Capítulo 33
33 Regalos
Yo vivo para dejarte brillar
— Boats and Birds
(Gregory and the Hawk)
Lu Han se había esmerado en arreglarse, se había puesto una bonita camisa de mangas cortas en tonos pasteles, al igual que unos pantalones blancos, llevaba un sweater verde pálido, nunca se sabe cuándo puede refrescar. Se Hun le había dicho para tener un día de campo así que había preparado todo. Tenía un sombrero de ala ancha y lentes de sol. Cuando escuchó murmullos en la planta baja, supo que Oh había llegado, sonrió para sí mismo, esas mujeres siempre serían sus cotillas favoritas. Esperó un minuto, intentando hacerse el difícil, pero su emoción pudo más que él y corrió rápidamente hacia la puerta de salida, casi tropezándose con el montón de regalos que había recibido de parte de familiar y socios de sus padres. Se despidió de las chicas con un gesto de la mano y cerró la puerta tras de él.
Sobre la acera, Se Hun le esperaba con una sonrisa minúscula en el rostro. Detrás de él, la colorida bicicleta esperaba allí por él. Corrió hasta lanzarse a sus brazos, él lo tomó suavemente por la cintura y lo hizo girar, Lu Han simplemente se aferró a su cuello riendo suavemente. Se quedaron abrazados tan naturalmente como era respirar.
— Feliz cumpleaños, hyung — el menor le dedicó una bonita sonrisa.
— Gracias, Se Hun-ah —
— ¿Está listo? —
El mayor asintió. El paseo fue tranquilo, aunque hacía calor, el viento que se producía al andar en la bicicleta era más que agradable. Lu Han se sujetaba del menor con una mano y con la otra sujetaba su sombrero.
— ¿A dónde vamos? —
— Es un parque al que solía venir con mi madre —
— Oh… —
Xi se dio cuenta en ese momento que el chico de cabellos coloridos jamás la había hablado de su mamá. Luego de casi media hora llegaron a un parque que él no conocía, era una plaza grande y llena de árboles. Al parecer, Oh ya había preparado todo previamente. Almorzaron lo que muchacho había preparado y se sorprendió de saber que Se Hun era un buen cocinero pese a todo y sus ramen instantáneos. Todo era simplemente perfecto, hacía calor y Lu Han odiaba el calor, pero al menos, podía ver los antebrazos de su novio que tenía su camisa azul arremangadas.
— Más tarde, podemos is por unos helados — sugirieron al mismo tiempo y rieron por eso.
— Sería genial, muero por unos helados — masculló el mayor.
No tuvieron que caminar demasiado para encontrar una heladería, ambos pidieron esas paletas heladas que existen de diversos sabores. Siendo sinceros, Xi había esperado que su novio le propusiera algo más caliente, pero como siempre, Se Hun era todo flores y romance. Se sentía cruel, pero decidió probar un poco su poder sobre el muchacho colorido. Lamió el helado de manera sugerente, pasando su lengua rosada por toda la extensión del postre. El más joven, parecía más concentrado en su helado. Se apoyó sobre una mano un poco tras de él, mandando solo un poco su cabeza hacia atrás mientras seguía lamiendo el helado. Oh, por su parte, era la primera vez que compartía un helado con alguien, así que se sentía condenadamente feliz, sobretodo, porque esa persona era Lu Han.
Por su lado, el chino, para esas alturas estaba haciéndole una mamada a su pobre postre, pero el menor no acusaba reacción. Bufó y se decidió a terminar de comer su helado como una persona normal.
— ¿Me deja probar su gusto? —
Lu Han dio un respingo y sacó el postre de su boca, ofreciéndoselo. Se Hun se acercó y chupó su lengua ¡Dios! Oh Se Hun le estaba chupando su lengua, no tardó en acariciar sus labios con los ajenos, justo cuando se estaba acostumbrando a la sensación el menor se había separado con una suave sonrisa en el rostro.
— Esta rico, voy a comprar ese la próxima vez —
Xi intentó tranquilizarse así mismo, dándose un poco de aire con sus manos para que el sonrojo en sus mejillas se fuera. Le dedicó una sonrisa nerviosa.
