Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

FUYU NO KAZE por desire nemesis

[Reviews - 66]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

6-Despertando cosas que debieran seguir dormidas

 

 

 

Kinomoto miró al hombre de larga cabellera plateada que de pronto fijó sus ojos en él recíprocamente. Tenía los ojos celestes casi blancos con pupilas verticales. Eran luminosos y atrayentes pero su mirada era fría.

 

Ustedes los humanos—dijo dirigiéndose a Asahi y agarrando su cuerpo casi inutilizado por las cuerdas del viejo Moubi. Le agarró de la garganta y le puso contra la pared y entonces los otros cuatro pudieron contemplar que en su espalda tenía dos hermosas alas blancas--¡Desde hace mucho están metiéndose en cosas a las que no tienen derecho! ¿Enviasteis hombres a matarme? Por suerte esos inútiles eran lo suficientemente negligentes para no hacer eso bien pero me parece vergonzoso estar a merced de una raza tan inferior—añadió.

 

¿Cómo que inferior? ¿Quién sois vos para decidir eso?—preguntó Kaiba cabreado en lo más hondo de su ser y el otro le miró de soslayo con desdén.

 

Mi nombre no le incumbe a ningún simple mortal como vos—respondió el otro y volvió sus ojos a Asahi--¡Hoy vos sois mi presa!—dijo.

 

Sabía que debíamos destruiros. Sois peligrosos incluso para nosotros. Intenté decirles pero no me hicieron caso. Hay cosas que no debieran despertarse—dijo el samurai atrapado.

 

¿Insinúas que esa cosa estaba de nuestro lado?—preguntó sorprendido Touya. Las palabras de Asahi no dejaban lugar a dudas pero él como Seto se resistían a la idea de que los de su bando estuvieran usando ese tipo de métodos.

 

¡Dijeron que los demonios podían controlarse pero yo no lo creí y como ven no es cierto! Esos sacerdotes eran un peligro—exclamó el otro.

 

Creo que dentro de todo debo agradeceros el haberme liberado, por otro lado no fue vuestra intención así que lo único que tendrás es una muerte rápida—dijo el peliplateado un momento antes de apretar con todas sus fuerzas el cuello del otro. Sus dedos se enterraron en la carne y la sangre manó a borbotones mientras los ojos del manipulador se apagaban.

 

El corazón del samurai más experiente se detuvo al escuchar la mención de los sacerdotes. El recuerdo de Yukito siendo llevado por otros samurais repercutió en su memoria.

 

¿Qué pasó con el sacerdote que partió de aquí ayer?—preguntó al lugarteniente de Asahi que también estaba atrapado por las ainis.

 

¡El sacerdote fue…!—y fue todo lo que pudo decir antes de que su corazón se detuviera en consecuencia de ser separado de las arterias y venas que le alimentaban al ser sacado del cuerpo que le proveía de su vital alimento.

 

¿Por qué?—preguntó el samurai mayor mirando al pelilargo.

 

No me interesa lo que queréis—dijo volviéndose a ellos el alado—

 

Los samurais estaban prestos a sacar sus katanas ante la amenaza evidente que era ese tipo para ellos pero el ninja cruzó un brazo ante el castaño llamando la atención del pelinegro también—¡Tranquilos chicos! Sea quien sea acabó con mis hombres en un minuto, ellos eran hombres demasiado eficaces. Si él pudo destruirlos tan fácil y siendo que es algo desconocido para nosotros es mejor no enfrentarle—dijo.

 

¡Pero que dices! ¿Es que no tenéis sangre en las venas? Ha matado a vuestros…--dijo el ojos azules si puede ser más enojado con el ojos mieles que con el alado.

 

¡Por supuesto que quisiera pero es un desperdicio dar la vida por nada. Prefiero vivir y esperar mi oportunidad para lograr algo—dijo el rubio.

 

Sois…--trató de decir Seto pero Touya lo cortó.

