Estaba en la plaza, acercándome a aquel banco donde Sherlock ocupó mi lugar cuando me retiré a buscar un café.
Me pose exactamente donde el detective había logrado detenerme. Supuse que “…dos pasos detrás de tú mirada” era en base a la dirección de la cual llegaba.
Entonces retrocedí dos pasos.
¿Qué es esto?
Una de las baldosas que recubría el suelo de la plaza, estaba floja. Al levantarla, encontré una llave, junto con un pequeño trozo de papel atado en ella:
“Estas muy cerca. Ahora vuelve por tu café.”
S.H
Ésta segunda pista, se había vuelto muy fácil de deducir. Con velocidad, corrí durante dos cuadras hacía el comercio.
Vaya John, ya es hora de que comiences a ponerte en forma. Aunque el poder correr, de lo debo a Sherlock; sin darme cuenta, abandoné el bastón. Creo que simplemente dejé de necesitarlo… ahora tenía a alguien en quien apoyarme realmente.
Ya en el negocio, probé la llave. Pero no funciono. Pensé que tal vez, si esto era obra de Moriarty, no pretendía dejármela tan fácil. Así que me dispuse a rodear el Café, para dar con alguna ventana, escalera o puerta trasera; para mi suerte, aún se encontraban limpiando el negocio, entonces sigilosamente me adentré por una ventana.
-¿John Watson?- exclamó una joven al verme
-Disculpa… ¿Nos conocemos?- pregunté, sorprendido por la reacción de la muchacha al ver que un hombre estaba dentro del local, a altas horas de la madrugada
-Personalmente no… pero un hombre vino por la tarde, me advirtió sobre usted… También me entrego éste sobre, pidiéndome que se lo entregase-
Me acerqué a la joven para tomar el sobre
-¿Recuerda al hombre?- Pregunté con la intención de saber, si podía ser Sherlock
-Si… tenía cabello corto, piel blanca, y su mirada… no me atreví a retrucarle nada… me sentí asfixiada tan solo con su mirada- Exclamó la chica, mientras su rostro se tornaba del color del miedo.
-No te preocupes… Muchas gracias por esto- Le expresé mientras volvía a las calles
Volví a la plaza, para tomar asiento y abrir el sobre que la joven me había entregado
“Disfruta el presente”
S.H
¿Disfruta el presente? ¿A qué te refieres Sherlock? El presente, el presente… ¿El presente como el momento actual o como…?
No perdí ni un segundo en percatarme de lo que el detective quería decirme.
De vuelta al apartamento, no tuve la suerte de encontrar un taxi. Demoré casi una hora, entre pasos veloces, y pausas para retomar el aliento. Subí al apartamento, y fui directo a nuestro cuarto.
-Veamos si es que tienes algo para mí- expresé tomando el oso de peluche que Sherlock me había obsequiado aquella noche, cuando malentendí lo que estaba sucediendo, al verlo junto a una chica
El oso, portaba un corazón de felpa, con las palabras “Te quiero” en él. Noté que los hilos que mantenían el corazón sujeto al oso habían sido arrancados, ya que ahora, portaba un hilo de color rojizo, el cual contrastaba demasiado como para no haberlo notado antes.
Corté con cuidado los hilos y quité el corazón de su ubicación. Al darlo vuelta, observe que parte de su relleno, había sido removido, y nuevamente la tela estaba cocida con el mismo hilo. Procedí a abrir, con gran tristeza, el corazón. Dentro se encontraba otra nota:
“Detrás de ti”
J.M
Casi con horror, observe que la firma, ya no era de Sherlock… ésta nota, había sido escrita por Moriarty.
Me dispuse a voltear lentamente, y observé una figura debajo de la cama. Estaba inmóvil. Me acerqué lentamente, usé mi celular para poder iluminar…
-¡¡¡Sherlock!!!- grité asombrado. El genio detective se encontraba debajo de nuestra cama, atado de manos, golpeado y amordazado.
Me lancé al piso, usando una pequeña navaja que suelo portar, corté su mordaza y las cuerdas que lo sujetaban
-John… John…- balbuceaba el detective
-Sherlock, aquí estoy Sherlock- dije mientras me fundía en un inmenso abrazo con él.
-Mi bolsillo John, Moriarty dejó una nota más en mi bolsillo… y dijo que…- En ese momento, observé un diminuto punto rojo sobre la frente de Sherlock.
-Moriarty… dijo que solamente tú debías leer la nota que se encuentra en mi bolsillo… luego quémala, es la única manera de impedir que nos maten- Exclamo el detective, que trataba de mantener la calma
Pude percatarme donde se encontraba la persona que nos apuntaba, más no podía hacer nada. Procedí a tomar la nota, y leerla:
“Querido John, veo que eres una persona astuta, valiente, dispuesta a todo por tu amado Sherlock Holmes; pero permíteme explicarte que Sherlock y yo, llevamos ya unos años en esta especie de “relación”… si, lo sé, no somos los más románticos, y carecemos completamente de demostraciones de amor, pero no hay remedio, así somos… O así éramos… O mejor dicho, así era Sherlock Holmes. Tu, John Watson, solo eres una piedra en el zapato, una astilla en el dedo, algo que puedo eliminar cómo y cuándo guste. Y todo esto fue una simple prueba, digamos que quería saber, en parte, hasta donde llegarías por el ser que “supuestamente” tanto amas; logré hacerte salir de tu hogar, logré hacerte cometer un delito (invasión de propiedad privada, por si no te has dado cuenta); además de que logré introducirme en su cálido nido de amor, dejar a Sherlock debajo de la misma cama donde, vaya uno a saber, cuantas muestras repulsivas se han brindado, e irme, sin dejar una sola huella. Es mi carta de presentación Doctor, para que vaya conociéndome, y acostumbrándose a mi presencia, y a mis juegos, ya que muero por volver a jugar con usted… por lo menos así, hasta que decida eliminarlo”
Con Cariño
Jim Moriarty