Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recuérdame (Concluído) por Dashi Schwarzung

[Reviews - 98]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ahhhh cómo amo los días libres... es cuando mis ideas fluyen y tengo más oportunidades cómo ésta, de subir un one shot y un capítulo el mismo día XD aprovecharé a mis musas ahora que se están quedando conmigo.

Bueno, aquí dejo el capítulo (sorry por el título que ya había usado para otro de mis fics, no se me ocurrió otro) 

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

 

Entró al baño y abrió la regadera de agua caliente, de alguna forma, se había sentido mal moralmente, pues la noche anterior había tenido sexo con Aomine, y ahora tendría una especie de cita con Akashi…. “¿Qué rayos me está pasando?” se dijo a sí mismo, pues hasta ese punto… él mismo se desconocía. Él no era el tipo de hombre que se acostaba con cualquiera a quien deseara, ni mucho menos tenía citas con el primero que lo invitara a salir. Dejó que el agua tibia cayera por todo su cuerpo, su mente estaba hecha un lío y no quería seguir pensando en más cosas.

 

Salió del baño con una toalla sobre su cintura, se vistió tan rápido como pudo, ahora aprovecharía el tiempo. Kuroko aún no llegaba a casa, no había visto a su peliceleste amigo desde el día anterior, cuando salió acompañado de Aomine. Pensó que sería una buena idea mandarle un mensaje, confirmándole que estaba bien y que saldría a ver a su jefe, pues debía trabajar, ya que su brazo estaba completamente sano. Y así lo hizo: tomó su celular, escribió un mensaje y se lo mandó a su amigo. Habiendo mandado aquel mensaje, y después de que se alistara, salió de la casa, con rumbo fijo hacia su lugar de trabajo.

 

Después de caminar algunas calles por fin llegó a su destino, donde encontró a aquel hombre para el que había trabajado desde hace un par de años, y habló lenta y tendidamente con él. Al ser un hombre sabio y digno de su confianza le explicó todo lo sucedido, guardándose algunas cosas que no eran importantes, pues aunque ese hombre era digno de su confianza, no tenía por qué decirle las cosas más detalladas sobre su situación. Después de  casi una hora de charla, su jefe, con una sonrisa, le confirmó a Kagami que lo estaría esperando el día siguiente, para presentarse a trabajar formalmente. Aquél hombre suspiraba aliviado al saber que tendría nuevamente a su mejor chef para levantar las ventas en su restaurante, no podía saberse más contento, y Kagami lo sabía.

 

Miró el reloj de su celular, ya pasaba el medio día, sin embargo sabía que aún era buen momento para ir a varias agencias de bienes raíces a buscar algún departamento que pudiera rentar, y tal vez, con un poco de suerte… en un futuro cercano pudiera comprar algún departamento propio.

Caminaba tranquilamente por la calle cuando escuchó el timbre de su celular sonar, tomó el celular entre sus manos y reconoció el número que le marcaba; sólo miró el celular, dejándolo sonar, no quería responder a aquella llamada de Aomine, se sentía como la peor basura al haber tenido sexo con el moreno de esa forma. Aomine llamó un par de veces más, y sabiéndose harto de la situación, decidió apagar su celular, no estaba listo para hablar con el peliazul, aún no tenía el valor de hablar nuevamente con él, después de haberle dicho que lo de la noche anterior había sido un desliz del momento. Y entonces llegó a sus recuerdos aquél comentario del moreno que lo había hecho sentir aún peor “¿Cuántos deslices del momento has tenido en éstas últimas 3 semanas como para saber que sólo eso fue?”, apretó los puños fuertemente, pensó que Aomine ahora lo veía como aquel amigo que se acostó con él sólo porque estaba borracho. No lo quiso admitir, pero cuando Aomine y él fueron un solo ser… se sintió completo, se sintió pleno y feliz, sintió que su corazón palpitaba fuertemente en devoción hacia el moreno, y esas sensaciones le agradaron en sobremanera. Amó la forma en que Aomine lo miró, amó la forma en que el otro lo tocó, en la que le hizo el amor, y se reprochó fuertemente por haber sido tonto y no confesarle esos sentimientos al peliazul y sólo decirle estúpidamente que había sido solo un desliz del momento.

