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Sólo para mi por Euridice

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Notas del capitulo:

Al fin he podido actualizar y dejarles el siguiente capítulo, cada vez queda menos!!!

Les hago un pequeño adelanto: Saga descubrirá la maldad de Misty y tratará de hacérselo saber a Milo. Le creerá el caballero de escorpio?

 

Atardecía en el santuario y Milo seguía en su profundo sueño; deseaba no despertar, ya que soñaba con su caballero de los hielos, que estaban juntos nuevamente compartiendo una noche juntos, como tantas habían vivido, soñaba con esos labios tan suaves y con los profundos ojos azules de Camus. Sonreía dormido ante esa imagen; no advirtió los pasos acercándose a él, pero lo despertaría una voz al poco tiempo.

-  Milo…despierta.

 

-  M…Misty- dijo el caballero de escorpio aún algo dormido, abriendo sus ojos.

 

-  ¿Qué hacías aquí solo? Te he estado buscando, ¿has comido algo?- preguntó con algo de preocupación el rubio.

 

-  No…yo….discutí con Camus….necesitaba despejar mi mente, y me dormí…

 

-  Ohh mi bichito…no estés triste- dijo Misty con tono aniñado para sonar tierno- Vamos a mi casa, te prepararé algo de comer.

 

Milo fue junto a Misty y una vez en la casa de éste, se dio un largo baño mientras el rubio preparaba la cena. Se sentía aún muy mal por la discusión con Camus, lo cual se notaba en su semblante; cenó junto a su amante, aunque no tenía mucho apetito, y luego de ver una película tuvieron sexo. Misty se mostró tan complaciente como siempre, e hizo su mejor esfuerzo para cambiar la cara del escorpiano, algo que logró por un corto lapso; al rato que terminaron el acto sexual, Milo se quedó acurrucado al lado de Misty, con muchas dudas en su cabeza aún y con algo de congoja, por lo que sintió que debía aclarar algunas cosas.

-  Misty… ¿me quieres?

 

-  ¿A qué viene esa pregunta?- cuestionó con una sonrisa el de cabello rubio.

 

-  ¿Por qué estás conmigo?

 

-  ¡Qué pregunta esa!...porque me gustas…

 

-  ¿Qué te gusta de mi?- preguntó el de la octava casa, con curiosidad. Misty vaciló un momento.

 

-  ¿Qué qué me gusta?...eres el caballero dorado más sexy…y tienes el traserito más bonito de todos en el santuario.

 

-  No estás hablando en serio…. ¿verdad?

 

-  Milo….no eres cualquiera para mi, eres mi bichito…duérmete ahora, ¿sí?- agregó el caballero de plata y besó al caballero de escorpio.

Misty se quedó dormido en cuestión de minutos, pero Milo fue invadido por un gran sentimiento de desvalorización; la respuesta de su amante hizo mella en su interior, “¿sólo me quiere porque tengo un lindo par de nalgas?, ¿acaso no hay nada más en mí que eso?”, se preguntaba. Pensaba que si él solo era un joven sexy para Misty, ¿valdría la pena seguir saliendo con él? Lo invadió la idea de que fue un terrible error haberse dejado encandilar por el caballero de plata y sus empalagosas demostraciones de cariño, y que ya no quería estar con él. Pensó nuevamente en el caballero de acuario; tal vez no le llenaría los oídos con palabras dulces, ni sería muy demostrativo, pero bastaba con verlo sonreír para darse cuenta del cariño que el de la onceava casa le tenía. Sin poder dormir, lloró silenciosamente mientras su amante dormía, pensando que probablemente Camus lo amó alguna vez, y que ahora que reconocía que él también lo amaba, quizás ya era muy tarde para recuperar lo que habían tenido.

Al otro día despertó algo tarde y Misty se encontraba preparando el desayuno. Milo estaba muy callado pensando en lo que había hablado con el caballero de plata la noche anterior, y después de una larga reflexión sintió que debía tomar cartas en el asunto. Además aún rondaba en su cabeza lo que Aldebarán le había contado que ocurrió en el cumpleaños de Dokho; ¿por qué le mentiría su amigo? El de tauro no era de inventar ese tipo de cosas. Fue así que, mientras tomaban un café, Milo ya no calló.

