Kris recuerda muy bien ese día, hacía mucho frío y había estado lloviendo, el subterráneo apestaba a ropa mojada. Los paraguas escurrían agua mojando todo el piso del tren. Eran las cinco de la tarde y todos estaban cansados, deseando llegar rápido a casa. En cada estación las personas discutían y empujaban para poder entrar o salir del vagón. Todo era un caos. Kris estaba de pie, tratando de no caerse sobre los demás debido a la fuerte manera de frenar del tren. Todos maldecían a quien sea que estuviera manejándolo. El olor era un poco desesperante así como el cansancio.
Sin saber por qué, luego de uno de los fuertes frenazos y entre las maldiciones de las personas, Kris miró hacia el lado contrario y vio a lo que podía ser un ángel, sentado y llorando. Sus labios eran blancos y su piel estaba pálida, parecía como si en cualquier momento el ángel perdería la consciencia. Su cabello era negro así como sus ropas. Kris no podía dejar de verlo, era hermoso. Sus ropas estaban mojadas por la lluvia, mientras sus mejillas lo estaban por culpa de sus lágrimas. El ángel lloraba y a nadie parecía importarle, ni siquiera a aquellos que estaban sentados a su lado o a los que estaban de pie frente a él. Las personas discutían cansadas con los demás o soltaban maldiciones dirigidas a quien sabe quién, sin interesarles que junto a ellos un ángel lloraba sin poder detener sus lágrimas, nadie lo veía, a nadie le importaba. Solo Kris lo observaba sin poder mirar hacia otro lado. Solo a Kris parecía importarle.
Durante cuatro estaciones Kris estuvo viendo al ángel llorar, la estación en la que debía bajarse había quedado atrás hace muchos minutos, pero a Kris eso no le interesaba. Observó al ángel moverse un poco hasta ponerse de pie cuando el tren se detuvo en una estación en la que Kris jamás se había bajado, pero no pudo evitar bajarse e ir detrás del ángel. Subió las escaleras rapídamente, rezando no perder de vista al ángel, durante unos segundos el corazón de Kris casi se detuvo al no ver al ángel por ningún lado, sin embargo lo encontró de nuevo en los torniquetes de la estación tratando de pasar su ticket por estos para así salir de la estación, pero al parecer el ticket del ángel estaba dañado, las personas hacían filas detrás de este gritándole que se apurara o se quitara del medio. Kris podía ver que el ángel se desesperaba cada vez más y que no paraba de llorar, sin pensarlo dos veces se acercó al pálido ángel. Con algo de miedo tocó el hombro el ángel, el cual volteó a mirarlo rápidamente con sus ojos rojos llenos de lágrimas y con una mirada confundida y algo atemorizada, Kris solo le sonrió ofreciéndole su ticket. El ángel tomó el ticket de las manos de Kris y le sonrío. A pesar de las lágrimas y la tristeza de esos ojos, esa era la sonrisa más hermosa que Kris había visto en toda su vida; esas mejillas y nariz sonrosadas así como ese hoyuelo en su mejilla, sus cabellos negros húmedos por la lluvia y sus pestañas negras húmedas por las lágrimas, todo en aquel ángel era hermoso.
Kris se mantuvo parado ahí, dentro de esa estación desconocida, mirando por donde el ángel se había ido, deseando encontrase nuevamente con él.