Sentía el frío viento del invierno infinito alejarse, convirtiéndose cada vez más y más en aire cálido, nunca antes había sentido un aire así, dí la vuelta y noté que la nieve se alejaba poco a poco, miré a mi alrededor, el espeso bosque y noté que ya no había nieve, sonreí porque sabía que nos habíamos alejado para siempre de ese maldito lugar, miré hacia el boque y me sorprendí, era la primera vez en mi vida que había visto árboles tan verdes, flores frescas y animales revoloteando en todo el lugar.
La luz del amanecer me cegó por un instante, nunca había visto un sol tan fuerte y brillante en toda mi vida, sus cálidos rayos hacían que mis blancos cabellos brillaran, nunca creí que el sol puro fuera tan hermoso en todo su resplandor...
-Es hermoso, ¿no crees? -Preguntó Mello girando constantemente la cabeza para mirar el cálido paisaje.
-Si, lo es -Sonreí y recosté mi cabeza en la espalda de Mello.
Aunque no estuviese viendo su rostro, sabía que él también estaba sonriendo, levanté un poco la mirada y noté que nos acercábamos a un pueblo, pero este se veía diferente, el lugar era más cálido, la gente se ve simpática y amable, los niños salen a jugar tranquilos y los adultos se ríen entre sí y se divierten bastante.
¿Quien lo diría? al parecer si hay luz al final del camino, miraba a todos lados y noté que algunas personas volteaban a vernos, no me asusté, porque sentí en sus miradas alegría y curiosidad, algunos me sonreían, quizá nunca habían visto a alguien como yo y por eso les agradaba, porque vieron a alguien diferente.
Me alegré y me sentí aliviado de que al parecer en este lugar la gente tiene más corazón y te aceptan como eres...
Un recorrido por el alegre pueblo después, Mello estacionó la motocicleta en la plaza -También alegre- y esta vez me cargó a caballo -Probablemente para que la gente no nos viera como un par de locos- y nos dirigimos a una posada de estilo oriental.
Nos dirigimos a la habitación, Mello con cuidado me sentó en una de las camas y acarició mi cabeza.
-Quédate aquí -Dijo, seguido de eso se fue de la habitación dejándome solo.
Me quedé quieto sin hacer nada, inspeccionaba la habitación observando cada detalle desde mi punto de vista; al rato me comencé a sentir cansado, los párpados me pesaban y al rato me quedé profundamente dormido.
No sé cuanto tiempo dormí, pero cuando desperté el dolor de mi pierna había parado, me levanté lentamente y vi que estaba cubierta con una venda.
Me levanté y vi que ya estaba anocheciendo, miré a un lado y vi a Mello dormido junto a mí, supuse que había salido a conseguir medicinas y después de curarme se quedó dormido.
Acerqué mi rostro al suyo, al quedar a escasos centímetros de su rostro sentía su aliento sobre mis mejillas, olía a chocolate.
Sonreí, Mello se veía tan pacífico y tranquilo. Me asusté cuando noté que abrió los ojos de golpe, pero no se molestó, al contrario. Me sonrió y se terminó de acercar a mí y me besó dulcemente, sus brazos rodearon mi espalda y me abrazaron suavemente acercándome más a él hasta que mi pecho quedó contra el suyo, era tan cálido.
Coloqué tímidamente una de mis manos en su mejilla subiendo lentamente hasta llegar al borde de su venda. Tragué saliva y quité lentamente aquella venda, con temor a que Mello retuviera mi mano y se enojara por atreverme de esa manera, pero no hizo nada, solo me miraba fijamente con un gesto... ¿Feliz?
Cuando quité la venda, el rostro de Mello estaba cicatrizado, me sorprendí, pero no me preocupé, Mello me sonrió y me volvió a besar, al menos sus heridas no estaban muy mal, y su ojo seguía sano, me calmó, su mirada azulina nunca se destruiría y seguiría siendo hermosa e hipnótica...
De repente pasó por mi cabeza todo el recuerdo de lo sucedido en el incendio, me entristecí, fue mi culpa de que Mello terminara así, y antes de que me diera cuenta, estaba llorando nuevamente, las frías lágrimas volvieron a aparecer recorriendo mis mejillas hasta mi cuello mojándome el rostro.
-Near, no llores -Dijo Mello secándome las lágrimas con su mano.
-Lo lamento -Sonreí, pero no pude evitar seguir llorando, el recuerdo me comía vivo y me atormentaba, era mi culpa -Lo lamento tanto Mello, fue todo mi culpa.
-Near... -Dijo Mello sonriéndome-...No fue tu culpa, fueron esos malditos que te querían asesinar, tu no tienes nada que ver. Además no te preocupes, estoy bien, no es nada grave.
Sonreí nuevamente y cerré mis ojos para evitar que más lágrimas salieran, cuando sentí un peso sobre mis labios, abrí los ojos y me di cuenta de que Mello me estaba besando otra vez.
-Gracias Mello... -Dije devolviéndole tímidamente el beso-...Te amo -Susurré.
Creí que Mello no me había escuchado, pero cuando elevé la mirada vi que sus ojos estaban iluminados y su sonrisa era enorme y hermosa, me abrazó más fuerte y comenzó a besarme un poco más fuerte.
-Near... Yo también te amo -Dijo susurrando en mi oído-... Y nunca dejaré que nada ni nadie te lastime...
No respondí, no sabía que decir, pero de todas formas no era necesario, sabíamos ambos que esa noche sería el comienzo de todo, de una nueva vida, de unas nuevas emociones, de unas nuevas esperanzas, una nueva frontera, y estaría siempre con Mello, porque el es la única persona que me ama, igual que yo a él... El resto es historia....
FIN