Capítulo 046
46 Silencios
Chan Yeol subió al tercer piso de la casa subiendo los escalones de dos en dos con su novio en brazos. Empujo la puerta de una de las habitaciones con un montón de sus amigos siguiéndole detrás. Sus ojos se abrieron por la sorpresa cuando encontró al Profesor Lee y a Woo Bin besándose en un sofá que estaba casi sobre la ventana.
Ni bien ellos vieron al tumulto de gente se separaron bruscamente y cada uno se fue una punta distinta de la habitación, dejando que el jugador de básquet dejara el cuerpo de su novio sobre el sofá. Jong Suk y Hyun Woo abrieron las ventanas y cerraron la puerta para que se tapara un poco el ruido de la música.
— ¿Qué paso? — preguntó el mayor de todos.
— Alguien le puso el pie — respondió Ki Bum sencillamente.
— Había mucho bullicio, él no estaba del todo sobrio y se resbaló — volvió a explicar Park.
Jong Suk se puso de cuclillas al lado del muchachito y revisó la zona del golpe. Posiblemente haya sido la caída, el alcohol y el aturdimiento. Además, parecía más dormido que inconsciente.
Sentía una respiración sobre su cuello, pesada y jadeante. No parecía ser la respiración de Chan Yeol, parpadeó un poco buscando un poco de luz, hasta que terminó de entender lo que pasaba. Había algo que lo estaba aprisionando, que le estaba sacando el aire y por algún motivo, el no podía hacer nada para defenderse, parecía que su cuerpo estaba dormido. No solo lo estaba encarcelando, estaba dentro de él, desgarrándole.
— B-Baek Hyun… L-lo siento —
Se incorporó de golpe y sintió una punzada en su nuca. Con lo primero que se encontró fue con los ojos preocupados de Chan Yeol. El menor tomó su rostro y le sacó las gruesas lágrimas negras teñidas por el delineador.
— ¿Estás bien? —
— Emmm… sí. —
— Estabas sacudiéndote mucho, creímos que estabas por convulsionar — explicó Jong Suk.
— No, solo me caí — dije secamente, Byun.
Pestañeó rápidamente quitándose el cabello de la cara. Chan Yeol supo que estaba mintiendo, su novio hacía eso cada vez que mentía. Decidió que haría como si no hubiese notado nada. Anunció a todos que se retiraría y que se llevaría a su novio a descansar.
Baek Hyun había estado silencioso todo el camino, estaba mirando la ventana perdidamente y el menor escuchaba como luchaba por retener los sollozos. Si bien sabía que su novio era bastante sensible, el no solía llorar frente a cualquiera. Baek Beom siempre decía “Solo puedes llorar en el baño o en los brazos de un ser amado” y posiblemente tuviese razón. Park conducía deslizando su auto por la noche vacía.
Se estacionó frente a la casa del mayor. Lo miró suavemente desde su asiento, en vista y considerando que el mayor no pensaba dirigirle la palabra, puso una mano sobre la puerta para poder salir y abrirle la puerta al otro. Pero en el momento en que lo hizo Baek Hyun se giró hacia él, mirándole con sus ojos llenos de lágrimas.
— ¿Puedes quedarte conmigo esta noche? — le pidió con la voz cortada — S-se que mañana tenemos que ir a Jeju y eso, pero…—
— Está bien — le sonrió y le revolvió el cabello con dulzura.
Dejó el coche allí mismo, en esa zona no había casi robos. Entraron y la casa, como siempre, estaba a oscuras. Caminaron torpemente hasta prender las luces mientras el mayor desactivaba la alarma.
Chan Yeol dejo su chaqueta sobre una mesa al igual que la camisa que llevaba sobre su camiseta blanca. Subió escaleras arriba directo hacia la habitación del mayor mientras este correteaba por toda la casa buscando su pijama y sus pañuelitos para sacarse el maquillaje. Oh, Byun Baek Hyun podría morir antes que irse a dormir sin hacer si ritual de limpieza de rostro.
Luego de un rato, ambos estaban acostados y bajo las sabanas. Esa manía extraña de Byun de poner el aire acondicionado a temperaturas bajísimas. Ambos estaban acostados de costado, mirándose el uno al otro.
— El otro día — murmuró bajito Baek Hyun — cuando nos peleamos, habías estado llorando —
Chan Yeol abrió sus ojos, con sorpresa.
— En ese momento estaba demasiado enojado como para darme cuenta, pero luego, pensándolo mejor, me di cuenta de eso. Aun me molesta pensar que no me hayas creído, pero tuviste una corazonada y fuiste. Hoy, cuando discutían, no entendí mucho porque estaban al otro lado de la calle, pero no tenías la capota encima así que escuché gran parte. — Al final, se atrevió a mirarle a los ojos. — Hoy, cuando me golpeé la cabeza, sentí como un deja vu. Como si alguien hubiese tirado de mi pie con anterioridad y luego, intentando recordarlo, recordé otra cosa. —
— Hace dos años — sentenció Chan Yeol.
