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After I get drunk of you por mishula

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Notas del capitulo:

HEY HEY HEEEEY !! OK no... me calmo, ¿como han estado? espero que bien, yo también ha sido una semana de locos para mi, HE CONSEGUIDO EMPLEO

empecé el viernes y dure todo el maldito día trabajando  de 8 am a 10 pm y fue horrible, pero aqui estoy y estoy cumpliendo.

bien... malas noticias, a este sensualon fanfic le quedan unos... no lo se 3 capitulos ¿tal vez? este es el comienzo del fin, espero que les agrade y bueno... nos estaremos hablando

 

 pasensé por mi otro fanfic, recien iniciadito, es un Itanaru pero igual es genial... - se auto promociona - huehuehue ----->   http://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=141377

 

Disclaimers: Naruto y todo su mundo (acabado en el cap 699 -_-) pertencen a Masashi Kishimoto y todo el oregano que fuma asi que bueno... este fic fue traido a ustedes por la imaginacion retorcida de una persona y un buen aguardiente en la mano.

Crema de whisky 
o de una mujer adinerada


Día siguiente. Fabuloso, increíble y arruinado por completo. ¿La razón? Bueno, si ese día era sábado, entonces ¿por qué mierda Sasuke estaba levantándose tan temprano? ¡Eran las siete de la mañana! 

Supuestamente se levantaba con “cuidado”. Movía el colchón de tal manera que me era imposible volver a dormir, me besó en la frente haciéndome burrito. Supe que entró a ducharse por el ruido que hacía, tuve el deseo casi incontenible de ir y desnudarme para bañarme, pero el frío fue lo que hizo que me quedara a escuchar como cantaba por lo bajo. Me acurruqué un poco para tomar de vuelta el calor que quedaba en la cama y abracé su almohada. Me quedé dormido un poco más para ser despertado después por su peso.

- Hey Naru ... – susurró – me surgió algo en el trabajo, no te preocupes, volveré en la tarde. Cualquier cosa que quieras está en la casa, ya sabes que lo mío es tuyo, si quieres pedir algo a domicilio, no dudes en hacerlo, hay dinero en el tarro de galletas.

- No te vayas – dije algo adormilado halando su camisa

- No seas tan tierno amor.

Amor.

Me había dicho amor ¿verdad? No lo había soñado ¿verdad? Estaba emocionado, volteé y abrí mis ojos, él estaba sonriendo, bajó hasta la altura de mis labios y me besó.

- ¿Te has dado cuenta que has convertido a un trabajador honesto y muy encarrilado en esta bestia que solo quiere tocarte, besarte, hacerte cosas, y bueno… eso? ¡No quiero ir a trabajar!

- Pues no vayas – ronroneé.

Y lo hicimos de nuevo, tan suave y tan tierno; tan fogoso y tan sensual, todo eso al tiempo. Todo ahí, todo junto. Era de día pero no había vergüenza, y gritaba, y gemía como un animal.

- Hey... – dijo jadeando – eso suena muy sexy

- Di – di- dim-e … a- amor- sonrió

- Hey mi amor, eso suena muy sexy- me susurró en el oído.

+++++++++++

Me hallé a mi mismo de nuevo enrollado en las sábanas y entre las piernas de mi amante. Entonces me pregunté: “¿Cuánto tiempo durara esta felicidad?” 

Acariciaba mi vientre con ilusión, imaginé un día cualquiera en que nuestro hijo o hija entrara a la habitación a despertarnos saltando sobre la cama. Imaginé a mis padres totalmente encantados con él, o ella. Fui feliz, auténticamente feliz en ese momento. 

Sasuke se levantó de golpe y me levantó también.

- ¡Aish, se me hizo realmente tarde, Naruto! ¿viste mi ropa interior?

- Sí – señalé la lámpara de la repisa de arriba, ahí colgaban unos bellos bóxers rojos –ahí están. 

Sonrió, se entró a bañar de nuevo, yo solo pude quedarme ahí, estar tan tranquilo me ponía… intranquilo. No importaba lo estúpido que sonaba, la felicidad me aterraba. 

Kiba pasó un minuto por mi cabeza ¿Qué tan feliz había sido con él? Mucho, eso era seguro y lo peor, temía que esta felicidad terminara igual o peor, temía que mi relación con Sasuke terminara así, temía que nos hiciéramos daño. ¡Dios! estaba tan sensible. Lloré.