-  Misty…es muy difícil para mí decirte esto, pero ya no quiero estar contigo…

 

-  Pero… ¿qué dices?- preguntó sorprendido.

 

-  Ya no me siento cómodo a tu lado…

 

-  Pues hace unas semanas no te veías nada incómodo- reprochó el rubio, con cierta molestia.

 

-  Escucha, has sido muy tierno, pero admítelo, tú no me amas….y a decir verdad, yo tampoco…- agregó Milo con sus ojos llenos de lágrimas.

 

-  Pero pasamos muy bien juntos…

 

-  Sí, es cierto, pero quiero más que eso- dijo el caballero de escorpio con cierta melancolía.

 

-  ¿Estás seguro de que ya no quieres salir conmigo?- preguntó Misty y Milo asintió, con lágrimas en las mejillas.

 

-  Lo siento…- fueron las últimas palabras del escorpiano.

 

Misty se quedó mirando al peli azul por un instante aún atónito por la confesión que este acababa de hacerle; al poco tiempo el caballero de la octava casa tomó sus pertenencias y se fue de allí. El rubio se mostraba irritado por el hecho de que Milo, su juguete para el sexo, como lo llamaba a ocultas, se le escapara de las manos, y estaba convencido de que todo era porque el peli azul aún guardaba sentimientos por el caballero de acuario. Él quería seguir saciando su irrefrenable hambre de sexo, y el caballero de escorpio era ideal, pues admitía que el maldito era muy bueno en ese asunto, pero su plan de quitar del medio al “iceberg” no había funcionado, y ahora pensaba que debía buscar otra víctima para sus lujuriosas necesidades.

Esa misma mañana en la casa de géminis, Saga llegaba de su entrenamiento y Kanon apenas se había levantado. Ya eran alrededor de las once y al ver entrar a su hermano, no pudo refrenar sus impulsos de chismoso y le contó lo que había sucedido en el entrenamiento del día anterior. Explicó a Saga cada detalle de la escandalosa pelea que el caballero de escorpio tuvo con el de acuario, describiendo con gran precisión todo lo que ambos se habían echado en cara; y fue así que no se contuvo y llevó al diálogo la acusación que el escorpiano había hecho al de acuario.

-  Es muy curioso, Saga, pero Milo mencionó algo como que tú te acostabas con Camus, que ustedes nunca habían dejado de mantener relaciones…

 

-  ¿Qué diablos…? ¿Cómo Milo pudo saber que Camus y yo…?- fue lo único que atinó a decir Saga.

 

-  Dime algo hermano, ¿acaso tuviste el descaro de acostarte con tu ex, sabiendo que él salía con Milo?

 

-  ¡No, claro que no! Camus y yo nos acostamos algunas veces, es cierto, pero fue luego de que él se alejara de Milo por descubrir que lo engañaba con…- explicó el gemelo mayor y se quedó en suspenso, como si algo en su mente hubiera hecho un clic- ¡MISTY!- agregó.

 

-  ¿Misty? ¿Y qué tiene que ver ese en todo este asunto?- preguntó Kanon.

 

-  ¡¡¡Maldito sea!!!- exclamó furioso, tirando violentamente al suelo las vendas que usaba en sus manos para entrenar- ¿Cómo pude ser tan estúpido? Misty lo planeó todo para quitar a Camus del medio…y yo caí en su trampa como un idiota…

 

-  Explícame bien, porque no entiendo, ¿qué planeó Misty y por qué te involucra?- preguntó Kanon, y su gemelo procedió a explicarle todo lo ocurrido.

----------------------------------------Flashback-----------------------------

Era una mañana como cualquier otra en el santuario, y Saga observaba atentamente al caballero de acuario entrenando. Lo veía muy activo, pero tenía la corazonada de que el caballero de los hielos contenía una gran tristeza detrás de su frío semblante; “¿por qué se verá tan triste Camus?” se preguntó en voz alta sin notar que Misty estaba justo detrás de él y lo había escuchado.

-  Pues parece que el cubo de hielo sí tiene sentimientos después de todo…- dijo el rubio.

