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Juegos de espadas por RedGlassesGirl

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Juegos de espadas – Capítulo 2

Una bolsa de bollos calientes

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Lamentablemente, olvidar el "incidente" me resulta imposible. No cuando a partir de ese momento me pasa todas las noches. Las poluciones nocturnas, los sueños eróticos y las hormonas revolucionadas vienen y van por etapas y no es algo que me haga sentir incomodo porque se cómo lidiar con ellas. Pero lo que no puedo manejar es que tenga que pasarme en esta enorme cama donde hay dos personas muy juntas, y esa otra persona es el chico que duerme con la expresión de un ángel pero durante el día es un demonio.

Wolfram realmente ha tenido una paciencia de oro. Durante los últimos días de la semana he abusado de él continuamente, y no en el sentido sexual, solo que mientras duermo pateo, lo dejo sin sabanas y hoy he llegado a darle un puñetazo en la cara. Su grito me hace volver al mundo real por completo. No puedo recordar exactamente que estaba soñando, solo sé que era un sueño rosa, ¿pero de que clase como para repartir golpes?

—¡Yuuri, maldito imbécil! —su voz está apagada porque tiene su rostro entre las manos. Wolfram patea el colchón con ira varias veces—. ¡¿Por qué tenías que golpearme en el rostro?!

—¡Oh, no! ¡Cuánto lo siento! Por favor dime que no te rompí la nariz o algo.

Me mira enfurecido sosteniéndose la nariz, está tan enojado que incluso muestra los dientes. Hasta su frente esta roja y dudo que sea por el golpe.

—¡¿Qué carajo estaba soñando?! ¡No, sabes que, no me importa!

El Wolfram amable que no hacia comentarios ha muerto, ¿qué me espera ahora que es sincero? Aunque tiene la ropa de dormir caída y su cabello rubio ondulado todo despeinado su apariencia es completamente intimidante. Los músculos de su cuello están tensos y sus ojos verdes centellan.

—Necesitas parar con esto. No pienso pasar otro día más sin que me dejes dormir tranquilo. Tienes que controlarte.

—P-pero no puedo controlarlo.

—Como noble, y como hombre, mínimamente tienes que saber controlarte. Más si se trata de tu dignidad. He tenido paciencia, pero no puedes estar esperando que se te pase solo, es una etapa indefinida de tu edad. Así que mejor empieza a lidiar con tus frustraciones sexuales antes de que te avergüences públicamente, porque no puedo permitir eso.

Tengo algunas preguntas en este momento, la que está predominando tiene que ver con si a él no le pasan estas cosas. Por como habla, parece que no. Él se arregla el cabello para clamarse y vuelve a mirarme más tranquilo.

—Como veo que no te queda claro, déjame que yo te lo aclare. Tienes dos opciones aquí. Una de ella es masturbarte hasta que estés satisfecho.

Tan directo como siempre, pero no está diciendo más nada, aunque creo que puedo imaginar lo que sigue.

—¿Y la segunda?

Wolfram enarca una de sus cejas perfectas, suspira y entra en modo engreído.

—Escucha, puedes pedirme que te satisfaga, incluso puedes tocarme cuanto quieras o explorar lo que sea que tengas que explorar todo lo que quieras, no hay ningún problema con eso. Pero te advierto una sola cosa, tengo límites.

—Eso… no tiene sentido, lo que acabas de decir, te estás contradiciendo, ¿a qué te refieres con límites?

—No me tientes hasta el punto en que no puedas hacerte cargo. Aunque puedo ser muy paciente, no soy el tipo de hombre que le guste verse frustrado.

Mejor dejamos esta conversación aquí por el momento.


Siempre que estoy solo me pongo a divagar sobre las cosas que han pasado últimamente. No tengo sueño así que estoy recostado en el sillón de la habitación haciendo nada. Lanzo la pelota de beisbol al aire y en ese momento entra alguien a la habitación. Me asomo a mirar por un borde, Wolfram tiene en la mano la edición especial de la última novela de Anissina, un tomo enorme forrado en tela verde "uniforme de Gwendal".

