Capítulo 30
30 Sonrisas
Y de repente, eres todo lo que necesito
Mi razón para sonreír
— Smile
(Avril Lavigne)
Se Hun dejo atrás las camisas de mangas largas por una de mangas cortas. Ese día estaba más cálido de lo usual y el chico había optado por sacar su uniforme de verano ya en primavera. Tenía su teléfono en el bolsillo y los auriculares puestos. La mañana era tranquila y no había tenido mayores noticias de nada. Tenía la bicicleta entre sus manos cuando salió de su casa y notó una pequeña nota en la rejilla de la puerta. Con curiosidad, se acercó y la tomó.
“¿Cómo has estado, Hunnie?”
Casi con horror, soltó la nota como reacción natural. Un escalofrío le había recorrido la espalda y seguía con esa sensación en el cuerpo. Se agachó y recogió el papel, ya lo tiraría más tarde en un lugar donde no pudiese encontrarlo nuevamente. Tragó saliva e intentando tranquilizar su pulso condujo lentamente. Todo el buen humor con el que se había levantado se había ido.
Lu Han notó que su novio estaba ido. Con los palillos sobre los labios seguía cada movimiento con sus ojos.
— ¿Estás bien? —
La mirada del menor estaba perdida en algún punto muy lejano a él, más allá de sus hombros. El viento sacudía sus cabellos y la desolación que había en sus ojos le helo la sangre. ¿Qué podía hacer que la mirada de un joven fuese tan triste? Era como si pudiera morir de tristeza en ese mismo momento. Consideró que su pregunta fue estúpida debió a que era notorio que bien, no estaba. Dejo sus palillos de lado y gateó hasta quedar más cerca del muchacho.
Se Hun parecía sorprendido cuando lo envolvió entre sus brazos, pero eso pareció sacarlo de su aletargamiento. Tenía el rostro de Lu Han enterrado en su cuello, sentía como sus pestañas le hacían cosquillas sobre la piel y su cálida respiración acompasada. ¿Cuándo había sido la última vez que había recibido un abrazo tan reconfortante? Pensó en que ya había resuelto que se aferraría a Xi con todas sus fuerzas, ahora que estaban juntos, no tenía por qué tener miedo. Con suavidad, deslizó sus manos por la espalda del mayor, aferrándose al saco ajeno. El chino acarició sus cabellos coloridos sin despegarse del abrazo.
— Ahora estoy bien — susurró.
Hundió su rostro en el cuello de su novio, dejando que su ahora de chocolate y vainilla lo embriagara por completo. Se permitió olvidarse de todo por un minuto.
***
Chan Yeol se había borrado de los entrenamientos. Daniel creía que era comprensible así que se guardo sus comentarios espinosos para más tarde. Cuando el muchacho llegó a la habitación 301, Baek Hyun ya estaba despierto y más animado que antes. Yura, Jin Young y Jong In estaban con él y parecían estar divirtiéndose. Park suspiró aliviado apoyándose en la puerta de la habitación. << Mi Baek Hyun está a salvo>>
La mayor de todos se retiró, no sin antes darle una mirada de aviso a Byun. El simplemente sonrió y se hizo el tonto. Al parecer, solo Jong In había notado esa advertencia silenciosa.
Después de unos minutos, la habitación quedó vacía para la pareja. Chan Yeol se sentó en la silla al lado de la cabecera de la cama. Había ocasiones en el que el parlanchín Baek Hyun sabía guardar silencio y la suave sonrisa cómplice que tenía en su rostro era todo lo que necesitaba para entender que estaban bien. Aunque ellos estaban bien. Él no estaba bien. Ninguno de los dos, ni física ni emocionalmente. Recargó su cuerpo contra el respaldo de la silla, hundiéndose en el pequeño asiento.
— Me enteré que hiciste un berrinche para no ir a la escuela — susurró Byun — Sabes que tus padres no te dejarían faltar, menos estando tan cerca de los exámenes —
— Lo siento —
— No importa, Channie, es más, deberías haber ido a tu entrenamiento. Sabes que a mí me basta con saber que estas pensando en mi. Además, ya me has traído hasta aquí —
— No lo estoy sintiendo por eso, Hyunnie —
El mayor, paso a no entender nada.
— Lo siento porque no se cuidarte bien, Baek Hyun —
— No digas tonterías, tú siempre me cuidas demasiado. Soy yo el que es bastante patético por no poder defenderse solo — El mayor buscaba el contacto ajeno y estiro sus manitos hacia el menor.
— Baek Hyun, hace dos años…
— ¡No hables de eso! ¡Dijimos que no volveríamos a tocar el tema y que no le echaríamos la culpa a nadie! — chilló.