- ¡Hey! Mi amor… ¿Qué pasa?

- Nada – me limpié las lágrimas – tuve un momento de susceptibilidad.

Me abrazó y susurró que todo estaría bien, acariciaba mi cabeza como si fuera un niño, eso logró tranquilizarme, al menos por un tiempo corto.

El timbre sonó. Sasuke se levantó y me ayudó a levantarme también. Estaba un poco enojado, quería que mi momento tranquilo y bello durara para siempre, caminamos tomados de la mano y pude sentir su pulso alborotado. Abrió la puerta mientras yo me sentaba en el sofá.

- Ah, hola Nagato...

Paré en seco ¿Nagato? ¿Realmente sería así?. Digo, mi hermano mayor también se llamaba Nagato, podría ser una coincidencia ¿no?. 

Por curiosidad me asomé un poco, para encontrar a mi hermano mayor, mi héroe, mi ejemplo a seguir, mi sobre protector hermano Nagato Uzumaki saludando a Sasuke como si fueran los mejores amigos, él –por su parte– quedó en shock al verme ahí, apartó a Sasuke y se acercó a mí. Mientras Itachi entraba al apartamento, tan campante como si solo se hubiera ido a la tienda.

- Ah si, Nagato, él es la “perita” de la que te hablé, Naruto, el novio de mi bello Sasu – dijo éste mientras colocaba su maleta en la cocina.

Yo quería que me tragara la tierra, mi hermano estaba ahí, no cualquier hermano ¡No!, como ya había dicho, él era mi todo, más importante que mi padre y toda mi familia junta, el me criaba cuando mis padres trabajaban, me llevó al colegio por primera vez, limpio mis desastres mientras yo solo era un pequeño niño y ahí estaba. Abrió sus ojos de golpe y yo me tapé con una almohada.

- Es… ¿es eso cierto?

- ¡Te lo ruego, no le digas a papá! Me va a matar y lo sabes

Ante eso, Sasuke abrió sus ojos de golpe e Itachi sacó su cabeza por la rejilla de la cocina.

- ¿Se conocen? – gritaron los dos a coro

- Somos hermanos – dijimos los dos igualmente.

Itachi se metió –literalmente– en la lavadora, supongo yo, tratando de evitarme. Sasuke sentó en el comedor con las manos en la cabeza. Mi hermano tenía muchas cosas que preguntarme, yo lo sabía, esa mirada intrépida, esos ojos vivaces, eran fáciles de leer.

- Naru, ¿hace cuánto que sales con “Mr. sexappeal”?– dijo sentándose a mi lado.

- Ehm…

- Ah bueno cuñado... – dijo Sasuke acercándose, con un aura un tanto oscura rodeandole- ¿quieres morir hoy?

- No, en realidad.

- Entonces no preguntes cosas tontas. ¡Dios! Naru, es horrible esto, ya entiendo lo que sentiste cuando entré a la oficina ese día.

Nagato nos miraba confundido y apuñaló con la mirada a Itachi que había decidido salir de la lavadora.

- A todas estas ¿qué haces aquí en Montreal?- pregunté tratando de cambiar de tema.

- Trabajando, tenemos problemas económicos ahora. Pero bueno, Itachi movio algunas de sus sucias influencias y me ayudó a trabajar en un restaurante de aquí y sabes que estudié culinaria… ¿y tú?

- Ehm…

- ¿Vas a responder mi pregunta?

- Hace un tiempo...

- ¿Por qué dejaste a Kiba – kun?

Se rompió un periódico en la cocina y Sasuke estaba con el ceño fruncido, no era un buen tema para conversar. Me levanté del sofá y le di varias vueltas a la mesita de té en el centro, no sabía qué decirle. Seguramente si le decía todas las cosas que Kiba me hizo, le diría a mis padres y bueno, mamá me consolaría y me apapacharía, pero papá, él era el problema; no quería decirle que tenía razón, que Kiba no era bueno para mí, no quería que él tuviera ese maldito sentimiento de superioridad que me impedía volver a casa en alguna navidad o en mi cumpleaños. 

-Era un lobo en piel de cordero- terminé por decir. Sasuke empezó a pasar unas cosas para el desayuno, fue tan incómodo cuando vi lo que eran: Hot cakes.