—¿Yuuri?

—Estoy aquí. —Levanto la mano para que me vea, el respaldo del sillón da a la puerta. Mientras giro la pelota en mis manos delineo las costuras con los dedos y escucho los ruidos de la persona que se mueve por la habitación.

—¿Que estás haciendo?

—Nada, solo no tengo sueño.

—¿Quieres leer Lady Veneno y el cáliz de Gwe Dal? Acabo de terminarlo.

—Debería, se publicó hace bastante y aun no lo he ni mirado, ya estoy al día con el resto de la saga. Pero no tengo ganas de leer.

—Nunca tienes ganas de otra cosa que no sea jugar beisbol.

—Cada día suenas más y más como mi hermano…

Apoyo la mejilla contra el terciopelo del respaldo y espió por encima del borde, Wolfram se está cambiando y cuando se saca la camisa veo su espalda desnuda, su cabello dorado llega justo a tapar hasta el borde de su cuello, se ve bien. Una vez que se pone otra ropa va hacia un mueble de madera oscura y brillante donde están todas sus bebidas. Si esta fuera solo mi habitación ese expositor no sería algo que encajara en ella. Me levanto y voy hacia donde está el enorme volumen de la novela apoyado sobre la mesa, acaricio la cubierta, las letras doradas de la tapa están hundidas. Me pongo a ojearlo sin intenciones de leer.

—¿Cuánto te ha durado este?

—Más o menos tres días. Pero no le he dedicado mucho tiempo, hace bastante que lo tengo. Oh, espera —Wolfram me quita el libro un momento y busca una página en particular—, mira esto.

Mientras leo un párrafo rápidamente el apunta con su dedo sobre los nombres de dos nuevos personajes que se está presentando. —¿Ofram y Uri? ¿Esos somos nosotros? ¿Qué ha estado escribiendo Anissina esta vez?

—No somos nosotros, son Ofram y Uri. —Wolfram se ríe, las versiones de las personas en los libros de Anissina suelen alejarse bastante de la realidad, pero es inevitable darse cuenta de en quienes están basados.

—¡Ahora realmente quiero leerlo! Aunque luego de Münter y Cascos me parecía evidente que el repertorio de personajes se estaba agrandando.

—Anissina pasa mucho tiempo en este castillo desde que mi hermano se ha mudado y solo viaja periódicamente a Voltaire. Así que está tomando inspiración de donde puede.

—Cheri va a estar triste, ¿no quería ella su propia novela?

La cara del tercer hijo refleja muchos sentimientos encontrados acerca de eso, el primer vaso desaparece. Wolfram me devuelve el libro y apoya su hombro contra el mío mientras nos reclinamos contra la librería detrás de nosotros. El sentimiento de intimidad es fuerte.

—No ha insistido mucho con eso últimamente, hace bastante que no pasa demasiado tiempo en Shin Makoku y Anissina ya ha comenzado con el siguiente volumen a este, así que no tiene tiempo para pensar en otras historias aledañas.

—Cierto, ¿no tiene Greta un capitulo completo para ella sola en él?

—No sé de qué trata exactamente, pero el título es: ¡Oh! Aquí está de nuevo la chica trampa. Su personaje es muy popular entre los niños según lo que dice Conrart, estaban esperando otro capítulo y parece que quedara como una compañera fija de Lady Veneno.

—Oh bueno, ella estará feliz con eso, aunque aún no sé qué ciento respecto a la admiración que siente por Anissina.

—La verdad yo tampoco.

Wolfram y yo intercambiamos una mirada de preocupación y desentendimiento. Como dos padres primerizos es complicado negarle a nuestra hija una figura femenina, siendo dos hombres hacemos lo mejor que podemos, pero sabemos que la necesita. El problema es que la única mujer que está aquí todo el tiempo es Lady von Kabernikoff… y ella, es un tanto especial, así que nos preocupa su influencia.