— Hace dos años, cuando estuviste en esta misma habitación, de no ser por Jong In no estarías vivo. Ni en esa vez, ni ahora, fui capaz de cuidarte lo suficiente como para no terminar aquí —
— En ninguna de las dos veces tuviste la culpa — explicó alcanzando sus manos, sentía que si no lo tenía cerca no entendería que él no era el culpable de nada.
Baek Hyun solo podía pensar en la advertencia que le había hecho Yura. La mujer entendía que los dos se amaban, pero si no quería que Park Chan Yeol se enterase de su sucio secreto por las malas, debería decirle él mismo. Quiso golpear algo o a alguien por la impotencia, él nunca quiso meterse en el lio que se metió. Tampoco quería que lo separasen del menor, pero el tiempo seguía corriendo. La discusión se extendió durante un rato en un tire y afloja de quien tenía culpa y quién no.
— Chan Yeol — dijo ya sin ganas de seguir hablando del tema.
— Baek Hyun —
— No tienes la culpa. Si abres la boca y dices algo parecido nuevamente, me enojaré contigo —
— Hyunnie~ —
— Ahora, ven y bésame. Nadie me dio amor en estos días~
Park no tuvo que escucharlo dos veces, se soltó del agarre de las pequeñas manos de Byun y se sentó en el borde de la cama. Baek Hyun estiró sus brazos y los enredó alrededor del cuello ajeno, besándole con ansias.
***
Jong In caminaba alegremente, aquella cita era su modo de pedirle disculpas a Kyung Soo por haber permito aquello. Claro que Do no se atrevía a decirle que no le habría molestado demasiado que Kai siguiese, pero en ese momento, ambos eran un nudo de sensaciones encontradas.
— Así que… ¿Qué es esto? — preguntó el mayor.
— Bueno, es que creo que no es cortes lo que pasó —
— Y por eso me traes a una cita — masculló mirando sus manos entrelazadas.
— Si, más o menos —
El menor le sonrió mostrando sus dientes blancos. Caminaron tonteando, la heladería les había sentado bien y ahora simplemente estaban dando un paseo tranquilo a la madrugada. Un horario raro para salir a tomar helado, pero era el único disponible para ambos.
De cualquier manera, se sentía extraño y malvado. Simplemente podía optar por la opción correcta y desaparecer de la vida del mayor, lo cual sería lo más positivo para todos. Aun así, quería ser egoísta y permanecer al lado del muchacho. Apretó el agarre de su mano. Y se preguntó ¿Siempre sería así? Cada vez que quisiese a alguien ¿Debería huir para no lastimarlo?
Amo el instante en que la gran sonrisa de Kyung Soo iluminó la madrugada. Así, con la suave brisa de la noche desierta, el frio que amenazaba con hacerlos tiritar y los labios del mayor estirándose en la sonrisa más hermosa que vio alguna vez. Él también se animo a sonreír.
La charla que había tenido más temprano con Jun Hong le había dejado desconcertado y furioso. Había tenido que encerrarse así mismo en el estudio de la SM para evitar que Kai hiciera alguna locura. Zelo estaba más cerca que nunca y por algún motivo que desconocía, estaba empeñado en verso con Se Hun.
Ya había sido un pésimo amigo una vez, no lo sería dos veces.
— Estoy procurando ser mejor persona, hyung —
— Eso está bien —
Kyung Soo se detuvo y acarició los cabellos oscuros del bailarín. Se paró de puntillas y dejo un suave beso sobre sus labios. Volvió a dedicarle una brillante sonrisa antes de corretear hacia el departamento. Tal vez, mañana se lamentarían por haber quedado hasta tan tarde despiertos, pero Jong In nunca olvidaría la sonrisa de su hyung.
***
Esa noche le dieron el alta a Baek Hyun, su médico había dicho que era lo de siempre y mientras se mantenga bien cuidado y con sus medicamentos al día, estaría bien dentro de poco. Lastimosamente, no podría regresar a la escuela a la temporada de exámenes y sus padres no parecían tan preocupados por eso. La Sra. Park propuso a Byun quedarse un par de días con ellos, tal vez por su intuición de madre. El chico aceptó gustoso.
A pesar de la mirada de reproche de la mujer, Chan Yeol parecía demasiado feliz con la idea de su novio durmiendo con él. Su madre sabía que su enfermedad no era contagiosa, pero no le agradaba la idea de dos enamorados con las hormonas alborotadas en una misma habitación, solas. Aun así, con una mueca, aceptó.
Park había preparado toda su habitación alegremente. Baek Hyun había prometido que le ayudaría a estudiar los días siguientes. Byun se sentía como nuevo luego de una ducha caliente y con sus pijamas propios. La cabeza le dolía como los mil demonios y estaba seguro de que no podía avanzar más de cinco metros sin caerse, pero se sentía mejor al estar en casa. Chan Yeol era su hogar. El menor había cocinado y luego se había duchado también. Ambos cenaron en la cama y luego sacó todo.
Se durmieron juntos, abrazándose mutuamente.