 

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

 

Eran las 2 de la tarde cuando Kagami llegó a la casa de su amigo, al entrar notó que no había nadie en la casa, era extraño que aquel hogar estuviera vacío, y con un gesto de extrañeza se sentó en el sofá.

 

-Hola, Kagami-kun- Habló el peliceleste que estaba sentado a su lado, haciendo que Kagami diera un salto en el sofá y lo mirara con horror

-¡¡Kuroko!! ¡Demonios! ¿A qué hora llegaste?-

-Siempre estuve aquí, te vi llegar- El peliceleste tomaba algunos papeles entre sus manos -¿Todo bien? – Preguntó mirando al pelirrojo, recordando el mensaje que había recibido de él horas antes.

-Fui a hablar con mi jefe, iré a trabajar desde mañana – Kagami sólo miraba las acciones de su amigo. –También quería agradecerte por todo lo que has hecho por mí.-

Kuroko dejó lo que estaba haciendo y enfocó sus azules ojos en los rojos de su amigo, se imaginaba lo que el pelirrojo estaba por decir, así que permaneció en silencio, dándole a entender a Kagami que tenía toda su atención.

-También debo darle gracias a Kise… Ahora que mi brazo ha sanado, creo que puedo valerme por mi mismo-

-Significa que...-

-Así es… -Kagami interrumpió las palabras de Kuroko –Me mudaré… hoy fui a varias agencias de bienes raíces y dejé algo de dinero para rentar un departamento-

Kuroko no dijo absolutamente nada y Kagami miró cómo el rostro de Kuroko permanecía sereno, pero él pudo ver una pizca de tristeza en esa mirada,  y no era para menos, después de todo, ambos se habían acostumbrado a la presencia del otro, pues por un mes vivieron así.

-No es muy grande como mi anterior departamento, pero para mí está bien – Kagami desvió la mirada, no era un hombre que detonara su sensibilidad a otros y con Kuroko no era la excepción. Kuroko permaneció en silencio otro rato más, el silencio no era incómodo, pero en ese silencio Kagami pudo sentir muchas cosas que aunque Kuroko no dijera, se lo hacía saber con sólo una mirada.

-Entonces, por mi está bien. Estaré tranquilo sabiendo que eres feliz, Kagami-kun- Detonó una ligera sonrisa. –Sólo avísame cuándo te mudarás, para ayudarte con tus maletas.-

-Vamos Kuroko, no es que me vaya a llevar toda esta casa ¡sólo traje dos maletas!-Sonreía  a las palabras del peliceleste.

-Bueno entonces sólo para que nos lleves a conocer tu nuevo hogar.-

Kagami asintió a las palabras, sabía que aquella había sido una buena decisión. Miró el reloj que estaba colgado en la pared, se disculpó con Kuroko y fue a su cuarto, ya pronto serían las 4, y no quería dejar esperando a Akashi, además de que el pelirrojo siempre se había caracterizado por ser alguien puntual.

 

Eran las 4:05 cuando el celular de Kagami vibró, haciendo notar que le había llegado un mensaje de Akashi. “Te estaré esperando afuera de la casa de Tetsuya”, es lo que el mensaje decía, le extrañó un poco la forma en que el otro le había escrito, y el por qué no quería pasar a la casa, sin embargo, no le dio muchas vueltas al asunto y salió del cuarto, encontrándose a Kise y su novio peliceleste en la sala, conversando tranquilamente.

 

-Saldré un momento, bueno yo… en realidad… no sé cuánto tiempo me tarde, aunque… mejor no me esperen.- Kagami les hablaba a sus amigos, rascándose la cabeza. Kise lo miró extrañado, y Kuroko dudó un poco en las palabras del pelirrojo, o más bien, dudó por la forma en que éste había hablado.

-Kagamicchi… ¿a dónde irás?- Kise preguntaba curioso –¿Irás a ver a Aominecchi?-
La simple pregunta hizo que Kagami borrara aquella sonrisa de nerviosismo y mostrara un rostro serio. Kuroko miró a su rubio novio, pidiéndole con la mirada que no dijera nada más, pues Kagami no había hablado de Aomine en todo el día, y sabía que las cosas con él andaban mal.

