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Recuérdame (Concluído) por Dashi Schwarzung

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Notas del capitulo:

Quiero agradecer a las personitas maravillosas que han leído mi intento de fic XD espero que éste capítulo sea de su agrado, prometo que las cosas se pondrán mejor :)

 

Aomine no podía articular ninguna palabra a la última pregunta de Kagami “Quién demonios eres?”.  Con un rostro de horror miró fugazmente a Kuroko y a Kise, como suplicando por alguna respuesta, sin embargo, ellos  estaban igual de perdidos que el moreno. Momoi miró al doctor, que se encontraba junto a la puerta, justo detrás de todos.

 

-Doctor, qué está pasando? Porqué Kagamin no recuerda a Dai-chan? – Hablaba muy consternada, mirando al hombre de bata blanca, que rápidamente se acercó al pelirrojo para hacerle un rápido chequeo

 

-Kagami, quiero que mires a todos los presentes en éste cuarto – Habló el doctor, esperando la respuesta del  otro, quien asintió a la petición –Dime… conoces a todos ellos?

 

Aomine bajó el rostro, no quería escuchar esas palabras nuevamente, no quería saberse olvidado por su esposo. Kagami miró a los presentes, luego volvió a enfocar su vista en la del doctor que estaba sentado junto a él

 

-No… - Dijo sintiéndose un poco incómodo ante todas las miradas de sus amigos –No conozco a ese tipo – Señaló a Aomine, mientras éste cerraba los ojos suspirando resignado. Los demás miraron al moreno, había dolor en cada una de sus miradas, miraron cómo el peliazul cerraba los puños con fuerza al sentir su impotencia.

 

-Temo que voy a pedirles que salgan del cuarto, saldré a darles el diagnóstico de Kagami en unos momentos – El doctor les pidió amablemente, a lo que los demás asintieron y lentamente salieron de ese cuarto, que se había tornado en un ambiente pesado.

 

-Demonios… - El moreno cerró fuerte el puño y golpeó una de las paredes que se encontraba frente a él, sabía que había sido un accidente y esa no era una razón para gritarle a Kise, sin embargo quería hacerlo, quería decirle que todo había sido su culpa, que esto había pasado por un descuido de él, sin embargo… trató de callar a aquellas voces que no dejaban de rondar por su mente. No tenía caso pelear ahora con su ex compañero de equipo.

Ninguno de los ahí presentes dijeron algo, estaban estupefactos por todo lo que había pasado hasta ahora,  sólo quedaba esperar al doctor y saber si se podía hacer algo por Kagami. No pasaron  más de 20 minutos cuando el hombre de bata blanca salió del cuarto, esperando a que los demás centraran su vista en él para empezar a hablar

 

-Temo que Kagami tiene pérdida parcial de memoria – Los demás  miraron atentos al hombre –Él probablemente no recuerde a personas o hechos pasados en su vida. Su pérdida de memoria puede presentarse por un corto tiempo, y luego resolverse, o por el contrario… - Hizo una pausa, mirando específicamente a Aomine – Puede no desaparecer, e incluso empeorar con el paso del tiempo.

 

-Hay algo que podamos hacer para ver recuperado a Kagamicchi? –Kise preguntó, su preocupación acrecentaba con cada palabra del doctor.

 

-Bueno, en casos como éste es recomendable llevarlo a lugares que él frecuentaba, o hacer actividades que a él le gustaba hacer – Nuevamente miró a Aomine –Si eres su pareja, y no te recuerda, lo más sano para Kagami será no saber que tiene una relación contigo, eso le traería problemas emocionales.

 

Aomine  soltó una risa sarcástica, después de escuchar las palabras del doctor. Aquella risa eran meras señas de que no podría manejar aquella situación.

-Usted está de broma, verdad? – Lo miró como si él tuviera la culpa –Él no es mi pareja, él es mi esposo… usted cree que voy a fingir que entre él y yo no hay nada!!? –De alguna manera, el moreno tenía razón, eso mismo es lo que pensaron los demás presentes, era  algo ilógico pensar que Kagami no tenía que saber que se había casado con Aomine hace dos años.