 

Es razonable—admitió el samurai más experimentado.

 

Habían hablado casi en susurros por lo que el otro pareció no oír.

 

¡No somos parte de vuestros enemigos! Si estamos aquí era para reclamarles que intentaron matarnos—dijo Katsuya.

 

Eso pude verlo claramente—dijo señalando al viejo muerto.

 

A Jounichi le dolió que le recordara que su suegro había perecido aún sin ser rival del otro.

 

¡Como dije me da igual lo que queréis! Si os convertís en un obstáculo os sacaré de mi camino. No guardo ni resentimiento ni emoción alguna para con los humanos. Ustedes sois simples parásitos para mí—dijo pasando a su lado mirándolos—Por ahora os dejaré ir pues no son nada pero si os metéis de nuevo en mi camino no dudaré en borraros del mapa—

 

Esos ojos tenían algo que llamaba la atención del ojos negros o más bien era algo que complementaba a los ojos pero no podía entender qué.

 

Cuando el ente se hubo ido su mente volvió a vibrar con la misma sensación. Debía encontrarle.

 

¡Debemos buscarle!—dijo.

 

¿A quién?—preguntó el rubio.

 

¡Yo sé a quién!—respondió Kaiba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Caminaron por doce horas antes de que el castaño dijera a su senpai—No podemos seguir así. No tenemos idea de donde pueda estar ahora—

 

¿A quien perseguimos?—preguntó el ojos mieles.

 

Yo no entiendo que hacéis aquí—dijo agrio el ojos azules.

 

Eso es muy descortés de vuestra parte. Después de todo si no fuera por mí vuestra cabeza estaría rodando por ahí—le retrucó Jounichi—No es que no hubiera considerado que eso fuera malo pero…--

 

¡Di de una vez que queréis siguiéndonos!—exigió parándose Seto--¡Sé que un ninja como vos no hace nada sin ser motivado por lo que tendrá a cambio!—

 

¡En que mal concepto me tenéis!—se burló el otro.

 

¡Kaiba! ¡Dejádle! Si nos acompaña sus motivos ha de tener. Ya si llega la oportunidad tal vez nos lo diga—dijo el ojos negros su mente estaba puesta en otros pensamientos.

 

Los otros dos se miraron. Seto con el ceño fruncido. Jouno con una sonrisa superficial—Os lo diré si os importa tanto. Si os sigo es porque tengo la firme convicción de que siguiéndoos encontraré a los verdaderos responsables de lo que ha sucedido. Asahi no hubiera actuado en solitario. Era un samurai, un vástago del deber y la obediencia. Alguien en vuestro entorno envió a esos hombres en contra de mi aldea y yo voy a encontrar a esas personas—sus ojos refulgieron de pronto con un brillo ambarino y los otros dos percibieron que hablaba en serio.

 

El ninja estaba agazapado esperando a su enemigo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Touya iba a cruzar la calle cuando le vio. Era ya tarde y en menos de dos horas el sol se ocultaría. Fue directo hacia él y le preguntó ansioso--¿Dónde están los que os guardan?—

 

Los ojos de Yukito expresaron pesar mientras bajaba su mirada y los otros tres supusieron lo que diría--¡Murieron defendiéndome! Yo corrí, no pude…--trataba de disculparse.

 

¡Era su deber! Eran buenos hombres después de todo—dijo el pelinegro. De pronto su corazón estaba más calmo y sabía muy bien que era porque había encontrado al otro a salvo.

 

¡No es bueno permanecer aquí!—dijo el joven sacerdote algo ansioso.

 

Buscaremos refugio camino a…--trató de decirle Kinomoto.

 

¡No! ¡Es mejor que vayamos al templo! ¡Allí estaremos más seguros!—dijo visiblemente inquieto por algo en su derredor el ojigris.

 

¿Seguros por que?—quiso saber el ojinegro.

 

¡Os explicaré después!—le contestó el sacerdote.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).