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Pavana por Mikarin-san

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Notas del capitulo:

Holas! Parece que Kardia sigue bastante triste, ¿Dégel se habrá dado cuenta de que el laúd fue un regalo? Gracias a Inna de Acuario por su Review

Déel se encuentra en su casa, probando su nuevo laúd. Se alegra mucho al sentirlo tan cercano, como si en otra vida también esa misma madera, ese puente, esas cuerdas, le hubieran acompañado antes.
Toca algunas de sus melodías ya compuestas para su amada Seraphina. Pero siente que el laúd no le acompaña mucho. Decide componer nuevas baladas para ella. Se pasean miles de adjetivos, sustantivos y adverbios que puede utilizar para referirse a su amada. Sin embargo, admite no estar del todo inspirado.
Mira nuevamente embelezado su nueva adquisición, le encanta contemplarlo. Mira sus aberturas, talladas como una bella rosa. Pone su mano sobre el puente y siente algo similar al papel. Da vuelta el instrumento y hay una nota pegada a la madera. La saca con cuidado para no dañarla. La lee atentamente:
"Encargo por K.S. para D"
-¿Kardia?-
Camina entre la gente, suspira a cada paso que da. Llega hasta la fuente del pueblo, donde muchas señoritas sacan agua de esta para llevarla a casa. Kardia observa a cada una de esas muchachas y mujeres. Todas le miran con coquetería o con deseo... Pero ninguna con amor. Él luego se mira en el reflejo del agua. "Me gustaría que Dégel me mirase con amor". Toca con un dedo el agua y mira como las ondas de esta desfiguran su cara, para luego hacerla aparecer. A su lado, ve el reflejo de un muchacho de cabello verde y largo, vestido de trovador.
- ¿Sigues jugando con agua?-
-No Dégel, el agua juega entre ella, puede que con la estructura de la fuente o cualquier cosa que la contenga-
-Como la señorita Seraphina juega con pompas de jabón- Kardia lo mira con rabia, frunce el ceño con mucha fuerza. Su rabia es simplemente la máscara de su máxima tristeza; que nombre a aquella mujer delante de él.
-Como digas- Kardia se retira, sin hacer ningún gesto de despedida. Dégel no entiende por qué se ha puesto así, él solo quería agradecerle por el laúd. Sigue a Kardia, quien camina más rápido, Dégel lo trata de alcanzar.
-Kardia, te quería agradecer por el laúd- se detiene en seco, trata de no ruborizarse.
-Solo es un regalo adelantado de cumpleaños- dice con mucha frivolidad - Mi hermano y yo andamos con poco dinero y justo hace poco nos pagaron unos ricachones por nuestro licor de manzanas.-
-Pero Kardia... nunca me haces regalos de cumpleaños... Tampoco adelantados-
-¿Me estás diciendo que no querías ese laúd?-
-¡No seas sordo!, solo me impresiona que me hagas este regalo. Me gustó mucho, sabes que me gustan las cosas sobrias y de buena calidad-
-Bueno, no lo sabía, le dije a Mu que lo hiciera así porque vi en su taller un laúd que sonaba muy mal y era demasiado hermoso. Ese tipo de cosas son muy mala señal- camina y Dégel lo acompaña.
-¿Has estado leyendo?-
-No, solo son conclusiones que saco de la gente cuando la observo. Aquellos que se ven muy inocentes y bellos por fuera, son capaces de mostrar un oscuro demonio que duerme en sus profundidades-
Dégel le mira impresionado. Desde que conoce a Kardia, sabe que es analfabeta y que nunca en su vida ha leído. Pese a eso, ¿cómo una persona así puede guardar tal conocimiento? Siguen caminando y Kardia está a punto de doblar.
-Debo irme-
-¿Por qué?, ¿a dónde vas?-
-No te importa. Debes ir a cantarle a tu "amada" ¿no?-
-Sí, pero...-
Kardia no lo escucha y se va. Cada día se siente más dolido. Dégel lo sigue igual, en silencio. Los pasos de Kardia lo llevan hasta las afueras del pueblo, a un bosque muy cercano. El muchacho va a parar al lado de un pequeño riachuelo y se pone a llorar sobre la corriente. El río se lleva sus lágrimas, sin secarlas.
Dégel ignora por qué aquel llanto. Ve como los azules ojos de Kardia, que normalmente se ven tan agresivos o sensuales lloran iracundamente. Golpea con fuerza el suelo y su llanto aumento.
-¡Te detesto Seraphina!, ¡Te lo llevaste!- se lleva sus manos al rostro. Dégel se quiere acercar a él, aunque esté insultando a su amada. -¡No mereces el corazón de Dégel! ¡Nadie lo merece!... es tan... helado- Se abraza a sí mismo y se adentra más al bosque, llorando desesperadamente. Dégel solo puede observar... Llegan a un lugar, Dégel ve que debajo de un árbol hay una rosa y un laúd, muy similar al suyo. Kardia se acerca al laúd, lo toma y comienza a tocar una melodía muy triste que le rompe el alma a Dégel.
Caen las lágrimas por tu felicidad
Exiliado, no encuentro alivio en ningún lado.
Oculto aquel dolor, con mi fragancia a nada.
En tierras muy lejanas, veo a tu ser
Hecho una flor ciega
Lágrimas, suspiras y dolor desde las altas montañas
Donde muero por tu placer
El gran espíriu dice que mi fortuna está tirada
En un desierto, donde no puedo ni tener esperanza
Lo único que me queda, es abrazar las sombras
¿Y si por accidente, abrazo la tuya?
Feliz, Feliz, de que muera
No sabes que mi dolor en por ti.
Malditos sean los seres que abrazan la luz
Porque ya no puedo alcanzar... la tuya.