Como no tengo nada que hacer y la conversación ha cesado, juego con un pliegue del borde del libro mientras Wolfram decide que a su bebida le falta otro cubo de hielo. Tenemos una especie de refrigerador a base de maryoku aquí al lado. Es un cubo de madera pequeño que parece una cajonera, pero está lleno de hielo, yo he guardado ahí una coca cola que traje de la Tierra encajada entre los cubitos.

—¿Quieres tu bebida?

—Ok.

La he estado guardando, no para una ocasión especial, pero quería esperar a que pasara bastante tiempo en Shin Makoku así luego no la de desearía y tuviera que esperar mucho hasta volver a la Tierra. La próxima vez traeré un pack completo.

Me doy vuelta y acomodo los libros de la biblioteca que están junto a la cadera de Wolfram para meter el nuevo volumen en el orden correcto. Él me pasa la lata fría sosteniéndola con la punta de los dedos, el metal quema y la superficie se ha puesto de color blanco, la abro con un chasquido. Mientras tomo el primer sorbo que baja congelado por mi garganta vuelvo a pegar el lado de mi cuerpo contra el de Wolfram. Estoy mirando un punto fijo en algún lugar lejano del piso de madera de la habitación.

Me siento algo nervioso, pero el ambiente parece adecuado.

—Wolf.

—¿Mm?

No tengo nada para decir.

Él luce igual de esplendido que siempre, luego de mirar un momento sus ojos verdes vuelvo la vista al piso y tomo un poco más de mi bebida. La presión contra mi brazo se incrementa un poco, ladeo la cabeza para verlo de nuevo y él nota mis dudas. No tengo que pensar más y solo animarme a hacerlo.

Wolfram está tan cerca que la distancia de nuestros rostros es corta, me estiro apenas un poco y lo beso. No está sorprendido, ya lo estaba esperando. Puedo recordar cómo se sentían sus labios desde la última vez, pero es un poco diferente. Me sostengo a la lata aunque el frio me duerme los dedos, supongo que él aun sostiene su vaso porque no ha cambiado de posición para nada. Ladeo el rostro y también mi cuerpo para estar más cómodo.

Toda la situación me parece sumamente extraña. Wolfram se aleja mientras se ríe y me quita la lata de las manos.

—Asumo que elegiste la opción dos.

Me avergüenzo de solo pensar sobre lo que está hablando. Deja mí bebida junto a su vaso en la mesa y se coloca directo frente a mí con sus manos sobre mis hombros, esta actitud íntima es demasiado nueva para alguien que conozco tan bien.

—Me siento afortunado.

Su mirada y su forma de actuar me desconciertan, mi corazón se siente como un caballo a pleno galope dentro de mi pecho. Él me abraza por el cuello y me besa, esto me recuerda mucho más a esa primera vez. Mis manos quedaron inmóviles entre mi cuerpo y el suyo, hasta aquí llego mi demostración de confianza de antes. De nuevo me encuentro intentando saber qué es lo que estoy haciendo, él mueve sus labios lentamente y me espera, acaricia mis manos y las lleva a la parte trasera de su cintura.

Recuerdo su advertencia y no quiero tocar mucho, así que las dejo donde él me ha indicado. Vuelve a abrazarme por el cuello y la contención de sus brazos me calma. Me concentro en su boca, todo lo que él hace lo hace con suma confianza, estoy nervioso pero se siente bien. Sus manos me acarician y me atrevo a apretar un poco más las mías sobre su cuerpo.

¿Cómo puedo gustarle a una persona como esta? El príncipe caprichoso que no me ve como un juguete, sino como un chico sumamente apuesto. Aun no lo comprendo, aunque mis ojos y mi cabello sean un símbolo de belleza en este mundo sigo siendo flacucho, sin demasiada confianza ni carisma. Él parece sinceramente contento de que lo he aceptado, pero no puedo dejar de pensar que podría tener a cualquier persona que quisiera, ¿por qué molestarse conmigo? Me siento halagado, de verdad, pero también resulta un tanto incómodo. Esto solo saca a flote todas mis inseguridades. Sinceramente, Wolf, creo que tienes unos gustos de mierda.

Apoyo mi barbilla en su hombro durante un rato.

