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Recuérdame (Concluído) por Dashi Schwarzung

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Notas del capitulo:

Antes que nada debo decir que el fic contiene spoilers, así que si no han leído el manga completo tal vez les sea molesto....

 

Ok, oficialmente estoy sin inspiración, por eso es que ya no he subido fics entre semana como comunmente lo estaba haciendo, he estado al full de muchas cosas... y ya ni decir de mi vida personal... Agradezco enormemente a las personitas que me han dado ánimos por facebook y que han mostrado su interés ante ésta historia :) De verdad que hacen que aparezca una sonrisa en mi rostro XD

Bueno, espero que el capítulo no los decepcione, y de aquí en adelante debo decir que la historia se tornará más interesante, lo prometo :)

 

 

-¿Qué? -  Fue lo que pronunció su voz adolorida ante la confesión de Kagami de irse a América, su rostro detonó sorpresa y horror, ahora que estaba decidido a no dejar ir al pelirrojo, éste había pensado en  irse, para no volver – ¿Por qué? ¿Qué te hizo tomar esa decisión? – Sonaba urgido por alguna explicación.

-Recibí una llamada de mi padre. – Habló en voz baja – Dijo que sabía toda mi situación y todo lo que me ha pasado últimamente. Tatsuya se lo informó todo.-

-¡Ese maldito emo, cuando lo vea lo golpearé tan fuerte! – el moreno apretó los dientes

 

Kagami miró por unos segundos a Aomine, sin decir nada, simplemente esperó a que el otro siguiera hablando. Aomine estaba totalmente seguro de que aquella decisión precipitada había sido impulsada por sus celos. Conocía perfectamente a su esposo y sabía que él actuaba impulsivamente al sentir tanto enojo.

-Taiga, déjame decirte que no irás solo… iré a América contigo – Aomine se cruzó de brazos, ante la mirada de sorpresa de su esposo

-¡No tienes que hacer esto! Yo iré para quedarme allá, viviré con mi padre por un tie-

-Soy responsable de ti- Interrumpió las palabras del otro, no sabía hasta dónde Kagami estaba dispuesto a ir con su decisión, –Escucha… si quieres irte, y olvidar todo lo que has construido aquí… está bien, yo… me haré a un lado. – Lo miró fijamente, detonando seguridad en su mirada –Pero, si vas a hacer eso… tengo que ir contigo, tengo que regresarle a tu padre, lo que  le prometí cuidar con mi propia vida.-

 

Kagami no podía entender aquellas últimas palabras, “De qué va todo esto?” pensó, y en su mente se hacía un mar de pensamientos tratando de entender las palabras del peliazul. Aomine sabía que le había hecho una promesa al padre de Kagami de cuidar por siempre a su hijo, esa promesa de estar con él en las buenas y en las malas, sus votos de matrimonio no lo dejarían permanecer tranquilo sabiendo que él se iría con su padre.

 

-Vete, Taiga…  haz lo que tengas que hacer, pero dile a tu padre que no irás solo… - el moreno cruzó los brazos –  dile también que no debe preocuparse…. después de que todo esto se haya resuelto… regresaré a éste lugar, a seguir mi vida…. –

 

Kagami pudo notar cómo el otro le dedicaba una sonrisa forzada, pudo distinguir que el peliazul tramaba algo, sin embargo, no le dio mucha importancia, él ya había decidido qué rumbo tomar… Lentamente fue alejándose, mirando varias veces de reojo a Aomine, notando cómo permanecía en la puerta parado… mirándolo marcharse, su corazón dolía cada vez más, y ese dolor hacía que pensara que irse a América sería la mejor decisión para todos.

