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Parecía natural por golddie

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Daehyun sabía que había actuado mal. Besar a Youngjae había sido un completo error, pero no podía seguir reprimiendo sus sentimientos de la forma en que lo había estado haciendo. En primer lugar odiaba que Youngjae no se valorara en su todo y odiaba que no pudiera verlo de la manera en que él lo hacía.

Youngjae era hermoso. Su cabeza era tan pequeña, sus ojos eran preciosos: tenían una forma almendrada y su color, a pesar de que el color café era común, Daehyun se encontraba admirando la intensidad con la que lo miraban en toda situación. Ese brillo natural le hacía sentirse extraño. La nariz de su amigo era tan pequeña y sus labios tan rosados; su cuerpo no tenía nada de especial pero para Daehyun tenía mejor figura que cualquiera de las chicas que veía en las calles, a pesar de ser un chico.

Eunji se lo había dicho. Le había dicho que no era bueno tratar de olvidarlo usándola a ella, pero la muchacha tenía un corazón de oro y su amor por Daehyun le hizo aceptar aquel trato: donde ella intentaría enamorarlo y hacer olvidar sus sentimientos por su amigo.

Daehyun había perdido una gran amiga por su egoísmo.

Y ahora que ya nada lo ataba a otra persona, Daehyun no se había podido controlar. Youngjae estaba ahí y él había estado ahí y, bueno.

Varios días habían pasado desde eso. Youngjae tendría su examen mañana y Daehyun quería desearle éxito, porque seguro que el muchacho lo estaba esperando. Vamos, que a pesar de lo que había pasado entre ellos seguían siendo mejores amigos.

Daehyun tomó su celular y buscó a Youngjae en su directorio y sin darle muchas vueltas, presionó el icono de llamada, esperando que la línea fuera contestada.

Y cuando eso sucedió, intentó que sus nervios no lo invadieran.

“¿Daehyun?”, respondió Youngjae, con voz neutra, “hola, ¿cómo estás?”, le preguntó, y sería como si nada hubiese sucedido, si el tono en que hablaba no fuese calmado.

“Bien, bien…”, contestó, regulando su respiración. “Te llamaba para desearte éxito mañana, Youngjae.”

De la otra línea un pequeño suspiro fue emitido.

Daehyun, ¿podemos hablar?, dijo luego, “no fue mi intención reaccionar así…”, aseguró.

Fue turno de Daehyun de suspirar.

“De acuerdo, pero no ahora”, respondió el mayor, “veámonos mañana después del examen.”

De acuerdo”, contestó Youngjae de la otra línea, “de acuerdo, nos vemos”, musitó, pero antes de que Daehyun pudiera cortar, Youngjae le llamó por su nombre, por lo que volvió a poner su celular cerca de su oído. “Gracias, y- suerte también”, fue lo último que escuchó antes de que la línea se cortara.

A pesar de todo, Daehyun sonrió ampliamente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dicho y hecho, Youngjae  ya no evitaba a Daehyun en la oficina. Varias semanas habían pasado desde ese día y las cosas comenzaban a mejorar: ahora ambos hombres podían hablar, sobre temas de trabajo, sobre cómo estuvo tu fin de semana, y Himchan seguía preguntándole a Daehyun.

Seguía preguntándole cuando iba a hablarle sobre eso a Youngjae. Y Daehyun no tenía idea, pero prefería solo tratar con el menor como un colega por ahora, y cuando se estabilizara la relación, podrían hablar más profundamente.

Daehyun había adoptado la costumbre de beber un café en la cafetería que estaba cerca del edificio de la oficina, los días lunes. Ese día había llegado más temprano, así que dejó sus cosas en su usual cubículo y volvió a bajar para ir a la cafetería, pidiendo su latte para llevar. De camino de regreso vio el auto de Youngjae estacionarse en su lugar usual, y decidió esperarlo para entrar juntos, por lo que se recargó en uno de los gruesos muros del edificio, bebiendo su café mientras esperaba que el hombre entrara en su campo de vista.

Y, cuando sucedió, Daehyun no ignoró la extrañada expresión que puso el menor en sus facciones.

Sin embargo, actuó como que no lo hubiera notado.

“Buenos días”, le saludó con una sonrisa.

Youngjae hizo una pequeña reverencia.

“Buenos días”, saludó de vuelta, “¿por qué no estas adentro?”, inquirió, con un tono diferente al usual y sosteniendo su acostumbrado bolso más cerca de su cuerpo nerviosamente.

Daehyun notó eso.

“Uhm, fui a comprar café y te vi así que te esperé…”, explicó, inseguro de por qué lo hacía realmente: no entendía por qué a Youngjae podía llegar a incomodarle el que hubiera actuado de esa forma, “¿está bien?”, preguntó luego.

Solo en ese momento el menor pareció darse cuenta de que estaba actuando extraño.

“S-sí, sí”, soltó atropelladamente, “solo me tomaste por sorpresa…”, comentó poniendo una sonrisa nerviosa.

