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Parecía tan cliché... por ayaoi

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Notas del capitulo:

Aquí el cap 4°. Como alguien me pidió, lo he inentado hacer más largo. De hecho inicialmente iban a ser dos, pero bueno. No me importa dejarlos como uno. ^^

Por si a alguien le interesa, hice unas ilustraciones de estos dos muchachos, por si alguien quiere ver como me los imagino. Las dejo en las notas finales.

 

  Capítulo 4: La típica casualidad de coincidir en un evento.

A la mañana siguiente hablé con Ana, la “ex compañera” de grupo de Marcos para explicarle lo del cambio que “el profesor” había visto conveniente hacer. Con esto quedó oficializado mi cambio de pareja para el trabajo y en lugar de el sentimiento de satisfacción que pensé que me embargaría, un nerviosismo empezó a crecer dentro de mí. El hacer el trabajo juntos implicaba pasar tiempo a solas, bastante tiempo, y si recordamos mis anteriores estancias con él, solos los dos, se puede ver claramente que su presencia me hacía parecer una gelatina andante. Evidentemente esto era porque no me caía bien. El pensar en las miles de oportunidades que se darían para molestarle hacía que me tranquilizase un poco.

Durante aquella semana no hablamos mucho y desde luego no acordamos nada en relación al trabajo. Aún quedaban más de tres meses para su entrega, pero el que mi oportunidad para pasar tiempo con él se viese tan estancada me molestaba en sobremanera. Así que el fin de semana llegó dejándome con un mal humor atípico en mí.

Aquel viernes por la tarde habíamos quedado en casa de Luis para tomar unas cervezas y aprovechar que aún tenían la piscina abierta. Lo que en un principio había empezado como una quedada de seis personas aumentó a una de 18. Supongo que es lo que tiene el boca a boca. Como yo no estaba excesivamente animado, no bebí demasiado, así que me vi envuelto en la típica situación (aunque a mí fue la primera vez que me ocurrió) de ser el único sobrio entre borrachos.

-¡Eeehyy! Andrés… ¿Cooómo lo llevaaas?- Lydia se me acercó y se dejó caer a mi lado cayendo casi encima de mí.

-Bien, bien. Prácticamente igual que hace unas horas cuando nos vimos en clases. ¿Te pongo lleno otra vez el vaso?-dije acercándole otra lata de cerveza. Ella negó entre risas y me golpeó el brazo cariñosamente.

-Tee… veo deemasiiado bieen, sírvetee tú la cervvveza.-dijo arrastrando las letras mientras reprimía un hipido.- ¿Pasó alllgo? Te  vveo un tanto depree…  

Supongo que las mujeres tienen un doble sentido para ver esas cosas de los estados de ánimo y demás, porque de mis amigos ninguno me había hecho una observación similar. También es posible que ellos sean más lentos para esas cosas que el resto de los mortales.

-Nada, no te preocupes.- dije mientras le daba pequeñas palmaditas en la cabeza.- Solo que me han cambiado a Luis de pareja para el trabajo de filosofía y me ha tocado con Marcos.

-Vaayya, pareces un novvioo despechaado.- dijo riendo entre dientes. Olvidad lo de la intuición femenina- Bueno, estás conn Marcoss, así que nno está taan mal.

Aquello me pilló por sorpresa. ¿Qué no estaba mal? Me había tocado de pareja (obviemos el hecho de que yo forcé el cambio de grupo) con un nerd aburrido. ¿En que universo aquello “no estaba mal”? Lydia continuó hablando.

-Es un buuuen chico… Me pidddió tu número… Suponngo que fue para lo ddel trabajo. 

-No sabía que te llevases tan bien con él.- de alguna manera aquello me molestaba.

-Hemmos hablaado bastante en clase.

-Y… Esto, ¿y que sabes de él?- Lydia me miró extrañada. Mierda, supongo que aquella pregunta denotaba demasiado interés en Marcos.- Es por el trabajo.- aclaré. Ella empezó a jugar con su pelo intentando unir ideas en su embotada mente.

