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Herida por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos

Disculpen la demora en actualizar, este fic me da cada dolores de cabeza =) creo que eso es bueno, el fic tiene más capítulos de lo que pensé, pero sinceramente y creo que se darán cuenta, me cuesta lograr en redactar la incertidumbre y desesperación de Milo porque Camus responda, y la verdad siento que cada capítulo tiene menos de eso, por ello el mismo   tardara más tiempo de lo esperado.

Si había algo que todos daban por hecho era aquel rechazo que él le tenía a una simple copa de licor, vino, vodka, sidra o whisky, cualquiera bebida con un porcentaje de Alcohol era para el algo que rechazaba abiertamente, sin importar que estuviera en una fiesta o una celebración, siempre rechazaba las copas con alguna bebida de contenido etílico y solo aceptaba jugo, agua o en su defecto alguna bebida gaseosa. En lo más remoto de su mente estaba la razón a aquello, los recuerdos que siempre llevaba clavado en su memoria, y no era por menos, ese recuerdo había sido la razón por la que él desde los siete años dejo de expresar alguna emoción de manera abiertamente, una promesa que no pudo cumplir.


Tres años tenía cuando se juró volver a su país natal, a su hogar, se juró convertirse en santo dorado para proteger a quien el más amaba de quien, paradójicamente, él tenía un fuerte lazo de sangre y al mismo tiempo odiaba. Se convertiría en santo dorado por una razón, una promesa que no llego a cumplir, que a sus tres años supo comprender que era su deber y a los siete años ya era tarde para hacerla valer. Porque cuando era niño, teniendo tres años no era nadie, era solo un niño que veía ante sus ojos algo que quería cambiar, pero no podía hacerlo, a los siete años ya era alguien, un santo dorado de Athena, por palabras del patriarca del santuario y su propio maestro ya era hombre, tenía autoridad y poder para defender a quienes amaba, pero no le sirvió de nada ganar aquello.


A los tres años su familia podía ser catalogada como cualquier otra,  su madre era ama de casa pero tenía un gran talento en la costura y en el dibujo, ella misma era quien solía hacerle la ropa con su pequeña máquina de coser y un poco de tela e hilo, podía hacer maravillas. Su padre trabajaba en un hotel en la gran capital parisina como gerente, algunas veces autodenominado buzón de quejas.


A sus tres años veía el mundo con una sonrisa de día y de noche con terror, durante las noches su madre Camille se encerraba en su cuarto con él, siempre le contaba un cuento o dos hasta que se quedaba durmiendo con su osito de peluche en brazos,  y luego un sonido estrepitoso irrumpía. Su padre Albert entraba cuan demonio a la casa, con un terrible olor a Alcohol saliendo de su boca y un cigarrillo en su mano, golpeaba todo a su andar llamando a su mujer, pero esta no respondía, abrazaba con fervor a su hijo y esperaba que los golpes a la puerta se detuvieran, se detenían esa noche pero a la mañana siguiente, cuando se levantaba para prepararle el desayuno a su pequeño los golpes regresaban, esta vez no contra una puerta de madera de roble, sino contra la piel de la mujer de largos cabellos turquesa. 


Camus le abrazaba siempre, no queriendo soltarla, soltaba a su viejo y gastado osito de peluche para abrazar a su madre y tranquilizarla, lo único que podía a hacer.  Cuando su padre no estaba en aquel estado conque entraba en las madrugabas era un hombre totalmente distinto, sonreía ante todo, le dedicaba abrazos y besos a su único hijo, le compraba juguetes, lo llevaba al parque, siempre le decía que el debía ser un hombre bueno, de bien, jamás debiera beber y mucho menos tomar un cigarro en sus manos, eso sería su peor decisión. Durante las noches el lloraba abrazado a su madre, esperando que su padre se durmiera, esperando que se fuera y no volviera nunca más a lastimar a su mamá.


 En una ocasión el despertó de mañana, no escucho ningún sonido, pensó que su mamá estaba preparándole la mamadera y fue a buscar en la cocina. Fue sonriendo con su osito de la mano y ante sus ojos vio los golpes comenzar, intento detenerlo, pidió llorando a su papá que la dejara de lastimar, su peor error fue interferir, cuando su madre estaba en el piso el siguiente en la línea de fuego fue ni más ni menos que el, sintió un mano fuerte comenzar a golpearlo, el no pudo hacer nada. Los gritos de su madre no apaciguaron su dolor, mucho menos hicieron que durara menos, ella pidiendo que lo soltara, pero solo consiguió que la dureza de los golpes se intensificaran.


