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Recuérdame (Concluído) por Dashi Schwarzung

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Notas del capitulo:

Antes que nada debo disculparme por la demora, ésta vez tuve muchas cosas pendientes, también porque el trabajo me tiene a full.
Además de que creo que debo ir al doctor, pues me he sentido más cansada que de costumbre, pero bueno.

Agradezco a mi Beta Reader por ayudarme en éste proceso del fic, además de que sus ideas me han hecho mejorar el fic y tener que reescribirlo al menos 3 veces para que me quedara bien, XD Así que espero no decepcionarlos con éste capítulo.

 

 

 

 

-Y si tú ganas… Dejaré de molestarte, dejaré de buscarte, de llamarte, incluso me cambiaré de país si eso quisieras…-

La apuesta de Aomine, era simplemente música para sus oídos, bueno, sólo por la parte en la que si él ganaba.

Sin embargo, aquella apuesta no debía de ser tan fácil, mucho menos para él, pensaba que Aomine tenía algo en mente, algo extraño y retorcido  como para hacerle aquella apuesta. Aún con todo aquello… sabía que su nivel de basquetbol no estaba muy lejos del nivel del moreno, derrotarlo podría ser fácil después de todo, o eso pensaba.

 

-De acuerdo, me parece bien- Cruzó los brazos y aceptó aquella apuesta de Aomine.

-Bien… no esperaba más del asombroso Kagami Taiga- El moreno mostró una sonrisa de lado –Será un juego de 30 minutos, el que anote más canastas gana- Decía mirando al pelirrojo asentir,  mientras empezaba a rebotar el balón, y Kagami tomaba posición defensiva, para iniciar el juego.

 

Desde el inicio se vio un juego muy acelerado, ambos chicos daban todo de sí desde el principio, Kagami daba saltos altos para bloquear a Aomine, y el moreno hacía gala de sus famosos tiros sin forma que le garantizaban las canastas. Uno que otro curioso los miraba sin detenerse a observarlos, no era una calle muy concurrida, así que ambos chicos no debían contenerse y jugar con todo lo que tenían. Ese juego se estaba convirtiendo en una guerra, ninguno daba descanso al otro.

Kagami empezaba a tener vagos recuerdos de un juego similar que había jugado contra Aomine hace muchos años, seguía jugando con todo lo que tenía, después de todo no quería acostarse nuevamente con Aomine… “¿O sí?” Pensó de repente, pero aunque quisiera hacerlo, en su vocabulario estaba tratando de desaparecer la palabra ‘perder’. Así que no se dejaría vencer tan fácilmente por el moreno.

Aomine por su parte también estaba jugando con todo, sabía que en algún momento, Kagami lo había casi alcanzado en nivel de basquetbol, debía admitir que por un largo tiempo en la preparatoria había dudado de sí mismo, pues Kagami se hacía cada vez más fuerte en ese deporte y él muchas veces se había reprochado por saltarse las prácticas y los partidos.

 

-Parece que ganaré, Taiga…- Mencionaba un superior Aomine, quien encestaba su canasta número 30, ante las 27 de Kagami –Sólo hay una forma en la que puedes vencerme, si te enfocas en tus recuerdos… lo sabrás.-

Kagami detonó sorpresa en su mirada, no entendía de qué rayos estaba hablando el moreno, no sabía si se estaba burlando de él por no recordar muchas cosas o si lo estaba diciendo para ayudarlo. Ese partido contra Aomine le parecía un deja vú. Trató de concentrarse un poco más en aquellos vagos recuerdos, que como flasheos llegaban a su mente.

-Si sigues con ese nivel… te tendré en mi cama en la noche- Aomine sonreía cínicamente, tratando de hacer enojar a Kagami y que él sacara todo su potencial en ese juego.

 

Kagami seguía dando su mejor esfuerzo, pero por más que lo intentaba, no podía igualar a Aomine. El basquetbol del moreno se estaba convirtiendo en algo inalcanzable para él, podía decir que el peliazul era un monstruo, pero no iba a dejarse vencer, tenía una buena razón para seguir luchando, no dejaría que Aomine se saliera con la suya.

Aomine dio un salto para hacer otra canasta, ahora tendría 4 canastas de ventaja, sin embargo había cantado victoria demasiado pronto, pues Kagami hacía uno de sus famosos súper saltos arrebatando el balón de la mano del otro, con tal fuerza que hizo que Aomine perdiera el equilibrio y callera sobre el piso de la cancha. El moreno se quejó y pasó una mano hacia su cintura cerrando un ojo ante el dolor de la caída.