 

-Es la mejor opción que veo por el momento – sus palabras fueron interrumpidas por las bocinas que se encontraban en todo el hospital, llamándolo para que acudiera a revisar a otro paciente – Por hoy, Kagami no tendrá ninguna visita, lo mantendré en observación, y es muy probable que mañana sea dado de alta.

 

Después de disculparse, el doctor caminó rápidamente por el pasillo,  a atender el llamado de hace unos momentos. Los demás permanecían en silencio, hasta que una suave voz rompió el silencio

-Aomine-kun… deberíamos irnos, Kagami está bien, después de todo. – el peliceleste posaba una mano sobre el hombro de su antigua luz –Mañana lo darán de alta… estaremos presentes aquí.

 

El moreno no dijo una palabra, simplemente camino pocos pasos y se sentó en una banca que estaba a escasos metros del cuarto donde Kagami se encontraba, con esa acción les daba a entender a sus amigos que no se iría de allí, a lo que los demás entendieron, y le hicieron compañía por un rato, sin embargo el tiempo pasaba y ellos se fueron yendo, uno por uno, hasta que Aomine se quedó solo, absorto en sus pensamientos, sin saber qué hacer.

 

No sabía cuántas horas había estado sentado en ese lugar, y tampoco le importaba saberlo. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz gruesa – Toma- Frente a él estaba aquél tipo de cabellos verdes inconfundibles y esos  lentes comunes, que le estiraba la mano, ofreciéndole un café.  El recién llegado tomó asiento junto a Aomine, mientras sorbía también un café.

-Deberías ir a casa… son casi las  9 de la noche – El peliverde sonaba serio, como siempre.

 

Aomine empezaba a pensar que tal vez su amigo tenía razón, después de todo, no había comido desde el mediodía, y el café que ahora estaba degustando no era suficiente para saciar su hambre. Ni Midorima ni Aomine dijeron nada, permanecieron sentados allí un rato, el moreno sabía que su compañero no debía decir nada, después de todo, no era una persona de muchas palabras, y de algún modo, su simple presencia lo reconfortó.

-Tal vez tengas razón…. Debo ir a casa – Dijo finalmente Aomine, a las últimas palabras de Midorima.

-A Kagami no le gustaría verte en éste estado…  - Fue lo único que pronunció el peliverde, levantándose de su asiento, para mirar por último a su amigo y caminar hacia la salida. Aomine mostró una media sonrisa, levantándose también de su asiento para dirigirse a la salida, donde vió su moto estacionada, pensando en ir a casa y comer algo que pudiera encontrar en el refrigerador.

 

 

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Eran las 10 de la mañana, Aomine caminaba por la calle, unos metros más y llegaría al hospital donde Kagami se encontraba, debía admitir que había sido una de las peores noches de su vida, no podía dejar de pensar en lo que el doctor le había dicho, ‘fingir que no había nada entre ellos’ era como una sentencia de muerte para su corazón. Además de que estaba muy acostumbrado a dormir junto a Kagami, su calor y esos brazos sobre su cuerpo hacían que descansara mucho mejor. Podía decir que durante toda la noche solo pudo dormir escasas 2 horas, pero hoy darían de alta al pelirrojo, así que de alguna forma, eso lo reconfortaba. Pensó también que sería una mejor idea si caminaba hasta el hospital, el cual no estaba muy lejos de su casa, y sería una mala idea regresar a casa con Kagami en aquella motocicleta.

 

Por fin llegó al hospital y atravesó aquella gran puerta de la entrada, caminó hacia el cuarto de Kagami y al entrar se encontró con Kise y Kuroko, quienes bromeaban muy a gusto con el pelirrojo, quien lo miró, recordando que ayer estuvo también al pendiente de él. Kagami pensó que sería muy descortés ignorarlo, incluso si no lo conocía.

-Y… tú quién eres?- Kagami le habló al moreno, en un tono suave. El peliazul suspiró, se había estado preparando mentalmente para cuando su esposo le hiciera ese tipo de preguntas. El rubio y su pareja miraron al moreno, esperando que recordara lo que el doctor había dicho.

