Capítulo 025
25 Suspiros
Una risa que se pierde sobre su boca
— La vida en rosa
(Edith Piaf)
Chan Yeol adoraba la voz de Baek Hyun, pero había ciertas ocasiones en las que se veía obligado a callarlo. Eran pocas y le dolía, porque a pesar de que cuando uno conoce al muchacho muchas veces puede sentirse lastimado por sus actitudes crueles, él, realmente lo odiaba porque su voz era suave y aterciopelada. Esa era de esas situaciones, más aun le dolía, porque quería escuchar la voz de Byun. Su pequeño cuerpo rebotaba sobre el suyo y sus ojos pequeños estaban llorosos, pero el menor sabía que lo estaba disfrutando. Sentía como sus dientes raspaban contra sus dedos por los movimientos casi descoordinados y su saliva se resbalaba, lloriqueaba suavemente por más, ronroneando desesperadamente su nombre.
Oh, había deseado tanto hacerlo en su coche con su novio. Había sido precioso verlo contra el forrado de cuero negro, con sus cabellos oscuros despeinados y revueltos, húmedos por la transpiración que lo impregnaba y sus ojos, que ahora estaban azules, suplicando por más. Había descubierto que tenía un lado muy morboso. La blusa verde del muchacho se deslizaba por sus hombros, mientras se aferraba a los hombros de su novio. La actividad física no se le daba bien a Baek Hyun, pero juraba que podía dedicarse a hacer sentadillas todos los días si era con la polla de Chan Yeol enterrándose dentro de él de manera deliciosa. Intentaría no volverse adicto a la nueva manía de su novio, pero es que la manera en que Park parecía querer dejar su huella sobre él, succionando su piel, mordiéndola y besándola tan tiernamente. En algún punto, no le importó que esa tarde tuviese que cantar frente a un inmenso público.
La gran mano de Chan Yeol que no estaba sobre su cadera, rodeaba su polla, masturbándole con rapidez. Se mordía los labios para no gritar <<Tienes que cuidar tu voz>> le había dicho tan injustamente el menor, porque él se podía gruñir como un lobo sobre su oído y nadie le decía nada. Ya casi estaba creyendo que la chispa entre ellos dos se había apagado, cuando noto que esa mirada rara que le dirigía el más alto, no era más que una mirada en la que lo estaba comiendo con los ojos. Y se sintió importante y su pecho se hincho de orgullo. Sonrió meciéndose con más fuerza, nunca había sido particularmente bueno bailando, pero intentó trazar lo mejor posible, círculos con sus caderas mientras descendía por el largo miembro de su novio.
Enterró su frente en el cuello del más alto cuando sintió que estaba cerca de alcanzar su tan preciado orgasmo, lagrimeaba por tener tantas sensaciones dentro de él, todas eran tan intensas que no sabía qué hacer con su cuerpo en ese momento. Además, si Chan Yeol quería que no chillase no emitiría ni un solo sonido. Se contentaba nada más con escuchar lo que él provocaba en él.
No es que tuviese mucha experiencia en el campo, pero siendo el tan parlanchín como era, no creyó nunca que un orgasmo silencioso fuese tan genial. Estiró su cuello y se aferró con más fuerzas a Park, mientras era él quien lo embestía con fuerza y, aunque al sentir su orgasmo él quiso detenerse, lo incitó a seguir removiéndose un poco, le hubiera gustado empalarse él mismo nuevamente, pero no tenía fuerzas para hacerlo. Para su suerte, Chan Yeol no tardó en rugir su orgasmo sobre su oído. Lo llenó de su esencia que explotó como fuegos artificiales dentro de él.
No salió inmediatamente, seguía sin tener ánimos suficientes para moverse. Además, era completamente cómodo sentirse absolutamente lleno. Tenía la sensación de que si se movía, el espeso líquido caliente se escaparía de él y no era algo que quisiese. El gigante lo mimaba acariciándole la espalda y sus cabellos, le susurraba “Te amo” sobre su oído y él le correspondía con pesadez. Le gustaría corresponderle con tanta alegría e ímpetu como siempre, así que simplemente besó el hombro del menor. Con sus grandes pulgares le limpiaba las lágrimas con preocupación, pero se tranquilizó cuando el mayor le sonrió.