 

-  ¿Qué rayos dices?- exclamó Saga, algo irritado. Pues a pesar de que su relación con el acuariano no funcionó, le guardaba gran respeto, y cierto afecto también.

 

-  Pues al parecer ya no sale con Milo…- dijo Misty.

 

-  ¿Y tú como lo sabes? ¿Desde cuándo eres tan amigo de Camus?

 

-  No necesito ser su amigo para saberlo…

 

-  Ahora entiendo por qué tiene esa mirada tan taciturna…- agregó el geminiano.

 

-  ¿Y por qué no lo alegras un poco?- dijo Misty con una sonrisa macabra, haciendo que Saga diera un respingo.

 

-  ¿Crees que él querría…?- preguntó el caballero de la tercera casa.

 

-  Eres su ex, ¿no? Tal vez revivir viejos tiempos le pueda ayudar a dejar atrás al bicho…

 

-  No…no podría hacer algo así, no es correcto jugar con los sentimientos de Camus.

 

-  Vamos, ¿qué tienes que perder?, calienta al iceberg por un par de noches y se le pasará- agregaba Misty, intentando convencer a Saga de que se acercara a su ex pareja.

 

-  ¿Tú crees? Camus nunca fue de los que tienen sexo casual…

 

-  Pero no es casual, él te conoce, confía en ti, no serás un extraño de un bar….

 

-  Tal vez tengas razón…me da pena verlo así, si puedo hacer algo para animarlo, lo haré- dijo Saga con gran decisión, y Misty sonreía viendo que su plan tomaba forma.

---------------------------------------------fin del flashback--------------------

-  Saga, ¿cómo pudiste dejar que ese tipo te manipulara y convenciera tan fácilmente?- preguntó Kanon, atónito.

 

-  No lo sé….nunca pensé que Misty fuera tan cruel con Camus. Unos días después de que Milo nos vio teniendo sexo fui a ese lugar donde él suele ir, para explicarle que Camus nunca lo engañó, que teníamos sexo luego de que dejara de salir con él, pero Misty estaba allí y dijo que a Milo ya no le interesaba Camus.

 

-  Pues ahora deberás arreglar este desastre; al menos dile a Milo que él ya no salía con Camus cuando empezaste a tener sexo con él- sugirió Kanon a su hermano- debiste verlo ayer, estaba totalmente fuera de sí.

 

-  Sí, debería hacerlo- sentenció Saga y decidió que iría al templo de escorpio cuanto antes pudiera.

 

Esa tarde Saga se dispuso dar una caminata por los alrededores del santuario para pensar bien cómo le explicaría a Milo la terrible trampa que Misty había planificado para mantener a Camus fuera de la vista del escorpiano. Cada idea que se le ocurría terminaba por descartarla, pensando que se volvería confuso de explicar, y que solo confirmaría las sospechas del caballero de la octava casa. Resignado, se recostó sobre las escaleras de unas ruinas, sin notar que Aioria y Marin estaban allí (actuando normal, para no dejar en evidencia su relación); el caballero de leo y la amazona se acercaron al geminiano, que lucía estresado.

-  ¿Día largo?- preguntó Aioria.

 

-  Ni te imaginas….tengo un gran problema que resolver y no sé por dónde empezar…- contestó Saga.

 

-  ¿Problemas con Kanon?- insistió el de leo.

 

-  Ojalá lo fuera…es sobre Milo y Camus.

 

-  ¿Y qué tienes que ver tú con ellos?- cuestionó Aioria, mientras Marin escuchaba atentamente a su lado.

 

-  Digamos que descubrí de dónde sacó Milo todas esas extrañas ideas de que Camus lo engañaba…

 

-  ¿En serio?

 

-  Sí, fue Misty quien armó todo el embrollo- explicó vagamente Saga.

 

-  ¡¿Misty?! ¡¿Ese pervertido?!- exclamó Marin, indignada.

 

-  ¿Y cómo sabes tú que es pervertido?- preguntó Aioria a la amazona, con una sonrisa burlesca.