Daehyun sospechó, pero no quiso darle importancia.

Ambos entraron cuando las puertas se abrieron al ser detectados por el censor, dando un par de pasos hasta pasar por la recepción. Daehyun siguió caminando, queriendo llegar hasta al elevador, pero se detuvo al notar que el otro no lo estaba siguiendo como él pensó que estaría, sino que se había detenido en la recepción.

Daehyun no era de las personas más perceptivas del mundo. A veces podía pasar algo, como que dos personas se trataran mal en frente de él, y él no iba a notarlo hasta después de un rato. Era algo denso para esas cosas y él culpaba esa cualidad en su totalidad al hecho de ser hombre.

Sin embargo.

Youngjae le estaba sonriendo al hombre que estaba tras el mostrador, y éste le sonreía de vuelta. Youngjae miraba hacia abajo y el otro asentía, sin perder detalle en el rostro del hombre en frente de él.

Algo estaba raro. Y al darse cuenta de eso, Daehyun se acercó a la mesa de recepción.

“Y, dime, ¿cómo estuvo tu fin de semana?”, escuchó decir al hombre cuyo nombre desconocía.

Ahora que Daehyun lo pensaba, nunca le había prestado mucha atención a aquel guardia. Era alto y de figura atlética, como cualquier guardia debería ser para imponer algo de respeto. Tenía el cabello rubio y usaba una gorra, y su sonrisa hacía que sus ojos desaparecieran, haciéndolo ver muy carismático.

“Oh, ya sabes”, musitó Youngjae, “tranquilo, vi una película muy buena en este canal…”, soltó con una sonrisa que pintó sus mejillas de rosa.

“¿Ah, sí?, ¿de qué trataba?”, continuó el hombre, observando con detalle el rostro de Youngjae en frente de él.

De acuerdo, era el momento de irrumpir en la burbuja.

Daehyun caminó hasta que estuvo cerca de la recepción, y justo cuando Youngjae estaba por comenzar a contar la historia de su película, le llamó:

“Youngjae”, con voz fuerte.

El aludido pareció a penas darse cuenta que Daehyun estaba ahí con él, por lo que lo observó e hizo una expresión extraña, para luego caer en lo que estaba haciendo.

“Oh, Daehyun”, musitó, girándose hasta el guardia que le miraba con curiosidad, “él es Im Jaebum, el guardia de nuestro edificio”, le presentó al otro, sin borrar su sonrisa.

Daehyun alzó la mano para que el otro la estrechara.

“Jung Daehyun”, se presentó, “es un gusto conocer a parte del personal”, dijo con voz calmada, pero queriendo dar un mensaje distinto.

Mensaje que Jaebum pareció comprender, pues hizo un gesto con el borde de sus labios, sin embargo, alzó su mano y la estrechó con Daehyun, haciendo un pequeño vaivén de arriba hacia abajo.

“Un gusto conocer a los compañeros de Youngjae”, comentó el otro con una sonrisa, volviéndose hacia Youngjae para agregar: “¿Por qué no me hablaste de él, Younggie?”

Daehyun abrió los ojos sorprendido. Youngjae se sonrojó por el apodo (no era la primera vez que Jaebum le llamaba de esa forma, pero sí era la primera vez que se lo decía en presencia de alguien más) y Jaebum sonrió de lado.

Como si hubiese ganado.

“Uhm, bueno, no tiene importancia”, soltó luego, intentando apaciguar el ambiente, “¿te veré después de tu jornada?”, le preguntó a Youngjae, quien intentaba recordar cómo se hablaba.

Fue una infortuna que fuera Daehyun el que lo recordara antes que él.

“Es increíble que no te haya hablado de mí”, musitó, volviendo a cruzar miradas con Jaebum, “no todos los días conoces a un ex-novio de Yoo Youngjae”, dijo, pasando un brazo por el hombro del aludido.

Jaebum borró su sonrisa.

A Daehyun le iban a robar su auto por no estar de amigos con el guardia, pero no podía permitir que le pasaran por encima.

Tenía que marcar su territorio, y, a pesar de la delicada situación que tenía con Youngjae en ese momento, dicho hombre era parte de su territorio.

Solo que Youngjae aún no lo sabía.

Un pellizco en la mano que tenía sobre el hombro del menor lo trajo de vuelta a la realidad, haciéndole retirar la mano de inmediato.

“Tenemos que irnos, Jaebum, te hablo en el almuerzo”, aseguró Youngjae, tomando de la manga a Daehyun para que este fuese tras él y llegaran al elevador.

Solo entonces Daehyun recordó que tenía un café en la mano, así que bebió un poco de él.

“¿Qué fue eso?”, fue lo primero que salió de los labios ajenos.

Daehyun pestañeó, haciendo como que no entendía.

“¿Qué fue qué?”, preguntó como si nada.

Youngjae dio un fuerte pisotón al piso. Fue una suerte que el elevador no se tambaleara por la fuerza de tal acción.

