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Sólo para mi por Euridice

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Notas del capitulo:

Aquí les dejo el siguiente capítulo del fanfic. Espero que les guste =)

Habían pasado cinco días desde que Milo sorprendió a Camus en la cama con Saga. El acuariano estaba realmente apenado, ya que a pesar de que nunca estuvo engañándolo, el momento había sido extremadamente incómodo. Se sentía muy avergonzado, y no se atrevía a ver al escorpiano nuevamente, así que lo evitaba como a la peste. La tarde del jueves habló con Saga en una villa alejada del santuario, teniendo en cuenta en qué momentos Milo no se encontraría en su casa para no toparse con él, y acordaron que ya había sido suficiente jolgorio, y que culminar con su lujurioso secreto sería lo mejor. Saga comprendió los motivos de Camus, aunque no dejó de remarcarle que él no tenía por qué dar explicaciones a Milo, siendo que el escorpión estaba junto a Misty. Camus sabía que no podía ocultarle nada al de la octava casa, porque este parecía olfatear las cosas antes que nadie, y que debía hablar con él para explicarle todo, pero prefirió dejar que la situación se enfriara, por lo que, con permiso de Athena, emprendió un viaje a su tierra natal para meditar las cosas.

Pasaron dos semanas y Milo seguía obsesionado con encontrar al aguador; daba vueltas por toda su casa pensando qué iba a decirle una vez que lo tuviera frente a él. Estaba tan absorto que no advirtió que alguien había entrado a su casa; era Dokho. El caballero de libra se acercó hasta allí para comunicarle que festejaría su cumpleaños, y que deseaba que asistiera; Milo no desperdició la oportunidad de preguntarle si había sabido algo Camus, y Dokho respondió que hacía al menos una semana que no lo veía, pero que no se preocupara porque le había avisado a su alumno, Hyoga, del cumpleaños y que seguramente el acuariano asistiría, al igual que el caballero de cisne. El de pelo azulado agradeció al de libra por la invitación y en cuanto este se fue sonrió de manera macabra, pues esta vez Camus ya no se le escaparía.

Mientras tanto, el caballero de acuario disfrutaba de su pequeño descanso; había conseguido habitación en un hotel parisino a muy buen precio, con todas las comodidades. Se encontraba mirando su correo electrónico, el cual estaba plagado de mensajes de Milo, los cuales decidió no abrir, hasta que encontró uno que le haría sentir más animado: era de su alumno Hyoga. Le comunicaba que Dokho lo había invitado junto a sus amigos de bronce a su cumpleaños, y que deseaba verlo allí, porque debía contarle algo muy importante que había ocurrido en su vida. Hyoga muchas veces veía a Camus como a su padre, y aunque al acuariano por momentos le sobrecogía semejante comparación, apreciaba mucho al chico. Así que haciendo caso omiso al hecho de que Milo estaría allí, decidió que volvería al santuario para festejar con su camarada dorado y reencontrarse con su alumno.

Llegó la noche del cumpleaños de Dokho; la celebración reunió a los caballeros dorados y a los cinco de bronce. El caballero de escorpio llegó algo tarde, y acompañado de Misty, algo que dejó a Dokho un poco descolocado; el problema no sería que faltara bebida o comida, sino que se generara una situación desagradable entre la pareja y Camus. No obstante, sonriente recibió a ambos; después de todo, Milo era su compañero, y estaba en su derecho de asistir con alguien más, tal como Shiryu asistió con Shun Rei.

Ya en la fiesta, Milo parecía bastante inquieto, buscaba a alguien entre los invitados, hecho que no pasó desapercibido por Misty. Lo cierto era que Milo buscaba a Camus, pues había quedado muy disgustado de sorprenderlo mientras tenía sexo con Saga, y quería saber qué había detrás de eso. A pesar de ello intentaba disfrutar de la fiesta y bebía cerveza, aunque quizás demasiado.

