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After I get drunk of you por mishula

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Notas del capitulo:

hola señoritas como estan? espero que bien, como se los prometi aqui va la actualizacion, creo que esta mas que claro pero esto tiene lemon asi que si no te gusta... no se que diablos haces en este fic
muchas gracias por su amor y no olviden dejarme un lindo comentario
besitos de conejo

Jugo De Naranja
de un trago en las mañanas



–¿Qué tal un mañanero?

–¡Ah, estás loco!

Posó sus frías y largas manos en mi pecho, sobre mis pequeños botones rosas, la manera en la que los estrujaba, y cómo su cuerpo se pegaba al mío… podía sentir su erección, aún no me acostumbraba a acostarme así con alguien. No lo conocía, solo sabía su nombre y no fue por su boca sino porque lo leí. Así que pensé en pararlo, lo pensé… ¡Por Dios que lo pensé! Pero sus dedos eran tan ágiles, estaban tan fríos y se sentían tan bien. Besaba mi cuello y mordió mi espalda.

Mi voz sale vergonzosamente, sonríe sobre mi piel, se posa sobre mí, sus ojos están mirando un punto en específico, un punto que no quiere ser atacado, un punto que duele. Ataca mis labios y muerde tan salvajemente, lame la pequeña herida y sonríe triunfal.

–Sé que te gusta.

–¿Cómo puedes saberlo?

–No estás golpeándome.

Su sonrisa me distrajo de sus mordiscos sobre mis hombros. Me tocaba una y otra vez con su rodilla así que mi amigo dijo “buenos días”, después pasó sus manos por mi pecho, desde mis botoncillos hasta el que acababa de despertar.

Toca un poco por ahí y por allá, besa mi boca que está soltando ligeros suspiros que sé que a Sasuke le gustaba escuchar, pero tenía que hacerme valer, era realmente necesario hacer ver que yo no era una puta, de seguro que no, así que me volteé para zafarme de su tan bienvenido toque, me miró directo a los ojos y besó mis labios sosteniéndome de las muñecas y dejándome boca arriba, y él encima de mí, rodeándome con su cuerpo.

–¿Recuerdas lo que te dije?... Mi casa, mis reglas.

–Pero no puedes obligarme.

–Touché, entonces. ¿Qué haremos mientras tu amigo y el mío vuelven?

–Qué tal si me dices tu nombre ¿no? Soy Naruto.

–Ah, seguro. Me llamo Sasuke.

Me dio la mano y eso fue tan incómodo. Su sonrisa torcida.

–Es un gusto –me susurra mientras me da un beso.

Después de eso, dentro de la cama, hablamos durante hora y media, ¿sobre qué? bueno, en realidad sobre nosotros, sin decir algo importante sobre nuestro empleo o sobre el dinero, pero para ser muy sincero, de esa hora y media, unos cuarenta minutos estuve evitando que me tomara de distintas maneras, pero algo que nunca pude evitar fue que me besara, cada cinco malditos minutos posaba sus labios sobre los míos, no digo que eso me disgustara es solo que… cuando me fuera, ver a ese azabache sería un sueño dulce que - obviamente - no se repetiría.

No creo que repitamos una cita o algo así, no quiero una relación –me repetía– no quiero un nuevo problema. No quiero que se repitan mis problemas como con Kiba… en fin, con esa hora y media pude hacer el perfil de Sasuke.

Nombre: Sasuke... alias el teme.
Apellido: ¿Desconocido?
Edad: 26
Color favorito: Azul marino.
Hobbies: Leer, beber vino y, sobre todo –¿pueden creerlo?–, jugar videojuegos.
Además, no se imaginan la cantidad de aparatos que tiene en esa casa, solo pude notarlo cuando estábamos en el plan de hablar.
Estatura: 1. 78
Peso: –Unos muy increíbles– 65 kg muy bien distribuidos.
Talla de pantalón: –Y si… hablamos sobre eso– es talla 32, tiene un gran trasero, pero bastante grande –y es en serio–.
Talla de zapato: Creo que me mintió porque dijo 39.


En fin, después de un tiempo sabía muchas cosas triviales sobre él, y él sobre mí, pero ninguno de los dos sabíamos sobre nuestros empleos o algo así, sin embargo –no lo sé–, Sasuke no tenía pinta de empleado, parecía más un jefe, un jefe de algo relacionado con matemáticas, tenía pinta de un nerd, pero no cualquier nerd, ¡no señores! uno muy sensual, uno que tenía unos labios majestuosos que me besaban todo el tiempo, de hecho, se había convertido en un jueguito muy genial. Pregunta iba y pregunta venía, beso iba y venía; de algún modo,el quedó sin camisa y en interiores dentro de la cama, conmigo.