Cuando estaba jugando en su cuarto y la luz del sol apenas entraba por su pequeña ventana un hombre se apareció frente el, le agacho hasta ponerse a su altura y lo abrazo. Camus no supo porque, aquel hombre le trasmitía confianza y calor, comenzó a llorar. El hombre lo miro sonriente, tenía largos cabellos de color verte, no le veía cejas y en la frente dos puntos de que no sabía el color.


-¿Te llamas Camus?- pregunto, recibiendo su carita asintiendo, lo tomo entre sus brazos y salió de la habitación- debemos irnos.


-¿Mi mamá?- pregunto mirando por la ventana.


-Ella debe quedarse, tú tienes un destino marcado ¿Eres de Acuario verdad?


-Sí.


-¿y a tus tres años ya sabes leer y escribir muy bien? A pesar que nadie te ha enseñado.


-¿Cómo lo sabe?- pregunto.


-Cuando miras al cielo ¿puedes reconocer la constelación de Acuario?


-Es la única que veo- señalo hacia el cielo, ya era de noche y podía verla claramente- allá esta.


-¿Te hace mal el calor? No puedes estar fuera de casa sino es cuando allá frio.


-Si- asintió mirando a la ventana.


-Tú eres la reencarnación de un hombre muy fuerte, sabio y leal, tu destino es convertirte en caballero dorado.


-¿Caballero dorado?


-Sé que ahora no lo comprenderás, pero con el tiempo lo harás, debemos irnos, tu destino ya ha sido escrito.


-¿Puedo despedirme de mi mamá?- pregunto, mirando tristemente pero en su corazón comprendía todo, comprendía que debía irse para ser eso que aquel hombre le menciono, ser un caballero dorado y así poder proteger a su madre en su regreso.  En un parpadeo ya estaba dentro de su casa, en un cuarto, el de sus padres, y viendo a su madre dormir, el hombre lo bajo, él se acercó a su progenitora y la miro.


Su madre estaba durmiendo en aquella cama amplia, estaba dormida, pero en una posicion como si abrazara a algo o a alguien, no comprendía como su, madre pudo estar así, abrazando a la nada, y luego lo comprendió, el hombre detrás de él fue quien lo hizo.  Busco entre sus juguetes en el suelo su oso de peluche y lo dejo entre los brazos, lo prometió volver cuando fuera un caballero para protegerla, ese era su destino y a sus tres años comprendía que debía aceptarlo.


Entreno sin descanso en Siberia, le gustaba ese lugar, podía estar fuera de la cabaña todo el día, le gustaba sentir el frio, la nieve en sus manos, el agua helada de los ríos, era su lugar ideal. Las palabras de su maestro para que él se fortaleciera no eran nada para él, él siempre se esforzaría para cumplir su promesa, sin importar cuan duro fuera el entrenamiento o cuando odio comenzara a acumular contra su maestro por llamarlo “Inútil Francés” “Mocoso del demonio” “Mugroso galo” “Por mi te dejaría morir en la nieve, no sirves ni como basura” esas palabras no eran nada para él, no le importaba realmente, el cumpliría su promesa.


Cuatro años el entreno sin descanso, cuatro años soñó en cumplir esa promesa que el había hecho, convertirse en caballero para proteger a quien tanto amaba, pero cuatro años era mucho tiempo, demasiado tarde. Cuando al fin porto la armadura dorada espero a la noche en el santuario, espero que todos durmieran para salir corriendo templos abajo, no pudo evitar pasar por escorpio, su guardián intentó detenerlo de su empresa, él no lo escucho y su camino siguió, juntos bajaron anta Aries, donde el guardián de la primera casa también lo intento detener, de irse del santuario sin mera autorización del patriarca estaría en problemas, eso no le importo, estaba decidido a cumplir su promesa, Escorpio y Aries se miraron, no podían persuadir a su compañero, optaron por acompañarlo, ignorando que el mundo cambiaria en su viaje, solo serían pocos minutos, pocos, en donde todo en el mundo de los tres cambiaria, el santuario se daría vuelta y ellos esa noche desaparecerían por un par de minutos.