Pasaron un par de horas y Milo, quien parecía estar algo tocado por el alcohol, se acercó a Shaka mientras que Misty estaba en el baño. Luego de entablar una corta conversación, no pudo evitar preguntar por el caballero de acuario; cuando Shaka le señaló dónde estaba, el escorpiano sintió hervir su sangre: pues Camus estaba no solo junto a Saga, sino que muy sonriente con Hyoga, quien abrazaba a su maestro y se mostraba muy afectuoso; evidentemente nada había entre ellos dos, así como no lo hubo con Saga, pero a Milo, quien no pensaba claramente por los efectos del alcohol que empezaban a hacerse presentes, se le puso la idea en la cabeza que Hyoga y Camus tenían algo. Al poco tiempo volvió Misty:

-  Misty, ¿dónde te habías metido? ¡Necesito un trago!

 

-  Cálmate, te tengo una sorpresa- dijo el rubio, mientras sacaba una botella de sake de debajo de su chaqueta con una sonrisa siniestra.

 

-  ¿Esa no es la botella que Seiya trajo para Dokho?- preguntó Shaka, sorprendido de que alguien que estaba allí solamente por gentileza del anfitrión tuviera el descaro de robar un presente que le habían llevado.

 

-  ¿Y acaso crees que lo notará?- contestó el caballero de plata con un tono soberbio.

 

-  ¡Dámelo!- exclamó Milo, arrancándole la botella de las manos y comenzó a beber, embuchándose casi la mitad de su contenido en muy poco tiempo.

 

-  ¿No crees ya has bebido mucho, Milo?- cuestionó el caballero de virgo, con gran preocupación en su rostro.

 

-  No seas aburrido, él se está divirtiendo- dijo Misty, minimizando el asunto. Pero Shaka no dejaba de mirar a su amigo liquidar esa botella y fue en busca de ayuda; pues temía que el escorpiano cayera en un coma etílico.

Milo y Misty siguieron bebiendo bastante, aunque evidentemente era el caballero de la octava casa quien estaba en peores condiciones; a pesar de su alterado estado, este último no le quitaba los ojos de encima al acuariano ni a su discípulo. Pero Misty lo jaló del brazo y lo llevó hacia afuera de la casa de libra. Una vez allí, detrás de una de las columnas comenzó a besar acaloradamente al escorpiano, que a esa altura de la noche comenzaba a experimentar los efectos de su bestial borrachera. Era incapaz de coordinar sus movimientos, estaba aletargado y  el piso parecía moverse como la popa de un barco en una tormenta, haciéndole sentir como si sus vísceras estuvieran en una centrifugadora.

-  Hagámoslo aquí- dijo el rubio.

 

-  Misty…no…no me siento bien…

 

-  Vamos, tengo el mejor remedio para tu malestar- insistió.

 

-  Por favor…Misty….

 

-  ¿Qué tal si me lo chupas?- dijo el caballero de plata mientras comenzaba a desabrocharse el cinturón y se abría la cremallera del pantalón.

Milo intentaba quitarse a Misty de encima pero era imposible. Hasta que, como si estuviera protegido por el escudo de Athena, alguien aparece y ve la terrible escena:

-  ¿Qué estás intentando hacer?- era Aldebarán, quien estaba furioso de presenciar que alguien intentara abusar de su amigo.

 

-  ¡Ja!, algo que alguien con tu apariencia jamás podría darse el lujo de hacer- contestó Misty con pedantería.

 

-  ¡¡Te estabas aprovechando de Milo porque está ebrio!! ¡¡Vaya caballero que eres!!- exclamó el caballero de tauro, acercándose a la pareja y apartando al de cabellos azules.

 

-  ¿A dónde crees que te lo llevas?

 

-  ¡Escúchame, miserable! ¡Si veo que te le acercas a Milo intentando ponerle un dedo encima nuevamente, te haré pedazos! Y hablaré con Dokho, ¡te irás en este preciso instante de aquí!- rugió el taurino sujetando a Misty de su camisa, y luego se llevó a su compañero.

Dentro de la casa de libra, se aseguró de buscar un lugar donde no hubiera muchas personas alrededor para que circulara el aire, y sirvió un vaso con agua.

-  Milo, bebe un poco. Oye, no te ves nada bien; buscaré a Mu y le diré que te llevaré a tu casa, ¿estás de acuerdo?- el caballero de la octava casa bebió unos sorbos de agua.

 

-  No te preocupes, Aldebarán, ya me siento mejor- dijo Milo, arrastrando la lengua. Fue entonces que el de la segunda casa, cerciorándose que su amigo estuviera bien, se retiró de allí para buscar a Mu.

