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FUYU NO KAZE por desire nemesis

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10 Problemas

 

Jounichi sonrió y dijo--¿Quién iba a decir que me diríais eso?—

 

No lo toméis tan a pecho—recalcó el castaño peleándolo como siempre lo que sacó una sonrisa más amplia del otro.

 

Ayako me decía lo mismo—había genuina nostalgia en la voz del ojos mieles que se levantó y añadió—Voy a revisar los alrededores—

 

¡Debéis cuidaros! En vuestro estado debéis descansar. Yo he de ocuparme de eso—dijo el castaño señalando la cama en que el otro estaba recostado.

 

Salió y miró al cielo que ahora permanecía oscuro pues se acercaba el amanecer. Alguien debía montar guardia mientras los demás recuperaban fuerzas.

 

Esa era la hora más peligrosa según decían y lo comprobó muy pronto al darse cuenta de que alguien le observaba oculto en las sombras.

 

Al verse descubierto empezó a saltar de árbol en árbol pues estaba en uno y Seto le siguió hasta donde no hubo más de estos. El hombre se vio forzado a bajar y entablar pelea en la esquina de una calle de las afueras del pueblo.

 

Iba vestido todo de negro, con la mitad de la cara cubierta y una capucha por lo que el ojos azules se dio cuenta de que se trataba de un ninja. Lo que estaba claro es que los buscaba y de pronto supuso que ese hombre debía ser miembro de los que atacaron la aldea de Katsuya.

 

No sé quien sois pero no dejaré que llevéis esa información a vuestros amigos—le dijo.

 

El otro sacó unos sais y Seto se preparó para darle batalla. Los dos caminaron en un círculo concéntrico mirándose fijamente esperando el momento justo para salir al encuentro del otro.

 

En un momento dado se atacaron. El ninja con uno de sus sais trabó la katana de Kaiba, cosa para la que está hecho y con la otra pretendió darle un mortal golpe en el pecho que el otro esquivó elegantemente haciéndose a un lado, luego con su mano libre tomó la muñeca que se alargaba ante él tras el sai expuesto y aprisionándola tomó el control de esta para luego con su pierna barrer las de su atacante que terminó en el suelo de una. Fue despojado de sus armas antes que tuviera toda la noción de lo que pasaba y se vio ante un erguido castaño que empuñaba su espada dirigida a la gargante del yaciente ninja.

 

Ahora me diréis quién está tras vosotros—exclamó el ojos azules.

 

Sus ojos encontraron otros negros que le miraron fijo por un momento y luego de una espera regular el otro pareció destensarse por lo que… por un pequeño segundo… Seto se confió en su posición ganadora lo que le fue un error letal.

 

El otro con una de sus piernas tendidas golpeó el tobillo del castaño y después de que este trastabillara tomó arena con su mano lanzándosela a los ojos y cegándolo.

 

Luego se lanzó en pos de él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Katsuya despertó de una pesadilla en donde su esposa e hijo le reclamaban que no les hubiera salvado. Estaba triste y enojado consigo mismo al mismo tiempo. Se sentía en falta con ellos.

 

De pronto la puerta se abrió y vio entrar al samurai--¿Qué pasa? ¿Fue demasiado el frío para vuestro estirado cuello?—dijo con el agrio carácter que le embargaba y entonces le vio caer de lleno en medio de la habitación.

 

Fue a su lado y al voltearlo pudo ver que una gran mancha se extendía por su vientre.

 

¿Qué sucedió?—fue la pregunta que salió de sus labios ahora.

 

Un ninja… nos espiaba…--dijo muy débilmente el otro y Jouno se preocupó, miró a la puerta cuando escuchó que el samurai agregaba—Está muerto... Me hirió pero… pero yo pude con él—

 

Bravo por vos varón, habéis podido con un ninja que no es cosa fácil—dijo para alentarlo el rubio mientras iba por unas cosas que usaran en la curación de Yue.

 

Cuando sintió que las manos del otro lo desnudaban el desfalleciente Kaiba se alteró un poco pero trató que no se le trasluciera. Jounichi le abrió la camisola y le bajó un poco el pantalón para hacer visible la herida y curarla al detalle.

 

¡No os creáis tanto!—contestó el ojos azules.

 

¡Esa es la actitud, neko!—se burló el ojos mieles.

 

Si yo soy un neko vos sois un inu—trató de hablar como si nada pero el contacto tan cerca de su bajo vientre le distraía. Las manos del otro estaban frías y su toque le erizaba la piel.

