Glorfindel POV
Hace casi una semana que volví a la vida. Y hace casi una semana que mi amado Erestor ha estado inconsciente. Cuando llegue al claro donde supuestamente Asfaloth había dejado a mi moreno y vi como esos malditos orcos trataban de matarlo. Sentí un odio e ira que ni el propio señor oscuro podría igualar.
Pelee contra ellos con una precisión mortal que inclusive me asombro. Cuando no quedo ninguno vivo fui hacia Erestor. Él estaba a punto de caer en la inconciencia, pero antes de hacerlo susurro mi nombre y una pequeña lagrima recorrió su mejilla.
Al llegar a Rivendel, con Erestor en mi regazo, Elrond y varios de los habitantes del lugar me estaban esperando y de que estaban asombrados lo estaban. Si hubiera estado en otra situación me hubiera reído o dicho algún comentario, pero en ese instante lo más importante era la salud de mi amor.
No me he separado de él, en ningún momento. Solamente ahora que la pequeña Arwen me dijo que ella me remplazaría mientras yo me daba un baño y comía un poco. Ya lo había hecho así que estaba de regreso a la habitación de mi amado.
Narrador POV
En una habitación, el asesor de Rivendel despertaba.
Erestor: como llegue aquí – se preguntó. Entonces recordó el ataque de los orcos y que estaba dejándose morir para acompañar a su amor rubio – vaya hasta eso se me tienen prohibido.
Arwen: que se te tiene prohibido tío Ere – pregunto la pequeña estrella.
Erestor: eh nada pequeña, que paso – pregunto el mayor.
Arwen: pues que fuiste emboscado por orcos y que te salvaron – empezó a decir la menor – y que llevas fuera casi una semana.
Erestor: mmm si recuerdo algo de eso. Dime quien me salvo – pregunto el mayor.
Arwen: pues bueno él no se ha separado de ti y solamente lo hizo ahora porque yo le dije que ocuparía su lugar mientras se bañaba y comía algo, pero ya no debe tardar – dijo mientras se levantaba he iba hacia la puerta – voy a buscarlo se alegrara mucho de que haya despertado y tú te alegraras al verlo – dijo con una sonrisa mientras salía, y Erestor se recostaba en la cama nuevamente.
Afuera de la habitación Arwen iba en busca de su tío Glor, pero el ya venía llegando.
Glorfindel: dime pequeña hubo algún cambio – pregunto tiernamente.
Arwen: si tío Glor, el tío Ere ya despertó y le dije que iba a buscar a su salvador – dijo con una sonrisa cómplice – así que suerte – dijo mientras se iba.
Glorfindel estaba seguro de quien se case con la estrella de la tarde deberá tener un carácter y paciencia inmensa. Sin más se dirigió hacia el cuarto del moreno. Toco la puerta y la abrió.
Adentro Erestor se incorporó un poco al escuchar que alguien llamaba y al levantar la mirada, no podía creer lo que veían sus ojos. Lagrimas empezaron a recorrer por sus mejillas. Y Glorfindel le sonrió tiernamente, pero hubo algo que no esperaba.
Erestor: no, basta – grito angustiado – ya no me torturen más, con su recuerdo por favor – decía angustiado mientras cubría su rostro con las manos. Glorfindel al ver esta reacción corre inmediatamente a su lado.
Glorfindel: Erestor por favor tranquilízate, soy yo Glorfindel – le dijo tratando de llegar a él.
Erestor: no tu estas muerto, por favor mis señoras ya déjenme morir no me hagan sufrir más por su recuerdo – decía entre sollozos.
Glorfindel: estás loco no voy a dejar que mueras no lo entiendes regrese de la muerte por ti – le dijo mientras obligaba que le mirar a los ojos – mírame y dime si no ves que soy yo – dijo con firmeza. Mientras tanto lágrimas recorrían el rostro del moreno, pero hizo un intento de hacer lo que le decían, levanto su mirada hacia la mirada azul que le miraba tiernamente.
Erestor: Glorfindel, eres tú. No es una alucinación – dijo en voz baja mientras levantaba una mano tratando de tocar el rostro frente a él, pero era tanto su intranquilidad que no podría llegar. Así que para hacerlo más fácil, el rubio tomo su mano y la acerco a su rostro y le daba un delicado beso en la palma.
Glorfindel: ves que si soy yo mi amor – dijo con ternura.
Erestor: GLORFINDEL – grito emocionado el moreno, lanzándose hacia los fuertes brazos del rubio, mientras que este mas gustoso no puede estar de recibirlo – oh no sabes cuánto te extrañe, cuanta falta me hiciste, perdóname por todo lo que te dije en realidad mi vida no tendría sentido sin ti, te amo más que nada en este mundo – decía entre lágrimas y sollozos, agarrándose fuertemente de la túnica del rubio y rogando que no fuera una mala juagada de su mente.
Glorfindel: oh mi bello Erestor te creo, no tengo nada que perdonarte y yo igual te amo más que nada en esta vida mi Erestor – dijo mientras besaba delicadamente los labios del moreno y este más gustoso de recibirlos estaba.
Poco a poco el rubio empezó a recostar al moreno en la cama, mientras seguían besando con pasión y amor.