—¿Qué piensas?

Muchas cosas, pero nada que pueda decirte.

—Nada. Tengo sueño.

Cierro los ojos. Sus manos se mueven con suavidad recorriendo mi espalda, es una sensación muy placentera, realmente me gusta que sea tan cariñoso. Para alguien que las únicas caricias de este tipo que ha recibido son las de su madre, ser mimado de esta manera es muy relajante. Wolfram tiene un olor particular que me gusta mucho, así que me aferro a él con más firmeza y lo mantengo cerca. Soy una persona de naturaleza posesiva y he decidido que no voy a soltarlo, y eso tiene un significado más profundo que simplemente tenerlo apretado de este modo.

A pesar de que voy a satisfacer egoístamente mi capricho, sé que tengo que ser cuidadoso con sus sentimientos. Todo es parte de la decisión que he tomado. He sido yo el que ha comenzado, no puedo dejarlo en cualquier momento. En este momento la cortina musical es What is love? Baby, don't hurt me. Don't hurt me, no more.

Wolfram deja escapar una pequeña risa, se aleja y me pregunta: —¿Qué estas cantando?

—Oh… lo he hecho en voz alta. Es solo una canción vieja y popular en la Tierra.

Creo que incluso he movido un poco la cabeza como Jim Carrey y todo.

—¿Y qué es lo que dice?

—Mmm. —Estoy algo tímido y soñoliento en este momento, pero igualmente pienso una traducción aproximada, Wolfram se ve tan natural que me contagia—. ¿Qué es el amor? Cariño, no me lastimes. No me lastimes, no más…

Él aun sonríe y me abraza apoyando su barbilla en el extremo de mi hombro y me mira.

—No tienes que preocuparte por eso.

Wolfram claramente se refiere a que él no va a lastimarme, y así lo creo, pero mis dudas recaen en mí mismo. No me molesto en aclararlo y solo devuelvo el abrazo, vuelvo a cerrar los ojos y descanso. He estado pensando demasiado las última semana así que ahora voy a dedicarme a vivir el momento.

—¿Vamos a la cama? —me pregunta sin un dejo de sueño, se me sube el calor a las mejillas pero no creo que hoy pase nada pervertido entre nosotros.

—Bueno.

Luego de cambiarnos nos metemos a la cama y me recuesto boca abajo. Wolf se apoya en su codo sobre la almohada y me tapa hasta los hombros mientras me observa. Su mano vuelve a acariciarme la espalda y me rasca suavemente, esto vuelve a enviarme a medio camino del mundo de los sueños. Aún estoy pensando cómo es que él puede quererme.

—¿Te gusto porque tengo ojos y cabello negro? —pregunto estúpidamente mientras me duermo.

Wolfram apoya la cabeza en la almohada y toma la mano que tengo a la altura de mi rostro entrelazando sus dedos con los míos. No estoy viéndolo, pero sé que está sonriendo.

—No —su voz es suave y siento uno de sus dedos recorrer con delicadeza desde mi entrecejo hasta la punta de mi nariz—. Me gustas porque eres tú.

Era lo que estaba deseando escuchar.


Hoy mi instructor de entrenamientos no es Wolfram. Mi padrino tiene su espada de entrenamiento colgada de la cintura y sostiene la mía en su mano.

—Hey.

—Buenas tardes, ¿ha estado ocupado hoy? No lo he visto en todo el día.

—He estado ayudando a Günter con algunas de sus cosas.

—Ya veo, debe de estar contento de haberlo monopolizado.

—No fue tan así como piensas por suerte, no entró en modo GünGün.

Su risa es clara y masculina. Este hombre no es tan perfecto como el resto de la gente de aquí, pero tiene esa buena apariencia y personalidad perfecta que me hacen ver obligado a admirarlo. Me entrega mi espada y desenfunda la suya.

—¿Dónde está Wolf?

—Wolfram está ayudando a Greta con algunas tareas relacionadas a la cultura mazoku. El día de hoy tendrá que conformarse conmigo.