- ¡Hey! Naru, mira – dijo y dejó caer lujuriosamente el chocolate sobre ellos.

- Entonces – Itachi salía cambiado de la habitación con un vaso de ron en la mano – ¿en casa de Naru no saben de su relación con mi pequeño? ¿Tampoco saben de tu bebé?

Ahora sí, estaba muerto. Nagato se me abalanzó y me pidió detalles, por supuesto que se los di pero mierda que estaba muy avergonzado, al final, corrió gritando “¡Soy tío!” por toda la casa. Acarició mi vientre y cayó dormido encima mío, todo en menos de diez minutos.

 

Miré a Itachi, que me respondió con un simple “Fuimos de fiesta, fue algo salvaje, no hemos dormido nada y el se había levantado temprano… cúlpame por ser su mala influencia” le pegué con una almohada, Sasuke lo llevó a la otra recámara para que descansara y nos sentamos a desayunar. La comida estaba tan rica, lastimosamente la boté de vuelta a la media hora, supuse entonces que era mucha azúcar en mi sistema.

Unos minutos después Sasuke  fue a trabajar e Itachi fue a dormir, yo –muy aburrido– piqué algo de fruta y me senté a ver por la ventana cómo el chico que me gustaba se iba lejos y me dejaba virtualmente solo. Había planeado absolutamente todo, menos lo que haría cuando Sasuke me dejara por ahí, o si no me aceptaba. 

Estaba realmente aburrido, encendí el TV y me decepcioné porque todo estaba en inglés y francés, lo apagué y traté de irme a dormir… infructuosamente, por supuesto, pero lo intenté. Así decidí salir.

- Oye Itachi...

- ¿Mmmm?

- ¿Dónde trabaja Sasuke?

- ¿Vas a ir? Toma – me pasó una tarjeta – toma un puto taxi y déjame dormir.

Definitivamente Itachi tiene un carácter horrible, me dije. Salí a la calle y debo decir que tardé dos horas en llegar allá, porque casi no podía tomar el taxi. Después, hubo un problemón… el caso fue que llegué. Era hora del almuerzo y como pude me colé en la oficina, lo vi, estaba caminando al lado de un chico de cabello blanco, jugueteaban tanto que la sangre me hervía de los celos, respiré profundo y camine hacia él. 

1, 2, 3… 20 pasos y aun no llegaba, mi corazón latía malditamente rápido. Tomé su hombro, todo paró y pasó en cámara lenta, volteó y me sonrió ilusionado.

- Naru, viniste – sonrió y haló al chico albino – Hey Hidan, mira, él es Naruto, te hablé de él ¿recuerdas?

- ¿Ah?  Por jashín ¿dónde está la bomba sexual que me habías descrito? “Esto”...– señalándome –no tiene cara de ser una bomba sexual como tú lo dices.

¿“Esto”? ¿Bomba sexual? ¿Qué tipo de persona describió mi dulce amado? Sonreí nervioso, sabía que estaba como un tomate, el otro sonrió y me dio la mano.

-Soy Hidan- dijo, y todo volvió a correr normalmente, claro, si por ¨normalmente¨ se refieren a un ambiente pesado y horrible. Caminamos hacia el comedor.

- Es un lindo lugar – dije mirando todo alrededor

- Es todo pagado por mami ¿No Sasu? – el hombre le codeó– niñito de mamá.

¡Dulce madre! ¿La mamá de Sasuke? Entré en pánico silencioso, estaba muy angustiado, el señor Uchiha había dicho que ella estaba en Estados Unidos, no aquí. Lo menos que quería era encontrarme con la madre de Sasuke, la madre de esa persona que tenía a mi lado, la mujer que logró que un Casanova como el señor Uchiha sentara cabeza y cuidara a su hijo, ella, la imponente mujer. Tragué saliva pesadamente y el azabache puso su mano en mi hombro.

- No pasa nada, mi mamá esta más abajo, en Estados Unidos, no te angusties. Otra cosa, Hidan ¿adivina quién será padre?

Henry sonrió y abrió sus ojos de par en par.

- ¡Wooo felicidades! Que Jashín los ampare y sigan siendo abundantemente fértiles – hizo una venia extraña y luego añadió- Creo que les tocará matrimonio a crédito.