 

Mientras Aldebarán estaba ausente buscando a su pareja, Milo no pudo con su genio y se levantó para buscar a Camus; aún tambaleándose por su ebriedad encontró a Hyoga completamente solo, aparentemente esperando al de acuario. Sin perder más tiempo, se puso en acción e increpó al ruso:

 

-  Hola Hyoga, ¿te diviertes?- le preguntó con tono muy irónico.

 

-  ¿Qué tal, Milo? A decir verdad sí.

 

-  Claro que sí, especialmente porque estás con Camus…

-  ¿A qué te refieres?- preguntó Hyoga desconcertado, pues notaba que el caballero de escorpio estaba muy ebrio y que su voz sonaba agresiva.

 

-  ¿Qué harás cuando termine la fiesta? ¿Irás a meterte en la cama de Camus?- arremetió Milo y el rubio con sus ojos bien abiertos no pudo disimular su sorpresa y confusión.

 

-  No entiendo de qué estás hablando Milo…

 

-  ¡Vamos… confiesa!, ¿qué harás con él? ¿le harás sexo oral?

 

-  ¿P…perdón?- exclamó Hyoga anonadado; realmente no entendía por qué el caballero de cabello azulado le hacía esas incómodas preguntas. En ese preciso instante, Camus llega con una bebida para su alumno.

 

-  ¿Qué sucede aquí?- preguntó el de cabello turquesa.

 

-  ¡Ahhh miren quién llegó! ¡Tú sí que eres rápido!- exclamó Milo, con aún más ironía que antes.

 

-  ¿Qué estás haciendo Milo?- preguntó Camus, algo molesto.

 

-  ¡Tú no pierdes el tiempo!, ¿eh?, ¿Saga no fue suficiente para ti?- exclamó el escorpiano, con la voz típica de ebrio buscapleitos y acercándose al de acuario.

 

-  Nosotros ya no tenemos nada Milo, ¿acaso tú no estabas con Misty?- interrumpió el acuariano, muy irritado.

 

-  Tu propio alumno, Camus, realmente no puedo creerlo…¡¡debería darte vergüenza!! No te alcanzó con el pene de Saga que ahora te llevarás a tu alumno….¡¡¡eres desagradable!!! , eres un….¡¡¡¡BLUAAAAARRRGGGHHH!!!!

Milo no pudo completar su frase porque cual escena del exorcista, bañó al pobre caballero de acuario con su gástrico caldo de bebidas alcohólicas y lo que alguna vez fue su cena. Afortunadamente para Hyoga, él estaba lo suficientemente alejado, aunque no podía ocultar su expresión de asco; Camus se veía realmente enojado por tal papelón, y por el hecho de que su sudadera favorita fuera arruinada en cuestión de segundos por la vomitiva escena del peliazul. Justo detrás de Milo se asomaban Shaka y Aldebarán, viendo horrorizados lo que sucedía.

-  ¡¡¡MILO, MIRA ESTE DESASTRE!!!- exclamó disgustado el de cabellos turquesa.

 

-  ¡¡Ups!!- dijo el escorpiano, riendo como un niño cuando lo descubren haciendo una travesura, reacción obviamente impulsada por el alcohol. Pues si algo así le ocurriera en otro contexto, se moriría de vergüenza.

 

-  No se preocupe maestro, Dokho seguramente podrá prestarle una camisa limpia- dijo Hyoga, intentando calmar a Camus.

 

-  “No se preocupe maestro, Dokho seguramente podrá prestarle una camisa limpia”- remedó Milo con voz burlona, pero Hyoga se limitó a mirarlo con pena.

 

-  ¡Suficiente fiesta para ti, amigo!- exclamó Shaka- ¡Es hora de que te vayas!

 

-  ¿Pero qué dicen? ¡¡¡Si estoy bien!!!

 

-  Vamos Milo, te llevaremos- agregó Aldebarán, y sujetándolo del brazo lo apartó de allí para llevarlo junto a Shaka a la casa de escorpio.