Una alarma sonó minutos más tarde, Chan Yeol estiro uno de sus largos brazos, con él otro seguía teniendo abrazado al mayor. Tanteó la parte delantera de su coche hasta dar con su teléfono móvil
— ¿Para qué pusiste una alarma, Channie? —
— Oh, es que a ti siempre te gusta tener tu tiempo para arreglarte. No quería que tuvieses que apurarte por falta de tiempo — explicó el muchacho apagando el molesto sonido.
— Awww, gracias~ ¿Me cargarías hasta el baño? — le hizo ojitos al menor.
El aludido le mostró su enorme sonrisa asintiendo suavemente. La dulce atmosfera se rompió cuando Chan Yeol quito sus ojos de su novio y miró por el vidrio del coche. Agradecía que los vidrios del costado estuvieran polarizados y que ellos no fuesen tan brutos, porque Kim Jong In estaba tocando el timbre de su puerta acompañado de un niño posiblemente de kínder.
— Oops. Kkaebsong~ — canturreó Baek Hyun.
***
El niño de kínder era menos simpático de lo que esperaba y escudriñaba toda su casa con sus grandes ojos que se asemejaban a los de una lechuza. Jong In sonreía ampliamente y andaba de aquí para allá como siempre muy animado. Seguramente a la Señora Park le hubiera encantado ver al encantador muchachito, pero, como siempre, estaban trabajando.
Kyung Soo pensó que Jong In tenía amigos muy extraños, todos los que había conocido tenían una peculiar característica en común. Ninguno tenía demasiado contacto con sus padres. Ahora, no confiaba nada en ese tal Park Chan Yeol demasiado sonriente que le presentaba doctoras sexys al bailarín. Porque Park Yura era una mujer muy bonito. Además, sonreía demasiado para ser normal. Y luego estaba ese detalle de que apestaba a sexo como hace mucho no olía a nadie.
— Oh, Dios. Casi se me pasó, hoy es 12. —
— Seh, nadie de la escuela lo tuvo en cuenta, pero es bueno porque Se Hun no quería ninguna fiesta muy grande, así que solo seremos sus amigos más íntimos, cenaremos algo en EXO, lo sé, muy pedante festejar en tu trabajo, pero es lo que podemos hacer sin molestarlo —
— Hum, bueno, no es como que seamos demasiado cercanos, pero es un chico genial. ¿Crees que le gustará mi regalo? —
— A él siempre le gustaron las flores. Es algo extraño, pero es aceptable — murmuró mirando la cajita con una variedad de semillas de flores.
— ¡Yay~! —
— Al propósito, ¿Qué tal Baek Hyun? — murmuró moviendo sus cejas juguetonamente.
El gigante le aventó un almohadón del sillón. El moreno se rio como niño pequeño agarrando la cosa que le había sido aventada, Kyung Soo parecía pintado allí, pero disfrutaba la escena de alguna manera, tenía una sonrisa extraña en el rostro.
— ¿Cómo lo sabes? —
— ¡Ommo! ¿Me lo estas preguntando a mi? —
— Oh, perdone Su Majestad, Dios del Sexo, Amo y señor de las noches en vela —
— Ya, ya. Me sonrojas —
— Pero ya, ¿Cómo lo sabes? —
— Tienes semen en tu camiseta —
El gigantón estaba rojo como un tomate y desapareció con grandes zancadas que casi le dieron miedo a Kyung Soo. Mientras Jong In reía para sí mismo. A Do, por primera vez en la tarde, se le había despertado la curiosidad. Mentiría si dijera que no tenía celos, ¿Jong In no era virgen? Era cierto que tenía la imagen de ser un play boy, pero ¿De ahí a que eso sea real? ¡Tenía quince malditos años! No podía no ser virgen. La cosa enorme andante, volvió quince minutos más tarde, fresquito y recién bañado con ropa nueva.
— Bueno, no me has respondido. Le has esperado por bastante tiempo y, bro, he sido testigo de tu sufrimiento —
Kyung Soo descubrió que la cosa gigante era más tierna de lo que esperaba, se sentó con las palmas jutas apoyadas sobre sus rodillas y miro con una sonrisa de niño que se saco una buena calificación al bailarín. Sonreía como todo un bobo enamorado.