Francia no había cambiado nada en su mirar, cuatro años pareciera ser poco tiempo, los tres niños con ropa informal caminaban lentamente por las calles, guiados solo por su compañero que parecía conocer la ciudad como la palma de su mano. Las casas habían sido pintadas, había faroles nuevos, cestos de basura,  ya era de noche, una estrella fugaz surco el cielo, como lagrima advirtiendo que aquella empresa estaba perdida desde un principio. Frente a una casa de color blanco, con rejas en punta como si fueran lanzas, el apellido de su familia escrito con letras elegantes en el buzón, la casa estaba igual como la recordaba, y las rejas de seguridad era eso lo separaba de su promesa, se paró en seco, miro con una sonrisa, esperando ver a su familia, su corazón se partió al ver la ventana, ver la luz del comedor, miro y las lagrima no tardaron en demostrar su corazón roto.


Un hombre, su padre, sonreía abiertamente mientras estaba cenando,  el  sentado en el punta, justo mirando a la ventana, riendo, feliz, y una mujer que no era su madre ocupaba la silla de la derecha, el lugar de su madre, un niño estaba sentado en una sillita alta, tendría dos años cuanto mucho, tomaba una mamadera sin dar vista a sus padres y a su lado otro niño, mucho más grande, comiendo sonriendo, riendo, alegre.


Corrió, seguido de sus compañeros, no quería ver eso, no quería llorar por su corazón roto, sintió que lo remplazaron pero ¿y su madre? ¿Dónde estaba? El había vuelto por ella, tuvo una mínima esperanza, cumpliría su promesa. Pregunto a los vecinos sobre su madre, no iba a preguntarle a su padre, él ya lo había reemplazado y no quería recibir un nuevo rechazo. Las respuestas fueron las mismas, casa por casa, llego cuatro años tarde.


A partir de ese día se juró no llorar por nadie, nadie merecía sus lágrimas, se juró ser leal a la diosa Athena y a sus amigos, su pasado sería un mero recuerdo en su memoria,  la memoria de su madre su principal fuente de lucha. No le hablo a nadie sobre eso, ni siquiera a Milo, su gran amigo desde un primer momento. Con los años ese sería su gran secreto, que ni sus propios discípulos sabrían, un secreto guardado en lo más profundo de su corazón.


*******************************************************************************


Milo estaba bañando con una esponja el inerte cuerpo de Camus, las semanas en aquel hospital ya ni las contaba, quizás un mes ya había pasado y él no se había percatado de ello. Era muy cuidadoso en ese aspecto, Camus no podía despertar y sentirse sucio, un palpito le decía todos los días que Camus podría despertar y debería estar limpio, así que se tomaba su tiempo para bañarlo cuidadosamente.


Una de las cosas que agradecía era que la habitación era individual, Camus no estaba atado a maquinas ni nada por el estilo, solo dormía apaciblemente en aquella cama de caños de acero. Milo era muy meticuloso en aquel aspecto de bañar a su amado copero, pero también tenía sus puntos flacos. En ocasiones, muy pocas, cuando lo bañaba, no podía evitar comenzar a besarlo, quizás así despertaría, con el beso de su príncipe amado, quizás no, pero degustaba con dulces besos la piel del galo, el cual no daba signos de despertar pronto.


-¿Te acuerdas cuando nos bañamos e hicimos el amor?- le pregunto al oído mientras pasaba la esponja suavemente por el pecho del francés- a te gustaba que te pasara la esponja por tu espalda… ¿recuerdas? Y llegaba a tus glúteos…los tomaba con ambas manos ¿Recuerdas que pasa luego?- hablaba siempre, sentía que el de Acuario si lo escuchaba cuando le hablaba con ternura y le ayudaba a mantener un sueño muy placentero, aunque al parecer el de cabellos turquesa siempre mantendría los ojos cerrados-Sabes amor, quiero volver a escucharte llamarme maldito alacrán, bicho rastrero, sé que estás ahí, por favor, si me escuchar, despiértate, quiero besarte, quiero que veamos juntos el amanecer como antes, quiero sentarme a ver una película contigo, hacerte el amor, llevarte a parís…


Aunque la frase ir a parís para Milo tenía doble sentido, si bien quería llevar a Camus a su ciudad natal algún día para tomar vacaciones, aunque a pesar ello Camus odiaba su país por alguna razón ajena a su pensamiento, lo que en realidad el quería era formar una familia con su amado santo de Acuario.


