Todo ocurrió para él, como en cámara lenta, la sangre en sus venas se congeló y olvidó respirar, tal era así su impresión. El Mandamás lo jaló para que entrara, se situó tras él y poniéndole las enormes manos a los hombros se inclinó un poco.
-Estás precioso -Le susurró al oído. Sabía que lo había asustado y se sentía culpable por eso, pero no quería arruinar la sorpresa.
-¿Qué es esto? -Logró preguntar estremeciendose
-Quiero que esta noche sea especial -Contestó el mayor seductoramente
Y es que estaban en una habitación my grande, amueblada con elementos elegantes y con muchas flores variadas que iban desde rosas hasta narcisos. Una cama matrimonial lucía arreglada con sábanas de seda, a un lado un pequeño órgano con curiosos tubos transparentes y apartada, una mesa con platos para dos comensales, en el centro de ella una campana cubría algo que olía delicioso.
Aún serenándose un poco, Baek no pudo pronunciar ninguna palabra
-Vamos a cenar -Le dijo ChanYeol tomándolo nuevamente de la mano y guiándolo a la mesa -Espero que te guste
Baek se dejó guiar, se le hacía agua la boca y es que tenía tanta hambre y olía tan delicioso. Se sentaron y el Mandamás destapó la comida, era pavo asado al vino blanco, la comida favorita de Baek, quien no pudo evitar gestualizar su sorpresa de lo que creía un golpe de suerte.
El Mandamás sonrió complacido, esa tarde le había dedicado a investigar todo sobre él, hasta sus más pequeños gustos porque deseaba complacerlo, ni él mismo
entendía el por qué, pero sentía un extraño placer de consentirlo.
Después de que el Mandamás le sirviera, Baek comenzó a comer desesperado
-Tranquilo, la comida no se irá -Rió suavemente el Mandamás
Y Baek avergonzado, trató de contenerse
Mientras, ChanYeol destapó una botella de vino y sirvió en dos copas
Después de un breve minuto de silencio donde el único ruido venía de los cubiertos chocando con los platos, Yeol habló -Y dime Baek ¿Porque estas aquí?
Baek se sobresaltó, tan distraído estaba deleitándose con la comida que ya hasta había olvidado al Mandamás. Tragó y algo malhumorado al recordar contestó
-Por estafa, pero yo soy inocente y me importa una mierda que no me creas
-Ey! tranquilo, te creo - Dijo el Mandamás levantando las manos en son de paz
Baek lo miró enfurruñandose -Por que, porque tengo cara de pobretón -Espetó rencoroso
El Mandamás parpadeó sorprendido para luego soltar una carcajada -Pero contigo no se puede, muchachito -Y antes de que se enojara más aclaró -Te creo porque de ser tú el estafador no estarías aquí, te hubieras librado de al cárcel con ese dinero.
Baek lo miró con detenimiento, sonaba lógico su razonamiento, tomó otro bocado y siguió comiendo aún con el ceño fruncido -Pero algún día seré quien fue el maldito que me inculpó y lo haré pagar
-Si quieres yo lo puedo averiguar -Sugirió el mayor, mirándolo sonriente
Baek se descolocó -Eh ... no gracias -No quería deberle ningún favor
-Como quieras -Dijo el Mandamás encogiéndose de hombros y siguió comiendo, podía ver la desconfianza de Baek, pero no lo presionaría
La cena transcurrió de manera amena, no dijeron nada más pero tampoco fue incomodo el silencio. Baek disfrutaba de la comida y ChanYeol de él.
Al terminar ChanYeol encendió un cigarrillo y después de aspirar una bocada se levantó -¿Te gusta la comida? -Preguntó sereno
-¿Eh?... -Baek lo miró extrañado -...sí
-Ven -Le dijo haciendo un ademán con su cabeza para que lo acompañara
Baek suspiró y lo siguió. El Mandamás lo guió hasta el pequeño órgano de tubos transparentes que tan extraño le había parecido al entrar
-¿Conoces la danza de los mirlitones? -Preguntó el mayor
-Sí -Contestó Baek sin entender
-¿La tocamos juntos? -Ofreció sonriendo
Baek se sorprendió -La conosco pero no sé tocarla -Confesó apenado -Pero la Primavera de Vivaldi sí, ¿Qué te parece?
El Mandamás sonrió enternecido, Baek sin darse cuenta, estaba congeniando con él, apagó el cicarillo y contestó -Me parece perfecta
Se sentaron uno al lado del otro en el banquito que era tan pequeño que los obligaba a estar muy juntos, cosa que incomodaba un poco a Baek pero fascinaba a ChanYeol. Ambos pusieron una mano sobre el teclado, ChanYeol a la derecha y Baek a la izquierda
El Mandamás lo miró -Unos, dos y tres -Y tocaron las primeras notas
Al hacerlo los tubos transparentes emitieron luces: amarilla, verde, azul, violeta y roja.
Baek se sobresaltó y sorprendido se detuvo -¿Y eso?
El Mandamás explicó -Cada nota tiene un color, al son de la música lo veremos
Baek sonrió tontamente, el espectáculo de colores era bonito
Y tocaron la melodía de Vivaldi, riendo alegres como si fueran dos viejos amigos, los colores iluminaban por fracción de segundos como un arcoiris frente a sus ojos.
Son proponerselo Baek se divirtió.
-Fue genial -Exclamó sonriente al terminar la canción
-Me alegra -Dijo el Mandamás -Porque es lo que quiero, que la pases bien, que disfrutes
Baek se puso serio, derrepente la realidad lo golpeaba -¿Y por qué insistes entonces que hagamos ... eso? -Murmuró sin mirarlo
-Por que eres hermoso -Contestó el Mandamás y con suavidad le tomó la barbilla para alzarle el rostro y que lo mirara -Porque me encantas
Nervioso Baek se puso de pie y se alejó, se había roto el momento -¡Entonces salgamos de esto ya! -Exclamó molesto
El Mandamás suspiró ¡Sí que era dificil ese chico!, se levantó y fue hasta él, le rodeó los hombros con un brazo -Vamos entonces -Le dijo en voz baja
Baek sintió ganas de llorar pero se contuvo, caminó pesadamente con el Mandamás hasta estar junto a la cama. Allí, uno frente a el otro, no era capaz de mirarlo. El Mandamás comenzó a desabrocharle el chaleco negro y despues se lo quitó con suavidad. Baek suspiró tratando de calmarse, ahora venía la camisa azul, cada botón fue liberado de su ojal y la prenda seductoramente le fue despojada dejando ahora su torso desnudo, el mayor acarició la tersa piel poniendo énfasis en los rosados pezones, sintiendo su sangre calentarse con aquel efímero contacto.
-Desvisteme -Ordenó el mayor con la voz ronca de deseo.
Aturdido, Baek tardó un poco en hacerlo, ChanYeol tuvo que ayudarlo porque entre los nervios y su tamaño le estaba costando mucho. Ahora los dos estaban iguales.
ChanYeol tomó su manos y las apoyó en su pecho grande -Siénteme
Baek frunció el ceño pero obedeció, pasó sus manos por aquel pecho macizo de musculos tan marcados, sintiéndolo poderoso, cuando recorrió sus brazos aumentó su miedo, su mano no lograba rodear ni la mitad de aquel biceps, duro como una piedra, el Mandamás no solo era grande sino que fuerte también, le era claro que si intentaba escapar no podría, el Mandamás lo sometería con muchísima facilidad.
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