-"Su prosa es muy mala y no tiene ningún orden"-piensa Dégel y se retira -"Es muy mala su composición."-
Al irse, se voltea y ve a Kardia adentrarse más en el bosque. No piensa seguirlo más. Su música es una estupidez.
Llega a su morada a la hora del crepúsculo y sigue componiendo. A cada nueva nota, se acuerda de la triste melodía de Kardia y de como tocaba el laúd.
-"¿Por qué nunca me dijo que tocaba el laúd?"- sigue escribiendo
-"¿Acaso, cantó eso para mí"?- Se detiene y se sienta en su cama. Se le aparecen imágenes de su amigo desde que se conocen.
-"¿Por qué me canta, si me rechazó?"- Dégel recuerda que hace diez años atrás, se confesó a Kardia y este le rechazó. Bueno, tenían doce años y Dégel se volvió muy rencoroso por eso. Le daba mucha rabia el rechazo de Kardia.
Abraza con tristeza su almohada.
Recuerda que Kardia se tomó como un juego su "confesión". Puede que fuera por la edad.
-No, recuerdo que cerca habían unos guardias de la ciudad. Creo que Kardia después me explicó su rechazo... Pero nunca me contestó, solo recuerdo que me sonrió... ¿O no?... Me acuerdo que me dijo en un momento "Nunca te voy a amar"... Eso me respondió cuando me confesé... Por otro lado, si lo hizo para protegerme, ¿por qué no me dijo nada?- Hunde su cabeza en la almohada
-¡No Dégel! Estás muy grande para ese tipo de niñerías, mejor concéntrate en la señorita Seraphina, si logras tener su corazón, podrás tener una familia y un un buen vivir...-

-Pero no amor.- Dice una voz conocida
Dégel mira a su ventana y está Kardia mirándolo con normalidad. Mas el músico se asusta.
-¿Hace cuánto que estás aquí?-
-Recién llegué. Lo único que te escuché es que te querías concentrar en ... ella-
-Pues si, pretendo casarme en algún momento con la señorita Seraphina-
-Bien por ti. Quería ver como estabas.- Se despide con la mano y se va. Dégel salta por su ventana y le trata de retener.
-Te seguí- Kardia se voltea y le mira con mucho enfado.
-Bueno, ya sabes que me da tristeza que estés tan concentrado en ella- dice con desprecio.
-Sí, me di cuenta- Ambos quedan en silencio -También que cantas y haces composiciones- Kardia le da un manotazo en la cara.
-Te detesto- Se va y Dégel mira impresionado, se toca su mejilla y una lágrima resbala de su mejilla. -¡Nunca te voy a amar! ¡Nunca!-

Notas finales:

Listo, espero que les haya gustado!


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