuerpo de su pareja. Poco a poco los besos fueron aumentando, en su boca, su cuello, su torso desnudo. Era normal que la excitación se notaran con rapidez en ambos. Estaba claro que estaban enamorados el uno del otro, y el sexo era una de las formas de justificarlo, ya que sus cuerpos tenían una gran conexión. Sanji y Zoro siguieron consumiendo su amor en aquella habitación del sótano.


Mientras, en las instalaciones de Ennies Lobby, el cuartel de la armada inglesa, no se escuchaba ni un alma. Todo estaba sumido en un amplio silencio profundo. Los soldados que no estaba en el festejo del cabaret, se habían marchado a sus hogares con sus familias. Escasamente había un par de vigilantes en las puertas. Pero había luz en uno de los despachos del piso principal de las instalaciones. Allí se encontraban los dos oficiales, Smoker y Aokiji, quien no tenían ganas de ir al cabaret.


-Aokiji, se que últimamante estás preocupado por algo, y creo saber que es, pero no podemos hacer nada. Es imposible poder contactar con ella- intenta explicarle su compañero. Por favor, no te culpabilizes más.


-Las dejamos ir a su suerte, y las pusimos en peligro. Fue como haberlas utilizado para nuestro bien, y ahora las traicionamos y las abandonamos- dice Aokiji con la cara triste al recordar a sus dos compañeras. Nosotros tenemos la culpa de lo que les pase a esas hermanas.


-Eso ya lo se. Es algo con lo que me levanto cada mañana. Me hubiese gustado decirle a Hina y a Kalifa que rechazaran sus misiones, pero eso ahora es imposible- dice fuertemente Smoker, quien curiosamente no llevaba un puro. Hina esta bien, y debemos decirle que no tenemos noticias de su hermana, debemos dejar de ser cobardes y afrontar nuestra decisión.


-Pero me siento tan culpable, instruimos a casi unas niñas para realizar una misión y ahora las traicionamos- dice Aokiji ante su compañero.


-¿Traicionarlas porqué?- pregunta Smoker algo preocupado por la respuesta.


-¿Porqué? Por nuestro amor- grita Aokiji y poco a poco se acerca a su compañero, hasta estar frente a él. Por habernos enamorado aun sabiendo que ellas nos querían e hicieron esas duras misiones por ese motivo.


-Pero nosotros no decidimos enamorarnos porque sí, fue algo que pasó y no lo podemos evitar- intenta explicar Smoker tras escuchar la revelación del otro oficial. Ya sabes que te quiero, y odio verte sufrir, además me estás obligando a decir cosas vergonzosas y eso no me gusta.


-Yo también te quiero pero todo esto es...- dice Aokiji mientras se apoya en el hombro de Smoker.


Aokiji después de hablar le da un beso apasionado a su compañero. Smoker le responde de la misma forma. Parece que esa culpa que sentía los dos, la única forma de continuar era apoyándose mutuamente. Sin embargo, ese beso fue detenido al escuchar un grito fuerte.


-¡¡¡¿Qué estáis haciendo?!!!- grita una muchacha de cabellos rosados que acababa de entrar por la puerta del despacho.


-¡Hina! La verdad es que... nosotros...- Smoker no era capaz de formular ninguna palabra pero fue apoyado por su compañero, tal y como él había hecho antes.


-La verdad es que nosotros somos amantes desde hace un tiempo. Nos hubiese gustado poder explicároslo a Kalifa y a ti, pero es algo que no podemos ir diciendo por ahí- explica Aokiji intentando mantener la cordura.


-Al final es verdad que decidiste abandonar a mi hermana- dice muy enfurecida la espía Hina. En verdad no tenéis miramientos, no sois mejores personas que nuestros enemigos.


-Hina, nunca abandonamos a tu hermana. Hemos esperado todos los días a recibir un mensaje de ella, pero no llevamos un tiempo sin recibir nada- confiesa Smoker ante tal situación. De verdad queremos ayudarla, pero no podemos arriesgar a todo un país por una sola persona.


-Cállate- grita Hina fuertemente mientras apunta con una pistola a su superior. No sabeis por el sufrimiento que ha pasado mi hermana, y encima intentáis excusaros.