 

-Soy Aomine Daiki, tu… eh… ah…

-Compañero de casa-  interrumpió Kuroko, al escuchar la vaga respuesta del peliazul, quien no sabía exactamente qué contestar – Kagami, tu compartes casa con Aomine-kun-  Kagami frunció el ceño ante el comentario de su ‘sombra’ y no tardó en contestar.

-Siempre preferí vivir solo a tener que compartir mi casa…- el pelirrojo detonó un poco de rudeza en sus palabras, mientras fijaba su mirada en la de Aomine, de alguna forma, ese tipo no le agradaba mucho.

-Kagamicchi, es que… tú no encontrabas un departamento decente, así que Aominecchi te ofreció su casa, y tu aceptaste, verdad Kurokocchi? – Mintió el rubio sin ninguna otra idea que pudiera sonar convincente

-Así es – mencionó el peliceleste sin ninguna emoción, como siempre.

-¿¡Qué!?- Aomine alzó la voz en asombro ante tanta tontería que sus amigos estaban diciendo. Kagami estaba consciente de que el accidente que sufrió le había dejado algunas secuelas, y una de ellas fue la pérdida de memoria en algunas cosas de su vida, sin embargo quería descubrir cuáles eran esas cosas que había olvidado.

-Bien… - No dijo nada más, no estaba convencido del todo, así que iba a dejar que todo eso transcurriera a su ritmo, pensó que tal vez había algo bueno en ese tal Aomine Daiki que hizo que vivieran en la misma casa. Pronto escuchó un par de voces más en el cuarto, el pelirrojo los reconocí a primera vista, Akashi y Momoi habían llegado juntos, la chica se abalanzó hacia Kagami y lo abrazó suavemente, mientras Akashi permanecía al lado de Aomine.

 

Prontamente el doctor también se presentó, confirmando que Kagami podía irse cuando quisiera, pues oficialmente estaba dado de alta, también le dio algunos consejos básicos sobre el cuidado de sus pocas heridas que no sanaban del todo. Ahora… estaba el siguiente pequeño problema en la lista…

 

-Y bien, lo más sano sería que Kagami-kun viniera a mi casa, puesto que tú trabajas todo el día, Aomine-kun – Kagami aún tenía el yeso en su brazo izquierdo, y tenía que ser supervisado por alguien. Kuroko vivía solo con su mamá, quien solía estar todo el día en casa, además de que ella conocía perfectamente a Kagami al ser uno de los mejores amigos del peliceleste. En ese aspecto no había ningún problema.

-Es cierto, entre Kurokocchi y yo podemos cuidar muy bien de Kagamicchi! – Kise sonaba emocionado. El pelirrojo no decía ninguna palabra, simplemente los miraba con un poco de consternación, esto estaba saliéndose de control.

-En realidad… estaría mejor conmigo – Akashi dio su punto de vista –Me es muy fácil poner dos o tres personas a su cargo, estaría más cómodo en mi casa, con todas las personas que se necesiten para sus cuidados- Todos miraron a Akashi, no era de sorprenderse, el ex capitán de la Generación Milagrosa en algún momento había detonado su interés amoroso en Kagami Taiga, cosa que a Aomine en realidad le molestaba.

-No es necesaria la ayuda de ninguno de ustedes – Aomine estaba celoso, no lo podía ocultar, no iba a dejar a Kagami con ninguno de ellos – Pediré unas vacaciones, así podré cuidar de él – Tomaba del brazo al pelirrojo, en un toque suave, ayudándolo a levantarse –Nos vamos, Kagami – al pelirrojo no le dio tiempo de pensar, caminó detrás de Aomine, mientras giraba el rostro para ver que sus amigos se despedían de él, haciéndole hincapié en ‘estaremos aquí en lo que se te ofrezca’. Cuando se dio cuenta, Kagami bajaba de un taxi, escuchando las palabras del moreno

 

-Hemos llegado a casa- Caminaron un par de pasos hasta llegar a la entrada, Kagami pudo observar la casa frente a él, no dejó la oportunidad de sonreír al verla. Aomine giró la llave y la puerta se abrió, el peliazul dejó entrar a Kagami, quien observó el interior de la casa… era grande, los muebles no eran tan llamativos, la cocina era como un sueño hecho realidad, un lugar donde él podía cocinar cuantas cosas quisiera.