— Fue increíble. Aun me da miedo lastimarlo, pero es fantástico. Baek es simplemente increíble —
— ¡Genial! Estoy feliz por ti —
— Sé que no tiene nada que ver, pero…. ¿Por qué están cuidando a un niño? —
— ¿Qué niño? — preguntaron los dos invitados.
— Pues, tu — señaló a Kyung Soo
— Tengo veinti tres — aseguró arrastrando las palabras y mirándolo con un odio infinito.
— ¿¡Veinti tres?! — Chan Yeol estaba impactado.
— Es mi hyung. A mí me gusta, él no me da mucho artículo, pero está bien —
— C-cállate — Kyung Soo le miro lleno de vergüenza.
— Daebak, Jong In. En serio creí que era un niño —
— También es el hyung de Se Hun —
— ¿El hizo que ustedes se conocieran? — preguntó el gigante.
— Sip —
— Ya decía, es un chico genial —
— Entonces ¿Vendrás? Sé que eres más amigo mío que de él y que tu novio no me quiere demasiado, pero ya sabes que yo siempre ando en campaña de conseguirle amigos a Se Hun —
— ¡Claro! ¡Me encanta hacer amigos! —
— Perfecto, ve a las diez, luego del Festival de la escuela —
— ¿A dónde tiene que ir a las diez? —
Kyung Soo alzó los ojos para encontrarse con una preciosa figura bajando por las escaleras principales. Tenía una toalla atada sobre su cabeza y estaba envuelto en una ropa completamente sexy. El muchacho tenía un sweater rojo con cuello en ve, que dejaba expuesta su pálida piel y sus marcadas clavículas, pintorescas manchas rojizas adornaban esporádicamente su piel. La prenda roja le quedaba algo grande, pero parecía extrañamente adorable. Llevaba unos leggins negros debajo junto con unos borcegos del mismo color. << ¿Existe gente así?>> pensó el repostero mirando el perfecto rostro del chico. Sentía que las lentillas azules estaban demás al igual que las líneas negras que delineaban sus ojos, pero le quedaban realmente bien.
— Pfff ¿Agarramos a la diosa a mitad de camino? — bromeó el moreno.
— ¡Cállate, idiota! No te quiero ni a ti ni a tus gérmenes de noonas cachondas aquí—
— Es la casa de Chan Yeol —
— ¿Quién de los dos es su novio? —
— Tu —
— Bueno. Entonces vete antes de que apestes la casa, perro feo—
— Hyunnie, iremos a la fiesta de Se Hun. ¿Te acuerdas que el otro día te mencioné que su cumpleaños estaba cerca? Le harán una fiesta hoy, luego del festival —
— Claro, Se Hun es un buen chico, a diferencia de ciertos chuchos feos —
***
Lu Han se miró en el espejo una última vez. Llevaba una camisa holgada de color negro, había dejado su cabello casualmente despeinado, aunque le había llevado horas dejarlo así y quedar satisfecho. Tenía un aro sobre su oreja derecha, era un pequeño punto brillante. Sus padres le habían pedido disculpas más temprano por no poder terminar sus asuntos a tiempo como para llegar a su presentación, pero había invitado a todas las chicas de la casa a ir. Y ellas, estaban realmente emocionadas. Casi no le importó que ellos no fuesen, hasta Yi Fan había dicho que vendría y había un país de distancia entre ellos. Suspiró, si seguía pensando en eso se largaría a llorar y arruinaría su voz. Decidió pensar en Se Hun, quien siempre alegraba su día. Sun Woo le había aclarado que San Deul y su dongsaeng no estaban saliendo, pero Xi pensaba que no faltaba demasiado tiempo para que eso se hiciese realidad. Era raro que se reuniesen como si fuesen tan cercanos. Baek Hyun le había mostrado su inquietud respecto al tema también.
Igual, esa noche se arreglaría todo. Ya no mas besos robados, ya no más sonrojos sin sentidos. Si se diesen un beso, de ahora en adelante sería porque son quieren de verdad y Lu Han estaba dispuesto a todo para conseguir lo que quería.
