“Querido John, estamos a pocos días de cumplir un año de convivencia juntos, por ende, un año fue el tiempo que transcurrió desde que nuestros corazones se enlazaron, puedo confirmar con hechos que lo nuestro fue, es y será algo único, lograste sacar de mi algo que desconocía, no decir que fue únicamente lo mejor, pero si confesarte que a tu lado, cada día se sentía extraordinario, incluso continué despertando por las madrugadas, pero en vez de tocar el violín o ponerme a realizar pruebas, opte por observarte, encendía la pequeña portátil, aquella que iluminaba mi cuarto la noche que declaramos nuestros sentimientos, solo para observarte, tu rostro adormecido me provocaba mucha ternura y paz al mismo tiempo… no recuerdo si alguna vez te dije que acurrucado en la cama, pareces un erizo, uno pequeño, de esos que te provoca comerlos a besos…
John, el motivo de esta carta es una despedida, sería inútil darte motivos, ya que el corazón no razona, seguramente ya hallas soltado alguna lagrima, no tienes idea de cuánto me gustaría estar a tu lado, para poder secarla, mirarte fijamente e impedir que tu tristeza crezca con muchos besos… Me odio, por ser como soy, pero a la vez estoy feliz de ser así, porque aunque fuese por un corto tiempo, alguien se enamoro de mi por ser como soy, eres libre de odiarme, y te pido que lo hagas, ya que no soporto la idea de saber que seguirás pensando en mi sin siquiera poder prometerte volver… Algún día con mucha suerte, te volveré a cruzar, y con explicaciones y razones, te ofreceré tomar un café, el cual estarás en tu derecho de negarme; te lo dije muchas veces y aquí lo recalco, tú me importas mas allá que cualquier persona, y ante todo quiero cuidarte, por esa simple razón no puedo llevarte a donde voy, esconde bien esta carta, atesórala y no te alarmes por lo que escuches en alguna parte sobre mi… De alguna forma, siempre estaré cuidándote, y en mi corazón tu nombre grabado quedara por siempre
Con amor, Sherlock Holmes”
Ya hace 1 mes desde que encontré esta carta sobre la mesa del comedor. ¿A donde fue? ¿Con quién? ¿A hacer qué? ¿Cuándo piensa volver?
Esas preguntas azotaban mi mente cada noche, cuando al recostarme en su cama solitaria, abrazaba fuertemente un pequeño oso de peluche que me regalo, esto es lo único que me quedaba de él… Lestrade me oculta algo, me evade, en las noticias no sale información, busque y pregunte en cada rincón de la ciudad y es como si se lo hubiese tragado la misma tierra…
Sherlock, amor, por favor, vuelve, sea cual sea el motivo que llevo a que marchases, necesito saber si fue mi culpa, si hice algo mal, si fue así cambiaré… Simplemente quiero que continúe siendo tu rostro el primero que vea en las mañanas, tus labios los primeros y únicos que bese, tus manos las primeras y únicas en tocarme, gracias a mi cambiaste, pero yo también logre cambiar y avanzar gracias a ti, hace mucho tiempo deje de usar el bastón, a tu lado aprendí mucho, fuiste más que un novio, fuiste un amigo, un profesor, un compañero, como mi padre de a ratos, y como mi hijo en otros momentos… No necesito ni quiero a nadie más en mi vida, podrá existir gente mucho más amable, más cariñosa, más gentil, delicada o atenta, pero yo solo necesito a Sherlock Holmes, la única y más importante persona en mi vida…
Con estos pensamientos, y entre lagrimas y suspiros, quede dormido, otra noche mas, solo, vacio, sin el gran motivo y motor de mi vida…