 

-  ¿Cómo no saberlo? Siempre venía aquí a contar sus hazañas sexuales, es realmente desagradable. Además de que no hacía más que distraer a mis estudiantes…- explicó Marin.

 

-  ¿Quieres decir que él viene siempre aquí a alardear sobre sus conquistas?- cuestionó Saga abriendo los ojos.

 

-  Sí, así es, realmente es muy molesto- afirmó la amazona y Saga se mostró muy reflexivo hasta que se le encendió la luz en su cerebro, asegurándose que ya tenía la idea perfecta para que Milo descubriera por sí mismo la maldad de Misty.

 

Saga preguntó a Marin cuándo se reunía Misty a contar sus proezas y la joven le afirmó que se aparecería allí el miércoles alrededor de las once, que era cuando siempre se reunía con alguno de sus compañeros de plata. El geminiano agradeció a la amazona por tan valiosa información y se dispuso a elaborar su estrategia: llevaría a Milo hasta allí y lo escondería para que escuchara con sus propios oídos lo malvado que era Misty. Era seguro que el caballero de plata haría algún comentario del de la octava casa y de cómo lo conquistó, y obviamente también contaría cómo sacó a Camus del medio para salir triunfante.

En Siberia el caballero de acuario, luego de un largo y cansador viaje, se dispuso a acomodar sus pertenencias en una pequeña cabaña en la cual se refugiaba siempre que iba, desde que empezó a entrenar; era acogedora a pesar del tamaño, y tenía las comodidades básicas. Esa noche durmió bastante, pues el vuelo tuvo muchas escalas, sumado al viaje en tren para llegar a su destino, trasbordos que lo agotaron; al otro día comenzaría a entrenar y, por supuesto, a recorrer el lugar donde se convirtió en caballero. Siberia tenía esos fríos paisajes de peculiar belleza, donde el blanco predominaba, surcado por algunas tonalidades de azul, que aunque muchos consideraban desolados, al de la onceava casa le transmitían una gran paz y armonía. Cuando se despertó, luego de un desayuno ligero entrenó arduamente, pues el lugar le daba la fuerza de espíritu que necesitaba para mejorar sus técnicas y mantenerse ocupado. Una vez que finalizó dio una larga caminata por esa vasta tundra, en la cual no había más que algunos aldeanos que se dedicaban a pescar, o a criar renos y perros Husky, a los cuales entrenaban para tirar de los trineos.

El frío era intenso, pero Camus ya estaba adaptado a él, y una vez que recorrió las zonas más cercanas a su morada, se dirigió a un lugar al que solía ir cuando era aún un niño en esa lejana tierra; era una cueva de hielo que se formaba en el lago Baikal. Una vez que llegó allí se sintió como en casa; ese era el lugar al cual le gustaba ir a refugiarse cuando necesitaba un momento en soledad, era alejado, silencioso, y sumamente bello. Desde adentro de esa cueva, por años, pasó horas observando las hermosas auroras boreales y se maravilló ante ese espectáculo de la naturaleza. Se quedó allí un buen rato y tuvo la extraña pero cálida sensación de volver a su infancia, cuando en sus pocos ratos libres del exigente entrenamiento para convertirse en caballero imaginaba que era un explorador en esa imponente gruta. Se tumbó en el suelo y observó el techo de esa helada caverna pensando que, en cierta forma, ese lugar era como él mismo: frío en apariencia, pero quien se aventuraba a cruzar las capas de hielo, encontraría su belleza y calidez. Esa metáfora le recordó a Milo; el caballero de escorpio fue el único capaz de atravesar sus capas de hielo y llegar a lo más profundo de su ser. No contuvo sus sentimientos allí, en su refugio secreto, y soltó un par de lágrimas al recordar al de la octava casa; reconocía que Milo podía ser muy testarudo, como lo fue tan solo algunos días atrás en esa brutal pelea que habían tenido, pero lo amaba a pesar de sus defectos, era alguien especial para él.

Estuvo casi una hora allí, hasta que empezó a sentir hambre y decidió regresar a su cabaña para almorzar. En el camino se encontró a una mujer que lo conocía desde su infancia y se había encariñado con él; una rusa que estaría ya en sus cincuenta años, que se dedicaba a ofrecer sus trineos tirados por perros a los aventureros turistas que ocasionalmente iban allí. Le ofreció almorzar con ella y su esposo a lo cual Camus aceptó pues la mujer, llamada Nina, era muy amable y se veía feliz de reencontrarlo después de tantos años allí.

