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Me Perteneces por Sora17

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Notas del capitulo:

Lo que en verdad paso esa noche en la mansión del vizconde Druitt xD

La mansión del Vizconde Druitt era casi tan grande y elegante como la del propio Ciel, y por la entrada venían y venían más y más carruajes, lo que significaba, para desgracia de Ciel, que habría muchas mas personas y que si se descubría su disfraz su reputación en sociedad quedaría arruinada para siempre...
Pero claro, para algo estaba Sebastian y su función era evitar a toda costa que Ciel fuera descubierto mientras investigaba al vizconde.
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Las puertas de la mansión estaban abiertas y en la entrada dos hombres vestidos de mayordomos vigilaban quienes entraban a la mansión del vizconde.
En aquel evento social la invitación no era necesaria, bastaba con que los sirvientes vieran la calidad de la ropa de quienes pretendían entrar para dejarlos pasar o no.
Por supuesto ni "Lady Ciel" ni su "tutor" tuvieron problema alguno, sobre todo por que madame Red anuncio a Ciel como su "hermosa y querida sobrina de un país vecino"...
Aquella era la ultima fiesta de la temporada y según se había enterado, otra fiesta mas se celebraría esa noche en aquella mansión, solo que seria una fiesta privada. Su objetivo por supuesto era lograr colarse en la fiesta privada y descubrir si el vizconde era o no Jack el destripador.
"Esta va a ser una noche larga" pensaba Ciel con descontento mientras observaba a todas las personas entrar a la mansión. "Bien debo concentrarme en encontrar al vizconde..."
No le costó demasiado encontrar al extravagante rubio de ojos del color de las violetas.
Era un muchacho joven y refinado, de traje blanco, del que nadie jamas hubiera sospechado que pudiera llegar a ser un asesino serial.
Pero Ciel había aprendido perfectamente que no había que dejarse llevar por las apariencias. Y él era el mejor ejemplo de esa frase.
En el salón algunas parejas bailaban al ritmo de la elegante musica clásica que ambientaba la lujosa estancia y el vizconde hablaba con algunas mujeres.
No era aun el momento ideal para acercarse asi que Ciel decidió esperar un poco mas, toqueteándose nerviosamente los molestos guantes que llevaba puestos...
-My lady... ¿Me permite esta pieza?- dijo de pronto esa voz sexy  que conocía tan bien. Justo debajo de su oreja, a milímetros de besarle el cuello...
-Compórtate quieres?- masculló Ciel mirándolo de reojo y alejándose un poco.
-Jaja por ser esta noche, seguramente al tutor se le permite bailar con la señorita- respondió Sebastian muy descaradamente, sujetándolo del codo y arrastrándolo hacia la pista de baile. Ciel totalmente ruborizado intento soltarse pero no había comparación entre sus fuerzas y las de su mayordomo...
Sebastian lo fue haciendo danzar a pesar de lo espantoso que era Ciel para esas cosas y antes de que el joven conde pudiera evitarlo ya se encontraban dando vueltas por todo el salón.
Sebastian sabía llevarlo a pesar de la diferencia de altura y hacía a Ciel sentirse como si en cualquier momento sus pies fueran a despegar del suelo y su mayordomo  pensara en hacerlo volar mientras bailaban.
Ciel lo miraba todo ruborizado y molesto mientras que Sebastian solo mantenía esa sonrisita adorable y picara que hacia ver aun mas hermoso su rostro que de costumbre.
Poco a poco Ciel comenzó a disfrutar de estar en aquellos brazos y tambien a sentirse un poco mareado por tantas vueltas.
Varios de los presentes los miraban y entre esos presentes, Ciel divisó a una chica de bucles rubios que conocía bien.
-No puede ser!!! Que hace Lady Elizabeth aquí??- le susurró Ciel a su mayordomo espantado.
Si su prometida lo veía asi... No quería imaginarse lo que pasaría.