- Ah, gracias pero  ¿cómo es eso de “matrimonio a crédito”? – Pregunté.

- Pues “Monta ahora y paga después”.

Mi cara enrojeció de repente y casi moría de la vergüenza, supuse que era por eso que Sasuke era tan… ¿honesto? Bueno, esa fue la palabra que se me ocurrió en ese momento. La comida pasó muy tranquila, si por ¨tranquilo¨ entienden mi esfuerzo sobrehumano por no lanzarme a Hidan por andar de muy amistoso con MI HOMBRE. Sabía y podía apostar que ellos no tenían nada, pero ¡vamos! yo llevaba un bebé adentro, su bebé, era una falta de respeto hacerse cariños ahí, el embarazo de seguro me tenia más que sensible.


5 P.M.

- Cielo, tienes que ir a casa, aún me queda una junta y bueno… este no es un lugar seguro para alguien en tu estado, puede llegar no sé… un asesino en serie, y tu aquí. Ve a casa y espérame –me susurró en el oído– quiero repetir lo de anoche.

Me sonrojé y asentí tiernamente. Hidan, en cambio, gritaba por todos lados “¡Por Jashín!, ¡Le dijo cielo!” hasta que fue golpeado en la cabeza, y partieron hacia una sala oscura. Ahí me quedé, solo y aburrido. 

Decidí ir a casa como me había dicho, de nuevo tomé un taxi, el camino se me hizo menos largo, tal vez era porque ya conocía el camino. En fin, me bajé en un parque cercano, hacía frío, mucho de hecho. Quería caminar y despejarme, aún tenía residuos de la preocupación e inquietud de la mañana. Fui golpeado en la cara –literalmente– por una pelota de caucho. Caí al piso, sabía que tendría un moretón del tamaño de China en la cara a la mañana siguiente.

- ¡Ay dios! – oí a lo lejos, era un idioma muy conocido, ella, porque era una ¨ella¨, era compatriota

- Estoy bien, estoy bien – dije levantándome y levantando mi mano.

Me entró un poco de miedo por mi caída y mi bebé, pero me di cuenta que había caído en el pasto y me tranquilicé, además caí de costado, de algún modo, todo estaba bien.

- ¿Ah?... Eres de mi país, lo siento tanto.

La vi. ¡Oh por Dios! ella era una de esas mujeres, de las que el dinero se les ve por encima. Su porte, su elegancia, esos extrañamente conocidos ojos profundos de color ébano y cabello negro, liso y muy largo. Era mayor, mucho, por ahí unos 55 mal contados, pero se veía tan hermosa, claro, hasta cuando ella me vio la cara, su semblante se endureció y su mirada se vació de repente, eso me llenó de miedo y a la vez de curiosidad. Sin embargo, seguía sonriendo.

- ¿Quieres un café?

Ahí fue cuando noté el puddle blanco a mi lado, tan bonito y esponjoso.

- Es que... – dijo – te golpeamos, Champaña y yo, me siento culpable cariño.

Asentí suavemente y seguí a “señora - san”. Caminamos unas cuadras hasta un café bar, jugueteé un rato con Champaña, quien movía su acolchada colita y correteaba a mi alrededor. Estaba feliz, había conocido a alguien y ella era muy amable y querida.

- Ah, soy Mikoto – dijo y me tendió su blanca mano.

- Yo soy Naruto.

Me sonrió con un toque muy siniestro, sentí un escalofrío por la espina y se quedó en mi espalda un buen tiempo. Entramos al café y el ambiente era muy lindo, ella se sentó en las sillas de afuera y me invitó a sentarme. Miré mi móvil y estaba sin batería, “No me demoraré, igual” pensé. Nos trajeron dos capuchinos y ella se cruzó de brazos.

- Bien, señor Uzumaki.

¿Señor Uzumaki? ¿Cómo sabía que mi apellido era Uzumaki si no le había dicho?

- Fugaku me ha dicho mucho sobre ti – me pasó un cheque en blanco – también he investigado por mi cuenta ¿Cuánto quieres por dejar a mi hijo en paz?

Eso realmente no me lo esperaba.

*******************Continuará algún día************ 

Notas finales:

bien eso es todo.

besos de conejo

no olviden seguirme en twitter por si las moscas XDD

@unolepus.


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