Era ya miércoles y, en el santuario, Saga no podía esperar a llevar a cabo el plan que desenmascararía a Misty; lo había calculado fríamente y no había posibilidad de error: Milo iría a entrenar a las nueve, lo cual le llevaba siempre alrededor de una hora y media, dándole a Saga el margen de tiempo ideal para llevar al escorpiano a las ruinas donde Misty se encontraba con sus camaradas de plata para contarles sus andanzas, lo escondería y lo haría escuchar la conversación. Rezaba a Zeus para que Misty hablara de Milo y Camus ese día, ya que si no era así, el caballero de escorpio seguramente se molestaría, y él quedaría como un idiota. En el coliseo vio a Milo entrenar junto con Aldebarán; Saga se dedicó a lo suyo y entrenó junto a Shura esa mañana. Una vez que finalizaron, esperó a que Milo tomara un pequeño descanso y se acercó a él; al principio el de la octava casa no quería siquiera dirigirle la palabra al geminiano, pues aún le guardaba rencor por acostarse con Camus, pero luego de un par de regaños de Aldebarán, Milo finalmente accedió y escuchó a Saga, quien lo llevó al lugar de encuentro de Misty.

-  ¿Por qué me traes aquí? ¿Qué es lo que buscas?- cuestionó el de escorpio, aún molesto.

 

-  Milo, hay algo que debes saber, y no te lo voy a decir yo, lo escucharás por ti mismo.

 

-  ¿De qué hablas? ¿Qué estás planeando ahora? ¿Mostrarme como te acuestas con algún saliente de alguno de nuestros compañeros?

 

-  ¡¡¡Por Athena, Milo!! ¡¡¡Deja ya tu obstinación!!!

 

-  ¡¿Qué estás tramando?!

 

-  ¡¡No estoy tramando nada!! , solo necesito que te quedes detrás de esta columna y prestes atención a lo que escucharás…- insistió Saga, tomándolo del brazo y escondiéndolo detrás de una columna caída.

 

-  ¡¡¿¿Qué clase de ridiculez es esta??!!

 

-  ¡¡¡Tranquilízate!!! , ¡¿quieres?! ¡¡Si realmente deseas saber por qué Camus se alejó de ti, haz lo que te digo!!- ordenó el gemelo y al oír el nombre de su amado, Milo recapacitó y obedeció.

 

Estuvo allí apenas diez minutos y ya empezaba a enfadarse con Saga; no obstante, al poco tiempo escucharía unas voces que se aproximaban al lugar, y a una de ellas la reconoció rápidamente: era Misty.

-  …así que, mi querido Argol, ahora debo buscar un nuevo juguete…

 

-  ¿No funcionó con el caballero de escorpio? Debo admitir que eliges muy bien; es muy sexy…- agregó el caballero de Perseo, y Milo escuchaba atentamente, apretando los puños al oír que Misty se refería a él como a un juguete.

 

-  Sí, eso es cierto, pero el muy tarado estaba obsesionado con ese cubo de hielo…

 

-  ¿Te refieres a Camus de Acuario?

 

-  Así es; realmente no sé qué le ve; debe ser el tipo más soso de todo el santuario, siempre con esa cara inexpresiva. No entiendo cómo lo ama siendo que lo golpeó y lo dejó en ridículo frente a sus compañeros…- explicaba Misty, mientras Milo intentaba contener su furia.

 

-  ¿Lo golpeó? ¿Por qué hizo eso?- preguntó riendo Argol.

 

-  Porque descubrió al cubo de hielo en la cama con ese bipolar de Saga y el bicho enloqueció, armando un tremendo escándalo en pleno entrenamiento, sacando de quicio al iceberg…

 

-  ¡Vaya! Será un cubo de hielo, pero al parecer es muy cachondo…

 

-  Milo es tan ingenuo….si supiera que fui yo quien convenció a Saga de que se acueste con el cubo de hielo para alegrarlo, porque Saga no soportaba ver al congelador deprimido porque Milo salía conmigo…- agregaba Misty y el de la octava casa no podía creer lo que oía.

