Sieguen tomando de buena gana y Milo fija su vista en el distraido Aioria, quien a la vez fija su vista en Marin, una trovadora que está junto a Shaina. Ambas toman cerveza de muy buena gana y comentan chismes.
-¿Aún no le dices lo que sientes?-
-No soy capaz-
-Deberías ir y decírselo. Sabes que ellas andan vueltas locas por el Duque del país vecino. Les haría bien ser más aterrizadas-
-¿Hablas del tipo de la casa de Pegasus?-
-Exactamente- Aioria se enoja mucho, golpea la mesa con rabia-¡Detesto el amor cortés!-
-Cuando lo entiendan de verdad, el mundo será un lugar mejor- bebe un poco de su cerveza-Aunque las mujeres son quienen lo practican mucho mejor que los jóvenes-
-Claro, se les hace más fácil engancharse de un tipo al cual nunca van a poder tocar- Milo sonríe ante la ignorancia de su amigo
-Algún día entenderás por qué es tan especial-
-¿Lo has practicado alguna vez Milo?-
-No. Pero conozco a alguien que realmente lo ha hecho-
-¿Él lo ha practicado?-
-Claro que sí. Pero sin música-
Ambos se encuentran en el bote, abrazados, húmedos, desnudos. Cubiertos por la caperuza de Kardia, quien duerme profundamente. Dégel mira atentamente como cae una gota de agua de sus azulados cabellos. Le parece tan perfecta, tan atinada su presencia a ese momento. Aquella gota, según Dégel, embellece mucho a Kardia.
Le acaricia sus cabellos con mucha delicadeza, tratando de que no despierte. Su amado está súbitamente dormido y no se percata de que el trovador no solo le acaricia el cabello, también su rostro y sus labios, que hace poco, ha vuelto a besar.
-"Una vez me contaron"-piensa Dégel en esos momentos-"Que Dante Alighieri quedó prendado de Beatriz sólo con mirarla a los ojos. Me pasó algo así contigo. Algo así"-
Hace años atrás,Kardia encontró a Dégel en medio del campo de manzanos en el bosque. Kardia, como un niño muy orgulloso de su familia y su negocio, iba directo a presumir los años de trabajo de todos sus antecesores con los viejos árboles y la pertenencia del bosque a su familia. Sin embargo, sus ganas de presumir se anularon cuando sus ojos se toparon con los de Dégel. Aquella simple mirada hizo que ambas almas se reconocieran.Dégel tan solo con mirarlo, quedó perdidamente enamorado de Kardia. En ese momento, el infante de las manzanas no entendió la expresión de aquel, era solo un niño harapiento y nada más. Sin más rodeos se presentó
-Hola... soy Kardia, ¿y tú?-
-Dégel... ¿te he visto antes?- esa pregunta provocó en Kardia algo muy extraño dentro de él, no sabía que era, pero le gustaba.
-No que yo recuerde, ¿Qué te trae por aquí?- ambos comenzaron a pasearse entre los manzanos
-Vine a sacar unas manzanas. No tengo qué comer-
-En ese caso, no tomes las manzanas de ese árbol. Son solo para hacer licor. Ven, te mostraré el árbol donde están las manzanas para comer- Kardia le tomó la mano y corrieron hasta llegar a un manzano solitario que tenía bajo este una rosa. Kardi le dijo a Dégel que lo espere abajo. Este subió al manzano con mucha destreza y logró sacar muchas manzanas para Dégel. Lo que fue complicado para él, fue bajar. Dégel dejó las manzanas en el suelo y le insistía a Kardia.
-Salta, yo te atrapo-
-Pero te puedo aplastar-
-No importa, soy fuerte como una montaña-
Kardia intentó nuevamente bajar solo, notó que ese niño estaba demasiado delgado. Al poner un pie en una ramita, esta se rompió y cayó en los brazos de Dégel.
-¿Ves?, te dije que soy muy fuerte- le dijo sonriéndo. Ambos tomaron las manzanas y entre risas y juegos, Kardia lo invitó a su casa. Dégel no sabía que decir, después de mucha insistencia, aceptó.
Camino a casa de Kardia, le preguntó a qué se debía la rosa bajo el árbol.
-Dicen que cuando crece una rosa bajo un árbol acontecerá algo muy importante en la vida del que la ve- Dégel pensó en la rosa todo el camino y el momento cuando tomó a Kardia en brazos.
Estuvieron en casa de Kardia. Este le explicó a Dégel que solo vive con su hermano mayor Milo, porque sus padres murieron cuando Kardia recién nació. Primero la madre, luego el padre. Dégel le confesó a Kardia que no tenía a nadie que le pudiera cuidar. Sus padres fallecieron.
-Vengo de Occitania, he vagado por mucho tiempo después de la muerte de mis padres- Milo lo miró asustado, Kardia impactado. -Fue en un día cualquiera, aparecieron unos hombres a la puesta de sol. Ellos montaban caballos y llevaban armaduras puestas. Estaban armados y comenzaron a matar mucha gente, violar mujeres y quemar casas. Mis padres me dijeron que huyera por un pasadizo secreto bajo nuestra casa. Cuando comencé a bajar, me asomé a ver a mis padres, vi como una lanza los atravesaba escapé junto con otros compañeros. Antes de separarnos, me hicieron prometer que negaría mis orígenes a cualquier persona que hablara en contra de Occitania, los cátaros y lo que profesaban los sacerdotes.-
Ambos manzaneros quedaron impresionados con la historia. Ellos tenían muchas ganas de que su nuevo amigo se quedara en su hogar, pero Milo tenía mucho miedo de que alguien osara llevárselo y matarlo.