—No lo digas como si fuera algo malo, sabes que no quise decir eso. Si hay alguien que me molesta un poco en este momento, ese sería Wolfram.

—¿Por qué seria eso?

—¡Porque…! —Mis emociones me superan en este momento, no puedo evitar demostrar lo celoso que estoy por esto—. Porque Greta estará en modo "Papa Wolf es tan confiable~~", mientras que su otro papá queda como un bueno para nada. Estoy perdiendo puntos de papá.

—Bueno, ¿entonces que tal ganar algunos puntos de EXP a cambio?

Sigue siendo raro hablar con este hombre sobre cosas de la Tierra, incluso sabe cómo se le llama la experiencia en los video juegos. Conrad se pone en posición y descargo mis energías en un ataque sorpresa, que no es tan sorpresa para el apodado León de Ruttenberg, y empezamos nuestro entrenamiento.


Últimamente Wolf ha estado ocupado, así que suelo esperarlo por la noche sin irme a dormir temprano como normalmente hago. Mi lema es acotarme temprano para levantarme temprano, pero mis horarios simplemente han cambiado.

Tengo el enorme volumen de Lady Veneno sobre mi estómago. El pequeño sillón de una persona está forrado en terciopelo rojo y parece un mini trono, estoy cómodo con las piernas colgando sobre un posa brazos y mi espalda contra el otro. No debería recostarme en él de esta manera, pero no me importa. Este libro se me hace infinito, espero que Wolfram llegue pronto.

No es que sea pervertido y lo esté esperando para eso. O bueno, puede que si sea algo pervertido y lo esté esperando para eso, pero realmente estoy aburrido. Además, no tengo porque negar que me gusta la nueva forma en que pasamos tiempo juntos, pero intento pensar poco en eso durante el día o tendré problemas para controlarme.

Solo nos hemos besado hasta ahora, aunque a veces las cosas se han puesto un poco calientes no me he atrevido a hacer nada osado y él no parece querer apurarse. Supongo que me está esperando porque considera que no debería presionar, y es una actitud algo linda, pero me siento como la chica en esta la relación, o que él sigue considerándome demasiado inmaduro. No hay nada que hacerle, soy cobarde como para lanzarme a anotar una carrera completa, así que supongo que tiene razón al tratarme de ese modo.

Este libro realmente es jodidamente largo. Aunque no es que pase de cuatro o cinco palabras antes de repetir la línea sin entender. Mis pensamientos divagan demasiado.

Se abre la puerta y antes de que pueda atraparlo en el aire algo aterriza en mi estómago, es una bolsa de papel y está manchada con aceite. Wolfram se apresura a quitarse la bufanda, tiene la nariz y las orejas rojas del frio y el cabello húmedo.

—Hace demasiado calor aquí. ¿Son esos los panecillos que te gustan? No estaba seguro porque jamás me he fijado en algo como eso.

Abro la bolsa y son exactamente los que siempre compro, aunque no todos de mi sabor favorito.

—¿Fuiste al pueblo?

—Sí, fue una salida rápida así que no podía avisarte. Está nevando.

—¡Esta nevando! —Me levanto y corro a la ventana, el vidrio está empañado y al pasar mi mano mis dedos reaccionan al frio—. Ah, ¡es verdad! Aww, estuve todo el día en el castillo y me lo perdí.

—Es demasiado tarde para salir ahora. La nieve empezó hace poco, pero es constante, creo mañana estará todo cubierto.

—¿En serio, cuánto?

—A veces logra llegar al metro, depende del invierno. Hace tres años no bastaba con palearlo cada hora y se trababan las puertas.

Mientras hablamos un par de sirvientes entran a la habitación empujando un carrito con una bebida caliente para Wolfram que acaba de llegar y para mi también, es oscura y la sirven en unas tazas grandes desde una cafetera alta de metal que humea furiosamente. Una de las chicas le ayuda a sacarse la pesada chaqueta y también se lleva el resto de su ropa mojada. Wolfram se sienta en el sillón grande junto a la chimenea y le arriman una de las tazas mientras otra persona le deja las pantuflas.