-Pues no mmucho, lo normmal. Algo sobre su antiguo colegggio, donnde vive aquí, esas cosas. Que hacee los finnes de semana…

-¿Los fines de semana?

-Seee, me dijoo que mañanna iba a ir a algooo de…-el esperar a que las ideas saliesen coherentemente de su boca estaba siendo una tortura, ahora entendía lo horroroso que tenía que ser el ser taxista y recoger a jóvenes a las salidas de las discotecas. –Cosmo… Cosmo Poética.

¿CosmoPoética? Aquello me sorprendió. No me imaginaba a nadie de mi colegio yendo a ese tipo de cosas. Aunque pensándolo detenidamente, el era un “nerd-pardillo” especial, y el rollo bohemio le iba bastante. El pensamiento de que me gustaría verlo en ese ambiente empezó a coger fuerza en mí.

-¿Sabes cuándo iba a ir?    

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La noche anterior había intentado convencer a alguien para que me acompañase, pero no debían estar tan borrachos como pensaba porque ninguno decidió apuntarse conmigo. Afortunadamente, a mi hermana también le iba el rollo alternativo, así que cuando me enteré de que iba a ir con su novio me acoplé al plan. Así que me tiré tres horas entre el espejo y el armario pensando en que sería lo más adecuado para llevar. Quién sabe, a lo mejor aquello estaba lleno de chicas atractivas y salía de aquella noche con algún ligue que otro bajo el brazo. 

Y allí estaba yo con mi mejor aspecto, apostado en una columna de la calle del ayuntamiento esperando a que llegasen mi hermana y su novio para ir juntos a CosmoPoética. En cuanto llegaron nos movimos hacia la plaza de la Corredera, lugar donde tendrían lugar los eventos de aquella tarde. Cuando por fin llegamos, tengo que admitir que aquello me sorprendió muy positivamente.

La plaza estaba llena de gente que se arremolinaba desde un escenario a otro atendiendo a los oradores que recitaban apasionadamente poesía. En una esquina, habían colocado unas mesas llenas de libros rodeadas de cómodos sillones donde la gente podía sentarse cómodamente a leer. Las callejuelas que salían de la plaza estaban también abarrotadas. Tras escuchar algunas poesías nos dirigimos hacia la Plaza del Potro, allí, junto a la fuente, se había colocado otro escenario. Filas de sillas estaban situadas frente a él donde la gente escuchaba extasiada como los versos de Machado se mezclaban con el lamento de una guitarra andaluza que acompañaba al recital. Nunca he sido muy amante de la poesía y el arte, pero aquello realmente me gustó. De hecho, me gustó tanto que incluso me olvidé por un momento de cual había sido mi incentivo para ir y no me acordé hasta que estuve sentado en el asiento del copiloto del coche mientras mi hermana conducía a casa. 

Vaya mierda, ¿por qué la casualidad no podía ponerse por una vez en la vida de mi parte? Cuando llegamos a casa, mi ridículo e inexplicable mal humor del viernes había vuelto a mí. Afortunadamente llegamos a eso de las 11:45 de la noche, por lo que me pude ir directo a la cama sin dar muchas explicaciones.

Cuando a la mañana siguiente me desperté y vi los mensajes del móvil, todo mi mal humor de la noche anterior se esfumó sustituyéndose por un agradable nerviosismo (aquello me estaba ocurriendo bastante aquellos días). Junto a 57 mensajes dejados por mis amigos durante la madrugada en el grupo de Whatsapp “Los guapos de letras”, (la explicación del nombre del grupo lo dejaremos para otra ocasión), había tres mensajes de Marcos.