 

-  ¿Tú…tú le dijiste a Saga que se acostara con Camus?- cuestionaba Argol, ya muy sorprendido de que Misty tuviera una mente tan retorcida.

 

-  Exactamente…y cuando el bicho vino a mis brazos a llorar que vio a su cubo de hielo fundiéndose en la cama con el dos caras, aproveché la oportunidad para decirle que lo estuvo engañando con Saga todo el tiempo para sacar al iceberg del camino…- Milo comenzó a sentir náuseas al darse cuenta de la perversa trampa que Misty le había tendido a su amado Camus, y que involucrara a Saga injustamente.

 

-  ¡Wow!...Misty…eres perverso…- agregó Argol, anonadado.

 

-  Bueno, todo se vale en el amor y la guerra, ¿no es así? Aunque por desgracia el bicho no me duró mucho…pero no importa, ¿sabes?, he estado mirando mucho a ese Shura de capricornio, dicen que los españoles son muy fogosos. Solamente tengo que correr a ese frívolo sueco de piscis y lo tendré comiendo de mi mano…- agregó Misty riendo triunfante, pero Milo ya no aguantaba más su odio y salió de su escondite a confrontar al malvado conspirador. Se paró frente a ambos caballeros y aplaudió con ironía.

 

-  ¡Felicidades, Misty! Con esa mente maestra podrías escribir una tragedia griega….

 

-  ¡M…mi…Milo! Yo…solo…- exclamó Misty sorprendido, y Argol contemplaba la escena, boquiabierto.

 

-  ¿Cómo puedes ser tan perverso? ¡¡¿¿Usar a Saga como títere para jugar con Camus, y todo para alejarme de él??!! ¡¡¿¿Qué te molestaba tanto de Camus??!! ¡¡¡Ah claro!!! ¡¡¿¿Que fuera más listo y bonito que tú??!!

 

-  ¡Ja, por favor…! Eres tan patético como él...

 

-  ¡¡¡Nooo!!! ¡¡¡Claro que no!!! ¿¿Será que te molesta que es más fuerte que tú?? ¿¿Y que tiene una armadura dorada, algo que ni naciendo de nuevo tú podrías lograr??- siguió acusando Milo- ¿¿O tal vez sea que se ha ganado mi corazón y que él también me ama?? ¡¡¡Eres un resentido porque sólo sabes abrirte de piernas, nadie te ama!!! ¡¡¡Tú eres el patético!!!

 

-  ¡¡¡Ya me cansé de tus berrinches!!!- dijo Misty poniéndose en posición de ataque- ¡¡te daré lo que mereces!! ¡¡¡FUERZAS DEMONÍACAS!!!

 

-  ¡¡Eres un ingenuo!!- exclamó Milo evadiendo el ataque- ¡¡AGUJA ESCARLATA!!- atacó y Misty quedó tendido en el suelo, paralizado. Argol intentó detenerlos pero no pudo; una vez que el rubio quedó fuera de combate, Milo se fue de allí a su refugio oculto del santuario.

 

Cuando llegó a su lugar favorito se recostó contra un árbol que allí había y no hizo más que llorar. Se sentía como un monstruo; rompió el corazón de su amado por aventurarse con Misty, lo acusó de promiscuo y mentiroso, dejándose llevar por engaños y su propia paranoia cuando lo vio con su discípulo, y como si todo eso fuera poco, descubre que tanto él como Camus habían sido víctimas del retorcido plan de Misty. ¿Qué haría ahora? ¿Cómo podría recuperar la confianza de su mago de los hielos, siendo que él no tuvo la consideración de escuchar lo que él tenía que decirle? ¿Con qué cara miraría al caballero de acuario después de aquél embrollo que armó en el entrenamiento? No tenía consuelo y su corazón se quebraba al pensar que quizás ya era muy tarde para disculparse con Camus y recuperar su amor, o al menos volver a ser amigos.