El paisaje es demasiado oscuro para ver a lo lejos, pero ya casi no puedo ver las líneas de las divisiones entre las baldosas del piso del balcón y la nieve se acumula en cada sección del marco y contra la parte baja de la ventana. Los copos que caen son pequeños y constantes.

—Majestad, ¿está por salir?

Me atrapan justo cuando había girado el pestillo, Conrad está en la puerta y Greta viene corriendo hacia mí.

—Yuuri, ¡está nevando!

Mientras Greta y yo miramos por la ventana una de las chicas trae más tazas a la habitación. La mesilla baja cerca del fuego se llena con un servicio completo.

—¿Quieres hacer un muñeco de nieve mañana? ¿O una guerra de bolas de nieve? Supongo que eso está bien también para las niñas.

—Puedo hacer cualquier cosa si es con papá.

Soy tan feliz que podría morir, ¡¿por qué es tan linda?! Greta toma mi mano y se sienta a mi lado pasando por encima de mis piernas para llegar a Wolfram que le da una taza.

—¿Qué es? —pregunto al tomar la que me ofrece Conrad.

—Es una bebida de invierno típica de aquí.

—Es espesa, parece chocolate, pero aquí no tienen cacao.

—Es algo similar, pero creo que se parece más a lo que llaman ponche en la Tierra. Lleva leche, huevo, té negro, y por el olor asumo que le han puesto manzana y canela.

—Iugh, ¿canela? —Greta le devuelve la taza a Wolfram arrugando la nariz. El rechazo lo deja desconcertado.

—¿No te gusta la canela?

—A mí tampoco me gustaba cuando era chico.

—Si hubiera sabido no hubiera pedido que quitaran el ron.

—Entonces su majestad no lo hubiera tomado.

—Hmp. Iré a pedir que calienten leche sola con azúcar para Greta.

Conrad observa la bolsa que aun sostengo en la mano para no manchar la ropa, la parte de abajo está cada vez más mojada porque el contenido caliente ha hecho humedad.

—¿Quiere mandarlos a calentar también?

—¿Estos? No, está bien. Me gustan recién horneados pero fríos también están bien. ¿Te gustan las frutas abrillantadas? Ese no es de mis favoritos.

Extiendo un bollo a mi padrino y Greta lo mira disconforme. Parece que tampoco le gustan las frutas secas. Creo que a mi hija no le gusta nada deshidratado.

—Oh, lo siento. No pude recordar cuales eran sus favoritos y Wolfram no tenía idea.

—¡¿Tú también fuiste al pueblo?! ¿Fueron todos y no me llevaron? Incluso Greta…

—Lo siento también por eso.

—A mí no me llevaron —niega ella.

—Te dije que no hubo tiempo, no fuimos a pasear sino a resolver unos asuntos. Solo compramos eso al paso cuando volvíamos.

Greta se baja del sillón y se sienta sobre la alfombra a la altura de la mesa para comer algunas galletas y dejarle el lugar a Wolfram. Él luce cansado y sus largas pestañas ensombrecen sus ojos al entrecerrar los parpados.

—Cambiando de tema —dice Conrad—, me había olvidado lo que realmente venía a decirle. Como hemos tenido que salir y ha estado ocupado no nos hemos visto antes y pensé que estaría bien avisarle antes de dormir. A partir de mañana tendremos que dejar nuestras prácticas de esgrima por un tiempo.

—¿Qué pasó? ¿Te vas a algún lado?

—No, de hecho, no tendrá prácticas de esgrima con nadie durante un tiempo.

—¿Por qué? ¿Hice algo mal?

—Estás bien para lo que sabes, pero necesitas aprender otras cosas —murmura Wolfram y se queda dormido sentado.

—¿Voy a aprender otra cosa? ¿Qué cosa?

—Magia. Gwendal está conforme con sus avances, peor nos han regañado a todos porque hasta el momento jamás ha tenido una sola clase sobre cómo usar su maryoku correctamente.

—Eso suena bastante interesante, pero tú no tienes magia.