 

Los dos caballeros se retiraron del lugar junto con el borracho Milo, pero mientras Camus buscaba a Dokho para pedirle otra camisa, no podía ocultar su incomodidad, ya que era el centro de las miradas. Y las mismas no eran agradables; pero sin dudas el momento que casi lo hace enloquecer fue encontrarse con Deathmask y Kanon, quienes muy borrachos lo miraron fijo, y el canceriano con su característico humor negro le dijo:

-  ¡Vaya Camus! ¡Esa camiseta que tienes apesta!- a lo cual Kanon soltó una carcajada, y Camus simplemente tuvo que contener su rabia.

Hyoga recorrió toda la casa junto a su maestro hasta que encontraron al anfitrión, quien rápidamente asistió a Camus dándole una camisa limpia. El caballero de acuario tuvo que tirar su sudadera, que estaba irrecuperable, y en el baño lavó su cuello de las salpicaduras de vómito, sin dejar de maldecir a Milo una y otra vez.

Al mismo tiempo, Shaka y Aldebarán cargaban con el escorpiano, que se encontraba en deplorable estado. Cuando al fin llegaron a la casa de escorpio, Aldebarán llevó a Milo al baño y sujetó su cabello para que no lo arruinara mientras continuaba devolviendo todo el alcohol que había bebido. Shaka se tumbó en el sofá, pues el escorpiano no era exactamente un hombre de tamaño pequeño, y sumado a que su borrachera lo convirtió en peso muerto, el caballero de largo cabello rubio había quedado extenuado de subir esas escaleras cargando con él, a pesar de que se había turnado con Aldebarán. El de tauro convenció a Milo de que se diera una ducha fría para aliviar su malestar, y él así lo hizo; luego se puso una camiseta y bóxers que Shaka le alcanzó, y se dirigió a su habitación. Sus dos compañeros lo acompañaron y, como era de esperarse, empezaron a darle sermones:

-  Espero que la próxima vez aprendas a controlarte cuando bebes…- sentenció Shaka.

 

-  Milo, tuviste suerte de que fuera una fiesta en la cual todos los presentes te conocemos, y de que Shaka y yo te encontráramos. ¿Tienes idea de lo que podría haberte pasado si estuvieras en un club nocturno en tal estado?- agregó Aldebarán.

Creyeron que el ebrio respondería con una respuesta agresiva, pero olvidaban que su fase “violenta” la había tenido con Hyoga y Camus, por lo que los caballeros de virgo y tauro tuvieron que soportar la fase más deplorable de la borrachera de Milo: la depresiva.

-  ¿Por qué….por qué tuvo que volver con Saga?- empezó a decir el de cabello azulado mientras lloraba desconsoladamente.

 

-  ¿De qué hablas?- preguntó Shaka, confundido.

 

-  Él…Saga…ellos….- decía entre sollozos- ellos volvieron y Camus ya no querrá estar conmigo….

 

-  Sólo estás haciendo suposiciones…- contestó Aldebarán.

 

-  P…pero…los vi, los encontré teniendo sexo…ahora Camus ya no me quiere…- agregaba el escorpiano ahogado en su llanto. Shaka y Aldebarán se miraban sin entender- y….y….para peor Hyoga….

 

-  ¡¿Hyoga?! ¿El discípulo de Camus? ¿De dónde sacaste esa ridícula idea?- preguntó Shaka, atónito.

 

-  Ellos….ellos se abrazaban…y….- el de la octava casa no podía completar la frase sin llorar.

 

-  Escucha, creo que estás sacando conclusiones demasiado pronto, debe haber una explicación lógica Milo. Tranquilízate, cuando esto pase hablarás con Camus y podrán arreglar las cosas- dijo Aldebarán, intentando calmar a su amigo.

 

-  Shaka trae a Camus, necesito que me haga compañía ahora…- rogó entre lágrimas el escorpiano al rubio.

 

-  Milo, la única compañía que vas a tener ahora es esta cubeta- dijo el de virgo colocando una cubeta al lado de la cama- si realmente quieres a Camus, debes darle un tiempo y luego sí podrán aclarar las cosas.

 

-  Pero….

 

-  Ya cálmate. Debes descansar…- exclamó Aldebarán y finalmente Milo empezó a calmarse. Al rato se durmió profundamente.