— Gracias por buscarme — le sonrió a Kris.
El rubio estaba sentado con sus fachas de chico malo, su chaqueta de cuero, sus lentes oscuros y su Lambourghini Gallardo. Asintió y le dedicó una sonrisa brillante.
— Quizás conozca a alguien genial en tu escuela —
— Deja de andar rompiendo corazones, no quiero a nadie quejándose de ti —
— Ah~ ¡Cuanta desconfianza me tienes! Puedo ser un buen chico —
El camino fue tranquillo y lleno de bromas, las cinco chicas se habían acomodado en los asientos traseros pese a la insistencia de Wu de hacer varios viajes para buscarlas cómodamente. Krystal parecía estar demasiado feliz con solo respirar en un coche tan caro. Sulli siempre sonreía así que no le extrañó nada la situación.
— Woah, me duele pensar cuanto te salió esto — murmuró Amber.
— Vale la pena, lastimosamente, no pude traer mi Eclipse así que uso este que lo deje aquí en Cora en mi último viaje —
— Ya, deja de restregarle tu colección de autos, a nadie le importa —
— Pero yo los amo, son mis bebes —
Lu Han rodó los ojos, él, solo quería que llegase la hora de subir al escenario.
***
Llevar la arrugada camisa del instituto no era lo más genial del mundo, así que optó por una camisa negra. No es como que fuese muy fanático de arreglarse, pero mando su colorido flequillo hacia atrás. No le habían dejado ir a las trastiendas, pero estaba disfrutando del espectáculo. A las siete, los stand se habían cerrado y habían dejado libres a Min Seok y a él quienes eran los infelices que estaban atados a hablar con una sonrisa forzada a la gente y explicar por qué diablos escuchaban cantar a gente muerta. El mayor y él estaban a un costado del escenario, recostados sobre el césped del campo de futbol donde se encontraba montado el entretenimiento. Había escuchado murmullos de que los coches de los estudiantes de preparatoria eran jodidamente ostentosos. Que Kim Woo Bin tenía un Bugatti Veyron y que Choi Min Ho tenía un Chevrolet Corvette Stingray. Se Hun ya sabía que estaba en una escuela donde abundaban los niños ricos de familias conservadoras que creían en la educación pública. Así que el hecho de que Park Chan Yeol tenía un Ferrari California V8 rojo ya lo sabía, lo que sí le sorprendió es que Xi Lu Han se había bajado de un Lambourghini Gallardo. Y no solo eso, si no que estaba acostumbrado de un hombre que –según todos- era un maldito modelo de revista europea, que era enorme y guapo como nadie. Aun así, no se había alarmado y fue así como paso el resto de la tarde escuchando los números de teatro y musicales con la cabeza sobre el césped. Había lamentado que Lu Han no lo viese arreglado, siendo que lo hizo por él, pero se limitó a tener un rato arrugado el ceño por ello.
— Mira quien viene allí — susurró Min Seok.
Se Hun se incorporó sobre sus codos, con la cantidad de gente que había a su alrededor, las luces danzantes y la negrura de la noche, tardó en identificar a Xi caminando hacia él, haciéndose espacio en medio de la gente. Se levantó de un saltó y se encaminó rápidamente hacia él. Para esas alturas, su flequillo ya había caído libremente sobre su frente. Ni bien se pudieron alcanzar, Lu Han lo abrazó apoyando sus antebrazos sobre su espalda y sus manos sobre su nuca.
No sabía si eran las luces, pero el rostro de su hyung estaba más brillante que de costumbre, sus ojos chispeaban y tenía una imperceptible sonrisa en el rostro.
— Se Hun-ssi, estas muy guapo hoy —
— Hyung, esta maravilloso —
— Gracias, Se Hun-ssi —
— Dígalo de vuelta —
— ¿Qué cosa? —
— Mi nombre —
— Se Hun…
La última silaba que suspendida en el aire, cuando Oh bajo un poco su rostro y beso con tal intensidad a su hyung. Su nombre, únicamente su nombre y un beso de su persona favorita en el mundo, eran su mejor regalo de cumpleaños pese a que Lu Han no lo supiese.