 

A pesar de su decisión, su mirada parecía triste, caminaba por calles largas, debía ir a trabajar, aunque, obviamente su rendimiento sería muy malo en el estado mental en el que se encontraba, seguía caminando cuando cerró los ojos y unas imágenes asaltaron su mente: En el primer año de la preparatoria  se inscribió al club de basquetbol, Riko y Hyuuga estaban reclutando a nuevos miembros, y él sólo quería competir contra oponentes más fuertes, había llegado frente a ellos, al típico estilo de ‘chico malo’ a inscribirse al club de basquetbol de la escuela. Recordó a sus senpais y a cada uno de los miembros que conformaban el equipo de Seirin en ese entonces. Recordó  el primer campeonato en el que fracasaron gracias al equipo de Touou, o más bien, gracias al formidable Aomine Daiki. Recordó después el campeonato de la Winter Cup y la revancha contra Touou, en donde Aomine y él entraron en la zona, su corazón comenzó a latir rápidamente al recordar aquella adrenalina que corría por su cuerpo al jugar contra Aomine Daiki, igual a la adrenalina que sintió hace horas cuando jugó contra el moreno. Sus memorias pasaron a recordar a Himuro: cómo lo conoció, cómo se hizo llamar su hermano  y el cómo fue, poco a poco superando su nivel en basquetbol, y luego aquél juego en el que el pelinegro ya no quiso ser su hermano. Recordó cómo Shutoku era derrotado por Rakuzan y después  aquel juego tan difícil contra Kaijou: contra Kise y su copia perfecta, el rubio había podido copiar cada una de las técnicas de los chicos de la generación milagrosa, y debió admitir que fue sumamente difícil derrotar a ese equipo. Recordó finalmente haberle ganado a Rakuzan, vencieron al ojo del emperador de Akashi, y a aquellos tres reyes sin corona, y qué decir de aquél tipo que se había convertido en alguien igual a Kuroko, habían vencido a Rakuzan después de un partido extraño, fue en ese momento en el que Akashi cambió totalmente. Recordó levantar la Winter Cup junto a sus senpais y sus demás compañeros… y sus memorias  se detuvieron allí. Sintió emoción al poder recordar todos esos sucesos de su vida en la preparatoria, aquellos logros que consiguió junto con sus compañeros de equipo. Podía nuevamente, presumir que Seirin le había ganado a Rakuzan. Pero lo sabía: aún habían varias cosas que él no recordaba, y que estaba seguro que eran las memorias más importantes que él podría tener.

 

Por fin llegó, con pasos pesados a su trabajo, donde fue recibido como siempre por sus kōhai, se dirigió a su lugar de trabajo y empezó a preparar todo, pues el restaurante ya casi iba a abrir, sentía sus sentimientos mezclados, por una parte estaba el pensamiento de irse a E. U. y por otra parte había recordado cosas de su vida que le hacían sonreír.

 

 

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Las horas en su trabajo pasaron demasiado lentas ante todos sus pensamientos y recuerdos, hasta que su ronda en el trabajo había terminó, Salió del restaurante por la puerta trasera y se dirigió a casa, necesitaba descansar de tantas emociones por un día, caminaba por la acera, sin tomarle demasiada atención a la gente o a los autos, cuando fue interceptado por Akashi, quien iba a bordo de su lujoso auto.

 

-Taiga ¿Quieres que te lleve?- Akashi sonreía al otro. Kagami entrecerró los ojos y pudo notar un moretón en el rostro de Akashi

-¿Qué te pasó en el rostro? –el más alto no pudo evitar preguntar, pues sabía que Akashi no era el tipo de hombre que se peleaba con alguien, o al menos él no conocía esa faceta del otro.

-Sube…-

Kagami, de mala gana, hizo caso de las palabras del otro, y entró al auto, cuando se sentó en el asiento del copiloto miró más de cerca a Akashi y aquél golpe que tenía en el rostro

-¿Y bien… qué le sucedió a tu rostro? –Kagami no iba a dejar pasar aquella pregunta, se dio cuenta de cómo Akashi había esquivado su pregunta anterior, pero ésta vez no lo dejaría pasar por alto.

-Sólo digamos que ese estúpido de Daiki es un animal.-

-¿Eh?-Kagami abrió los ojos a la respuesta, no podía imaginar la pelea que hubieran tenido aquellos dos, sabía que no era necesaria la agresividad de Aomine hacia Akashi… pero sí sabía la respuesta, y el por qué el moreno había golpeado al pelirrojo y el  causante de todo eso era, obviamente él. Ya no hizo más preguntas, pues  muy posiblemente, las cosas que Akashi dijera lo harían sentir peor.

