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FUYU NO KAZE por desire nemesis

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8-A solas

 

 

 

Estuvo a punto de llegar a su corazón pero al pelilargo le quedaban suficientes arrestos para dar pelea y con una flecha en su mano la interpuso a la otra quedando ambos como dos espadachines de espadas cruzadas.

 

¿Crees que un simple humano como vos podría tener éxito?—dijo el pelo plateado con sus ojos aún fríos—Si conseguiste herirme antes fue porque estaba distraído pero aún herido soy mejor que todos vosotros—

 

¡Eso lo veremos!—dijo el ninja y se lanzó.

 

Kinomoto sabía de la rapidez del rubio y supuso que tenía una oportunidad atacando desde cerca al otro herido y no acostumbrado a ese tipo de combate.

 

Entonces decidió intervenir en favor tal vez de todos.

 

De pronto Jounichi sintió que su flecha chocaba con un nuevo obstáculo y se vio ante el pelinegro.

 

¿Qué estáis haciendo?—preguntó el ojos mieles.

 

Sé porque lo hacéis pero creedme que esto es lo mejor—dijo el castaño.

 

¡Me conocéis! Esto lo he meditado. Sé que es un posible enemigo pero puede llegar a ser nuestro aliado con el tiempo—dijo el ojos azules.

 

Kaiba entendió que el otro estaba confiando en tornar al otro a su bando en la esperanza de que el joven sacerdote le ayudara en eso. No podía obviar lo que el otro estaba sintiendo pero…

 

¿No entendéis? Puede ser nuestra única oportunidad—dijo Jounichi frustrado.

 

¡Lo siento pero no he de permitíroslo!—dijo Touya y el otro lo sintió por el tensando sus músculos para el combate.

 

Estaba tan ensimismado en su pelea personal que olvidó un detalle importante que ningún guerrero debe olvidar jamás.

 

El derredor.

 

Seto se vio forzado a hacer algo que denigraría a cualquier samurai.

 

Golpear por la espalda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaban en el granero de una casa derruida. Yue y Touya arriba. Seto y Joey se quedarían debajo. Este último fue llevado inconsciente y así permanecía.

 

Yue miraba con una sonrisa torcida al samurai que preparaba su cama del otro lado del lugar.

 

El pelinegro necesitaba saber--¿Por qué nos has acompañado aún sabiendo que el que está debajo podría intentar de nuevo mataros?—

 

En ese caso vos me protegeríais. ¿No?—dijo el otro antes de mirar por la ventana junto a la cual se hallaba sentado—Debo aceptar que en mi actual estado es mejor permanecer en un lugar más seguro—pensaba en que ahora los dichosos monjes sabían de su presencia y podían estar buscando una forma de fortalecer el sello y atraparlo de nuevo. No iba a permitirlo. Por cientos de años había permanecido atrapado junto a esos pacatos y no iba a desperdiciar la libertad que ahora le había caído del cielo.

 

¿Tenéis miedo acaso?—preguntó Kinomoto.

 

Si apreciáis vuestra vida no repetiréis eso—dijo Yue.

 

Nos dijeron que erais incapaz de sentir pero creo que eso no es cierto. Teméis a que los monjes os atrapen de nuevo—dedujo el otro con buen tino.

 

El pelilargo viendo sus miedos descubiertos entrecerró un poco sus ojos mirando con más cuidado al otro—Sois más valioso de lo que había creído. El sacerdote tenía razón en protegeros —el otro lo miró directamente. Era claro que quería saber a qué se refería, el ojialbo agregó—Tengo curiosidad. ¿Por qué pensabais que los llevó a ese templo? ¿Por qué deseaba tan fervientemente que se ocultaran allí?—

 

El pelinegro se detuvo a pensar en la petición llena de ansiedad del otro, de su contacto físico que le trasmitió todo su temor—Temía algo. Ahora veo que era a vos. Pensó que podíamos llegar a deteneros en un lugar consagrado si os zafabas de vuestras ataduras—dedujo.

 

¡Lugar consagrado!—dijo con desagrado Yue—Como ves poco pueden hacer esos lugares contra nosotros aunque si el instinto de conservación nos hace evitarlos por los ardides de esos fulanos. Si, fue por eso en cierta medida pero lo que planeaba era algo muy distinto de lo que pensáis—luego de mirar un rato el rostro lleno de preguntas del otro, el espíritu prosiguió—¡Para cuando Seinryu os atacó estábamos a varios kilómetros de distancia de vosotros! Él planeaba alejarse lo más posible sabiendo que yo no me sentiría atraído por ese lugar y que vosotros no tendríais idea de donde buscarlo—Sonrió—Fue para él una verdadera lucha titánica el decidir dejarme salir en pos de ese reptil. Temía que yo os dañara. Se resisitió un poco pero al fin decidió que debía hacerlo por el bien del templo y por vos—

 

La forma como lo decís hace pensar que lo disfrutais—dijo el pelinegro.

