Capitulo 2
Gin observó el cuerpo dormido del más pequeño de los trece capitanes en su cama, era tan deseable, tan hermoso. Lo había deseado desde hace mucho, desde que lo había visto en la academia Shinigami y aun no era capitán.
El inconsciente peliblanco menor yacía acostado sobre su cama Gin le había quitado los zapatos y la capa blanca que lo acreditaba como capitán.
Extendió una de sus blancas manos acariciando suavemente la mejilla del inconsciente menor. Su piel era tersa y suave como se había imaginado.
Se inclino y probó con sus labios los labios de Hitsugaya que siempre había querido probar pero que hasta ahora no lo había podido hacer, probo con su lengua la mansa boquita. Sus labios eran dulces y el interior de su boca el paraíso, no pudo evitar pensar Gin y si eso era así con el inconsciente no quería ni imaginarse como seria si él estuviera despierto y correspondiera a su beso, seguramente lo enloquecería de placer, pero Toshirou jamás correspondería a un beso suyo y eso Gin lo sabía bien.
Gin comenzó a quitarle con calma el negro kimono del uniforme de Shinigami que Hitsugaya bestia, aprecio el cuerpo de niño desnudo. Sus manos lo recorrieron, explorándolo conociéndolo, deseándolo.
Gin tomo la decisión, se alejo un momento de la cama desnudándose y volvió a ella, ahora tan desnudo como el dormido ocupante de ella. Aprovechando la inconsciencia de Hitsugaya y por lo tanto su falta de lucha, beso sus labios, su rostro, su cuello, su cuerpo.
Al lamer sus pezones y succionarlo, su dormida víctima se removió aun inconsciente soltando suaves gemiditos, que le indicaban a Gin que lo que hacía era del agrado de su víctima. Se recreo en las carisias a ese cuerpo que por tanto tiempo lo había obsesionado, pensando que en cuanto lo hiciera suyo se lo podría quitar de la cabeza. Acarició el miembro bien formado para el cuerpo de Hitsugaya, beso la punta y lo metió en su boca, chupándolo y saboreándolo, ahora si obteniendo más respuestas del cuerpo inconsciente, Hitsugaya quien sin duda creía que tenía un sueño se removía, soltando suaves gemidos.
Gin chupo hasta que el peliblanco se corrió en su boca y tomo hasta la última gota, saboreando su sabor.
Pero ya lo había hecho disfrutar ahora era su turno, separo las piernas de Hitsugaya y ubicándose entre ellas llevo su pene a la entrada de él. Y comenzó a empujar suavemente adentro del pequeño cuerpo que no estaba preparado para recibir un miembro de su tamaño.
Ahora los gemiditos que Hitsugaya soltaba eran de dolor, mientras su cuerpo aun de forma inconsciente se removía para intentar escapar del contacto, pero lo único que lograba era hacer más fácil la penetración de Gin en su cuerpo. Gin gimió de gusto cuando al fin estuvo completamente dentro de ese cuerpecito que aun inconsciente por la pócima se estremecía de dolor, salió con suavidad para volver a entrar del mismo modo y hacía varias veces más, poco a poco la misma sangre del ano recién desvirgado de Hitsugaya permitió e hico mas fácil la penetración para Gin quien gimió acelerando el ritmo de sus embestidas, moviéndose hasta lograr su liberación corriéndose dentro de ese pequeño cuerpecito, entonces lo beso satisfecho, salió con cuidado de su interior y se limpio, pero al voltearse hacia Hitsugaya sintió como se volvía a excitar, la cabeza ladeada hacia un lado los cabellos mas revueltos de lo normal, las piernas separadas y el semen y la sangre machándolas y saliendo de su entrada.
No lo resistió y una vez más hizo suyo ese cuerpo.
La segunda vez al terminar, y sabiendo que los amigos de Toshirou se acercaban se vistió con sus blancas ropas y una vez listo lo beso suavemente sabía que estaría inconsciente aun unas horas más.
-Fue un placer tenerte mi pequeño dragón de hielo. MIO.
Susurro y tomando su Zanpakuto, se retiro de la habitación dejándolo solo.
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Byakuya, Zaraki, con Nell y Yachirú a sus espaldas, Renji, Ichigo, Orihime, Matsumoto y Unohana corrían en busca de Hitsugaya, los demás se habían retirado a la sociedad de alma y ellos tenían la orden de encontrar a Hitsugaya y retirarse pero al entrar a la habitación donde sentían la energía espiritual de Hitsugaya lo que encontraron no lo esperaban. Matsumoto, Unohana y Orihime se taparon la boca horrorizaba, Zaraki se saco a las dos niñas de la espalda y atónito les tapo los ojos con sus grandes manos. Ichigo y Renji no podían apartar la vista de Hitsugaya, Byakuya fue el único que reacciono y quitándose su capa blanca de capitán se acercó a Hitsugaya cubriéndolo con esta.
Unohana reacciono al fin y reviso a Hitsugaya dándole los primeros auxilios urgentes.
-Démonos prisa, será mejor salir de aquí y atenderlo en la cuarta división, hay que avanzar.
Los apuro.
-¿qué pasa?
Preguntaban las curiosas niñas. Zaraki no contestó, si no que las volvió a tomar en brazos y les ordeno trepar a sus espaldas y callarse. Renji e Ichigo reaccionaron tratando de consolar a las inconsolables Orihime y sobre todo Matsumoto. Byakuya tomo a Hitsugaya en brazos.
-Vamos-dio la orden Byakuya y todos salieron a toda prisa de ahí.
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Zaraki había encargado tanto a Yachiru como a Nell la nueva amiga de Yachirú y parecer habitante de la sociedad de almas a Madarame y raro en el esperaba en la sala de espera del hospital del cuarto escuadrón los resultados de Unohana, ver a el pequeño Hitsugaya en ese estado lo había alterado. Byakuya también estaba ahí, Renji a insistencias de Hanatarou estaba recibiendo atención, Orihime había decidido distraerse ofreciendo ayuda al cuarto escuadrón. Ichigo consolaba como bien podía a la pobre Matsumoto que no dejaba de llorar y todos esperaban que Unohana saliera y les dijera el estado de Hitsugaya.
Una media hora después la capitana de la cuarta división al fin salía.
-¿cómo esta?
Pregunto Matsumoto de inmediato levantándose de un salto.
-Está bien, pero el... El no sabe nada de lo que paso mientras estaba inconsciente, le estuve preguntando y él cree que Gin lo torturo no sabe lo que realmente.... Lo que realmente le hizo y yo no me atreví a decírselo.
Suspiro Unohana.
-No se lo digamos.-Dijo de pronto Matsumoto, todos la miraron.-No le digamos nada, para que atormentarlo con lo que sucedió, es mejor que eso sea solo nuestro secreto-añadió-por su paz.
Todos se miraron y no pudieron más que estar de acuerdo con Matsumoto y apoyarla.
Continuara...