 

¡No tengo problemas con eso! Me agradan los lobos y los zorros, por otra parte los gatos son molestos y engreídos—le respondió el rubio sin apartar los ojos de lo que hacía, muy concentrado sin aparentemente notar la reacción del otro a lo que le estaba haciendo. Después de terminar dijo--¡Listo!—y se limpió las manos con los fundillos de los pantalones. Entonces notó las lágrimas--¿Tanto os duele?—preguntó sorprendido.

 

¡No seáis bakka! ¡Ese idiota me tiró arena a los ojos para cegarme y matarme!—dijo el ojos azules.

 

Una táctica muy acertada—ratificó Katsuya.

 

¿Cómo podéis avalar es…?—preguntó indignado Kaiba.

 

¡Soy un ninja! ¿Recuerdas? Para nosotros todo es válido si logramos llegar a nuestro objetivo—le contestó Jouno.

 

¿Cómo podéis…?—preguntó algo furioso Seto algo recuperado de su malestar pues estaba algo confundido y furioso con el otro.

 

Jounichi sonrió y le dijo—Somos muy distintos, jamás podríais entenderme. Somos como perro y gato. Lo que a vos os causaría deshonor para mí solo es trabajo—dijo alzándose—Ahora debemos avisar a los otros e irnos—

 

¿Por? Ese ninja no dirá nada…--se detuvo al ver como el otro sonreía--¿Qué d…?—

 

Había otro. Estará avisando ahora mismo a los suyos. Solo espero que no tenga a su equipo tan cerca—exclamó el melado.

 

¿Cómo puedes estar tan seguro?—preguntó el castaño desconfiado.

 

Porque es lo que yo haría—replicó el otro. Es algo común. Mandar dos exploradores. Uno hizo de señuelo al ser descubierto y mientras os alejabais el otro fue a reportar nuestra ubicación—los ojos melados lo miraron fijamente mientras de nuevo se agachaba al lado del herido—Pero lo habéis hecho bien, muy bien—

 

Oír esas palabras del otro causó algo extraño en el ojos azules que no supo como identificar y luego de un segundo apartó sus ojos de los del otro para decir—Sólo hice lo que debía—

 

El otro con su mano revolvió los cabellos de la coronilla del samurai y le dijo--¡No os apenéis o bajareis en mi estima Neko chan—

 

Furioso ante el apodito Seto le miró para replicar pero al ver el semblante sonriente del otro las palabras no le salieron tan bruscamente como hasta entonces. Le vio pararse e irse a avisar a los demás en completo mutismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De pronto se abrió la puerta y entró Katsuya anunciando—Debemos irnos—

 

Kinomoto, que cuidaba el sueño de Yukito con su espada apoyada en su hombro mientras estaba recostado contra la pared, dijo—Pero si recién llegamos. El apenas se ha dormido—

 

Nuestros enemigos nos han localizado. Atacaron a Kaiba mientras patrullaba—le informó el ninja.

 

¿Él está bien?—preguntó preocupado Touya.

 

Hai! Lo hirieron pero le curé. Es preciso partir de inmediato. Mató a uno pero puede que haya más alertados de nuestra ubicación—le contestó Jouno. El otro asintió y sin replicar, confiando en la astucia del rubio, se dispuso a hacer lo que Jounichi le dijera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaban los cuatro caminando por una calle algo alejada de donde se encontraba el granero donde se ocultaran cuando aparecieron.

 

Los tres armados se pusieron a defenderse quedando Yukito en el centro. Estaban terminando con sus enemigos cuando una flecha disparada hacia el ninja por detrás fue atrapada en el aire por este.

 

Pero era un ardid.

 

Del otro lado otro arquero esperaba y cuando la atención del ojos mieles estaba fija en atrapar esa flecha y volteó para lograrlo otra se dirigió hacia la espalda ahora vulnerable que recibió el impacto de la punta metálica.

 

Seto al terminar con su último oponente volteó para ver al otro caer en una rodilla, pero no cayó más. En el suelo giró sobre esta y disparó la flecha con su mano como si fuera una lanza mientras se erguía y daba un paso al lado cosa que evitó otra flecha del otro tirador. Mientras el segundo enemigo caía el rubio volvió a hincarse pero esta vez con un kunai en la mano que lanzó al primer arquero que también fue abatido. Touya terminaba en ese momento con el último atacante de a pie.

 

Jouno quebró por sobre el hombro la flecha aún clavada en su omóplato y arrastró a Yukito a lugar seguro acompañado de los otros que revisaron con la vista los alrededores por si había más escondidos.

