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FUYU NO KAZE por desire nemesis

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4-Un hombre de familia

 

Un griterío afuera hizo que el rubio saliera de la casa del Kage y como supuso por la voz oída encontró al castaño discutiendo con uno de los guardias.

 

¿Qué pasa aquí?—preguntó el ojos mieles.

 

El ninja apostado dio un paso al costado aún así alerta mientras Seto decía—Este inútil intenta evitar que yo…--

 

El ninja miró feo al castaño e intentó hablar pero Jounichi lo detuvo con su mano—¡Es su trabajo! Este lugar se mantiene fuera del alcance de quienes no pertenezcan al clan—le informó—Kaiba. Es necesario que dejéis de buscar pelea. Un verdadero samurai debe saber manejar sus impulsos. ¿No?—

 

¿Vos que podéis saber de lo que es…?—preguntó el ojos azules enfurecido.

 

¡A eso me refiero! Podéis saber mucho de cómo manejar vuestra espada pero si no podéis manejar vuestra cabeza pronto la perderéis. ¡No lo digo porque me caíais en gracia sino por el bien de nuestros pobladores. No es agradable que vean tus escenas todo el día. Estáis dejando mal parados a vuestros colegas. Pensad en vuestro senpai Kinomoto—le contestó muy calmo Katsuya.

 

¡Katsuya Jounichi! ¿Qué has hecho con mi casa?—preguntó una dama de belleza típica japonesa y con un semblante adusto caminando directo a ellos y el anterior serio ojos mieles se paró en seco y puso ojos de cordero degollado. No sabía porqué pero el rubio le tenía miedo a esa mujer pensó Seto.

 

¡Así que esa ni siquiera es vuestra casa!—le reclamó el ojos azules al otro mientras la mujer se volvía a mirarlo.

 

¿Y este quién es? ¿No vayáis a decirme que es quien le hizo un hoyo a mi casa, no?—preguntó mirando asesinamente al Kaiba dicha pelinegra.

 

Kaiba la miraba sin más y el otro supo que no sabía a quien se estaba enfrentando. Estaba dudando si dejar que le apalearan o… pero eso afectaría el cobro de su misión así que decidió interceder.

 

¡Fue un accidente! Ya están reparándolo y verás que queda mucho mejor—defendió Katsuya—Verás que os preparo una gran cena y todo quedará olvidado—

 

¿Quién la preparará? Porque vos…--preguntó ella y entonces se puso muy rígida y preguntó luego--¿No querreis decir que…?—

 

¡Yo la prepararé!—soltó un vozarrón tras ella y todos voltearon a ver. Se trataba del viejo que acompañara a Jounichi a cuidar de los samurais solo que esta vez Seto pudo oírle la voz. Hasta entonces pensaba que era mudo.

 

La mujer señaló al rubio y le dijo muy enojada--¿Cómo se te ocurre? Él solo sabe preparar miso y arroz—

 

¡Y con ello crié muy bien a mi adorada hija!—contestó el viejo.

 

¡Yo no recalcaría eso!—contestó la furibunda joven.

 

¡Ayako! ¡No te…!—decía el ojos mieles cuando una vocecita gritó con voz triunfal--¡Papiiiiiii!—

 

Para asombro del samurai un pequeño de cuatro o cinco años corrió como pudo hacia el rubio y este con una sonrisa gentil se agachó para recibirlo de brazos abiertos y entonces se dio cuenta…

 

Ayako era la esposa de Jounichi, el viejo su suegro y el niño su hijo. De pronto percibió cuan lejana era la realidad a lo que él había creído del otro. Era un hombre protector y gentil con su familia. Estaba tan sorprendido que ni siquiera reaccionó mientras la familia siguió discutiendo alegremente mientras el rubio sostenía a su hijo en sus brazos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Sentados y solos compartían un té después de la comida. Seto y Jouno se habían ido después de terminar. El uno detrás del otro.

 

¡Disculpe! Hay mucho que no sé y os he molestado para que me lo explique—se disculpó Yukito con una sonrisa nerviosa.

 

No sabía porqué exactamente pero algo en el interior de Touya algo se volvía más cálido al ver la gentil apariencia del sacerdote.

 

¡No es nada! ¡Para fundar un lugar mejor hay que compartir lo que se sabe!—dijo el samurai y el rostro del otro pareció iluminarse. Sorprendió al pelinegro la calidez que le embargó al ver su rostro feliz y quitó con premura su faz de la vista del otro bajándola.

 

¿Os molesté?—malinterpretó el ojigris alargando la mano a un brazo del cercano Kinomoto--¡Perdonadme!—pidió mientras tocaba este y el otro al sentir sus dedos sobre la manga sentía una corriente eléctrica atravesarle. Se sacudió de inmediato la mano y entonces se quedaron mirando a los ojos. Como hipnotizados  fueron acercando sus labios y cuando tuvo a Yukito muy cerca, Touya tomó conciencia de lo que hacían y llevó la cabeza del otro hasta su pecho donde el otro muy asombrado apoyó su cara.

 

Habéis pasado por cosas muy duras. Es mejor que descanséis un poco—dijo el pelinegro.

 

Kaiba volvió y abrió la puerta del comedor con un movimiento brusco sobresaltándolos. Se separaron con rapidez pero el castaño pudo percibir como estaban.

Notas finales:

espero lo disfruten

ja ne

^^


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