Erestor salió al exterior y se dirigió al establo. Desde hace un mes Asfaloth se había mantenido muy cerca de él. Como dándole ánimos y él lo aceptaba con gusto, pues necesitaba algo querido por su rubio cerca de él y que mejor que su amado y fiel caballo.
Erestor: hola muchacho como has estado – pregunto y recibió un relincho como respuesta – me alegra, mira te traje un jugosa manzana – le dijo mientras se la entregaba la manzana y este la recibía gustoso – sabes que verte me recuerdas a tu dueño. Tu crin es del mismo color dorado que sus cabellos – dijo con lagrimas en los ojos y sollozaba – oh Asfaloth no sabes cuanta falta me hace tu amo – dijo y como si el caballo sintiera su angustia coloco su cabeza en su hombro. El elfo no aguanto mas y lloro todo lo que pudo aferrándose al pobre caballo – me harías un favor mi amigo – el caballo relincho – déjame montarte y llévame a un lugar del bosque si – el caballo asintió y el moreno, no lo dudo y subió al caballo y cabalgo fuera de la cuidad.
Al cabo de media hora Erestor y Asfaloth llegaron a un claro. Erestor bajo del caballo y se sentó en la hierba fresca. No se esperó mucho cuando lagrimas bajaron por sus mejillas, poco paso cuando sus sollozos se oían por todo el claro. Pero entonces nubes de tormenta se acercaban donde estaban y no queriendo que algo le pasa al único recuerdo que le quedaba de su amado rubio le dijo al caballo.
Erestor: Asfaloth mejor vete para la ciudad te podrías mojar y enfermarte – le dijo y caballo no estaba muy convencido de irse – vete no te preocupes, pues yo estaré bien – le dijo con una sonrisa triste. El caballo todavía no muy seguro abondo a su jinete lentamente. El elfo siguió llorando desesperado en medio del claro.
En un lugar distante dos mujeres veían entristecidas la escena.
Eruiel: hermana crees que ya fue suficiente castigo – pregunto con una tierna sonrisa, al ver que su hermana menor tenía algunas lágrimas recorriendo sus mejillas.
Niniel: si, nunca creí ver a alguien sufrir en tan poco tiempo lo que se podría sufrir en un milenio – dijo un poco más tranquila. La morena sonrió y dio un soplido hacia el mundo mortal.
En otro lugar los gemelos y la pequeña estrella de la tarde, ya habían regresado del jardín y empezaron a hacer arreglar florales para su tío Glor.
Arwen: oigan hermanos no se han dado cuanta del estado del tío Ere – pregunto mientras hacia una corona de flores.
Elladan: que estado – pregunto mientas terminaba de acomodar unos claveles.
Elrohir: de que está un poco deprimido cierto, hermana – los pequeños estaban tan encimado en su conversación que no se dio cuenta del movimiento que había detrás de ellos, hasta que hablo.
Glorfindel: como que Erestor está deprimido – pregunto el rubio.
Elladan: pues lo está debido que el tío Glor murió – dijo aun todavía sin ver hacia atrás.
Elrohir: si y casi nunca se separa de su cuerpo ahí prostrado – dijo mientras volvía el rostro hacia atrás y ve al gran asesino del Balrog de pie ante ellos – esto no puede ser – dijo incrédulo.
Arwen: tío Glor – grito emocionada, mientras se lanzaba a sus brazos. Los gemelos no tardaron en imitar a su hermana menor – pero tío como puede ser posible, nos dijeron que estabas muerto – dijo con una sonrisa y con algunas lágrimas.
Glorfindel: lo estaba, pero al parecer los Valar me concedieron una segunda oportunidad – dijo con una sonrisa mientras abraza a los niños- y ahora quiero que me expliquen cómo es eso de lo que le está pasando a su tío Ere – pregunto algo preocupado.
Arwen: el tío Ere no se ha despegado de ti desde que trajeron del campo de batalla – empezó a decir la menor.
Elrohir: se mantiene casi todo el día a tu lado y siempre anda triste y sombrío – continúo el mediano de los hermanos.
Elladan: y cuando cree que nadie lo ve, pues un día le seguí, va hacia tu cuarto y se encierra ahí toda la noche llorando, pidiéndote perdón y diciendo que te ama – término de decir el mayor de los hijos de Elrond.
Glorfindel: me ama – dijo en voz baja, al procesar las palabras una sonrisa salió de sus labios – díganme donde esta – pregunto no iba esperar más tiempo por verlo.
Arwen: cuando no está aquí, o en tu cuarto, se encuentra en los establos cuidando de Asfaloth – dijo la niña.
Glorfindel: bien voy a buscarle, nos vemos más tarde – dijo mientras salía a toda prisa del lugar.
Elladan: pero que pasa si alguien viene y no ve tu cuerpo, que pasa si Ada viene – pregunto el pequeño.
Glorfindel: dile que regrese de la muerte a buscar lo que más anhela mi corazón – dijo el rubio mientras salía corriendo hacia los establos.
Elrohir: vaya el amor sí que hace milagros – dijo inocentemente.
Afuera de la casa acogedora el asesino del Balrog corre hacia los establos. Y tuvo suerte de no encontrarse a nadie en el camino, pues no tenía tiempo para estar dando explicaciones. Al llegar a los establos va hacia el cubículo de su caballo, pero lo encuentra vacío.
Cuando va a ver si lo podría encontrar un relincho conocido para él se escucha. Asfaloth se acerca feliz a él, buscando caricias.
Glorfindel: hola mi amigo me alegra verte – dijo mientras le acariciaba el lomo – sabes donde esta Erestor – pregunto. El caballo mueve la cabeza afirmando la repuesta – pues llévame con el – dijo mientas se subía a su caballo y cabalgaban de regreso al claro.
En el claro Erestor estaba completamente empapado, pero no le importaba nada. En eso escucha un crujido. Se levanta y escanea a su alrededor. Empieza a caminar un poco y cuando menos lo espera un orco lo tumba al suelo. Se lo quita y lo mata con una daga oculta en su bota. Es su única arma. Los compañeros del orco que asesino, se empieza a acercar. Son como unos 30 orcos. Se defiende lo mejor que puede, pero es imposible pelear solamente con una daga. Al poco rato otro orco lo vuelve a tirar al suelo y le empieza a estrangular. Al principio trata de quitárselo, pero entonces recuerda que las Valar le dijeron que no podría ni entrar las Tierra Imperecederas, ni mucho menos desvanecerse, pero no dijeron nada de morir a manos de un cuchilla, en ese caso estrangulado. Sin más dejo de luchar y esperaba su fin.
Pero en un momento dado hubo un gran movimiento a sus alrededor. Era como si una espada se moviera con maestría cortando a los orcos. El orco que lo estaba estrangulando se levanta y va ayudar a sus amigos. Al cabo de unos minutos ya no se escucha nada. Levanta su vista que esta borrosa y antes de caer en la inconciencia ve un ser de cabellos rubios como el sol.
Erestor: Glor…fin…del – dijo con voz entrecortada mientras caí en la inconciencia.