La idea había surgido una noche en que ambos, después de tanto placer desatado no podían dormir, algo los mantuvo en velo, por lo que mientras Camus le practicaba sexo oral para continuar con una sesión de sexo desenfrenado, decidió lanzar esa pregunta, sin rodeos, la idea de tener un hijo, de criar a un niño entre los dos. Camus se detuvo y lo miro, se sobo el vientre y se culpó por no poder darle el un hijo, Milo lo detuvo al ver su rostro, lo beso dulcemente y lo abrazo, ya no necesitaba más que sentirse uno junto al otro. A la mañana siguiente mientras desayunaban planteo de nuevo la idea, Camus miro confundido, el no podía darle un hijo que tanto ansiaba Milo, pero el de escorpio sonrió, aseguro que luego verían como tendrían a ese bebé, amazonas en el santuario dispuestas ayudarlos podrían encontrar, las propias jóvenes que Milo siempre ayudaba en sus noches de borrachera también eran una muy buena opción, incluso pensó en adoptar, tantos niños sin padres regados por el mundo, esperando una familia en la cual encajar.


La idea fue bien recibida en aquel entonces, no comentaron nada a nadie para que aquella esperanza se mantuviera latente y solamente entre ambos, nadie sabía de sus planes, ni Aioria como el mejor amigo de Milo, ni Afrodita, quien se había convertido en amigo y confidente de Camus, los únicos dos que sabían de ese deseo latente eran el santo de acuario y el de escorpio.


Pero el destino había sido cruel, la misma tarde en que Milo decidió comenzar a llevar el plan de buscar una madre a su hijo ente las amazonas hubo una terrible tormenta, Milo lo vio como una negativa de los dioses, decidió entonces mejor buscar en otro lado, desgraciadamente Milo jamás pidió teléfono ni quiso contactar a las muchachas que el amablemente llevaba a su casa las noches que el pasaba a los bares, por lo que esa idea quedaría descartada, quedando como ultima el adoptar. La noche en que le iba a hablar sobre eso con Camus la planeo al pie de la letra, una mesa elegantemente puesta, pidió comida de un restaurante muy lujoso y la haría pasar como que él la había preparado, un buen vino había comprado, esa misma tarde Camus seria llamado para cumplir una misión de alto riesgo y aunque el clima le dio mala espina, que le replico una y otra vez al de acuario que no se moviera del santuario, la respuesta fue absoluta, Camus se fue y volvería dos semanas después.


-Amor, despierta, tenemos que hablar de eso- le susurro peinando sus cabellos- por favor.


Afrodita y DeathMask entraron a la habitación, el primero traía un ramo de rosas azules y el según un oso de peluche con la frase recupérate pronto, que el propio santo de piscis lo obligo a llevar. Las rosas azules, según Afrodita, eran una de las variedades de rosas que el creaba con su cosmos, el aroma que estas emanaban era un calmante natural para el cuerpo sin efectos secundarios de por medio. Desde el día que Camus regreso de su misión Afrodita siempre ponía rosas azules cerca de él, el dulce aroma de las rosas hacia buen trabajo relajando al santo de acuario en momentos de crisis y así también como aceleraba su recuperación, aunque no podían hacer nada para que despertara.


-¿No despierta aun?- pregunto el de cabellos celestes mirando tristemente.


-No- exclamo continuando peinándolo.


-Tengo una idea, pero no te va a gustar Milo- exclamo serio DeathMask- ¿si hacemos que Shaka se meta en su mente para despertarlo desde allí?


-DeathMask es preferible que despierte tranquilamente de su sueño que nos entrometamos en el para perturbarle, despertara en primera instancia molesto por invadir lo que es absolutamente de su privacidad, y en segunda podríamos ocasionar que no despierte.


-Solo di una idea ¿Alguna mejor?


Milo no escucho, solo se dedicó a seguir peinando los largos cabellos turquesa  y acomodando al guardián de acuario en la cama. Le dio un beso en la frente y uno en la mejilla, paso sus dedos por la comisura de los labios del francés antes de rosar sus labios y besarlo dulcemente. DeathMask y Afrodita se miraron, miraron a Milo como parecía estar hechizado y a la vez destrozado, se abrazaron, siendo el italiano quien cobijo entre sus brazos al sueco, no imaginándose que haría si les pasara lo mismo que a sus compañeros.


-Tienes que despertar, Camus.