— ¿Tiene calor, hyung? —
— Un poco —
— Venga —
El mayor ladeó la cabeza pero se acercó al menor, este le acostó en su regazo de costado, de manera que Lu Han tenía la cabeza apoyada en sus piernas, mirando el bonito paisaje que la naturaleza les daba. Se Hun, con sus dedos fríos (El mayor se preguntaba cómo podía mantener su temperatura tan baja con ese clima) dejo una suave caricia sobre su cuello antes de inclinarse y soplarle.
Lu Han se estremeció de pies a cabeza y pensó que nunca se había sentido tan bien en su vida, Se Hun tenía los labios tan solo lo suficientemente entreabiertos como para que salga solo un hilo de aire fresco. Estaba completamente tensó por la cantidad de abrumadoras sensaciones que tenía sobre él. Se llevó la mano a la boca cuando soltó un casi inaudible gemido, el menor se rio entre dientes antes de besarle en la mejilla. El mayor sonrió también y se giró para mirar mejor el rostro de su novio.
— Hyung, tengo que darle su regalo —
— Creí que este era mi regalo —
— Claro que no~ —
Recogieron las cosas y caminaron vagamente, en realidad, el mayor no tenía la menor idea de a dónde iban. Iban tomados de la mano cómodamente y caminando con tranquilidad. Llegaron a una zona que al chino le resultaba conocida, frunció el ceño sin entender nada. Fue hasta que llegaron al Museo de Arte que pudo relajarse. Aun tomados de la mano avanzaron dentro del lugar.
Se Hun miraba de reojo de vez en cuando al mayor, el otro era más conocedor del campo musical, pero disfrutaba también de las artes visuales. Oh le relataba un poco de cada pintor famoso y el más bajo miraba todo con ojos brillantes. Corretearon por todo el lugar hasta que el chico colorido tiró de la mano del castaño y lo guió por los pasillos, en uno de los tantos pasillos (Lu Han prometió que se lo aprendería de memoria) llegaron a un lugar muy bien iluminado que era visitado por mucha gente. Se Hun, aprovechando que era más alto, se puso tras él y le tapó los ojos con sus manos, mientras intentaba guiarle (Con un par de tropezones de por medio) Cuando se detuvieron, Lu Han tenía el corazón en la garganta y estaba hecho un nudo de pura ansiedad.
— Ta-da~ —
Le destapó los ojos y, frente a él, estaba un retrato de él mismo en carboncillo. Era enorme y muchísimas personas se detenían a verlo, fascinadas. Xi, se había quedado sin habla mientras intentaba balbucear algo coherente. No se dio cuenta en qué momento había comenzado a derramar gruesas lagrimas, pero si noto las frías manos del menor secándolas.
— S-Se Hun-ah… es precioso —
— Me alegro de que le guste —
El mayor se lanzó a los brazos del menor, haciéndole soltar la canasta donde había llevado las cosas para el picnic, abrazándolo fuertemente. Le repartió mil besos por todo su rostro, tomándolo entre sus manos.
— Oh y yo que pensaba comprarte este cuadro — murmuró una voz profunda tras ellos.
Lu Han se separó y Se Hun miró al hombre con sus ojos negros, parecía un completo extraño, pero tenía exactamente los mismos ojos que su novio. Tentativamente, pensó que era su padre y tragó en seco. Era más alto que él y tenía un aura solemne, además, estaba impecablemente vestido con un traje costosísimo.
— ¡Papá! — chilló el mayor antes de lanzarse a los brazos de aquel hombre que lo recibió sonriente y riendo.
— Hijo, feliz cumpleaños —
— ¡Gracias, papá! —
— Vine solamente yo, tu madre no estaba…— pareció debatirse para elegir las palabras correctas — dispuesta. Pensaba comprarte esto pero al parecer tu novio es el pintor, por lo que, veo que no será necesario —
Xi se puso colorado en cuestión de minutos al igual que el menor, quien estaba evitando hablar a toda costa. El mayor aclaró su garganta, dándose un poco de aire con las manos.
— Sí, él dibujo eso — murmuró apenado.
El hombre miró con ternura al chico.
— ¿Cómo es tu nombre, hijo? —
— Oh Se Hun — masculló intentando que su voz sonase clara y prolija, rápidamente hizo una cómica reverencia exageradamente profunda.
— Y me imagino que estas saliendo con mi hijo ¿Verdad? —
Asintió rápidamente evitando mirarlo.