Cuando su llanto comenzó a amenguar, respiró profundamente y secó sus lágrimas; se incorporó y se fue de allí. Necesitaba desahogar toda esa angustia que lo había invadido, tenía que hablar con alguien que no lo juzgara y fuera confiable; por lo tanto decidió que debía visitar al caballero de tauro. Se dispuso a cruzar las doce casas, así que entró a la casa de Aries, y allí se encontró no solamente con su morador, sino también con el caballero de tauro. Mu preguntó a Milo si quería pasar, pero este respondió que buscaba a Aldebarán, que necesitaba hablar con él a solas. El caballero de cabello lila los dejó solos y salió de la casa junto a Kiki, para darles mayor privacidad a sus compañeros; una vez solos, Milo le contó todo lo que Misty había hecho, incluso no calló que perdió el control y después de que el caballero de plata lo atacara, él lo contraatacó con su aguja escarlata. Aldebarán estaba muy apenado por todo lo ocurrido, especialmente por el hecho de que dos santos de oro que tenían una amistad y cariño tan fuertes, fueran separados por una persona con tal maldad como Misty. El caballero de tauro aconsejó a Milo que debía calmarse primero, y una vez que su mente estuviera clara, debía hablar con Camus y disculparse por lo ocurrido. El caballero de escorpio regresó a su casa, donde se encerró y comenzó nuevamente a castigarse por la actitud que había tenido con Camus.

Mientras tanto, Camus se encontraba volviendo de su entrenamiento; en el camino se encontró con Nina, quien le saludó educadamente y le ofreció un trineo y sus perros husky para pasear por la tundra siberiana, pero el caballero de acuario decidió que lo haría otro día; necesitaba descansar y por ese motivo regresaba a su cabaña. Cuando llegó, se preparó el almuerzo y luego de acicalar su pequeña morada, se recostó en la cama a leer un libro. Le gustaba tener sus momentos de soledad, aunque en los lapsos en los que no mantenía su cabeza ocupada en el entrenamiento, lo invadían los fantasmas del pasado. Recordaba todas las cosas que había vivido junto a Milo, desde el día que llegó al santuario desde Siberia, y ese niño tan alegre le ofreció su amistad, a pesar de no hablar el mismo idioma, las misiones que habían llevado a cabo, y por supuesto los grandes hitos, como la primera vez que se besaron bajo un árbol en aquel hermoso lugar donde a su amado le gustaba relajarse. Milo estaba tan presente siempre, ese joven de cabello azulado y ojos turquesa lo cautivó desde muy pronto; su personalidad era tan distinta a la de él, pero al mismo tiempo parecían amalgamarse a la perfección. Pronto recordó aquella hermosa noche en la cual, siendo ambos unos adolescentes aún, jugaron una guerra de cosquillas que terminó en caricias que llevaron al sexo; así había sido su primera vez, y la primera también del caballero de escorpio, empezó como un juego inocente y terminó en la pérdida de su virginidad.

Milo era alguien que se había metido en su corazón para quedarse; difícil era borrar esa sonrisa pícara y esos hermosos y chispeantes ojos turquesa, esa hermosa piel dorada y suave que con gran gozo acariciaba con sus manos, y su magnética forma de ser. Más allá de su terrible pelea, no podía negar que aún amaba al escorpiano, y se sentía acongojado por haber recurrido a la violencia física; haber tenido que golpear a quien amaba tanto fue muy doloroso para el caballero de acuario. Nuevamente lo invadía una profunda melancolía, ya que pensaba que tal vez debió haber aclarado antes las cosas con Milo, pues haberlo evitado por vergüenza luego de aquél desafortunado episodio en el que el escorpiano lo encontró junto a Saga, solamente hizo que el de la octava casa se enfureciera; temía que las cosas no volvieran a ser las mismas, y peor aún, era pensar que Milo debía estar feliz con Misty. Cada vez que pensaba en eso sus ojos se llenaban de lágrimas y revivía esa sensación de tener un nudo en su vientre otra vez, como cuando los vio juntos aquella noche; pronto se quedó dormido y soñaba con el caballero de escorpio y aquella noche en la cual le entregaría su cuerpo y alma luego de un juego inocente.

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, espero sus reviews ;)


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