-Milo, no despertara- le interrumpió el de cáncer-no va a despertar porque tú quieras que lo haga, el despertara cuando deba hacerlo.


-¿Crees que no lo sé?- exclamo indignado mirando al par- por mucho que le pida que despierte, no puedo hacer nada.


-Lo sabemos Milo- Afrodita se acercó lentamente y le tomo el hombro-pero…a este paso, tendrás que afrontar que, se tendrá que ir.


-Cállate- exclamo levantándose enfurecido al escuchar las palabras del de piscis y lo agarró del cuello de su camisa- cállate, cállate, no hables así de Camus, él es fuerte.


-Sin importar cuan fuerte sea Milo, fue el que recibió más daño, según Saga, el ataque a él fue directo, y no pudo detenerlo, por el propio Saga él tuvo que soportar la explosión de galaxias y excalibur contra sí mismo, y tu bien sabes que la explosión de galaxias de saga junto a la extensión de luz estelar de Mu son ataques altamente destructivos, Camus recibió de manera directa, como si Saga lo atacara, la explosión de galaxias, que siga vivo es un milagro.


-Yo creo en los milagros, creo en la esperanza, ustedes han visto lo que han logrado los caballeros de bronce sin ayuda de nadie, creyendo en Athena y en vencer a pesar de las adversidades- justifico seguro de sus palabras, mientras las lágrimas comenzaron a brotar- yo sé que Camus es fuerte, yo sé que Camus despertara.


-Milo, no te llenes de falsas esperanzas- separo DeathMask A Milo De Afrodita- no es como en las guerras anteriores, Camus esta vez no tiene como sobrevivir, lo golpeo de lleno la explosión de galaxias, solo Ikki ha sobrevivido a esta, nadie más.


-Se equivocan, todos se equivocan, Camus despertara, va  a hacerlo.


-Milo, tienes que dejarlo ir.


-Jamás, yo lo sé, yo sé que Camus va a despertar, muy pronto.


Los dos santos dorados se fueron de la habitación resignados, no había más nada que decir, más nada que ver, lo dicho había sido dicho, y Milo no se resignaría a los hechos. Los hechos hablaban por si solos, Milo no daría su brazo a torcer, no perdería las esperanzas ante lo inevitable, cosa que muchos ya la habían perdido, siendo los propios compañeros de la misión de Camus, Saga y Shura quienes fueron los primeros en dar por hecho que el de acuario se llevó la peor parte.


La historia había sido contada en dos partes, Saga fue el primero en comentar lo que recordaba de aquella misión, su enemigo fue muy poderoso y mucho peor fue el lugar donde tuvieron que dispuesta la batalla. Saga comento que fue en una caverna subterránea, en algún lugar entre indonesia, el lugar tenía cierto atractivo turístico porque habían visto gente con equipos para escalar bajando por la caverna, pero solo podían hacerlo hasta ciertos puntos debido a los peligros en ella.  Todo el trayecto lo hicieron en bote, primero, luego tuvieron que comenzar a caminar por lo que parecían pasadizos, adentrándose al punto en que el agua comenzaba a cubrirlos hasta las rodillas. Los tres avanzaron lentamente hasta que encontraron con el enemigo, pero estaba oscuro y no pudieron verlo, la batalla comenzó en un parpadeo pero al primer ataque supieron del poder de su enemigo, los tres atacaron al mismo tiempo con sus mejores técnicas, la poderosa ejecución de aurora, la terrible explosión de galaxias y la gran excalibur, pero tan pronto cuando sus cosmos lanzaron el ataque estos fueron devueltos, a cada uno. Saga sintió el filo de la espada dela justicia y el frio que le congelaba hasta los huesos, pero eso era insignificante para él, Shura sintió el frio que congelo su armadura y la explosión que por poco terminaba con él y Camus tuvo que afrontar ser golpeado por la terrible explosión de galaxias y el filo de excalibur. El tiempo de la batalla Saga no lo conto, solo recordaba que entre tener que soportar una y otra vez recibir el ataque de sus camaradas y lograr salvarse, finalmente lograron abrir un hueco en la caverna y Camus con su ataúd de cristal, ayudado por  el agua que inundaba el recinto lograron sellar a su enemigo, pero tan pronto como lo hicieron la cueva se les vino abajo, fue entonces que Mu llego a buscarlos.