Habían pasado ya dos horas y media, llamaba a Iruka y no me contestaba, eso me sacaba de quicio, me angustiaba, yo estaba muy cómodo mientras que de él no sabía nada.

–No te preocupes –me dijo con un tono adormilado mientras se me echaba encima a seguir durmiendo.

–¿Cómo quieres que no me preocupe si no aparece? ¿qué tal que se los hayan llevado para quitarles los órganos?

Se puso sobre mí a gatas, me miraba a los ojos con la ceja arqueada y una gran sonrisa, reprimía una carcajada, ¿se estaba burlando de mí? fruncí el ceño y él dejo fluir la carcajada mientras bajaba a besarme. Cuando nos besamos mi mal humor se desvaneció y empecé a sonreír.

–Dobe, no creo que les quiten los órganos.Mira Kakashi bebe como marinero, no creo que sus riñones o su hígado sirvan, además, su corazón está mal.

–¿En serio?

–No, pero quería alegrarte.

–¿Diciéndome que tu amigo está enfermo del corazón? ¡Estás loco!

Sonrió y me besó. Ya era muy tarde, así que se levantó y se fue a la cocina, pude quedarme viendo cómo esos bellos glúteos se alejaban contoneándose lentamente, yo lo único que quería era enterrar mis uñas en él y hacer que grite de dolor –Ok, no–, no tan sádico, pero por Dios que se veía tan comestible.

Sonrío de lado y me hundo en la cama, estaba tan tibia y se sentía tan bien que no tenía la más mínima intención de irme. Vuelve con un desayuno de reyes, no puedo evitar ver cierto bulto entre sus piernas, desvió la vista rápidamente y él se carcajea.

–Lo sé, lo sé. Se ve delicioso.

Espera ¡¿qué?! Estamos pensando en cosas diferentes ¿verdad? Es simplemente imposible que piense que su “amigo” es delicioso, así que supuse que estaba pensando en el desayuno, asentí entonces con la cabeza y me senté a comer con él. Comimos en silencio hasta que quedó el último panecillo en la bandeja, entonces ambos nos miramos con el ceño fruncido y nos echamos literalmente encima del panecillo, ambos caímos y el panecillo cayó al piso. Su cara era la demostración de ternura más bella que había visto, Sasuke tenía ese bello rostro que decía “Se ha caído al piso mi panecillo” y parecía que iba a llorar, así que corrí y lo levanté del piso, lo soplé suavemente y mordí la mitad.

–Lo que no mata… engorda.

Se lo di y él mordió también, sonriendo como un niño pequeño, sonreí yo también y volvimos a la posición en la que estábamos. Eran las dos de la tarde cuando el celular de Sasuke sonó, se levantó de la cama –y otra vez sus hermosos glúteos, de repente quiero un panecillo de Sasuke–, sonrío con sorna y espero, no puedo escuchar nada. De pronto me llega una idea algo paranoica.

–Estoy siendo secuestrado y drogado con sexo –dije, y carcajeé.

La idea sonaba tan descabellada y me atreví a decirla en voz alta. Cuando el otro volvió me encontró riéndome con la cabeza metida en la almohada y me carcajeaba como un idiota.

–¿Estás bien? –dijo. Se tiraba sobre mi espalda mordiendo mis hombros.

–Sí –dije quejándome por el dolor –. ¡Basta! me duele.

–No, eres mío.

–¿Estás loco? Ni nos conocemos.

–Ah, eso duele. Me lastimaste tan profundo.

¿En serio le herí? Él carcajea y me besa, con su lengua, mientras se tira encima mío y pone sus manos sobre mí. Empiezo de nuevo a sacar suspiros, sé que le gustan, lo evito un poco y le miro directamente a sus labios que están tan inflamados, tan sensuales tan… deliciosos. Me le tiro encima a besarlo una y otra vez, meter una y otra vez mi lengua y colar mis manos en su ancha espalda, y arañar un poco.