 

Creo que acabamos con todos—dijo Touya.

 

¡Bien! Alejé…--decía Katsuya cuando el castaño interrumpió.

 

Primero hay que remover la flecha y curaros. En el granero estaremos seguro ya que los demás no deben estar informados de donde nos ubicaron y tardarán en saber lo que les pasó a estos—

 

Jounichi sonrió con picardía—Estás pensando cada vez más rápido—

 

¡Vamos inu pulgoso!—dijo solo un poquitín cabreado el otro mientras cojeando ayudaba a caminar al melado.

 

Entre los dos hacemos uno—se rió el ninja.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el lugar había una mesa vieja que los dueños usaran para acomodar sus labores. La pusieron en el centro de la habitación a modo de cama para recostar boca abajo al ojos mieles.

 

Touya presentó un kunai al sacerdote para que lo bendijera y poder así hacer la operación sin más pues ya lo había pasado por fuego a modo de higiene.

 

El rubio yacía boca abajo sin camisa. En su boca un pedazo de madera para morder cuando el pelinegro atacara la cabeza incrustada. No le temía al dolor. De hecho varias veces había soportado esa clase de operación ya que en su mundo era habitual ser herido. Se la hubiera sacado él mismo de ser un lugar de más fácil acceso.

 

Se agarró del borde de la mesa y se preparó mentalmente para lo que iba a suceder poniendo en blanco su mente. Para ello su vista debía fijarse en un punto en concreto y no apartarse de allí hasta terminado todo. De pronto se encontró que justo en frente suyo, frente a la pared había dos zafiros y en ellos fijó sus ojos.

 

El cuchillo se clavó hondo en su piel mientras algo como un gruñido de perro rabioso partía de su amordazada boca.

 

Seto observó esto con cierto asombro. No por la situación en sí sino por el efecto que causaba en él ver al otro boca abajo, semi desnudo y emitiendo sonidos mientras algo se clavaba en él. En ese punto no sabía si algo malo le ocurría a su cabeza porque tenía un pequeño problema un poco al sur de su anatomía.

 

A Kinomoto le tocó trabajar feo incrustando el arma en la carne para extraer la punta de flecha y cuando lo hubo hecho pidió a su ayudante, el monje, otro kunai que habían puesto muy junto al fuego para cauterizar la herida.

 

De costado la hoja incandescente fue colocada sobre la piel herida y solo se oyó un pequeño quejido mientras los ojos mieles no se apartaban de los azules ni un momento ya que Seto estaba parado frente suyo solo que algo alejado.

 

Solo una pequeña mueca pudo ver en la cara del otro. Era extraño. Un enigma. El ninja era más fuerte de lo que podía apreciarse a simple vista. Podía ver porqué había sido Kage de su clan a tan joven edad.

 

Eres muy resistente—le halagó el ojos negros.

 

Y valiente—agregó el peligris.

 

Es un perro callejero. De seguro ha tenido peores circunstancias—dijo con su habitual desdén Seto, aunque todos menos Yukito percibieron que quería animar al otro peleándole y además esa frase era una velada admiración por su coraje que no iba a admitir en público.

 

El melado sonrió—¡Es verdad! Esto no fue nada. Una vez me rompí un tobillo y tuve que correr por mi vida varios kilómetros a casa. Eso fue difícil. Esto es un paseo comparado—dijo.

 

Kaiba bufó y se fue hacia la ventana, dándoles la espalda para sonreír un poco. Desgraciado, dijo mentalmente del otro. Había podido superar la historia de la flecha como suponía.

 

De pronto oyó--¿Katsuya?—y volteó. El otro había intentado salirse de la mesa de operaciones y al no poder se sostenía de ella mientras Touya había acudido a su lado.

 

Con alarma el castaño se acercaba mientras oía al Inu decir—Debió estar envenenada. Veo todo borroso. Esos mal…--y de pronto cayó hacia delante siendo sostenido por Seto que había llegado frente suyo y Kinomoto que no había soltado su brazo.

 

Los dos samurais se miraron a los ojos sorpendidos.

 

¿Qué hacer? No tenían ningún antídoto ni medio de saber qué veneno había sido usado en la flecha. De seguro Jouno moriría pronto si no hallaban un método de parar el curso del tóxico.

 

 

 

 

 

 

 

 

Sais: arma ninja con forma de tridente.

 

Neko: gato en japonés.

 

Inu: perro o cualquier cánido en japonés.

 

Bakka: idiota en japonés.

Notas finales:

espero sus opiniones

mata ne

^^


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