Shura recordaba exactamente lo mismo, y que fue por la ejecución de Aurora de Camus que el aún estaba vivo, pues al chocar con el terrible poder de la explosión de galaxias, el terrible ataque del santo de géminis mermo su poder y lo mismo había pasado con Saga, al chocar el aire frio contra la excalibur ambos ataques mermaron su poder, evitando así ser dañados, por la naturaleza de ambas técnicas, una destructiva y la otra cuyo objeto era alentar el movimiento atómico. Pero con Camus no fue así, tanto excalibur como la explosión de galaxias eran poderosos, y estaban diseñados para desintegrar cada átomo del oponente, Camus se había defendido con un ataúd de cristal formando una barrera, pero el tiempo fue poco, el golpe fue de lleno,  no entendieron como soporto toda la batalla, mucho menos cuando al fin logro sellar al peligro, peor al verlo caer como piedra contra el agua, tuvieron el presentimiento que no volverían a ver.


A pesar de respirar las posibilidades de que recuperara la conciencia eran pocas, Shaka lo había advertido, los golpes que recibió fueron devastadores, que siguiera con vida era un milagro, gracia de Athena podría llamarse. Mu admitió que cuando llego a llevárselos no encontró un panorama alentador, un gran bloque de hielo que estaba tapando una entrada, agua congelada, Camus con la mitad de su cuerpo sumergido en hielo, toda la cueva se había teñido de blanco y había un hilillo de sangre en el agua, guiando al cuerpo del acuariano, Saha y Shura en el suelo estaban, pero a vista del de Aries el mas damnificado fue Camus, y haciendo uso de todo su poder los trasporto al santuario, lo que le resulto terriblemente cansador.


Milo se dijo así mismo que las esperanzas nunca se debían de dejar de lado, sabía que si Camus resistió guerreras, podría resistir batallas sin importar cuanta sangre perdiera y el simple hecho que aun viviera era suficiente motivo para el para no abandonar las esperanzas y no era el único, Hyoga y los caballeros de bronce, junto a Isaac de Kraken aseguraban que la esperanza no debía perderse, sin importar los diagnósticos negativos. 


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En ese mismo instante, en una habitación en Francia, un oso de peluche apenas estaba siendo alumbrado por la luz del sol del atardecer. La cama estaba sacudida, como si recién se hubiera pasado el plumero para evitar que el polvo se acumulara. En la mesa de luz una fotografía apenas se notaba, en ella una mujer abrazando a su hijo, un pequeño de cabellos turquesa y sonrisa traviesa. El oso llevaba esperando a su dueño, no un día, no dos, no una semana, no meses, sino varios años, pero a pesar del tiempo allí esperaba.


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La luna llena entraba por la ventana cuando Milo despertó, fue a lavarse la cara al baño de la habitación. Se miró al espejo fijamente, no les iba a dar la razón, él sabía que Camus despertaría, no lo iba a hacer pronto pero algún día, el abriría los ojos, se mojó el cabello antes de salir, necesitaba quitarse para de su estrés de un modo u otro.  Salió del cuarto y volvió a recostarse sobre la silla, para intentar volver a dormir, esperaba que cuando el abriera los ojos poder ver los de Camus abiertos.


-Mamá- exclamo una voz débil, que pudo reconocer, aturdido se levantó y lo vio, Camus aún estaba con los ojos cerrados, como si estuviera sumido en un sueño profundo.


-Camus- exclamo sonriendo esperanzado tomándole la mano- Camus, amor, soy yo…despierta…aquí estoy.


-Mamá- volvió a exclamar y luego no volvió a articular palabra, quedando nuevamente dormido, muy profundamente.


A la mañana siguiente Milo fue a la cafetería del hospital, la mayoría estaba desayunando esperando nuevas noticias, Shura iba a ser dado de alta esa misma tarde y aun querían saber los resultados de unos estudios por resonancia magnética que le habían practicado a Camus. Milo se apareció, con los ojos abiertos, como si un fantasma se hubiera topado con él.


-Hablo- exclamo sonriendo, lo que a todos les sorprendió- hablo anoche…se volvió a dormir…hablo.


-¿Y qué dijo?- pregunto Mu sonriendo, le dio la razón a los muchachos de bronce, la esperanza siempre debe estar latente.


-Mamá, creo que llama a su madre- dijo ahora bajando la mirada.


-Pero, Camus no tiene familia- replico Afrodita- el mismo lo dijo en el santuario, casualmente el día siguiente de que paso lo Saga que asesino al patriarca y casi asesina a Athena, Camus nos dijo a todos que familia no tiene.