Elizabeth era incapaz de ser discreta y revelaría la identidad de Ciel apenas la descubriera incluso aunque no fuera su intención.
"Dirá algo como: CIEELLLL QUE HACES CON ESE VESTIDO??? ES MUY LINDO PERO ES DE NIÑAAA- o algo asi..." Pensaba Ciel mientras veía a la joven acercarse hacía él...
Sin embargo Sebastian, siempre preparado, arrastro a "su señorita" en la dirección contraria.
Lizzy ya había visto el vestido de Ciel y por lo visto pensaba en acercarse a la damita que lo llevaba para preguntarle que modisto se lo había hecho, pero Sebastian detuvo a uno de los mozos que andaban sirviendo bebidas entre los presentes y señaló disimuladamente a Lady Elizabeth -Sirvale una bebida a esa señorita de allá por favor-
Elizabeth fue retenida por el mozo asi que Ciel y Sebastian lograron escapar de su mirada...
-Que cerca que estuvo eso...- suspiró Ciel apoyando la espalda contra el muro de piedra.
-Si Elizabeth nos llega a ver estaríamos en serios problemas... Tengo que encontrar la manera de acercarme al vizconde y...-
Ciel no pudo decir nada mas por que en ese momento una mano fuerte jaló de su muñeca, empujándolo sobre los arbustos del jardín a donde había huido con Sebastian.
Por la sorpresa Ciel no sostuvo su sombrero y se le desataron las cintas rosadas con las cuales estaba sujeto y el sombrero termino en el suelo, mientras que tanto Ciel como Sebastian acabaron escondidos entre algunas plantas del jardín...
-Que haces...?- susurró Ciel furioso, aunque su mayordomo había sido sumamente cuidadoso al empujarlo.
No había terminado de decir esa frase cuando vio a Lady Elizabeth salir tambien al jardín, en compañía de aquel guapo joven de cabellos rubios que era el anfitrión.. Y la persona que Ciel debía investigar.
Nada mas verlos juntos el pequeño conde se alarmó.
¿Acaso ese bastardo pretendía hacerle daño a su prima y prometida?
No es que lo de prometida le importara mucho.. Pero era su prima. Su familia y tambien una de las escasas personas en las que había depositado algo de su confianza.
Ella y Madame Red por supuesto.
Incluso deseaba que después de que él muriera ella fuera capaz de encontrar un hombre que la hiciera feliz.
Sin embargo, ver a ese Druitt tan cerca de ella le ponía los pelos de punta.
-Bocchan... Soy yo o tiene una mirada de celos hacia esos dos?- murmuró Sebastian entonces al oído de "su señorita".
La voz del demonio sonaba juguetona como siempre y criminalmente sexy, pero tenia un trasfondo de molestia.
-Claro que no idiota! Solo estoy preocupado. No puedo permitir que le haga daño si el resulta ser el asesino.- respondió en un susurro Ciel.
El vizconde sin saber que tenía audiencia hablaba con Elizabeth bastante descaradamente y la jovencita varios años menor tenia una expresión que no daba lugar a dudas de que no sabía como sacárselo de encima..
Por suerte para ella el vizconde vio el sombrero rosa que se le había caído a Ciel y lo recogió del suelo con sorpresa..
-Mi sombre...- dijo Ciel alzando la voz ya que ni siquiera se había dado cuenta de que lo había perdido.
Antes de que dijera algo mas, Sebastian le puso una mano en la boca y le rodeó la cintura con el brazo.
Ambos estaban tirados sobre el césped y Sebastian estaba a medias encima de Ciel, lo que estaba empezando a calentar la sangre del demonio.
-De quien será esto...- murmuró el vizconde mirando el bonito sombrero y enseñándoselo a Lady Elizabeth.
-Creo que era de una dama que tenía un vestido muy muy bonito- comentó la jovencita.