—No, yo no tengo ni un ápice de magia. —Conrad sonríe pero parece que le gustaría saber que se siente tenerlo. Él siempre se ha visto atraigo por esas cosas, incluso por los trucos e ilusiones tipo Las Vegas. A veces me pregunto si su interés en realidad tiene que ver con algún pequeño viaje a ese lugar.

—¿Entonces ya no tendré clases contigo? Eso es un poco decepcionante… justo cuando estaba empezando a tomarle el ritmo.

—Tendrá clases con Wolfram y con Günter como siempre.

En el momento que él lo nombra, Wolfram se desliza y se apoya contra mi hombro, está respirando tranquilamente y los dedos de su mano lánguida sobre el terciopelo se mueven ligeramente. ¿Qué estás soñando, practicas con las espadas?

—¿No podemos tener igual las clases de esgrima nosotros?

—¿No sería demasiada carga para su día?

—Bueno, tal vez un poco, pero no quiero perder el tiempo que pasamos juntos.

—Pensé que preferiría usar ese tiempo para jugar béisbol —me dice mientras se ríe y es obvio que solo estaba jugando conmigo. No es como si nunca lo viera además de las clases.

—Oh, bien, me tienes.

Greta es la segunda baja de la noche, se ha quedado dormida con la mejilla sobre la mesa al lado de su vaso de leche vacío. Estiro la mano y tomo un mechón ondulado de su cabello y lo acomodo.

—Creo que es hora de que la lleve a la cama, ya son pasadas las doce, ha sido mucho más de lo normal para ella.

—Yo lo haré —dice Conrad—, creo que ya tiene otra persona que necesita que la lleven a dormir esta noche.

Miró a mi compañero frito aquí al lado y creo que esta noche no hay otra opción que ir a dormir sin charlas y sin besos. Conrad levanta en alzas a Greta y ella se acomoda contra su pecho.

—Enviaré a alguien para que retire las cosas. Buenas noches.

Luego de que nos saludamos solo pasan unos minutos hasta que llega la servidumbre, lo único que no permito que se lleven son los dos panecillos que me quedan en la bolsa, no tengo tanta hambre pero prefiero guardarlos yo mismo.

El cabello de Wolfram tiene un tenue olor a lavanda y su piel ya está tibia por estar junto al fuego. Aprovecho que está tranquilo para observarle de cerca, los mechones dorados y miel son más oscuros cerca de su nuca, pero en esa zona todo es más suave y sedoso al tacto. Es la única persona rubia natural que he visto de cerca en mi vida, lo cual me hace preguntarme si él se siente igual de curioso por mi cabello, ya que aquí no soy normal como él no lo seria en Japón.

Realmente quiero besarlo, y no voy a irme a dormir solo pensando en eso. Pasando mis brazos alrededor de su cuello aprovecho la soledad de la habitación para sostenerlo cerca y apoyar mis labios contra los suyos. Mis movimientos lo despiertan, me abraza y su boca busca la mía de forma suave y casi soñolienta.

Debo de haber estado equivocado y no está tan dormido como pensaba porque tras un momento me empuja para que caiga recostado sobre el sillón. Sus ojos son predatorios y su sonrisa torcida tan típica tiene connotaciones muy distintas en este momento, me sorprende bastante que se muestre tan osado de repente. ¿Qué es eso de andar cambiando de actitud tan de repente? ¡Tú estabas dormido!

Estoy un poquito nervioso. Sus dedos me acarician la mandíbula, y con su pulgar la comisura de mis labios.

—¿No tienes sueño verdad? —me pregunta muy cerca.

No me intimida su forma de invadir mi espacio personal tan descaradamente, es algo a lo que me he acostumbrado, pero no puedo dejar de pensar que podría pasar entre nosotros. Mi imaginación no ayuda a calmar mis latidos acelerados.

—No.