-No es así, hemos movido todos los hilos posibles para saber algo de Kalifa, pero lo único que sabemos es que hay una secretaria en la armada y que está bien- intenta explica Smoker ante su compañera.


-¡He dicho que te calles!- grita Hina y dispara a la pierna de Smoker, cayendo este malherido al suelo.


-Por favor, Hina, tranquilízate- intenta calmar Aokiji a la vez que ayuda a su amante que estaba en el suelo y le salía sangre de la pierna.


-Yo he tenido que luchar por mi hermana. He tenido que hacer de doble espía y ayudar a nuestros enemigos para que así no maten a Kalifa. ¿Y vosotros que habeís hecho para ayudarla?- contesta entre llantos la joven de cabellos rosados. El capitán Vergo fue quien me obligó a darles información.


-¿Qué estás diciendo? ¿Qué Vergo es un enemigo? ¿Qué has vendido información? ¿Qué le ocurre a tu hermana?- pregunta muy preocupado Aokiji al escuchar las palabras de la joven.


-Vergo es un espía enemigo, igual que Monet una bailarina, pero ellos ahora han desaparecido. Me obligaron a decirles cuando se iba a celebrar el gran festejo del Big Mom Cabaret, para poder salvar a mi hermana y que no la mataran- explica Hina entre llantos y lágrimas. Pero esta mañana he recibido un telegrama diciendo que mi misión había acabado, y que mi hermana estaba muerta.


-Sentimos mucho lo de tu hermana, Hina- dice Smoker entre sollozos causados por el dolor de su herida. Pero es mejor que nos ayudes, por favor.


-Siento mucho lo de la pierna, no era mi intención herirle capitán. Pero lo de mi hermana me ha sobrepasado- intenta disculparse la chica mientras se secaba las lágrimas.


-Entonces van a atacar la ciudad de Londres- dice Aokiji mientras una cara de pánico se muestra sobre su rostro. Debemos hacer algo, avisar a las tropas, a la reina, a todo el pueblo.


-Creo que es demasiado tarde para eso- revela la soldado Hina, entre lágrimas.


Cerca del puerto de la ciudad londinense, se encontraba atracado un barco enemigo aunque eso nadie lo sabía. Estos estaban encargados de realizar una misión muy importantes para lograr la victoria aliada, y estaban a punto de llevarla a cabo.


-Capitán Kizaru, el cañón está listo para ser disparado- dice un soldado de la Alianza, a su superior.


-Disparen el cañón y que el pueblo inglés se una en la máxima desesperación- ordena el capitán Kizaru a quien le agradaba la idea de una Londres destruida.


En ese mismo instante, justo en los sótanos del Big Mom Cabaret estaba durmiendo la feliz pareja. Solamente los cubría un par de abanicos rosas que Sanji tenía en su habitación. Era extraño que pudieran conciliar el sueño ya que aún estaban celebrando el aniversario del cabaret en el piso superior, pero quizás fue porque llevaban varias noches sin dormir bien. Dormir el uno con el otro les hacia tener dulces sueños.


Sin embargo algo perturbo el sueño que estaba teniendo Zoro. Una voz escuchó en ese sueño que le decía.


-Huye- dijo la voz de una mujer a quien no reconocía.


Pero en un principio, Zoro no le hizo caso. Pero la voz volvió a decir.


-Huye- esta vez la dijo con más intensidad.

La voz de su sueño le estaba diciendo que huyera pero era imposible ya que era demasiado tarde, aunque volvió a escuchar.


-Huye- dijo por ultima vez la voz de aquella joven. No, si al final me va a tocar a hacer a mi todo.


Zoro intentó despertarse del sueño y seguir a aquella voz pero le era imposible. De repente todo se quedó en silencio y comenzó una gran desesperación.


¡¡¡BOOM!!!

Notas finales:

Agradeceros de nuevo que os leais la historia. Me gustaria por favor que comentarais cosas sobre este capitulo, ya que tiene bastante contenido.

Nada más, deciros que publicare seguramente pronto y que será el ultimo capitulo del fic, aunque habrán sorpresas.

 

TO BE CONTINUED=)


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