Mientras Milo dormía, con Shaka velando que el escorpiano no quedara boca arriba y sufriera un accidente de borrachera, Aldebarán le comentó al rubio lo que había visto: que Misty había intentado tener sexo con Milo sin el consentimiento de éste, dejando a Shaka muy disgustado. No conocía mucho al caballero de plata, pero le parecía terrible que hubiera tenido la intención de aprovecharse del de la octava casa. Aldebarán se retiró al cabo de media hora, pues había quedado en pasar a buscar a Mu para dormir juntos esa noche, motivo por el cual el caballero de virgo se quedó cuidando de Milo; cuando menos lo esperó se quedó dormido en la silla donde se encontraba sentado.

Eran alrededor de las once de la mañana cuando Shaka despertó con los quejidos de Milo, quien padecía una terrible resaca. El rubio le dio agua al escorpiano y continuó con los sermones de horas anteriores, a los cuales Milo parecía hacer caso omiso; Shaka aún tenía en su cabeza lo que Aldebarán le había comentado que vio, por lo cual decidió contárselo al de cabello azulado, quien no creyó en lo que el rubio decía, ya que él no recordaba nada de eso. Decía que era imposible que Misty hiciera algo así, lo cual molestó un poco al caballero de virgo, por lo que optó por irse a su casa; había dormido mal por cuidar de su compañero dorado, y necesitaba la comodidad y tranquilidad de su templo.

Milo, a pesar de sentir como si le martillaran la cabeza, seguía rabioso por ver a Camus con Hyoga; quería ir a buscarlo y hablar con él muy seriamente, pero cuando intentó ponerse de pie, todo comenzó a dar vueltas y casi vomita una vez más. Debió permanecer en cama y no hizo otra cosa que tomar agua y dormir; jamás se había emborrachado de esa forma, y su organismo estaba cobrándole el precio del abuso que había cometido.

Por otro lado, en el santuario se corrían los rumores del escándalo que el caballero de escorpio había armado en la fiesta de Dokho, pero la peor parte de la historia se la llevó Camus, quien se había convertido en hazme reír de la noche por lo que le había ocurrido con su camiseta. Ese día mientras almorzaban, Hyoga no pudo evitar comentarle a su maestro lo que Milo le había dicho, haciendo que el acuariano se sintiera muy disgustado por toda la situación, en especial porque su alumno fuera involucrado en algo que no tenía nada que ver. No lograba entender la actitud de Milo: primero le ocultaba que salía con Misty al tiempo que con él, luego lo trataba como un prostituto por acostarse con Saga, cuando ellos ya no salían hacía semanas, y como si todo eso fuera poco, tuvo el descaro de acusarlo de mantener relaciones sexuales con su alumno. Algo que jamás se le pasaría por la cabeza. Se disculpó con su discípulo y este comprendió la situación en la cual el de acuario se encontraba, así que le sugirió que intentara hablar con Milo, pues si realmente era su amigo, tendría que escucharlo. Camus meditó por mucho tiempo en esos días qué cosas debía aclararle a Milo, y optó por volver a entrenar al coliseo con sus compañeros; si había un lugar a donde el escorpiano iría, sería ese.

Llegó el día y Camus volvió al coliseo; le resultaba extraño no ver a Milo, pues su casa estaba vacía y pensó que el escorpión ya debía estar entrenando. Sin darle importancia, empezó a entrenar junto a Mu; todo transcurría normalmente, hasta que Milo aparece y el ambiente se tensa:

-  Así que al fin te dignas a aparecerte por aquí….- exclamó el escorpiano, desafiante.

 

-  Milo, debemos hablar- dijo el de la onceava casa.

 

-  Muy bien, hablaremos. Pero lucharemos primero- contestó y le hizo a Mu un gesto indicándole que se retire. Ambos caballeros se pusieron en posición de ataque y comenzaron su enfrentamiento; los otros presentes observaban la escena atentamente.

Ambos caballeros eran muy rápidos y mostraban fiereza, Camus fue herido por la aguja escarlata de Milo, pero reaccionó rápidamente congelándole un brazo con su polvo de diamantes. Nadie podía quitarles un ojo de encima, pues era todo un acontecimiento verlos entrenar juntos después de tanto tiempo; siempre era emocionante ver a dos caballeros tan fuertes enfrentarse. Y las cosas se pusieron aún más interesantes cuando comenzaron las recriminaciones de viejos rencores, especialmente para los más chismosos.