-¡Idiota! Eso dolió… Taiga esto no es una lu-

Aomine no terminó su frase, pues cuando enfocó su vista en la de Kagami, notó aquellos rayos rojos que salían de sus ojos, se sorprendió ante tal visión, y sonrió al saber que su plan había sido un éxito: Kagami estaba en la zona.

-Lo siento, usé demasiada fuerza- El pelirrojo dijo con un tono serio  en su disculpa, miró cómo Aomine se levantaba del piso y sonreía ampliamente, sin poder entender el por qué.

-Eres sorprendente- El moreno podía sentirse en aquél partido de la Winter Cup, podía sentirse en aquél gimnasio que presenció ese partido, podía escuchar aquellos ánimos de los fans de ambos equipos, Kagami en la zona hizo que su mente se trasladara a ese día, a ese lugar. –Prepárate, Taiga- Fue lo último que dijo antes de levantar el balón y luego mirar ferozmente al pelirrojo.

 

En un movimiento rápido, Aomine se perdió a la vista de Kagami, y sin darse cuenta, el moreno ya había encestado otra canasta. El pelirrojo miró a Aomine, y puso vislumbrar aquellas chispas que salían de sus ojos, Aomine también había entrado a la zona. Hacía mucho tiempo que el moreno había descubierto su detonante para entrar a la zona, ese detonante era tener en frente a un oponente tan formidable como Kagami, por lo que muy pocas veces pudo hacerlo, muy a diferencia del pelirrojo, a quien le era mucho más fácil entrar a la zona, pues su detonante era algo mucho más diferente y menos egoísta.

Ahora, con sus potenciales a tope, siguieron con su partido, eran movimientos tan rápidos que cualquiera que los viera no los podría distinguir, Aomine no podía ocultar la emoción que le daba al jugar con el pelirrojo, pues él había sido el único que podía ponerse a su altura, y Kagami sintió una presión en el pecho, con cada roce del cuerpo del otro, con cada mirada, era algo que no podía describir, era una sensación excitante, que quería que no terminara.

El partido siguió por otros minutos, con ambos chicos en la zona, tratando de demostrar quién era el mejor, con sus habilidades al 100% y con aquella ferocidad que los caracterizaba.

Sin embargo, aquellos 30 minutos que se habían dado como plazo se habían terminado, Kagami estaba totalmente desgastado y trataba de recuperar el aliento ante un Aomine que había sido un animal en aquella cancha.

 

-He ganado, Taiga- Aomine había recuperado el aliento y se paraba en frente del pelirrojo, quien no se dignaba a mirarlo. Kagami limpió el sudor de su rostro con su camiseta y no movió la mirada que tenía puesta sobre el piso.

-Acepto mi derrota… - por fin se incorporó y encaró al moreno –¿En tu casa o en la mía?- No estaba nada contento con aquella pregunta, no quería estar en la misma cama con Aomine, sin embargo, ésta vez no le molestó tanto como él creía, algo había cambiado dentro de él con ese simple partido que había sido tan emocionante. Aomine había escuchado aquella pregunta del pelirrojo y no pudo evitar dejar escapar de su boca algunas risas que hicieron que Kagami lo mirara con el ceño fruncido.

 

-¿De verdad lo creíste, Taiga?

-¿De qué hablas?- Kagami chasqueó la lengua al no entender qué era lo divertido del asunto.

 -Era sólo una broma…- El moreno miró el rostro totalmente confundido del otro –No hice esto para llevarte a la cama.-

Aomine caminaba algunos pasos y se sentaba sobre la banca, para sacar de su maleta una botella de agua rehidratante y beber un poco. Kagami, aún confundido se sentó junto a él.

-Taiga… tal vez no lo recuerdes- Aomine comenzó a hablar, y el pelirrojo lo miró de reojo –Pero cuando estábamos estudiando el primer año de preparatoria tuvimos éste mismo encuentro… los dos entramos a la zona-  Kagami miró al frente, lo que antes le había parecido un deja vú había sido en realidad un recuerdo, se sintió, de repente, triste por no poder recordar aquel encuentro del que hablaba Aomine –La diferencia de ese entonces era que tú jugabas por tu equipo… y yo lo hacía para mí mismo – el moreno seguía hablando –Fue ahí donde me enamoraste….-

Aomine se enfocó en los ojos rojos de su esposo y Kagami no pudo evitar sonrojarse a las  palabras del moreno

-Era inevitable el que me enamoraras… después de todo, tú fuiste el único que me devolvió la alegría de jugar basquetbol… tú fuiste el único que pudo derrotarme-

Kagami sentía su corazón latir como loco dentro de su pecho, pero las sensaciones aumentaron cuando dejó que Aomine tomara su mano entre la suya.