— Ah~ Eres una ternura —
— Gracias, señor — murmuró aun apenado.
— Krystal me comentó que mi querido Lu Han había estado estudiando sobre pintores y dibujantes últimamente, por lo que supuse que un cuadro sería un regalo bien recibo, pero ahora, estoy empezando a explicarme las razones detrás de su arduo trabajo… — sonrió pícaramente.
— ¡Papá! — chilló el chico con cara de ciervo.
— ¿Te gusta Picasso? — la pregunta fue para Se Hun.
— No —
— Entonces, estamos bien —
Oh se animó a sonreír un poco. Lu Han le sonrió a los dos hombres antes de enredarse, los tres, en una charla amena y muy cómoda, casi dos horas después y luego de visitar un café para tomar un té todos juntos, fue que el padre de su novio, sentenció.
— Me alegro de tu relación con mi hijo, por mi parte, tienes mi apoyo pero… Será difícil convencer a su madre — comentó con los ojos oscurecidos.
— Muchas gracias, señor —
— No hay de que, hijo—
***
Lu Han y Se Hun llegaron correteando a la casa del mayor, el Sr. Xi les había comentado que le había dado el día libre a las sirvientas y aunque el Presidente se sonrojó y Oh se rio, terminaron yendo allí hora y media más tarde. La noche ya había caído por completo y la pareja había estado viendo una película romántica. Y habían terminado como toda pareja de enamorados termina cuando ven una película romántica (O no necesariamente romántica)
Lu Han tenía sus brazos cómodamente rodeando el cuello ajeno, estaba apoyado sobre el menor quien lo abrazaba sin demasiada presión sobre la cintura. Así, a la luz del brillo de la televisión únicamente y con las luces apagadas, no se había separado el uno del otro en largo. Se reían y se besaban, a veces, se reían y se besaban al mismo tiempo. En algún punto él había enredado sus dedos en los cabellos coloridos del muchacho más joven y este, a su vez, había comenzado a acariciar con la yema de sus dedos la longitud de su torso. Y cada vez que rosaba su piel, una corriente eléctrica lo sacudía y le hacía querer más, movió sus caderas en busca de más. Al parecer, Oh se apiadó de su pobre alma porque deslizó sus dedos, dibujando arabescos hacia el botón de sus pantalones, con liviandad desprendió la piecita metálica y pronto deslizó sus dedos dentro de su ropa. Lu Han dio un gritito que intentó contener, un poco por la sorpresa y otro poco por las sensaciones que le causaban esos dedos curiosos.
Con esas maneras de niño travieso, Se Hun colo sus dedos dentro de su ropa interior. En ningún momento había dejado de besarlo, tomó el miembro de Lu Han con su mano y comenzó a masajearlo suavemente. En ese momento, Xi no pudo contenerse y gimió fuertemente, aferrándose a su novio. No sabía muy bien que estaba haciendo, pero lo que se que hiciese, era delicioso. Lo había dejado atontado, solo podía aferrarse al muchacho y suspirar sobre su oído, rogando porque aquellas cosas que lo recorrían desde la parte baja de su espalda hasta la punta de sus dedos, nunca parasen. Los dedos se deslizaban con sigilo por la extensión de su miembro, apretando aquí y allá, a veces rápido, a veces lento. Los labios, igual de frio que sus manos, dejaban besos por su cuello y sus hombros.
No supo si era la necesidad del Efecto Oh o el hecho de que hacía bastante no le tocaban de esa manera, o la manera en que Se Hun tenía la capacidad de ponerle caliente y predispuesto y dejarle con las ganas (Como durante todo ese día) pero terminó viniéndose más rápido de lo que espero. Fue un pitito en su oído, un calor inimaginable y un hormigueo en todo su cuerpo, mientras los dedos finos del menor le apretaban por última vez en la noche. Gimió el nombre de su novio casi ronroneando.
— Feliz cumpleaños — susurró sobre su oído.
— Gracias, Se Hun-ah —
Lu Han no tenía planeado moverse de encima de su novio, menos aun cuando con su otra mano, el menor comenzó a acariciar sus cabellos con suavidad. Sonrió acurrucándose sobre él, hacía calor y aunque el aire acondicionado funcionaba bien, sentía que nada le sacaría el calor del cuerpo esa noche.