Fuimos a Siberia, él quería enseñarme todo, pero en ese momento no todo me estaba saliendo como yo deseaba, en cuanto llegamos, sentimos una presencia tenebrosa, nos acercamos para ver quien causaba esa terrible atmosfera, sin embargo, encontramos diferentes cadáveres colgando en los hielos eternos, aquellas esculturas, es increíble que las esculturas que en algún momento debieron ser blancas, en este momento, están completamente teñidas de rojo, adultos, ancianos, lo más triste es ver a niños siendo destruidos de esa forma tan despiadada y miserable.
Los ojos de Hyoga se arrasaron en cuestión de segundos, al ver a esos niños colgados como si fueran basura, parecía que recordaba todo lo que había dejado con vida en ese lugar, trate de sostenerlo y voltear su cabeza para que no mirara nada de lo que estaba pasando, sin embargo, no me fue posible conseguirlo, y grito al cielo que encontraría al responsable de semejante atrocidad y le cortaría el cuello.
Fue la primera vez que escuche semejantes palabras de su boca, aunque ahora ya nada me sorprendía, yo no les conocía y también estaba furioso, también quería ver al culpable pedir perdón por todo el daño que le causo a esos inocente, por todo lo que los hizo padecer.
Al final de la tarde, tome su mano y comenzamos un nuevo viaje, fuimos de regreso al santuario, solo para ver a Saori y contarle lo que había pasado; en ese entonces no entendía lo que realmente estaba sucediendo en el mundo.
Llegando al santuario, vi a diferentes caballeros, de oro, plata, incluso los de bronce, todos con la misma noticia, sus pueblos habían sido arrasados sin compasión.
-Shiryu, Hyoga, Shun, Ikki y Seiya, tenemos un nuevo enemigo-
-¿tienes idea de quien se puede tratar Saori?-
Le pregunte con mucha preocupación pero calmado.
-en realidad tengo una idea, sin embargo no quiero decir su nombre hasta no estar segura, por lo pronto quiero decir que nos espera una nueva guerra santa-
Al escuchar esas palabras me preocupe, antes me sentía obligado a regresar con vida porque pensaba en la seguridad de todos los habitantes de la tierra, sin embargo, me dolía el saber, que siempre, después de cualquier batalla, el constantemente regresaba herido.
Pasaron las semanas, y el temor infundado todo este tiempo, había sido el problema y causa de mi total insomnio, no podía ni quería cerrar los ojos en ningún momento.
-Hyoga, dime, ¿estas tenso?-
-no, ahora ya no lo estoy-
-¿ahora ya no?-
-antes me daba miedo pensar que te lastimarían y estaríamos solos, afuera, combatiendo al enemigo, pero ahora se, que si nos enfrentamos a alguien, caminaremos juntos, y podremos defendernos entre los dos-
Su forma de pensar me hizo reflexionar, en estas últimas fechas nos había costado mucho trabajo estar juntos, sin embargo, en este momento estábamos solos, mi cabellera fue jalada levemente por el viento, y fueron sus manos las que me ayudaron conservar el calor de mi cuerpo, porque me permitió retrancarme en su cuerpo y fui acariciado lentamente, desde la mejilla hasta el mentón, también en distintas ocasiones acaricio mi frente, igualmente le dio algunos besos, con ello tranquilizo mi cuerpo y por supuesto mi corazón, no puedo creer que en estos momentos, puedo estar tan tranquilo como para decir que no me importa el enemigo, pueden venir uno, y miles, el siempre tomara mi mano justo como en este momento lo hace.
La luna nuevamente me acompaña, he pensado que en estos momentos la luna se ha convertido en la fiel guardiana de nuestro amor, es inimaginable que su perfecta figura y su hermoso tono reluciente cambie a otro, cuando la veo así, sé que al menos ella, siempre nos guiara aun en la oscuridad de mi corazón o en la muerte de alguien que es preciado para mí.
En estos momentos creo que el sentimiento ha crecido como los árboles, aunque el viento sople, siempre podre tomar su mano y caminar con él.
-Shiryu, llevas un rato distraído, ¿te sucede algo?-
-nada… es solo que me he dado cuenta de lo importante que has llegado a ser en mi vida, y pensar que de niños no nos llevábamos del todo bien-
-no pienses eso, en realidad, es porque a los niños, si les quitas un juguete te odian, sin importar que para un adulto eso es una trivialidad-
-cada vez me sorprende más lo simple que haces ver las cosas con tus palabras-
-deja de bromear y caminemos, la noche es larga y nuestro amor eterno, tenemos tantas cosas por vivir juntos-
Después de un largo paseo nos perdimos justo a mitad de neblina, siempre, tomados de las manos.