-Taiga… hoy me hiciste recordar todo lo que pasó aquél día… todos esos recuerdos llegaron a mi detalladamente…. Hoy me hiciste enamorarme de nuevo de ti.-

Kagami sintió alegría al escuchar aquella confesión del moreno, no pasó la oportunidad de sonreír un poco a las palabras.

-¿Ahora lo entiendes, Taiga? Yo no quiero tu cuerpo… quiero tener algo de ti que nadie más podría tener.-

 

Esas únicas palabras hicieron que un tipo de electricidad recorriera el cuerpo de Kagami de pies a cabeza. No entendía cómo podía sentirse de esa forma con sólo un simple toque de la mano de Aomine. Sus sentimientos estaban confirmándose y chocando dentro de él, era como si todos aquellos sentimientos quisieran salir a flote, como si esos sentimientos le quitaran el mando a su mente y se lo dieran al corazón. Kagami sin decir nada se levantó de su asiento

-Lo … siento... Aomine… -

Kagami no pudo evitar disculparse, para luego salir rápidamente de ese lugar. El moreno sabía que eso pasaría, y aun así no podía dejar de sonreír, sabía que aquella confesión había cambiado algo dentro de su esposo, justo como lo había planeado, sabía que su esfuerzo no había sido en vano.

 

 

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Kagami llegó a su casa con su mente hecha un verdadero desastre, se metió al baño  y se despojó de toda la ropa que tenía puesta, notó aquella erección en su entrepierna, aquella misma erección que había tratado de ocultar desde que Aomine le había confesado su amor, la cual no le había dejado caminar en el trayecto a casa, y la misma que intentaba ocultar de toda la gente. Abrió la regadera de agua fría, intentando mitigar aquél calor que estaba sintiendo dentro de él, pero fue en vano. Sintió aquella necesidad de tocarse, así que no pudo esperar más, le dio a su erección aquella atención que tanto le pedía. Recordó aquella vez que Aomine le había hecho el amor, recordó aquellas caricias, los besos, las palabras, su cuerpo pedía a Aomine Daiki, necesitaba de él, y lo único que podía hacer era terminar él mismo con aquellas emociones desbordantes que estaba sintiendo, hasta que el agua que caía de la regadera se tiñó de un color blanco ante su esencia. ¿En qué momento empezó a sentirse de ese modo? ¿En qué momento su cuerpo le pedía el calor del moreno?

 

Kagami por fin supo lo que tenía que hacer… entendió sus sentimientos hacia Aomine, y quiso verlo, quiso besarlo, quiso sentir el toque suave de sus manos, quería estar con él. Miró su reloj, ya casi era hora de trabajar y no pudo evitar maldecir ese hecho, tomó su maleta la arrastró consigo; sus pasos lo llevaron fuera de la casa, caminaba rápido hacia la casa del peliazul antes de ir a trabajar,  debía hacerle saber sus sentimientos por él. El haber huido de esa cancha de basquetbol tiempo antes lo había hecho por el simple hecho de sentir aquella erección y no permitir que Aomine lo notara. Sin embargo, ésta vez no iba a huir de sus sentimientos, pues por fin tenía claro lo que sentía hacia el moreno.

 

Corrió por varias cuadras, cuando detuvo sus pasos en seco al ver la silueta de Aomine, notó que el peliazul aún estaba vestido con la misma ropa con la que había ido a jugar con él a esa cancha de basquetbol, supuso que se había quedado un buen tiempo en ese lugar, y que no había ido aún a casa. Su ceño se frunció cuando se dio cuenta también de que Aomine no estaba solo… a su lado se encontraba una chica, y el pelirrojo simplemente se limitó a mirar aquella escena. Sin saber por qué estaba sintiendo celos.

 

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Aquella chica de cabello rubio y largo caminaba al lado de Aomine, quien estaba totalmente irritado por la presencia de ella. Esa chica había estado en la cama con Aomine un par de veces, antes de que éste empezara a sentir algo por Kagami; después de que Aomine se casara con el pelirrojo, aquella chica se había encaprichado con el moreno, tanto que incluso llegaba a acosarlo, y Aomine siempre la rechazó, pues una relación extramarital no estaba en sus planes.