-Saldré con Akashi.- El tono de Kagami sonaba serio y sus dos amigos no pudieron evitar abrir los ojos en sorpresa,  pero no les dio tiempo de decir nada cuando miraron cómo Kagami salía por la puerta.

 

-Esto no está bien, Kurokocchi- Kise suspiraba resignado mientras posaba una mano en su frente.

-Por esa misma razón es que le pedí a Akashi-kun que ya no viniera.- Kuroko recordaba aquel suceso.

-¿Qué haremos? – Kise se levantaba, y lentamente se dirigía hacia la puerta.

-¿Qué podemos hacer?- el peliceleste miró cómo su novio se asomaba por la puerta.

 

Kagami abrió la puerta del auto último modelo,  para encontrar dentro de éste a Akashi quien le mostraba una sonrisa al más alto.

-¿Nos vamos?- Akashi le hacía un ademán al otro de entrar y sentarse en el asiento del copiloto.

-Espero que no estés planeando nada extraño- Kagami miraba al otro con los ojos entrecerrados mientras hacía lo que el otro le pedía con aquellos ademanes.

- Prometo que te gustará.-

 

Akashi condujo el auto por poco más de una hora, durante ese trayecto ambos platicaban abiertamente sobre cualquier tipo de cosas que salieran de sus bocas, Kagami estaba teniendo un momento agradable, a pesar de que no sabía a dónde lo llevaba el otro. El pelirrojo recargó su cabeza en el respaldo del asiento y sin darse cuenta estaba quedándose dormido, cuando la voz de Akashi lo despertó.

 

-Llegamos, Taiga.-

Kagami se asomó por la ventana y dio un vistazo rápido al lugar, miró las palmeras, las personas con pantalones cortos, los muchos establecimientos y por último notó que en frente de él se encontraba el mar, aquel lugar que no había visto hacía mucho tiempo y que le gustaba mucho.

-Es asombroso- Decía con una enorme sonrisa en su rostro, haciendo que Akashi soltara una pequeña risa al ver al otro comportándose como un niño. Ambos salieron del auto en dirección a la playa, donde había poca gente al sentirse cada vez más calor. Akashi posó su vista en las personas que nadaban en el mar, y luego miró a Kagami, quien se estaba quitando los zapatos y los calcetines.

 

-Hey Taiga… ¿qué estás haciendo?-

-Iré a sentir el agua del mar- Kagami miró al otro, tratando de remangar su pantalón por lo menos hasta las rodillas - ¿Acaso tu no quieres ir?-

-Yo... no vine aquí para… - Akashi interrumpió sus propias palabras, notando la mirada de Kagami sobre él; sería algo tonto haber llevado allí a Kagami solo a ver el mar, así que no tuvo otra opción – Está bien…- Dijo resignado para también quitarse los zapatos y calcetines y subir su pantalón como lo había hecho el otro.

Kagami sintió la arena debajo de sus pies, no pudo evitar correr hacia el mar para sentir la oleada de ese mar sobre sus pies. Akashi no podía evitar reír al ver a Kagami comportándose como uno de los tantos niños que rondaban el lugar.

-¡Oi, Akashi! ¡Debes venir, el agua se siente tan bien! – Kagami agitaba una mano, mientras que en la otra cargaba sus zapatos. El más bajo de altura asintió siguiendo al otro hasta donde estaba, el agua tocó sus pies y no pudo evitar soltar un suspiro al sentir el agua fría sobre su cuerpo.

-Es genial- Decía el más bajo regalándole una sincera sonrisa a su acompañante.

-Te lo dije… - Kagami musitó para tomar un poco de agua entre su mano y arrojársela al otro. Akashi frunció el ceño e hizo lo mismo que su acompañante, y así se inició una guerra con agua.

 

Todos podían ver a ambos pelirrojos correr por la playa lanzándose agua el uno contra otro, teniendo un buen momento  entre ambos. Aquella guerra  acabó en empate, ambos hicieron el recuento de los daños, que no habían sido significativos, sólo sus ropas se encontraban un poco húmedas.

Se pusieron nuevamente los zapatos y aprovecharon su tiempo en ese lugar para cenar en algún lugar cercano, después de todo, tenían una excelente vista.