-  Camus, ¡¿cómo pudiste caer tan bajo?! ¡acostarte con Saga, siendo que venías a mis hombros a llorar por sus escenas de celos!- recriminó el escorpiano, tirándolo al suelo de un golpe.

 

-  ¡¿Y qué te importa a ti?! , ¡tú fuiste quien me lastimó primero!, ¡estabas acostándote con tu “tierno” Misty y tenías el descaro de dormir en mi casa!- exclamó levantándose y atacando al caballero de escorpio, mientras Afrodita, Deathmask y Kanon observaban la escena boquiabiertos.

 

-  ¡¿Tú vienes a darme clases de moral?! ¡estuviste acostándote con Saga todo el tiempo!, ¡¡¡sólo sabes ponerte a la defensiva y no confiesas!!!

 

-  ¿Por qué tienes que hacer estas escenas? ¡¡Nos estás poniendo en ridículo!! ¡No se puede razonar contigo!- recalcó ya muy irritado el caballero de acuario mientras esquivaba los ataques de Milo.

 

-  ¡Tú te pusiste en ridículo! ¡Primero revolcándote con Saga…y luego teniendo el descaro de insinuarte a tu propio discípulo!- acusó el de escorpio y le atinó un puñetazo en la quijada que casi le hizo perder el equilibrio al de acuario.

 

-  ¡¡¡¡YA BASTA MILO!!!!- exclamó Camus furioso, dándole a Milo un fuerte puñetazo en el estómago que dejó al escorpiano sin aliento.

Todos quedaron atónitos mientras Milo caía de rodillas frente al de cabello turquesa; jamás habían visto al frío caballero perder los estribos de esa manera. Nadie se atrevió a decir una palabra, y Camus, ya muy cansado de la agitada pelea estaba dispuesto a irse, pero no sin antes darle algunas palabras finales a su oponente:

-  Escucha una cosa Milo, has colmado mi paciencia. Te comportaste muy mal, y no asumes tu equivocación; Si aún conservas algo de dignidad, úsala para disculparte con Hyoga, a quien metiste injustamente en todo este asunto. Porque a mi ya no me importa…

Y así, el caballero de acuario, con algo de dificultad por los ataques de Milo, estaba a punto de irse cuando vio a Deathmask y Kanon con sus ojos abiertos de par en par, contemplando cada detalle. Los miró con rabia y, a pesar de que no era algo que solía hacer, les hizo notar su molestia:

-  ¿Qué miran ustedes? Vuelvan a lo suyo, la novela terminó.

Fue a su casa sintiéndose muy humillado; odiaba los escándalos y que Milo haya revelado todas sus discrepancias y sus intimidades, al punto de hacerlo sacar de quicio, le había generado un sentimiento de frustración y odio que nunca había sentido. Le sorprendía que su amigo actuara de esa manera; no le cabía en la cabeza qué había llevado a Milo a perder la confianza en él de esa forma, y a acusarlo injustamente sin tomarse siquiera el tiempo para hablar las cosas en privado. Luego de curarse sus heridas y de una larga reflexión bajo la ducha, concluyó que ya era demasiado tiempo cerca de Milo; así que vistió su armadura y se dirigió a donde el patriarca. Sin dar detalles de lo que realmente ocurría, le explicó a Shion que necesitaba alejarse un tiempo, y que deseaba su permiso para volver a Siberia temporalmente. Shion concedió y a la tarde el caballero de los hielos estaba preparando su equipaje para irse.

Una vez que el caballero de acuario se había marchado del coliseo esa mañana, Aldebarán llevó a Milo a la casa de tauro para curarle sus heridas, que no eran de gravedad, y también para tener una seria charla con él.

-  ¿Estás contento ahora?- sentenció el caballero de tauro, con algo de indignación de que su amigo hubiera armado tal escándalo.

 

-  ¿Qué más da?...

 

-  Debiste resolver las cosas en privado, Milo, no debiste actuar así…

 

-  ¿Y cómo pretendías que actuara? Fue él quien se alejó de mí y que me evitaba todo el tiempo.

 

-  ¿Por qué te afecta tanto si tú frecuentabas mucho con Misty? ¿Acaso tú y Camus…?