Glorfindel: te amo, mi amor – dijo mientras empezaba a quitar la delicada túnica da dormir que tenía puesta. Al quedar completamente desnudo frente al rubio, Erestor trato de cubrir el cuerpo y estaba algo sonrojado, pero Glorfindel le detuvo – no desde hace tiempo he deseado tocar, ver, besar tu cuerpo desnudo, no me prives de eso ahora amor – dijo mientras apartaba las manos de Erestor de su cuerpo y empezaba a recórrele el cuerpo con sus labios.
Glorfindel lamia, mordía levemente pero dejando pequeñas marcas vistosas, besaba y acariciaba su más deseado anhelo. Erestor le daba a entender que lo estaba haciendo bien, soltando gemido de placer cada vez y cuando.
Glorfindel se levantó y se quitó la túnica ante la mirada, ahora oscura de Erestor. Cuando ya no tuvo ninguna prenda encima volvió a unirse con su amante. Erestor al tener el cuerpo del mayor sobre él, ahora denudo, empezó a recórrelo con pasión y amor.
Erestor: Glorfindel – dijo entrecortado por la falta de aire.
Glorfindel: dime – dijo mientras lamia el cuello del moreno.
Erestor: hazme tuyo ya – susurro y gemía. Esto dicho asombro al rubio y miro al moreno. Este le sonrió y Glorfindel gruño de pasión por lo que vendría.
El rubio bajo por el cuerpo del moreno, hasta donde estaba su miembro. Ahí lo tomo con delicadeza y empezó a masajearlo de arriba hacia abajo con lentitud. Erestor gemía por la corriente de placer que le provocaba esta acción.
El asesino del Balrog dejo de utilizar sus manos, y los cambios por su boca. Con ella empezó a succionar le miembro del que tenía debajo. Con unos minutos más con ese ritmo, Erestor gimió fuerte y dejo salir tosa su semilla en la boca del rubio.
Erestor: perdón no pude aguantarme – dijo apenado y con un pequeño sonrojo.
Glorfindel: porque has de apenarte, si sabes delicioso y he deseado probarte – dijo sin pudor, mientras saboreaba algunos restos del clímax de moreno que tiene en su mano – y ahora estás listo para lo que viene mi Erestor.
Erestor: ten algo de miedo, no lo niego, pero sé que contigo nada me pasara y se también que nunca me dejaras caer – dijo con una tierna sonrisa. Al oír esas palabras los ojos azules del rubio brillaron como estrellas.
Glorfindel: y será así siempre, de eso no lo dudes – dijo mientras empezaba a preparar la entrada aun sin profanar. Cuando ya estuvo bien dilatada, se colocó entre las piernas del moreno y con su mano dirigió su erecto miembro hacia la entrada.
Iba entrando lentamente, pues estaba muy estrecho. Erestor soltaba pequeñas lágrimas por el dolor experimentado. Glorfindel termino de entrar en su interior, con sus labios limpio las cristalinas lágrimas de su amor y con sus manos le dio mimos para que olvidara el dolor e incomodidad por la intromisión.
Pasaron unos minutos cuando el moreno movió levemente las caderas, dando el permiso al rubio que podría moverse y este no espero más.
Se movían sincronizados, lentamente, mientras se besaban con fervor. De vez en cuando recorrían el cuerpo del otro con desesperación. Sin que se lo propusieran se movían más rápido. La entrada de Erestor aprisionaba cada vez más el miembro de Glorfindel y este supo que el moreno no aguantaría mucho. Sin más aumento el ritmo de las estocadas y con un gemido fuerte ambos se vinieron en el más poderoso clímax que han de experimentar.
Lentamente y con cuidado Glorfindel sale del interior de Erestor. Se acuesta aun lado y atrae el cuerpo de su amado hacia él.
Glorfindel: me has hecho el elfo más feliz de todos mi Erestor – dijo mientras le besaba la frente – dime te dolió mucho – pregunto preocupado por el bienestar de su amado.
Erestor: no solo al inicio, pero inmediatamente me hiciste olvidar ese dolor – dijo con una sonrisa – te amo Glorfindel y por favor nunca me dejes – dijo mientras se acurrucaba más cerca del cuerpo del rubio y este le abrazaba más fuerte.
Glorfindel: y yo a ti Erestor, y yo a ti. Y créelo nunca podría dejarte, pues mi alma te pertenece a ti solamente y será así por toda la eternidad – dijo mientras ambos cerraban lo ojos y descansaban.
Pero en el sueño de Erestor dos personas ya conocidas se le aparecieron.
Niniel: espero que aprecies esta oportunidad que te dimos Erestor, porque no habrá otra – dijo la pelirroja.
Erestor: les aseguro que lo hare y la aprovechare al máximo – dijo con determinación.
Eruiel: estoy seguro que lo harás y vivirán felices por toda la eternidad – dijo con una sonrisa, pero cuando estaban desapareciendo volvió a hablar la morena – por cierto espero que le tengas paciencia a los gemelos, pues ustedes tendrán dos- dijo con misterio.
Erestor despertó entre los brazos de su amado, pero estaba muy pensativo por lo último que le dijeron.
Erestor: como que tendremos gemelos no entiendo – se preguntó.
Glorfindel: que es lo que no entiendes mi amor – dijo despertando y le daba un beso en los labios.
Erestor: he, nada son solo cosas mías – dijo con una sonrisa y le volvía a besar.
Glorfindel: me gusta despertar así – dijo con una sonrisa mayor.
Erestor: y así será siempre – dijo mientras le besaba apasionadamente y volvían a experimentar el acto de pasión y amor que no hace mucho vivieron.