Empezamos a rozar ciertos puntos en nuestros cuerpos, empecé a gemir sobre sus labios y nuestros miembros chocaron, ya no podía más. Al fin, el teme se salió con la suya, si tenía ganas de tomarme otra vez, ya lo estaba logrando. Deslizo mis manos y voy bajando su bóxer lentamente, disfrutando de su bello trasero, entierro mis uñas como realmente quería hacerlo y él gime sobre mis labios, baja su cadera intensificando el contacto. Está tan húmedo y tan caliente, necesito aire.

Me alejo un poco, pero levanto la cadera, me baja de improviso. Su bóxer está en sus rodillas, puedo ver cómo me escruta milímetro a milímetro, es de día así que hay luz por la ventana, me entra la vergüenza. Sonríe de lado y baja de nuevo a continuar lo que hacíamos, yo gemía sobre su oído, lo sostenía para que no cayera sobre mí, pero no por fastidio, sino porque me ahogaría con su cuerpo. Su olor me penetraba y me drogaba como el opio, perdía la noción de tiempo y espacio, la idea que tenía ya estaba tomando forma, porque no me importaba si me quedaba toda la vida con él si estaríamos en la cama, haciendo estas cosas.

Suena el teléfono y nos corta las alas.

–Lo siento –dijo jadeando–, tengo que contestar, es mi papá.

–Awww, eres un hijo de papi.

–Cállate –dijo sonriendo y contestó.

Estaba aún jadeando y había algo de olor a sexo que me estaba embriagando, él hablaba desnudo por toda la habitación, contoneándose por allí y por allá, yo solo podía verlo desde la cama, necesitaba volver a tener ese contacto, lo necesitaba. Me levanté de la cama y fui hasta él, lo abracé por detrás y me quedé allí, él solo me miraba por detrás y me guiñaba el ojo.

–No me interesa, iré… ¿aún le dirás a la abuela?

–…

–¡Eso es extorsión!

–…

–No le diré a mamá, no lo haré si tú no le dices a la abuela.

–…

–¡Oh, vamos! ¿En serio? De acuerdo, trabajaré mientras tú no lo haces, eres un aprovechado. Ya necesito colgar, estoy ocupado.

Hizo un énfasis especial en la palabra “ocupado” que me hizo sonrojar, colgó y botó el celular quién sabe a dónde, para luego subir mis piernas a su cadera y acabar en el escritorio besándonos y rozándonos. Después posó sus dedos en mi entrada y empezó a masajearla. Empiezo a gemir una y otra vez, seguimos en el vaivén, damos unos cuantos botes y caemos al piso entre risas y suspiros agitados.

Me estaba muriendo de placer y estaba a punto de llegar solamente por sus toques íntimos, estaba gritando suavemente muy cerca de su oído cuando el celular de nuevo suena, pero el mío, es el culpable de no dejarme terminar.

–E-es-espera.

–No, ya no puedo más.

–Puede ser Iruka –dije lo más claro posible.

Me botó –literalmente– lejos de él. Ya estaba molesto, yo también estaba más que molesto, me han estado matando el momento constantemente. Tomo el celular, efectivamente es Iruka, trato de manejar mi respiración y contesto.

–¿Diga?

–¡Dios! Naru, que bueno que contestas, yo…

–¡Me dejaste abandonado a mi suerte!

Sasuke se ríe tan fuerte que estoy seguro que Iruka escuchó.

–¿De quién es esa voz?

–El amigo de tu acompañante nocturno.

–Ah… ya veo, tú ¿te acostaste con él?

No quería quedar como una puta, de hecho yo solo quería ir a beber esa noche, así que le dije…

–¡Claro que no, no soy como tú!

… todo eso y una risa de su parte. Todo está bien.

–Kakashi y yo vamos para la casa de él.

–Yo estoy aquí también ¿a qué hora vienes?

Un timbre y algo de silencio.

–Ya estoy aquí.

Volteo a ver a Sasuke, él me mira y ambos estamos estupefactos, bocas y ojos abiertos.

–Oh bueno, ya te abro –dije, algo nervioso.

Corrí por todos lados, angustiado, Sasuke me abrazó por la espalda.

–No puede saber que tú y yo nos acostamos –le susurré.

Miró hacia un lado, me besó y asintió suavemente con la cabeza. Entonces corrimos de un lado al otro, nos pusimos unos pijamas lo más rápido que pudimos, y el otro botó un futón sobre el piso para que pensaran que no habíamos dormido juntos. Abrimos la puerta y ellos dos estaban muy melosos.