-Soy amigo del conde que vive acá, no tiene nada en contra de Occitania, pero es muy amigo de la inquisición-
Pasó por la casa de los hermanos el Maestro Trovador Shion. Conversó un poco con Kardia y Milo. Ambos le expusieron el caso de Dégel y el Maestro decidió quedarse con el pequeño.
-Recuerda siempre tu origen, pero nunca lo menciones- le dijo Shion una vez. Ambos eran maestro y discípulo. Shion lo introdujo en las artes musicales de Occitania, ya que él también era de ahí, solo que ocultaba su origen para no ser molestado. También le habló del "Amor Cortés" cuando Dégel tenía diez años.
-Muy bien niño, pronto te vas a volver todo un hombre así que ponme mucha atención. Tienes que encontrar en tu interior a la amada que le cantarás todos los días de tu vida hasta la muerte, puede que la veas algún día físicamente, pero lo importante es encontrarla en el interior. Cuando la sientas, podrás elevarte espiritualmente Dégel, cuando la encuentres, sentirás mucha paz y tranquilidad en tu alma. Si alguna vez la miras, debes amarla siempre a lo lejos, nunca debes llegar a tener sexo con ella, deben besarse una vez o casi ninguna, debe ser una dama inalcanzable. Debes ser muy discreto- El infante Dégel sintió una enorme revelación al escuchar aquellas palabras de Shion, entonces deicidió buscar a su amor cortés. A la única persona que sentía que resonaba de ese modo con él, era su amigo Kardia.
Pero no sabía si Kardia le correspondía. Siempre se abrazaban de se tomaban de la mano cuando jugaban. Pero, ¿ y si Kardia le amaba pero no se atrevía de hablar? muchas historias de amor entre ambos se le pasó por su pequeña cabeza. Le mostró en aquel año todo lo que componía, pero Kardia solo se burlaba de él. Dégel se sentía un poco herido por eso, pero luego recordaba lo que Shion le decía "hay que buscar a la amada en el interior". Pensaba luego en tratar de hablarle desde su interior a Kardia. Cuando lo hacía, su amigo dejaba de molestarlo y le miraba con mucha dulzura, cosa muy extraña en él. A Dégel no le importaba, lo único que valía la pena en ese momento era toparse con la bella expresión de Kardia.
-Kardia...- suspira el dormido Dégel. Kardia está despierto y rema por el gran lago. Escucha el suspiro de su amado y desea besarlo hasta más no poder... Pero deben salir de ahí.
Llega hasta la entrada de un río y estaciona el bote en la orilla. Dégel aún duerme y desea hacerle algo a su desnudo cuerpo para despertarlo.
El Trovador sigue teniendo bellas visiones del pasado, pero son interrumpidas por una extraña sensación en su entrepierna, siente mucho placer y gime reiteradas veces, abre los ojos de a poco y vuelve a gemir, llama a su amado muchas veces. Se destapa bruscamente y ve a Kardia, lamiéndole su miembro con mucho placer. Pasa su húmeda por la base hasta la cabeza del miembro del trovador, mientras lo mira muy sensualmente. Lo agita al mismo tiempo que Dégel se sonroja y deshiela. Kardia se mete de a poco el miembro de Dégel en toda su boca, primero chupa toda la cabeza del miembro y se la pone dentro de la boca, el resto lo traga lentamente y Dégel se excita demasiado, gime y grita de placer, le encanta sentir a Kardia jugar con su miembro. Finalmente eyacula en la cara de Kardia. Al ver tal imagen, Dégel vuelve a caer dormir de tanto placer en tan poco tiempo.
-Bien, ahora no sabe que estamos perdidos- Se lava la cara con el agua del río. Viste a Dégel y lo lleva en brazos. Busca con sus ojos una cabaña, el hogar del Mago Asmita.
Cuenta la leyenda que ahí vive el mago que ha estado en contacto con Dios, que sabe absolutamente todo sobre la humanidad y su destino. Kardia tiene en mente al ritual de sangre que involucró a su hermano y a la gente de la casa de Aquarium. No hay sabio más grande que ese hombre.
Después de dos horas, Dégel despierta. Está recostado en una cama de un lugar desconocido. Un pequeño niño lo observa.
-Veo que estás mejor-
-¿Dónde estoy?-
-En la casa de papá Asmita-
-¿Y has visto a Kardia?-
-Está con papá Asmita- el niño lo toma de la mano y lleva al trovador a un salón con un gran caldero en la chimenea, muchos implementos de magia en una mesa con un manter blanco, tras ella están Kardia y un hombre muy similar al pequeño. Kardia corre a abrazarlo y Dégel le corresponde.
-Ahora estarán bien- sonríe el hombre.