Aomine suspiró molesto al saber que a su lado tenía a aquella mujer que había sido una molestia en todos esos años, y aunque ella se había desaparecido por mucho tiempo, el destino le hizo una mala jugada en ese momento al encontrarla de nuevo.

 

-No seas tan malo conmigo, Ao-chan-

-Hiroko, no vuelvas a llamarme así… me dan náuseas de sólo escucharte llamarme de ese modo- Aomine traba de quitar la mano de la chica que se había posado en su brazo. Y cuanto más se esforzaba en quitar aquella mano, la chica más la ponía en el brazo del moreno, apretando esa parte de su cuerpo y sintiendo sus bíceps bien torneados. Y por sólo un momento, Aomine dejó que aquella chica lo tocara.

-Vaya, Ao-chan, has cuidado muy bien de tu cuerpo- La chica alcanzaba a dejar un beso en la mejilla del moreno, quien rápidamente la empujaba

-¡Con un demonio, mujer! No agotes mi paciencia, será mejor que te pierdas.-

-Ao-chan… se ve que no has tenido un buen día… ¿Qué te parece si vamos a ese hotel que está a la vuelta de la calle y nos la pasamos bien? Como  en los buenos tiempos- La chica sonreía provocativamente, y su mano ahora pasó a tocar el trasero de Aomine.

 

Kagami dio media vuelta al ver la última acción de la chica, apretó los puños y sintió mucha rabia ante todo lo que había visto… era obvio que se sentía celoso y no quería admitirlo, pero era la verdad. Con pasos torpes caminó en sentido contrario, tratando de ir a su trabajo por otro camino.

 

Aomine giró hacia la chica, al sentir aquél toque sobre su trasero y la agarró fuertemente del rostro, impidiendo algún movimiento de aquella chica.

-Vuelve a hacer eso y juro que te golpearé, sin importarme que eres una mujer-

La chica miró con terror al otro, ella jamás lo había visto de ese modo, y no pudo hacer nada más que sentirse horrorizada ante la furiosa mirada del peliazul.

-Será mejor que te vayas, antes de que mi paciencia hacia ti desaparezca.-

La rubia, después de que el otro la soltara, empezó a correr horrorizada por la acera, perdiéndose a la vista del moreno. Aomine suspiró, entendió que había sido mal amenazarla de esa manera, y el gritarle sólo había sido causa de la frustración que estaba sintiendo ante su vida en esos momentos, aunque era obvio que ella no lo volvería a amenazar, pensó que debió haber hecho eso hace tiempo.

 

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Era un nuevo día: las 8 de la mañana y Kagami no había podido dormir nada durante la noche, su trabajo había sido pesado y para colmo estaba el asunto de Aomine y aquella chica.  Había visto todo lo que había pasado, Aomine en algún momento había dejado que aquella chica lo tocara, y recordó a Aomine en sus días de preparatoria. Recordó a aquél chico moreno al que le encantaban los pechos de las chicas, le encantaba ver revistas de mujeres semidesnudas y se había enterado que había tenido muchas aventuras con varias chicas de su escuela.
En ese aspecto se sentía derrotado, al no tener ni siquiera pechos en los que Aomine se pudiera fijar. No entendía por qué Aomine le había dicho que lo amaba, si él ni siquiera poseía un cuerpo por el que el moreno pudiera babear.

El sólo recordar lo que había visto lo hacía rabiar. Sus pensamientos fueron sacados de su cabeza cuando escuchó el sonido de su celular, esperó que no fuera alguna llamada de Akashi o de Aomine, pues no estaba de humor para hablar con alguno de ellos, pero pronto vio el número que le llamaba, y notó que aquella lada era foránea, y sin pensarlo atendió a aquella llamada.

 

-¿Taiga?- Preguntaba la voz que se dejaba escuchar por el teléfono.

-Papá… - el pelirrojo contestó con voz suave, hacía mucho que su padre no se comunicaba con él. Sintió alegría y tranquilidad al escuchar la voz por el auricular. Su padre seguía viviendo en E.U. y después de todo, aquellas llamadas de larga distancia no eran tan baratas.

-Taiga, recibí una llamada de Tatsuya – Kagami frunció el ceño al no recordar muy bien ese nombre, hasta que lo recordó: era aquél chico pelinegro que hacía un mes lo había visitado y se puso muy alterado ante el hecho de que el pelirrojo no lo reconociera – Me habló del accidente, dijo que estabas bien, sin embargo, tenías algunos problemas de memoria- Su padre terminó su frase, intentando hacer hablar a su hijo. Por un momento Kagami pensó que lo reñiría por no haberlo llamado ante lo que había pasado, pero pensó que no había la necesidad de hacer que su padre se preocupara de más, tal vez estaba equivocado en pensar eso.