-Entonces lo guardaré hasta que venga por él. Con un gusto tan refinado solo puede ser tan bella como la mas pura de las flores de mi jardín..- suspiró el rubio con una expresión soñadora.
Ciel pretendía seguir escuchando la conversación pero no pudo hacerlo mas por que algo cálido y húmedo se deslizó desde el lóbulo de su oreja hasta su barbilla...
-Se-Sebastian... Que haces??- susurró Ciel entremedio de los dedos de su mayordomo que aun cubrían su boca.
Aquello cálido que lo había recorrido era la lengua de Sebastian.
-Perdón My Lady... La sangre de este tutor esta ardiendo..- susurró Sebastian otra vez con esa risita irreverente.
-Estas loco?? Si te sientes asi solo apártate!!- le respondió Ciel intentando alejarse.
Sin embargo consiguió todo lo contrario, ya que su mayordomo lo aferró aun mas contra su cuerpo, poniéndose casi encima de él.
Sebastian le empezó a besar la nuca y a deslizar sus manos hacia abajo con toda la intención de subirle vestido.
Ciel estaba ruborizado a mas no poder, quería protestar por lo imprevisto de la situación, pero si lo hacia acabarían escuchándolos.
Por otro lado no daba mas. Era demasiado excitante la posibilidad de ser descubiertos en aquella situación y para colmo Sebastian sabía exactamente donde y como tocarlo.
Ciel soltó un gemido muy bajito mientras intentaba respirar con la cara apoyada contra el pasto.
Sebastian le acariciaba las piernas y los muslos, metiendo luego la cabeza por debajo de su falda para besarlo y lamerlo.
La situación era tan fuerte que Ciel pensó que no aguantaría ni un minuto mas y empezaría a gemir a pesar de que su mayordomo aun le tapaba la boca con la mano.
Sebastian volvió a subir entonces y sacando la mano de la boca de su Bocchan silenció cualquier posible gemido con un beso de lengua húmedo y ardiente.
Ciel ya no podía decir nada mas. Sin embargo cuando pensó que Sebastian simplemente lo haría suyo en el jardín del Vizconde, con el propio vizconde allí, el mayordomo se apartó y se puso de pie.
-Bien Bocchan. Ya no hay peligro. Ya se fueron esos dos.-
Ciel se quedó mirándolo desde el suelo, sonrojado y con la respiración entrecortada.
-Desgraciado...- apenas pudo murmurar...
-Lo siento, My Lady...- dijo Sebastian con una sonrisa encantadora y dándole la mano para que se levantara, aunque Ciel la rechazó orgullosamente y se levantó como pudo, algo tambaleante.
Sentía que las piernas le iban a fallar de un momento a otro, asi que Sebastian lo sujetó contra su pecho.
-El vizconde y Lady Elizabeth se han separado por lo que vi, ahora es el momento ideal para ir a buscarlo y...-
-Y presentarme como la hermosa dama que perdió el sombrero- Concluyó Ciel con sarcasmo aunque su voz aun sonaba débil y temblorosa.
-Asi es Bocchan- respondió Sebastian -Tenga cuidado. Yo me asegurare de mantener a Lady Elizabeth lejos-
-Bien..- murmuró Ciel comenzando a alejarse de el.
-Por cierto Bocchan... En la mansión terminaremos lo que empezamos aquí...- le susurró Sebastian con una risita dándole un beso en el cuello que hizo estremecer a Ciel hasta lo mas profundo de su ser.
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"Estupido y sensual demonio... Como es posible que yo, Ciel Phantomhive, haya terminado de esta manera..? Recibiendo este tipo de placeres... De mi mayordomo y demonio personal...? Supongo que era inevitable... Pero enamorarme... No.. No estoy enamorado! Definitivamente no lo estaré hasta no saber que siente el por mi... Rayos eso es una estupidez.. No puedo preguntarle nada y sus actitudes me confunden demasiado.. Aveces parece que me desea.. Y aveces parece que solo simplemente se burla de mi.." Ciel iba pensando en todo esto mientras cruzaba el salón de baile hacia donde había visto que estaba el rubio anfitrión de la fiesta, debía comportarse y despejar su mente para ser capaz de fingir a la perfección frente a aquel joven...