-No estoy del todo seguro- exclamo Mu mirando no muy seguro- esa misma noche, con Camus y Milo nos escapamos del santuario, Camus estaba deseoso de ir a Francia, pero al llegar no encontró lo que buscaba, hablo con gente, yo no entendí que decían, pero por su rostro algo que esperaba encontrar ya no lo encontraría,  volvimos al santuario y no hemos hablado nunca de ello, hasta hoy.


-Quizás sea una suposición, errada o no, pero creo que Camus quiere ver a su madre, quizás ella podría despertarlo- exclamo Shaka con seriedad- pero viéndolo de ese punto de vista, es imposible que despierte, nadie sabe nada de su familia y por lo que Mu ha dicho, es posible que ella ni siquiera este viva.


Una nueva esperanza se surco en los ojos de Milo, salió corriendo como alma que persigue el demonio y busco hojas de papel, escribiría a cada diario de Francia, buscando a la madre de su querido francés, datos le sobraba, con solo poner el nombre de Camus, su color de cabello y fecha de nacimiento bastaba, algún que otro dato también era prudencial, como en qué hospital nació, cosa que Camus una vez le comento, y donde habían ido a buscar aquella primera vez hacia trece años, en barrio de parís. Esperaba que las suposiciones de sus camaradas fueran eso, simples suposiciones, que aquella dama que podría despertar a su copero siguiera con vida y así, al fin, el podio hacer algo, al fin podía ayudar a Camus a pesar del tormentoso mes que paso desde su regreso al santuario tras la misión que lo dejo en aquel estado.


Continuara 

Notas finales:

 

Espero les allá gustado el cap, lo escribí más rápido que de costumbre y lo edite unas mil veces antes de subir, pero no sé si los errores de ortografía fueron corregidos todos, disculpen si encuentran uno.

Aclaraciones finales del cap, por si eso no se entendio:

*Camus odia las bebidas alcoholicas porque su padre era bebedor y al regresar a casa golpeaba a su madre, Camus no quiere ser como su padre.

*Camus se hace santo dorado para proteger a su madre, ya que como niño no podia hacerlo y comprendiendo que solo asi podria protegerla, su plan entonces seria que cuando fuera dorado se la llevaria con el a donde el tuviera que estar, pero alejandola de su padre.

*Cuando su padre estaba sobrio, Camus lo recuerda como un hombre bueno.

*Cuando Camus regresa a casa ve en la ventana que su padre a formado a otra familia, remplazandolo a el y a su madre, esto le parte el corazon porque esperaba encontrar a alguien que lo extrañara.

*Los vecinos le dicen que llego 4 años tarde, dando a entender que el mismo dia que el se fue, algo paso con su madre tambien.

*

Gracias por sus reviews, me animan a escribir y a escribir y a seguir escribiendo. El fic tardara más de lo esperado pero creo que va por buen camino.

La votación para el siguiente fic está empatada:

Amnesia: votaron J Aioria y Gillian

En un día cualquiera y sin ninguna razón aparente Aioros le regala a su hermano una flamante bicicleta, al principio Aioria no quería andar en ella pero en su curiosidad decirle darle una oportunidad. Aioros solo lo deja andar en la quinta casa, ya que no quiere que nada le pase lejos del santuario por la situación económica actual, pero en un descuido Aioria cae por las escaleras y se golpea la cabeza. Solo recuerda que Aioros es su hermano y no sabe quiénes son los demás, algunos querrán aprovechar la situación ya que Aioria cree todo lo que le dicen.

Cuidando de Un bebe: Votaron Aurora y mixi love 2

Regulus es un bebé de 11 meses, hijo de Aioria y Marin, Sus padres se van a una misión donde tardaran buen tiempo y dejan a cuidado de los caballeros dorados al pequeño, pero dará muchos problemas y los caballeros dorados solo se preguntan una cosa ¿Cuánto más van a tardar Aioria y Marin en su misión?

*Cambie la edad porque a los 8 meses recién los bebés aprenden a gatear y lo hacen despacio, según páginas donde leí y ya pasando del año caminan, Regulus es terrible y  gatea muy rápido, por eso le cambie la edad.

Pueden seguir votando por cual fic les gusta, sino tendre que subir los dos  XD.

Un abrazo y nos leemos pronto.


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