 

-¿Quieres ir a cenar? Yo invito.- Akashi no pudo evitar hacer el intento, además sabía que Kagami no se negaría pues le había quedado claro el enorme apetito que poseía su acompañante. El más alto dudó bastante de aceptar la oferta, ya no quería seguir haciéndole daño a Akashi, sin embargo…

-Está bien.- Kagami  sonó serio. Había aceptado por el simple hecho de hablar tranquilamente con Akashi, debía hacerle saber que amaba a Aomine, y que ya no quería seguir frecuentándolo como hasta ahora, pues ya no quería más problemas entre ellos dos.

 

Akashi condujo el auto hacia  un restaurante que él solía frecuentar, cuando llegó estacionó el auto y el valet parking se encargó de él, ambos entraron a ese restaurante de cinco estrellas y Kagami no podía evitar sentirse tan diminuto al ver que los comensales portaban sus mejores trajes y él sólo iba con su típica ropa normal, cualquiera que encontrara en su guardarropa, lo que provocó que varios de los comensales lo miraran extraño. Los dos pelirrojos se sentaron a la mesa y un mesero los atendió rápidamente. Kagami se fijó en la carta del restaurante, había cosas demasiado costosas, cosas que ni él en su trabajo podría preparar, no porque no pudiera, sino más bien porque eran platillos demasiado caros que las personas de la zona no podían pagar. Fue ahí donde Kagami se dio cuenta que él y Akashi vivían en mundos totalmente diferentes, Akashi vivía un mundo en el que Kagami ni siquiera podía asomarse, un mundo de lujos a los que él no estaba acostumbrado ni podía aspirar.

 

La cena pasaba muy amena para Akashi, la música era muy tranquila, y la comida era muy buena, pero Kagami se sentía muy incómodo en ese lugar, así que trató de disimularlo muy bien, para no hacer sentir mal a Akashi, quien parecía estar muy contento. Debía decírselo, debía comentarle que había tomado la decisión de irse a vivir con su padre y que estaría en un continente diferente, que tal vez sería lo mejor para todos y que planeaba irse lo más pronto posible.

 

-Me iré a América- Dijo tomando valor y mirando a Akashi. El más bajo permaneció en silencio por unos segundos, enarcó una ceja ante el repentino comentario del otro, y luego soltó un par de risas ante lo que acaba de decir su acompañante.

-Taiga, pero qué broma de mal gusto es esa.- Akashi tomó su copa y sorbió un poco de su bebida.

-No es ninguna broma… mi padre me ofreció irme a E. U. y creo que es una buena idea.-

Akashi miró las acciones del otro, o más bien, lo observó, él tenía las cualidades de saber, mediante las acciones de las demás personas, si estaban mintiendo o no, pero pudo notar que su pelirrojo acompañante decía la verdad.

-¿Por qué de repente quieres irte?-

-Será lo mejor para todos… es una buena decisión.-

-¿Hay algo que te haga cambiar de parecer? Cualquier cosa… lo que sea, lo conseguiré para ti.-

Kagami se encontraba sorprendido ante las últimas palabras del otro, sin embargo no había nada que Akashi pudiera hacer, lo único que él quería era desaparecer de ese lugar. Negó con la cabeza a las palabras del más bajo de altura, quien ya no dijo nada más.

Akashi  no entendía las razones de Kagami, sin embargo se veía totalmente decidido; pensaba que en el tiempo que el otro permaneciera en Japón haría lo que fuera para conquistar su corazón, después de eso, pensaría en otra cosa para que Kagami permaneciera a su lado.

 

Después de terminada la cena, ambos volvieron a subir al auto y Kagami no tuvo otra opción más que decirle a Akashi la ubicación de su nuevo hogar, puesto que el más bajo se había ofrecido a llevarlo a casa, pero por más que Kagami había insistido en irse en taxi, el otro no lo había dejado.