 

-  Misty...no es lo mismo…con Camus era diferente- dijo Milo sin querer dar muchas explicaciones.

 

-  Escucha, tú y Camus siempre fueron grandes amigos, se arriesgaron a algo más y las cosas no funcionaron…suele pasar…

 

-  Aldebarán, encontré a Camus teniendo sexo con Saga unas semanas antes del cumpleaños de Dokho, y Misty me dio a entender que ellos nunca habían finalizado del todo su relación...- explicó el escorpiano con sus hermosos ojos turquesa llenos de lágrimas.

 

-  ¿Y cómo está Misty tan seguro de eso? No quiero entrometerme en tu relación, pero ese tipo no es bueno para ti….- agregó Aldebarán.

 

-  ¿Cómo lo sabes? ¿Has hablado siquiera con él?

 

-  No exactamente, pero vi una actitud que tuvo hacia ti en el cumpleaños de Dokho. ¿Por qué crees que desapareció de repente, dejándote solo? Fue porque lo encontré propasándose contigo y tuve que detenerlo.

 

-  No es posible…- respondió Milo con voz lacrimosa, negando que su amante pudiera comportarse así- lo único que recuerdo de esa noche, es a Camus abrazándose con Hyoga.

 

-  ¿Y qué hay de extraño en eso? Camus es como un padre para ese chico; tú conoces a Camus más que nadie, sabes que jamás haría algo como acostarse con un discípulo, y mucho menos con Hyoga.

 

-  ¡Pero se acostó con Saga!- sentenció llorando el de la octava casa.

 

-  ¡Milo, razona un poco por favor!, fue solamente sexo. Saga y Camus ya no tienen nada; ¿Crees que Saga no alardearía sobre algo así?

 

-  Saga siempre fue experto en ocultar cosas...- agregó el escorpiano, llorando.

 

-  A mi entender, hay solamente dos razones posibles por las cuales te molesta tanto que Saga y Camus se hayan divertido un tiempo; o le tienes envidia a Saga, o estás muy, muy celoso de que Camus haya encontrado alguien con quien pasar su tiempo libre además de ti….- explicó el de la segunda casa, ya con algo de fastidio ante la obstinación del escorpiano.

 

-  ¡¡¿¿Envidia yo??!! , ¡¿de Saga?!- ¡por favor!….

 

-  Entonces estás celoso…

 

-  Sí…¡¡no!! , ¡¿por qué estaría celoso?!- negó el de la octava casa y Aldebarán lo miró cruzándose de brazos, presionándolo con su mirada a que confesara lo que ya le parecía obvio.

 

-  Sí, estoy celoso….porque l…lo amo…- dijo Milo con voz temblorosa y se echó a llorar.

 

-  Ya era hora que lo admitieras. Ahora ve a tu casa y descansa. Cálmate un poco y cuando tengas la cabeza más fría, intenta hablar con él- recomendó Aldebarán.

 

-  No creo que quiera hablar conmigo después de lo que pasó hoy….

 

-  Debes darle tiempo. Ahora ve y descansa- dijo el taurino y Milo se marchó de allí pero no fue hacia su casa, sino a ese lugar secreto donde a él le gustaba reflexionar.

 

Tumbado en el pasto observaba el cielo y pensaba que había actuado de forma muy imprudente esa tarde, y que se había dejado llevar por sus impulsos, acusando a Hyoga injustamente la noche del cumpleaños de Dokho y avergonzando a su amado mago de los hielos en público. Su rostro estaba mojado por las lágrimas, ya que temía que Camus no volviera a dirigirle la palabra; ¿tal vez el acuariano se había molestado por lo de Misty porque lo amaba y lo quería solo para él?, ¿tal vez se acostó con Saga solamente para aliviar su dolor por sentirse traicionado? También comenzaba a dudar sobre Misty,  ¿sería que Aldebarán tenía razón?, ¿Misty realmente sentía algo por él, o solamente era una conquista más para el caballero de plata? Con todo ese torbellino de pensamientos, y sin dejar de llorar en soledad, el caballero de escorpio se quedó dormido allí.

Notas finales:

Qué pasará entre Milo y Camus? Será que Misty realmente ama al caballero de escorpio? Para saberlo no se pierdan el siguiente capítulo!


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