Aomine miró a su esposo, parecía un niño en una dulcería, sabía de antemano que el pelirrojo estaba totalmente a gusto con esa casa, después de todo, era la casa que Kagami siempre había soñado, además de que el moreno complacía cada capricho del otro en cuanto a muebles o cosas de cocina se refería.

Kagami no podía dejar de ocultar su emoción al ver esa casa, sin embargo… había un pequeño problema… y era precisamente la presencia de Aomine allí. El pelirrojo se sentía sumamente incómodo al estar con el otro. Realmente no quería vivir con él, aún si esa era la casa que toda su vida soñó. Tan metido en sus pensamientos estaba que no notó cuando Aomine se abalanzó hacia él abrazándolo, para luego posar sus labios en los del otro. El peliazul sabía que no debía hacerlo, pero no pudo evitarlo. Kagami se apartó rápidamente, empujando al otro.

 

-Qué demonios te pasa, estúpido!!? Acaso haces eso siempre que estoy aquí? Soy sólo tu maldito compañero de casa, no tu juguete sexual! – Kagami gritó enojado, esperando una respuesta, pero en lugar de ésta, el peliazul suspiró resignado, sabiendo que había hecho mal al besar al otro. El más bajo de altura estaba encantado con la casa, sin embargo, prefería totalmente su departamento, lo cual lo hizo pensar y decir rápidamente –Mi departamento… Qué le pasó a mi departamento? Ese lugar que mi padre me dejó?- Miró a Aomine, esperando que él supiera la respuesta, el peliazul no pensó sus palabras antes de decirlas.

-Lo vendiste… querías una nueva casa en la que iniciáramos bien nuestro matri….- las palabras murieron en su boca al recordar lo que el doctor le había dicho antes.

-Yo… no pude venderlo, no pude hacer eso! – su voz sonaba un poco dolida a la confesión de Aomine – Fue mi idea? O también fue tuya como todo lo que has venido haciendo?

-A qué te refieres? – Aomine enarcó una ceja al escuchar la última pregunta de Kagami.

-No te hagas el idiota! Has venido haciendo las cosas a tu manera! Kise, Kuroko y Akashi me ofrecieron su hospitalidad… - Sonaba muy molesto, más que molesto, necesitaba descargar su frustración con alguien – Y a ti no te importó lo que yo tuviera que decir, o lo que yo quisiera!! Crees que por ser mi compañero de casa tienes derecho a decidir por mi!!??

 

Aomine permaneció en silencio, lo que había dicho su esposo era cierto, se suponía que por el momento iban a ser simples ‘compañeros’, se suponía que Kagami no se debía de enterar sobre su matrimonio, de alguna forma, por el bien del pelirrojo, él no tenía derecho a decidir en su vida.

 

-Es cierto – suspiró resignado, temiendo sus siguientes palabras –Qué es lo que quieres hacer ahora?

El pelirrojo miró con asombro al otro, gritarle no había sido la mejor opción, pero  no pudo evitarlo. Ahora más que antes, estaba totalmente inconforme viviendo en la misma casa que el peliazul. Se sentía muy incómodo, incluso, estar a escasos metros de él.

-Yo… – no había mucho que pensar, él ya había tomado su decisión –Quiero tomar la oferta de Kuroko… quiero irme a vivir con él.

-Qué?- sonó casi en un murmullo al escuchar la petición de su esposo.

 

Notas finales:

Bueno, sorry por meter a Akashi en esta historia de ésta forma, y no lo puedo negar... Adoro el KagaAka!!! (incluso he pensado en escribir algo de ellos dos, sin embargo, no estoy segura de ke tenga mucha aceptación u.u )  
>///<, sin embargo, mi otp siempre será Aokaga o KagaAo...)

Espero les haya gustado este capítulo, déjenmelo saber con un review ;)  <3 <3

 

 


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