El vizconde aun sostenía entre sus manos el sombrero rosa de Ciel y cuando vio llegar a "aquella hermosa dama de cabellos azabaches" supo de inmediato que se trataba de la dueña del sombrero.
-Hola...- saludó Ciel intentando fingir timidez y voz de niña.. Por suerte lo que su mayordomo le había hecho en el jardín aun lo tenia sonrojado y ese rubor daba el toque perfecto al embuste.
-Buenas noches mi elegante dama- saludó el rubio -Será usted por casualidad la propietaria de este hermoso sombrero?-
-Asi es...- sonrió Ciel.
-Entonces permítame devolverle a tan hermosa cabeza su bello adorno, mi pequeño petirrojo..- y caballerosamente el vizconde coloco el sombrero en su lugar.
Ciel por dentro se moría de ganas de asestarle un buen puñetazo a ese atrevido que ya lo estaba mirando como el lobo a una ovejita desprotegida, pero se contuvo.
-Sabe Vizconde.. Ya estoy algo aburrida de la comida y la bebida...- dijo Ciel, pensando en la manera de conseguir que aquel tipo lo llevara a su fiesta privada.
-Como es eso... Acaso.. Buscas algo mas interesante, petirrojo?- preguntó el rubio deslizando suavemente una mano para sujetar la cintura de Ciel.
La cara del conde estaba azul del espanto, si seguía teniendo que lidiar con aquel tipo en verdad le saldría urticaria.
"Debo soportarlo... Si no todo eso habrá sido para nada" se recordó Ciel, pensando en las mil clases que había tenido que soportar de Madame Red y de Sebastian acerca de como comportarse como "toda una señorita"
Y sobre todo... El espantoso corset que habla tenido que soportar hasta ahora...
-La verdad es que si...- respondió Ciel sonriendo un poco con voz cómplice.
-Vaya vaya... Mhhh no creo que estes preparada todavía..- murmuró el vizconde aun asi sobando un poco mas la cintura de Ciel.
El conde miró hacia la pista de baile donde estaban danzando las parejas, del otro lado divisó a Lady Elizabeth, estaba mirando en su dirección con todo el aspecto de pensar en acercárseles apenas terminara la pieza...
"Maldición si no consigo que este tipo me lleve a la fiesta privada antes de que termine esta pieza estaré acabado" pensó Ciel con desesperación.
-En verdad si lo estoy, ya soy toda una dama- insistió Ciel intentando que no se le notaran los nervios.
-Que insistente eres mi petirrojo... Tengo que pensarlo...- respondió el vizconde.
La pieza de baile terminó justo en ese momento y por supuesto Elizabeth fue hacia ellos...
"Maldición mi vida ha terminado" pensó Ciel con horror..
-Hace rato estas distraída mirando algo...- murmuró entonces el vizconde sujetándole la barbilla a Ciel...
Y este en el colmo de la desesperación estaba por escaparse , cuando de pronto Sebastian apareció en escena, interponiendo una caja delante de Lady Elizabeth y presentándose como el mago de la fiesta.
Aunque traía una expresión encantadora como siempre y un antifaz en los ojos, cualquiera que hubiera podido adivinar lo que había bajo su expresión habría notado la molestia, el odio y el deseo de sangre del demonio.
Había estado vigilando a su "Lady" y al desgraciado vizconde todo el rato.
Solo para ver como ese rubio le pasaba una mano por la cintura a SU Bocchan.. Y para colmo Ciel estaba ruborizado...
Seria posible que le gustara ese rubio insignificante???
Sin embargo no era momento de pensar esas cosas y el demonio se volcó en proteger a su amo...
"Me salvé.." Pensó Ciel con un alivio enorme...