— Hace dos años Kai fue quien me hizo esas cosas horribles —
La voz que había recordado no podía ser otra que la de Kai. Y cuando vio la expresión de su novio, su teoría quedo confirmada. Eso fue lo que le contó Zelo. Un sollozo amargo se le escapó de la garganta. Nuevamente, Chan Yeol le había demostrado que estaba un paso adelante siempre. Y no solo eso, siempre había creído –de cierto modo- e la inocencia de Kai, porque no podía ser tan malo como lo pintaban las leyendas. Pero él había sufrido en carne propia la perversión del muchacho. Hubieron varias torren que se desmoronaron en ese momento. Park le abrazo suavemente, dejándole que llorase todo lo que quisiese.
***
Se Hun miró el identificador de llamada, no sabía si tenía ganas o no de atenderle a Jong In, y es que aunque él no fuese el problema, Kai lo era y estaba molestísimo con esa persona. Tuvieron una charla corta alegando que el menor tenía sueño.
Se Hun pensó que sería interesante hacerle una visita inesperada a las –miró la hora en su teléfono- las cuatro y media de la mañana. Aunque primero, como se tardaría bastante en llegar pasaría por su casa, tomaría su maleta, se daría una ducha renovadora.
Tampoco había decidido que haría con su cabello, así que supuso que lo dejaría así hasta que los tintes de colores se fueran por si solos. Caminó en silencio por el jardín, los Xi tenían la costumbre dejar las rejas abiertas. Se Hun pensó que algún día algo malo podría pasarles si seguían con esa costumbre.
Cuando se acercó escuchó unos gritos desde la cocina, era una mujer gritándole a un hombre que reconoció como el padre de Lu Han. Trató de ignorar eso y pasar desapercibido, así que simplemente caminó hasta la parte de la casa, rodeándola, donde estaba la habitación de su novio.
Lu Han, no había podido dormir nada. Los gritos se expandían por toda la casa y el odiaba escuchar a sus padres discutir. Tenía la cara enterrada en la almohada cuando creyó escuchar un golpe en su ventana. Cuando el golpe se repitió se levantó de golpe y abrió su ventana y vio la figura de su novio en medio de la oscuridad.
— ¿Qué haces aquí Se Hun? —
— ¿Llego algo temprano para el vuelo? —
— ¡Sí! —
— No podía dejarle solo —
— ¡Te dije que no vinieras! —
— ¿Me dejara aquí toda la madrugada? —
— ¡Por supuesto que no! —
Lu Han estaba brazado a su bata e intentó recordar donde estaba la escalera de Sulli. Luego le dio las indicaciones al menor, intentando no hacer demasiado ruido para que sus padres no se enteraran de la presencia de su novio. Luego de unos minutos, Oh volvió y apoyó la escalera sobre la ventana. Subió los escalones hasta estar cara a cara con el mayor que le miraba con una mueca.
— Me imagino que ya habrás escuchado los gritos —
— Aquí, en una zona de ricos, en mi casa, zona de gente pobre, en la noche cuando se supone que los niños duermen, siempre hay gritos de madres hacia padres viceversa — comentó — Si usted hubiese sido amigo de Jong In hace un par de años hubiese podido escuchar los gritos horrorosos que le daba su padre a la santa de su madre. Casi es costumbre —
— No debería ser normal algo tan feo —
— No debería, pero lo es —
— Igual, gracias. Mañana será el peor viaje de la historia, no he podido dormir nada —
— Creo que todos estaremos igual. Alguien le puso el pie a Baek Hyun, no sé qué pasó pero se fue llorando en brazos de Chan Yeol —
— Al menos se reconciliaron —
— Oh, todos somos bastante patéticos todos entonces —
— Bastante —
Se Hun pasó a la habitación y caminaron en silencio hasta tirarse en la cama. Lu Han usó el brazo de su novio como almohada y lo miró a los ojos. De fondo, los gritos de su madre le crispaban los nervios. Oh atrajo su rostro e hizo que se escondiera en el hueco de su cuello. Comenzó a contarle un cuento sobre las mil grullas que había leído alguna vez en un libro de amor. A Lu Han se le hizo conocida, tal vez alguna vez Jae Jong se lo había contado, a él que le encantaban las historias japonesas. Aun así, decidió no darle más vueltas al asunto y cerrar los ojos para disfrutar de la historia contada por la dulce voz de su novio sobre su oído.