-Es cierto… no recuerdo muchas cosas, pero no de-

-Me dijo todo… - Su padre interrumpió sus palabras, Himuro le había comentado todo lo que estaba pasando en la vida de Kagami, incluso el hecho de que no recordara a su esposo –Taiga… ven a E.U. puedes empezar una vida aquí.  Estaré apoyándote.-

 

El padre de Kagami, en su momento, había regresado a Japón  y vivió allí por un corto tiempo. Había regresado para convencer a su hijo de regresar con él a E. U. sin embargo, por causa de Aomine, el pelirrojo no  hizo caso a las palabras de su padre. Al saber que su hijo tenía una relación con un hombre se opuso rotundamente, y se opuso aún más a sabiendas de que a que su hijo se casaría con alguien de su mismo sexo, pero después de mucho sacrificio, Aomine se ganó su confianza. Ahora que sabía que Kagami no recordaba a Aomine, se aprovecharía de eso y  haría que su hijo regresara a E. U.

 

Kagami no respondió a la petición que su padre le hacía por teléfono. Aquella petición lo había tomado por sorpresa, sin embargo no quería hacer nada de lo que pudiera arrepentirse.

–Lo pensaré- fue lo que dijo después de algunos minutos.

-Piénsalo, Taiga, no tienes razón para quedarte en Japón, no debes preocuparte por nada, estarás mejor aquí.- Su padre dijo por último, antes de que Kagami se despidiera asegurándole que lo llamaría pronto.

 

El pelirrojo no supo qué hacer, tal vez sí debía irse y olvidarse de todo lo que había causado, tal vez debía irse como el cobarde en el que se había convertido, iniciar una nueva vida en E. U. y dejar todo atrás. Repentinamente sintió aquella necesidad de ver a Aomine, de  darle a entender sus planes, y sus pies lo llevaron a la calle, caminando por la acera, sin importarle la hora y sin importarle  si Aomine estaba en casa o no…, se acercaba cada vez a la casa del peliazul, esperando que éste se encontrara allí. Su mente en ese momento no le estaba respondiendo como él quería, tal vez aquella estúpida decisión que de pronto había tomado no era la mejor respuesta, tal vez incluso había tomado aquella decisión simplemente por celos y rabia. ¿Qué demonios es lo que le había pasado para tomar una decisión tan precipitada? Y cuando se dio cuenta, ya estaba tocando a la puerta de Aomine,  y espero unos segundos, hasta que el moreno  lo recibió.

 

-Taiga ¿Qué haces aquí tan temprano?- Dijo en un tono bajo, tallándose los ojos, pues sólo había dormido unas cuantas horas.

-Te vi ayer con una chica.-  Dijo sin pensarlo, sin mirar al otro a los ojos, simplemente mirando el piso.

-¿Eh?-

-Ella es tu tipo ¿No? Después de todo… eres el maniático de las tetas…-

Aomine no entendía las palabras de su esposo, hasta que retrocedió un poco en sus recuerdos y por fin entendió que Kagami hablaba de Hiroko, la chica rubia del día anterior. Sus ojos se abrieron, sorprendidos. “¿Acaso Taiga… está celoso?” No pudo evitar pensar al escuchar las palabras de Kagami, y debió admitir que por dentro se sentía feliz de haber causado ese tipo de sensaciones en su esposo.

-Taiga… no quiero que malinterpretes esa-

-Me iré a América – dijo rápidamente, interrumpiendo las palabras que Aomine estaba a punto de decir.

 

 

Notas finales:

 

Sé que todos ustedes esperaban lemmon... soy una horrible persona por no escribir lemmon ... gomen...
Looool Alguien por ahí me dijo que yo era la reina del drama XDDD jasjdhasjdhgasjdhg qué se yo, sólo sé que me gusta el Angst y el drama en los fics... aunque también debo admitir que este capi tuvo algo de miel -n- me estoy habituando a eso... whatever, espero que este capi haya sido de su agrado.

Prometo que mejores cosas sucederán en el fic (más drama, yay!) o no lo sé... 

Agradezco a las personitas lindas que han estado al pendiente del fic y que lo han leído, y también mil gracias a las personas que me dejan reviews! De verdad que es un placer y emoción leer sus comentarios. Sé que prometí responder cada uno de sus comentarios, -n- sorry por eso...

Nos veremos en el siguiente capi!!


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