No sé si alguna vez habréis sentido este sentimiento o no y consecuentemente os parecerá la cosa más tonta que habéis oido, pero en aquel momento un debate interno se llevaba a cabo en mi cabeza. Quería abrir el mensaje, de eso no había duda, pero por otro lado estaba la pequeña duda de lo que contendría. Ciertamente es una sensación que he sentido muy pocas veces, generalmente cuando recibes el mensaje de alguien que te gusta y el saber que te ha escrito realmente te alegra más que el propio contenido del mensaje que en ocasiones suele ser un mísero “¿qué mandó el profesor de ciencias?”. Esto me preocupaba. Quiero decir, a mi Marcos no me gustaba, creo que ha quedado bastante claro que no era gay. Fundashi lo podía admitir en la intimidad y con cuatro cervezas de más. ¿Pero gay? Por favor, la simple duda ofende…

Tras cinco minutos gastados en ver el mensaje pendiente, dejar el móvil para volver a mirarlo a los pocos segundos y asustarme por los derroteros que estaban tomando mis pensamientos, decidí abrir el mensaje.

From: Marcos

Ey! Te he vsto esta noche n CosmoPoética.

No sabía q te interesaban esas cosas.

En fin… Nos vems el lunes.    

:-)

Creo que, pensándolo ahora fríamente, leí aquellos tres simples mensajes como cuarenta veces. Curiosamente lo que más me dejó sin aliento y sin saber cómo contestar fue la cara sonriente final. ¿Debía sentirme contento porque me había visto en aquella cosa bohemia de poesía? ¿Debería molestarme porque, claramente, mi papel como abusón superior a este muchacho era prácticamente inexistente? ¿Y por qué demonios aquella cara sonriente y el hecho de que me hubiese escrito me ponía tan feliz? Asco de hormonas revolucionadas.

Dejé el móvil en la mesilla de noche y bajé a desayunar para enfriar un poco mis ideas. Cuando terminé volví a mi cuarto dispuesto a contestar aquellos mensajes.  

To: Marcos

Seee, bueno, de vez n cuanto me gusta ir a ese tipo de cosas. Estuvo guay.  

Sé que aquello era una mentira más grande que una casa (excepto la parte de que había estado guay), pero bueno, no es como si fuera a hacer daño a alguien diciendo que me gustaba la poesía.  

X cierto, aprovechando, deberíamos quedar pra filosofía.

Q tal te viene este lunes y empezamos a dividirns el trabajo??  

Una vez terminé de escribir los mensajes y revisarlos varias veces, dejé el móvil y me puse a tontear por la casa, mi pasatiempo favorito de los domingos por la mañana. Y así pasaron dos horas sin recibir respuesta. Cuando dieron las 13:00 y ya empezaba a impacientarme llegó la respuesta.

From: Marcos

Perdona l tardanza, me acabo d despertar. Me parece perfecto lo de quedar el lunes

Dnde y cndo?  

Tras un breve intercambio de algunos mensajes más acordamos que empezaríamos a trabajar en el proyecto al salir de clase en mi casa, ya que aquel día salíamos a las 12.30 y mi casa quedaba al lado del colegio. Aunque me duela admitirlo, la tarde del domingo la pasé comprobando que mi casa estuviese presentable. Afortunadamente, (creo que aquella fue la única y primera vez que pensé que aquello fuese algo bueno) mi madre regía la casa con mano de hierro, por lo que todo estaba ordenado y limpio. Bueno, todo menos mi cuarto, pero no creo que llegásemos tan lejos aquel día… Me refiero a que no tenía porque enseñarle mi cuarto a mi “enemigo natural” Marcos el nerd alternativo. 

Así que cuando el lunes sonó el timbre señalando el final de las clases, Marcos y yo nos encaminamos juntos a mi casa. Durante el camino un silencio un tanto incomodo nos acompañó haciendo que mi incomprensible nerviosismo aumentara. Cuando por fin divisé mi casa suspiré de alivio. Marcos tan solo se giró levemente hacia mí levantando una ceja.

-Bonita casa. –dijo en cuanto abrí la puerta y entramos dentro.

-Gracias, mi madre es como una “gurú” de la decoración… Creo que le hubiese gustado dedicarse a ser decoradora de interiores.-el afirmó mientras miraba a su alrededor.  

-¿A qué se dedican tus padres?  