— ¿Y qué pasó con Toshiro? ¿Completo las mil grullas? —
— Tal vez, quien sabe —
— Ojalá que sí — murmuró Lu han con sus ojos brillantes de emoción.
— Tu puedes hacer mil grullas si quieres —
Xi rio despacito, eso sería casi imposible. Pero si es cierta la leyenda, entonces ¿Qué deseo pediría al completar las mil grullas? Tendría que pensarlo sabiamente. Pero si se planteó la idea de hacer las pequeñas avecitas de papel. Estuvo tan distraído en todo ese rato que no escuchó ni los golpes ni los jarrones romperse.
— Se Hun-ah… —
— Mmh —
— ¿Dices… que… sería…muy…atrevidohacerloahoraqueestanmispadresencasa? —
Oh sonrió en medio de la oscuridad, no podía ver mucho el rostro de su novio pero apostaría lo que sea a que se había sonrojado como un tomate. Acarició su rostro suavemente con la yema de sus dedos.
— Tendrá que ser muy silencioso, hyung —
Lu Han asintió como niño pequeño mirándole con sus ojos brillantes. Se tumbó sobre su espalda dejándole a su disposición su cuerpo, incitándole a acercarse llamándole silenciosamente con un dedo. Se Hun sonrió y gateó hasta colocarse sobre su novio.
Chocaron sus labios en un beso furioso y demandante, Lu Han pensaba dejarle en claro que era suyo, de nadie más. Y no solo eso, pensaba demostrarle que no necesitaría a nadie nunca más porque él sería lo único que podría ocupar su mente. Empujo a Oh hasta sacarlo de la cama y echarlo brutamente sobre la silla giratoria de su escritorio. Trepó por las piernas de su novio hasta aferrarse a su cuello, besándole con intensidad nuevamente. El menor tironeaba para sacarle la bata mientras el mayor se fregaba descaradamente por él. Una de las manos dulces de Xi estaba palpando el miembro de su novio por sorbe su pantalón, apretujándolo y masajeándolo.
Cuando el chico colorido logró deshacerse de la bata simplemente dedicó a besar y mordisquear el cuello del mayor, gimiendo contra su piel mientras amasaba su bonito trasero. Lu Han se mordía los labios para no gemir, pero decidió molestar un poco a su novio. Se deslizó hasta arrodillarse en el suelo, desabrochó los pantalones ajenos y tiró de ellos hacia abajo. Se relamió los labios mirando a su novio mientras tomaba entre sus manos el miembro ajeno. Una de las pocas cosas que su madre le había enseñado era que el sexo era jodidamente importante en la pareja. Y como tal, uno debía de ser capaz de satisfacer en cualquier necesidad a su novio. Y aunque no estaba orgulloso de su lista de ex parejas, si podía decir que la experiencia le ayudaría esta vez con Se Hun.
Su mano se deslizaba por la extensión de su miembro, acercó su boca hasta aquel pedazo de carne y lamió la glande, rodeándole en círculos con su lengua. En ningún momento dejaría de mirar a su novio, quien comenzaba a sentir los afectos de la maestría de Lu Han, sonrió perversamente cuando vio al menor llevar su mano a su boca para callar sus gemidos. Metió su polla a la boca y la chupo con ansias. Lamiéndola completamente, chupándola, raspando con sus dientes suavemente.
Sería inútil preguntar si le gustaba o no, pero aun así el mayor le miraba con sus ojos de gacela buscando su aprobación. Se Hun recién habló cuando creyó que podía controlar su tono de voz.
— Ah… hyung —
Lu Han sonrió animado volvió a concentrarse en la mamada que estaba haciendo, metiendo y sacando el miembro de su novio con más rapidez. Se hizo un poco hacia atrás y le miró con sus brillantes ojos.
— Se Hun-ah — le rogó.
Oh se recuperó como pudo y compuso una sonrisita antes de ayudarle a subirse sobre él, el mayor se sentó sobre su regazo. Y las manos frías del menor le acariciaron con dulzura, contrarrestando el calor de su novio. Y los dedos se colaron en el interior de Xi quien se retorcía de placer, hincando sus dientes ene l hombro del menor para callarse así mimo.
Antes de lo esperado, Lu Han dejo que el menor manejara a su antojo sus caderas, moviéndolo de arriba hacia abajo, en círculos y al ritmo que él quería. El chico colorido lo pensó mejor y decidió que sería más seguro hacerlo sobre algo estable.
El escritorio de Xi dejo de ser inocente cuando el menor apoyó a su novio sobre este, penetrándole con fuerza. El chino enredó sus esbeltas piernas alrededor del cuerpo del menor. Rogando que el armazón de madera no comenzara a chirriar y, gracias al cielo, no lo hizo. Atrajo al menor con sus brazos, besándole profundamente.