Entraron a un restaurante familiar, se sentaron a una de las mesas e hicieron sus pedidos, cuando la mesera trajo aquellas órdenes Akashi quedó horrorizado por la cantidad de comida que el otro pelirrojo había pedido

-Taiga… eso … es demasiado – Akashi no podía ocultar su rostro de sorpresa

-¿Eso crees? Siempre pido esta cantidad de comida.-

Akashi no dijo nada más, simplemente se preguntó cómo le había hecho Aomine todo este tiempo para mantener a Kagami con ese estómago que parecía un hoyo negro. La cena entre ambos pasó muy amena, y Akashi debió admitir que hasta antes de aquel pequeño ‘viaje’ él no tenía ninguna intención de despojar a Aomine de algo que el moreno amaba, pero con esa salida Akashi pudo confirmarlo: quería a Kagami Taiga sólo para él, no le importaba si aquel chico estaba casado con su ex compañero de escuela, lo único que sabía es que quería tener el corazón de Kagami sólo para él.

 

Después de haber cenado ambos abordaron el auto que horas atrás habían dejado estacionado, Kagami miró por última vez aquél lugar antes de recordar que el día siguiente debía regresar a la rutina de hace un mes.

 

-Te llevaré a mi lugar favorito- Akashi comentó captando la atención de Kagami quien asintió con una leve sonrisa a las palabras del otro. Arrancó el auto y condujo nuevamente hacia otro rumbo fijo antes de regresar a casa.

Habían pasado 35 minutos, y Kagami se sintió muy inseguro al notar que se habían alejado de la ciudad, y que no se veía ninguna casa alrededor, sólo podían encontrar árboles y más árboles a su paso. Kagami empezó a sudar frío cuando Akashi salió de la carretera y se adentró por una vereda de terracería,  ninguno de los dos hablaba ésta vez, sin embargo Akashi podía sentir el descontento del otro, y condujo el auto un poco más rápido para no perder tanto tiempo y que su pelirrojo acompañante no se sintiera más incómodo.

-Llegamos…- Fue lo único que el más bajo de altura dijo, haciendo que Kagami diera un pequeño salto del susto al escuchar su voz durante muchos minutos de silencio. Eran las 8 de la noche y alrededor no se veía nada, sin embargo, Kagami se levantó un poco de su asiento y miró hacia al frente.

Akashi había conducido el auto hasta llegar un mirador, desde ese lugar se podían ver sus casas y todas las luces de la ciudad, Kagami sonrió al ver el espectáculo de luces frente a sus ojos, no recordaba haber visto algo tan lindo… excepto… el mar… Akashi se sintió bien consigo mismo al provocar aquella sonrisa en el rostro del otro.

El más alto deshizo su propia sonrisa y miró a Akashi

-¿Por qué hiciste todo esto… Akashi?- Kagami no pudo evitar preguntar, aunque de ante mano sabía la respuesta, estaba seguro que el otro no lo diría si él no lo preguntaba.

-Taiga…  Sabes que durante todo este tiempo… me has gustado.- Habló el más bajo, haciendo que en el rostro de Kagami apareciera un ligero rubor –Estoy consciente de que me rechazaste en una ocasión, pero… quería intentarlo de nuevo- Habló en un tono tranquilo, sin nada que ocultar.

Kagami no hizo ninguna pregunta más, simplemente posó su vista perdida en aquellas luces de la ciudad, era cierto que él lo había rechazado, pero sin saber por qué, ahora quería estar con Akashi, quería tomar su mano, y quería… darle un beso, sin embargo sus impulsos ya lo estaban traicionando, y cuando se dio cuenta, sus labios estaban sobre los de Akashi, en un beso fugaz que él mismo deshizo.

-Akashi… perdóname… yo… no sabía lo que…

Y el más alto ya no pudo decir nada más, debido a que Akashi lo tomó de la nuca y lo atrajo hacia sí mismo, uniendo nuevamente sus labios, ésta vez en un beso tierno, que Kagami correspondió sin pensar.

 

 

Notas finales:

lalalalala
ok, estoy haciendo que Kagami se porte muy mal... juro que le daré una cachetada por eso XDDDD

Prometo tardarme menos con la actualización del siguiente capítulo...

Y prometo que golpearé a Kagami por portarse así XD 

Gracias por leer!!! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).