 

Entonces el otro se puso serio—Por supuesto que lo disfruto. Poner en vilo al monje es lo menos que desearía poder hacerle—dijo.

 

¿Lo odiáis no es así?—preguntó receloso el samurai.

 

Por supuesto que odio al bastardo. Él es la cárcel que me mantiene cautivo y ni siquiera puedo ya matarle. Su espíritu se aferra al poder del sello que mengua el mío y da vida a su carne—dijo el frustrado ente.

 

Es por eso que decís cosas tan bajas de él—exclamó el ojinegro volviendo a la tarea de acomodar su cama.

 

Pero son ciertas como ese pequeño momento de debilidad donde su carne y la vuestra estuvieron ansiosas de encontrarse—dijo el ojos blancos y el otro le miró con sorpresa—Todo este tiempo he visto por sus ojos. Para mí no escondéis ningún secreto—

 

No me asombra eso pues lo supuse cuando hablasteis en el templo. ¿De que otra manera supondríais que yo reconocería vuestro rostro?—habló calmadamente Touya—Lo que me alteras es veros hablar tan livianamente del tema siendo que no tiene nada que ver con vos. No sabía que a vosotros os interesaban los problemas mortales—le retrucó.

 

¿Acaso no os preguntáis porque ese beso no se concluyó?—preguntó el pelilargo.

 

Eso tiene una respuesta muy obvia—dijo el samurai haciendo a un lado el rostro y fingiendo poner los detalles finales a su cama.

 

¿Y si os dijera que él quería dejarse llevar por el impulso?—preguntó sonriente el espíritu cazador mirando a la espalda del samurai.

 

¡Mentiríais!—respondió simplemente Kinomoto con cierto ardor en el pecho por el miedo a las ansias que sentía de que esas palabras fueran ciertas y la tristeza que le embargaba al decirse que no una y otra vez.

 

Podéis creéroslo si eso os complace, aunque creo lo contrario pero solo hubo un motivo para que el sacerdote os rechazace y ese fue que de su virtud dependía en mucho su poder para con el sello y tenía miedo de perder control sobre mí—le reveló Yue y el otro le miró por fin buscando en sus ojos la verdad—Yo puedo también saber lo que piensa y siente—le dijo después—Ahora voy a reposar ya que mis heridas me han debilitado un tanto y mi poder ha menguado. Ahora podréis despejar vuestras dudas con él—lo miró un momento antes de agregar—Para su mayor consternación he de deciros una cosa. De igual manera que yo puedo ver por sus ojos, él ha podido ver por los míos. Dicho eso os dejo en su compañía—dijo cerrando sus ojos Yue para que su figura cambiara de pronto y quien los abriera ahora fuera Yukito.

 

¡No os preocupéis!—dijo el samurai al ver la cara conturbada del sacerdote—No he creído ni una palabra de lo que…--

 

¡No ha mentido!—afirmó Yukito en voz baja y cabizbajo, cortando la frase de Touya que quedó sorprendido—Puede que me odie pero no puedo mentir yo para salvarme. Todo lo que ha dicho ese ser ha sido cierto y lo ha hecho para perjudicarme con mi propia debilidad—

 

Una mano tomó su muñeca para su consternación transmitiéndole pequeñas descargas eléctricas y antes de que pudiera alzar el rostro el otro le había halado hacia él y lo sostenía con la cabeza en su pecho.

 

¡Quedaros tranquilo! ¡Yo os protegeré ahora!—dijo en un susurro el ojinegro.

 

Mirando de soslayo por la ventana el monje le dijo—No es necesario que os preocupéis por él ahora. De día se debilita es por eso que os llevé al templo para pasar la noche. Él se fortalece con la luz lunar y yo pierdo el poco control que ejerzo sobre él—

 

Entonces es verdad que nos llevasteis al templo para que estuviéramos más protegidos durante la noche—dijo el samurai.

 

Creí que él era el único peligro. Jamás pensé que había más fuera que desearan dañaros—dijo el ojigris apenado por lo sucedido.

 

Vos sois quien más peligro de nosotros corre. Hay gente que enviaron por vuestra vida—le anunció el pelinegro temeroso de que no se hubiera dado cuenta de tal hecho al intentar escapar.

 

¡Eso hubiera sido lo mejor! ¡Yue no es aliado de nadie y ahora que no puedo controlarlo como debo… quizás es mejor que nos deshagamos de él! ¡Es cruel y despiadado!—dijo para asombro de Kinomoto, el sacerdote.

Notas finales:

Espero que vaya de manera que os sorprenda

mata ne

^^


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