Se Hun masturbaba el miembro de Lu Han sin separar sus bocas. El mayor estaba envuelto en escalofríos, más tarde le preguntaría al menor por su falta de temperatura corporal. Pero aun así, la sensación era deliciosa, el frío de los largos dedos de Oh recorriendo su parte más sensible. Simplemente, podía derretirse allí mismo y sería feliz.
Y se derritió, viniéndose en la mano de su novio, haciendo que este, luego de un par de penetraciones más, se viniera en su interior, colmándolo de lo único caliente que podría provenir del cuerpo de sangre fría del menor.
***
Yi Fan batió sus largos dedos sobre la mesa de aquel café. Él tenía fama de ser un casanovas, pero nunca había tenido una relación demasiado seria, así que, ¿Cómo se suponía que era ir en serio con alguien?
— Aquí tiene su frappé — dijo la vocecita suave del camarero.
Wu elevó sus ojos para ver la furia contenida en el pequeño cuerpo que le servía su bebida fría, dejo el vaso frente a él y caminó rígidamente a rendirle cuentas al hombre serio detrás de la caja que vigilaba a todos sus empleados. Por el parecido, era obvio que ambos eran familiares. <<Ay, qué bonita relación tienen>> pensó cuando el chico de cabellos pelirrojos estampó la bandeja de mesero en el pecho del hombre.
El podía estar escuchando todo porque nadie en su sano juicio iba a una cafetería a las seis de la mañana, pero él nunca había admitido estar en su sano juicio.
— ¡Todos ustedes deberían podrirse en la mediocridad de servir cafés! — chilló el chico.
Kris contuvo la risita, eso estaría divertido para presenciar.
— ¡Cállate! ¡No puedes hablarle así a tu padre! Te traje aquí para que salieras un poco y dejar de estar encerrado. ¡Supéralo! ¡No irás a Harvard! —
— ¡Agh! Tu y mi madre están enfermos, atan a su hijo a una pésima condición cultural ¿Me traes a trabajar y servir patéticamente a los demás para divertirme? ¿Qué clase de padre eres? Cualquier padre estaría orgulloso de la beca que he obtenido tras años de haberme esforzado ¡Los odio! —
— Te arrepentirás de tus palabras en un futuro —
— Ojala tu y mi madre nunca se hubieran conocido. So Hee es una perra que envidia que su hijo ella alcanzado lo que ella nunca pudo —
Luego, escuchó el sonido de una bofetada. Un par de cuchicheos más que no logro descifrar y eso fue todo. El chico pelirrojo apareció frente a él trayéndole sus sándwiches tostados.
Yi Fan siempre había sido alguien decidido que obtenía lo que quería. Y ese chico con cara de rata y carácter fuerte le había gustado. Era la clase de persona que le costaría dominar y amansar y ¿Qué podía decir? A él le encantaban los retos.
Justo cuando el mesero obligado estaba por marcharse apoyó su mano sobre su brazo. El chico le miró con confusión cuando Kris ladeó su cabeza, examinando con los ojos la mejilla ajena.
Min Seok estaba temblando por la furia pero estaba aun más perplejo por aquel guapo extraño que le estaba mirando con ojos de águila, como si le estuviese analizando.
— ¿Está bien? — dio un suave respingo, su voz era demasiado profunda.
— Sí — respondió secamente.
No tuvo que deshacerse del agarre porque el muchacho ya lo había soltado.
— Deberías ponerte hielo, eso se va a hinchar más tarde —
— No fue tan fuerte —
— Me han dado esa clase de golpes y más fuerte, escucha la voz de la sabiduría y ponte hielo a menos que quieras andar con una enorme bola roja en tu rostro, que luego se pondrá azul, morada y luego ira deshinchándose. —
— Tú dices, es cierto que tiene la mano pesada —
— El sonido casi hizo eco —
— Exageras —
— Un poco —
Min Seok sonrió torcido antes de girarse para ir a la cocina y poner gel frío sobre el golpe. Si Jong Dae estuviese allí se burlaría de él. Pero gracias al cielo, ni Jong Dae, ni Baek Hyun, ni Jin Young estaban allí para molestarle. Y es que cualquiera que hablase con Xiu Min sabría que él amaba el perfume Channel. Si tuviese dinero, el mismo lo usaría pero no tenía el presupuesto para algo tan costoso.
Kris sonrió para sí mismo. ¡Qué lindos que son los caracteres coreanos! Gracias al cielo los meseros llevaban esas plaquitas con sus nombres. Pensó que Lu Han podría ayudarle a traducir ese nombre al chino. Se acordó que debía hablar con su amigo.
— Min Seok, Kim Min Seok —repitió anotándolo mentalmente.