-Los dos son cirujanos. –hice una pausa para mirarle, el seguía entretenido observando los cuadros de la pared. El pelo le caía formando bucles oscuros como el carbón. Su pecho podía verse subir y bajar de forma acompasada mientras respiraba. Sus mejillas estaban un poco coloreadas por el calor del día… Eh… –Esto, ¿empezamos con el trabajo?  

Nos pusimos en el salón sentados en el sofá grande y empezamos a decidir como haríamos el trabajo. El tema que nos había tocado era la concepción del mundo por los autores Presocráticos, y aunque a mí no es que me hiciera mucha ilusión, Marcos parecía entusiasmado con el tema y no dejaba de dar ideas que, aunque me cueste reconocerlo, eran bastante buenas. Cuando ya llevábamos una media hora trabajando me empecé a dar cuenta de lo cómoda que me resultaba la situación. Estaba allí sentado al lado de Marcos, casi codo con codo, y aún no había intentado hacer nada para fastidiarle. ¿Acaso no había dejado ya claro que yo debía molestarle? ¿Por qué me comportaba tan afablemente con él? ¿Qué me estaba pasando? Me saqué disimuladamente el chicle que tenía en la boca y lo dejé en mis dedos.  

“Y si… ¿Y si se lo pego?”  

Aquella infantil idea fue cuajándose en lo que debía ser mi parte poco razonable del cerebro. No, no podía hacer aquello, era una chiquillada y yo era prácticamente una persona adulta. Había otras formas de molestarle… En aquel momento mi subconsciente no encontró ninguna otra forma, y mi mano, lentamente, se acercó a la parte de atrás de su cabeza hasta que…  

-¿Qué, qué pasa? –Marcos se giró hacia mí sorprendido porque le hubiese tocado el pelo tan repentinamente. Mi cara estaba como un tomate.  

-Eh.. yo.. 

Marcos se llevó la mano al pelo y en cuanto notó una cosa pringosa y mojada en su cabeza abrió los ojos como platos y me miró con una mueca entre asombro y enfado incipiente.   

-No me lo puedo creer. –Dijo mientras subía cada vez más el tono de voz.-¿Me pegaste un chicle en el pelo? ¡¿Qué tienes, tres años?!  

-Esto… Yo no… Yo. -“¡Ay dios! Soy imbécil!”-Yo.. yo, perdona. De verdad, no sé porque lo he hecho.  

Marcos tiraba de su pelo intentando quitar el chicle haciendo que este se pegase cada vez más. Ahora después de haberle pegado el chicle ya no me parecía tan buena idea como me pareció en su momento. Tenía que intentar solucionarlo, y rápido. Me levanté del sofá y fui corriendo a la cocina.   

-Déjame que te ayude.-dije volviendo al salón con unas tijeras en las manos.  

-Ni se te ocurra acercarte a mí con un instrumento punzante. –Dijo mientras se levantaba del sofá y se alejaba de mí.-Bastante la has liado ya.  

Yo le seguí por el salón y lo arrinconé contra la librería. El cítrico olor a Axe twist que olí la otra vez volvió a entrar de lleno en mi nariz. Realmente me gustaba ese olor.  

-Venga, no seas exagerado, solo es un pequeño mechón, estate quieto y déjame arreglarlo. –Dije mientras alzaba las manos en son de paz. El me miró con desconfianza durante unos segundos pero al final suspiró rindiéndose.  

-De acuerdo, pero como me hagas un estropicio no podré perdonarte… Nunca.  

Tras esto se dio la vuelta dejándome ver la mata de pelo rebozado en chicle. Cogí el mechón entre mis dedos. Qué suave tenía el pelo este chico, y por dios, que bien olía. Acerqué las tijeras y coloqué el pelo afectado entre ellas. Venga, no podía ser tan difícil, solo era cortar ese trozo. Cerré las tijeras con fuerza moviéndolas sin querer por el impulso.  

-Mierda.

 

Notas finales:

Portada

Marcos sale con el pelo corto. En el próximo capítulo subire un dibujo de el con el pelo largo q es como lo tiene ahora mismo. ^^


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