–Hola Naru –dice Iruka, entrando por la puerta.

–Hola mini - Itachi –dice su amigo.

¿Itachi? bueno, supongo que ese era el nombre de su padre, puedo ver que le molestó porque tiene la ceja arqueada, sé que esta tambien de mal humor porque no me tomaría ahora, y menos con su amigo justo ahí.

Mientras que él se duchaba y se arreglaba, hablamos y conocí a Kakashi un poco mejor. Mientras yo me duchaba supongo que Sasuke hizo lo mismo, al fin a las cuatro de la tarde, me tocaba decir adiós, de hecho era bastante molesto, algo se revolvía adentro y no sabía qué era, hasta que le di mi mano para despedirme de él como caballero. Ahí lo sentí tan ajeno y tan lejos que me rompió un poco el corazón.

–Ten, es mi teléfono, conversamos muy bien este día, hay que repetirlo.

–Gracias, ten el mío por si yo pierdo el tuyo, no perdamos el contacto.

Y me sonrió, pude ver esa bella sonrisa ladina, tan perfecta, la misma que me había atrapado anoche en el bar; tenía ganas de besarlo, de dejar que me mordiera, de ser suyo… pero no sería, no estaba seguro si lo llamaría o si él lo hacía, solo sabía que ese encuentro había sido el más hermoso de mi vida.


Al otro día, levantarme temprano fue un calvario. Verán, soy asistente ejecutivo del presidente de una empresa de publicidad, debo llegar antes que el jefe, y mi cuerpo estaba cansado y adolorido por alguna razón que aún no tengo clara; el caso fue que llegué casi corriendo a la oficina, sin corbata, con una bufanda tratando de cubrir los mordiscos de ese imbecil salvaje. Ahora, el pensar en la experiencia me hacía sonreír, me daba melancolía; él y yo nos entendíamos perfectamente. Suspiro con pesadez y organizo los papeles, y entra el presidente.

–Naru - chan, buenos días.

–Buenos días señor Uchiha.

Sigo en mis papeles cuando él empieza a hablar por teléfono, se ríe y su carcajada me recuerda a Sasuke, me sonrojo un poco, y me llega un mensaje al celular.

“Hola, es Sasuke: había olvidado preguntarte ¿cuándo pagarás mi pantalón? Hoy tuve problemas para vestirme apropiadamente”


¡Es el colmo! Tipeo rápidamente, aunque si les soy muy sincero, el solo hecho de saber que se tomó el tiempo de fastidiarme me hacía sentir especial.

“Cuando pagues mi camisa, además ¿qué solo tienes un pantalón? Vende todos esos juegos y cómprate ropa decente”


Sonrío triunfal y sigo con mi deber, ya con una sonrisa en el rostro, mientras reviso la agenda del señor Uchiha. Soy interrumpido por Iruka y un café.

–Buenos días señor Uchiha, buenos días Naru –pasa a susurrarme–. Toma un café.

- gracias.

me mira suspicaz... mira directamente mi cuello, veo en la servilleta un papel pequeño que dice: "te descubrí". Sonrie de lado y se va, sabe que ha ganado.

–Naruto, voy a irme de vacaciones con mi esposa esta semana, mi hijo viene desde hoy a reemplazarme, es un muchacho muy capaz y muy joven, pero es un Casanova, necesito que lo controles. Es algo irrespetuoso, pero está actuando bajo una amenaza, así que estará bien. - el señor Uchiha sonó serio, mas cuando me dijo por mi nombre completo, suele decirme "Naru - chan" (con el tiempo me he acostumbrado)

–Un Casanova - repetí.

–Sí. Lleva señoritas todo el tiempo en su auto deportivo, se rehúsa a una relación formal, es la oveja negra de la familia solo por ser así; su hermano es tan buen chico.

Tocan la puerta, me levanto y me arreglo, la primera impresión es lo que cuenta. Si es un chico menor que yo, debo lucir imponente y seguro de mí mismo.

–Ah, es él. Pasa.

Abren la puerta y yo observo con cuidado, mi corazón late por la emoción de conocer a alguien nuevo. Unos preciosos zapatos negros, largas piernas, camisa blanca y todo para en seco cuando… Sasuke está ahí.

–Naru, él es mi bebé: Sasuke.


continuará... algun día

Notas finales:

bien, eso fue todo por hoy, muchas gracias a las personas que leen y espero sus bellos Reviews

 

Besos de gallina criolla


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