-Huh? No recuerdo haber contratado a un mago para la fiesta.. En fin..- murmuró el vizconde.
-Ya estoy aburrida tambien de la magia y de los magos vizconde.. Asi que.. Me lleva a ese lugar interesante? Por favor?- preguntó Ciel..
"Espero no haber sobreactuado" pensaba el conde arrepintiéndose del "Por favor" que había soltado al final.
Sin embargo esta vez una sonrisa iluminó las facciones del vizconde y este asintió...
-Bien mi petirrojo.. Te llevaré..-
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Ciel siguió al vizconde por una escalera semi oculta hacia una habitación a oscuras.
El ambiente olía raro... Dulce...
Ciel de pronto sintió que sus piernas fallaban y se precipitó al suelo, totalmente mareado por aquel olor.
-Descansa... Mi petirrojo...- fue lo ultimo que escuchó de la boca del vizconde...
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Y estaba acordándose en un sueño de como Sebastian había conseguido ponerle el corset, cuando despertó.
Tenía los ojos vendados, pero escuchaba el sonido de varias personas mas en la habitación.
-Y ahora tenemos el articulo especial de la noche- escuchó decir a una voz que identificó como perteneciente al vizconde Druitt.. -Pueden simplemente admirarla o tenerla como mascota. Incluso es ideal para un sacrificio ritual..-
Todos pujaban dando ofertas por "la hermosa señorita" y Ciel de inmediato estuvo seguro de que era lo que pasaba.
Estaba claro que Druitt era el culpable. Posiblemente había matado a esas prostitutas y luego había subastado sus órganos. Era repugnante pero concluyente.
Para que todos vieran los hermosos ojos azules de Ciel, alguien le quito la venda de los ojos y en su ojo derecho brilló la marca del contrato.
No pensas quedarse en aquella inmunda jaula mucho mas.
-Sebastian, estoy aqui- anunció con su voz firme de siempre.
Un segundo después las velas de la habitación se apagaron y solo se oyeron gritos de sorpresa y poco mas.
De inmediato se volvieron a prender. Revelando a todos los nobles que habían participado de aquella fiesta secreta, incluido el vizconde, desmayados el piso...
-Vaya vaya... Creo que usted tiene un talento increíble para ser atrapado Bocchan..- comentó Sebastian con una risita, caminando hacia él.
-Aun cuando no te llame tu siempre vendrás por mi, sin duda- afirmó Ciel.
-Si.. Asi es.. Para eso es la marca del contrato... Para estar doblegado ante su voluntad.. Hasta el ultimo dia...- murmuró Sebastian, doblando con facilidad los barrotes de la jaula donde estaba Ciel y rescatándolo de allí dentro.
-Y yo no miento como los humanos...-
-Asi es. Solo tu no puedes mentirme jamas Sebastian- murmuró Ciel mientras su demonio cortaba las cuerdas con las cuales lo habían maniatado.
-Quédate conmigo... Hasta el final...-
-Yes, my lord..- murmuró Sebastian acariciando con un dedo el labio inferior de Ciel... -Es hora de volver a casa.. Antes de que llegue Scotland Yard..-
Sebastian tomó a Ciel en brazos con facilidad y corriendo se lo llevó hacia el exterior, saltando por encima de los techos con su "señorita" aferrada a él...
Lady Elizabeth estaba en el patio y creyó ver a alguien por uno de los techos de la mansión, sin embargo cuando miró hacia allí no había nadie.
Jamas hubiera siquiera imaginado que aquella visión no había sido nada mas y nada menos que su prometido vestido como una hermosa dama, en brazos de su demonio y mayordomo, que era llevado de vuelta a casa para una noche de infernal pasión.

Notas finales:

:3 yeah maldito y sexy Sebastian xD próximo capitulo arderemos a fuego lento con ese par *-* dios son perfectos.. En fin gracias por leer besos! ^^


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