Akashi seguía conduciendo, unos cuántos minutos y llegarían a su destino. Kagami miraba las luces de la calle, cuando sintió que su celular vibraba y sin que Akashi se diera cuenta miró el número, aunque pudo haberlo imaginado sin mirar el celular, había recibido una llamada de Aomine, pero pensó en que no debía contestar en ese momento, pues sería una mala idea responder aquella llamada en presencia de Akashi. Así que no contestó, quiso evitarse más problemas.

 

-Taiga… quería preguntarte- Akashi lo miraba de reojo –¿Por qué no te deshaces de ese anillo?-

Kagami miró el objeto que Akashi mencionaba, un anillo de oro blanco yacía en su dedo anular de la mano izquierda. No había pensado en quitárselo, porque ese anillo, de alguna manera, le brindaba seguridad y hasta cierto punto, se sentía muy bien el tenerlo.

Akashi sabía totalmente la razón de ese anillo y ahora que Kagami no recordaba su matrimonio con Aomine, no entendía la razón de por qué lo seguía usando.

-No lo sé… no quiero deshacerme de él- El más alto respondió a la pregunta hecha por el otro.

-Es inútil usar algo que no te sirve de nada. Seguro que te estorba en el trabajo-

-En realidad no lo uso en el trabajo, pero… me siento muy distinto cuando me lo pongo…-

Akashi torció la boca ante las palabras, miró fugazmente a Kagami y notó la cara de bobo que tenía al ver aquel anillo, suspiró molesto al no poder convencer al más alto de dejar de usar ese objeto.

 

Ninguno de los dos habló en lo pocos minutos del recorrido hasta la casa de Kagami

 

-Gracias por la cena, Akashi.- Kagami formaba una pequeña sonrisa al mirar cómo Akashi estacionaba el auto junto a su departamento.

-Puedo llevarte a ese lugar siempre que quieras.- Guiñó un ojo ante el agradecimiento.

-Claro-

Kagami pensó que jamás quería volver a ese lugar, simplemente ese restaurante de cinco estrellas no era un buen lugar para alguien como él, así que sólo asintió a las palabras del otro pelirrojo. Por su mente pasó el hecho de irse a América, así que tal vez le pareció que no era necesario hablar con Akashi acerca de lo que sentía por Aomine,  en ese momento, se sintió inseguro  de hablar con el otro sobre Aomine, después de saber que ambos se habían peleado, no le pareció un buen tema de conversación. Después de todo, él se iría de ese lugar, dejando a todos y todo detrás, así que decidió no hablar sobre el asunto.

 Estaba a punto de salir del auto, pero fue sorprendido por un fugaz beso de los labios de Akashi sobre los suyos, sin pensarlo, el más alto empujó al otro, quien lo miró extrañado.

 

-Akashi… por favor… no lo hagas más-

Kagami miraba hacia otro lado, intentando hacer que Akashi se alejara, pero sus esfuerzos fueron en vano, pues el otro nuevamente se acercó, obligando a Kagami a mirarlo para luego besar sus labios nuevamente

-¡Akashi! ¿Qué no fui muy claro en mis palabras?-Kagami alzaba la voz, estaba a punto de abrir la puerta del auto cuando Akashi bloqueó las cuatro puertas del auto y apagó el auto, para que Kagami no pudiera abrir.

-¿Por qué… Taiga?-

Kagami sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver cómo los seguros de las puertas automáticas bajaban de repente y Akashi dejaba las llaves del auto a un lado.

-Akashi… déjame salir…-

 

 

 

Notas finales:

 

 

-La lalalalala - les dije que lo mejor estaba por empezar, así que espero que el capítulo haya sido de su agrado, aunque creo que me salió un tanto corto XD pero bueno....

Gracias por todos sus reviews! He leído todos y cada uno de sus comentarios, lamento no poderlos contestar en su momento, pero de verdad que me animan sus palabras.

Nos veremos la siguiente semana! :D


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