Lo beso para no tener que mirarlo más, la única razón por la que no se me incendian los pantalones gracias a las cosas que he estado fantaseando es porque estoy demasiado nervioso. Hasta ahora he podido controlar mi naturaleza vergonzosa bastante bien, pero sé que él sabe cómo me siento, es por eso que estoy seguro que no se ha comportado más audaz antes. Hoy no parece estar conteniéndose tanto, sus labios presionan con fuerza, muerden y humedecen los míos con pasión mientras se me revuelve el estómago. Estoy rogando que toque mi cuerpo porque me siento extraño y me hace falta la sensación conocida de sus manos, pero Wolf está demasiado concentrado en lo que hace con su lengua dentro de mi boca.

Me toma de la cintura y siento alivio, el contacto me hace bajar a tierra y olvidarme un poco del nerviosismo que bailaba en la boca de mi estómago. Acaricio su espalda por encima de los hombros y lo atraigo con más fuerza, la forma algo violenta y sensual de besarme está haciendo que mi temperatura aumente sin parar. Me provoca solo dando toques suaves sobre la piel de mi estómago por debajo dela ropa, no es la primera vez que siento sus manos en mi cuerpo, pero nunca lo ha hecho de manera tan personal. Hasta ahora solo he estado acostumbrado a sentir las manos de un amigo, no de un amante.

Tenía mis dudas sobre si tenía experiencia o no en esto, pero estoy casi seguro de que no soy la única persona con quien ha estado. Wolfram se comporta calmado y seguro de sí mismo, sus manos me acarician despacio el estómago mientras me tienta con pequeños besos y mordidas y sonríe al no dejarme ser quien controla la situación. Realmente me pregunto qué clase de vida sexual adulta ha tenido. Las cosas se han puesto lo suficientemente calientes para mí y quiero uno de esos besos profundos que me ha dado antes, pero se está haciendo el difícil.

Este sillón no es tan grande como parece, apenas entramos los dos recostados y Wolfram no tiene lugar libre para poyarse. Abro un poco más las piernas apoyando mi muslo contra el respaldo y me avergüenzo cuando el aprovecha para reclinarse más encima mío. Sé que estoy bastante despierto ahí abajo y hasta ahora creo que nunca ha sido tan evidente por más que hemos tenido momentos algo acalorados donde estábamos muy juntos mientras nos besábamos. Ladeo la cabeza para dejar que me bese el cuello mientras me desabrocha los botones de la chaqueta, tengo la camisa blanca debajo, solo desabrocha los dos últimos botones y sus dedos recorren la cinturilla de mi pantalón.

Me siento algo mal porque él no está recibiendo casi nada de mi parte. Estoy esperando a ver qué es lo que va a hacer para poder pensar en que hacer yo luego, ese es el método que he estado usando todo el tiempo hasta ahora. Sus manos no están bajando y estoy perdiendo un poco la paciencia, quiero que me toque, por más que me muera de vergüenza, quero que me toque.

Sus manos pasan a mi rostro y me besa en la boca de nuevo. ¡No! ¿Por qué te vas? Al menos por encima de la ropa, solo un poquito.

—Creo que es hora de ir a la cama.

Creo que escuchar eso me ha bajado las ganas del miedo. ¡Soy un cobarde!

—Bueno.

Soy un cobarde, ¡y un pervertido!

Hizo bien en dejarme acostumbrarme a esto de estar juntos durante un tiempo, los besos y algunas caricias, porque si no estuviera acostumbrado a estar con él de este modo vomitaría de los nervios aquí mismo, y eso estaría lejos de ser romántico. No importa cuanta paciencia tenga, o cuanto diga que le gusto, nadie perdonaría un acto tan repulsivo como ese.

Si hubiera estado solo, la hora feliz habría terminado hace unos minutos, pero ahora no sé cómo es que voy a ponerme alegre de nuevo. No necesito esforzarme mucho para no pensar en nada mientras vamos a la cama, estoy completamente en blanco.

¡Es Wolfram por todos los cielos! Como si no lo hubiera visto en el baño tantas veces. ¿Por qué se siente como si no lo conociera? Bueno no es exactamente como si no lo conociera, pero todo es demasiado nuevo.

La única pregunta que da vueltas sola y abandonada en mi mente es: ¿Qué va a pasar ahora?

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Continurá…

 

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