“¡¿Por qué le dijiste eso a Jaebum?!”, exclamó con enojo visible en todo aspecto, “¡¿Quién eres tú para ventilar algo así?!”

El aludido tenía miedo, pero no iba a demostrarlo.

“¿Qué tiene de malo?”, inquirió Daehyun, “¿no es cierto acaso?”

Youngjae por poco suelta otro pisotón, pero se contuvo.

“Sé que no lo hiciste por eso: ¡¿qué querías dejar en claro con decir eso?!”

El mayor frunció el ceño.

“Solo quería que él supiera—“

“¡Agh!”, gritó Youngjae, poniendo ambas manos sobre su rostro por el enojo, “eres tan detestable”, le dijo antes de voltearse un poco y seguir tapándose. No quería ni verlo.

Daehyun se quedó de pie sin saber qué hacer, en parte deseando que el elevador llegase pronto a su destino, pero el veinteavo piso estaba lejos.

“¿Te gusta?”, preguntó después de un rato, confiando en que ese par de segundos había servido para calmar al otro.

Youngjae tomó aire y descubrió sus ojos para poder verle.

“¿Qué?”, espetó.

“¿Te gusta? Jaebum, digo”, soltó, esperando a que el otro respondiera, pero lo primero que obtuvo fue una risa irónica.

“¿Y a ti qué te-?, no, ¿sabes qué? Sí, me gusta”, confesó, sin dejar de verle a la cara, “me gusta hace tiempo, así que más te vale no echar a perder lo que he logrado”, soltó, aun ligeramente enfadado.

Daehyun se quedó callado, de nuevo.

Las puertas del elevador se abrieron, y ni entonces se movió. Por otra parte, Youngjae pasó por su lado, pasando a llevar su hombro al paso.

Daehyun se quedó ahí, aun cuando las puertas se cerraron.

Bebió un poco de café.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hicieron mucho más que hablar. Después del examen, Youngjae ya lo estaba esperando en la plaza donde había acordado y apenas se dio cuenta que Daehyun estaba ahí, se puso de pie y con una sonrisa le abrazó suavemente: no acostumbraban dejar de verse por tanto tiempo.

Caminaron un rato por los alrededores, observando a los niños que jugaban en las cajas de arena y a los padres que los vigilaban, al casual perro que corría por sus piernas y a los pájaros cuyo canto era apenas audible por el ruido de la ciudad. Daehyun decidió que era una buena idea comprar helado, para felicitarse por el examen rendido.

Él pidió un barquillo mientras que Youngjae uno con cucharita en un pequeño pocillo. Se sentaron a hablar bajo un árbol, usando sus chaquetas para no ensuciarse los pantalones por la humedad que hubo en la mañana.

Hablaron del examen, tal parecía que a ambos les había ido bien; Youngjae sonreía más de lo usual, significando que lo más seguro era que se le había hecho sencillo, mientras que Daehyun no estaba seguro, pero esperaba que fuera suficiente lo que había rendido.

Los helados se habían acabado para cuando Youngjae lo dijo:

“¿Y, entonces, vamos a hablar sobre eso?”

Daehyun se había recostado en el enorme y grueso tallo del árbol en su espalda, había estado relajado hasta que el otro muchacho había soltado la bomba.

“Ah, sí”, respondió, sentándose un poco más derecho, “creo que te debo una disculpa”, musitó con una sonrisa extraña.

Youngjae se volteó un poco, para poder mirarlo.

“¿Disculparte por qué?”, inquirió.

“Por… ya sabes…”, dijo Daehyun mirando hacia su mano enredada con los pastos, “no reaccionaste bien, así que-”

“Oye, oye, no reaccioné bien porque me sorprendiste”, aclaró el menor, volviendo a acercarse hacia donde estaba el otro moviendo su cuerpo hacia atrás. Cuando Daehyun levantó la vista, Youngjae le ofreció una linda sonrisa.

“¿Entonces no te molestó?”,  preguntó luego, esperanzado.

El aludido rió suavemente.

“Lo único que me molestó fue que corrieras de esa forma”, dijo Youngjae, ante lo que Daehyun susurró unas disculpas; parecía realmente arrepentido, “pero, no, digo, fue… ¿lindo? o, no sé”, soltó, volviendo a voltearse para evitar mirar al otro.

Daehyun se sonrojó un poco, y suponía que Youngjae estaba igual.

“Entonces… ¿puedo hacerlo de nuevo?”

Sabía que estaba probando su suerte, pero cuando Youngjae volvió a girarse para verlo a la cara (probablemente porque quería comprobar si era real lo que escuchaba) y asintió suavemente, acercándose un poco más a él, Daehyun sonrió y solo dejó que su corazón controlara su actuar, inclinándose hacia adelante para poder darle un corto beso a los rosados labios de su amigo.

Al separarse, ambos sonrieron. Ambos estaban sonrojados y ambos estaban nerviosos.

Pero, por sobre todo, ambos estaban felices.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El ambiente se había vuelto a poner incómodo, pero a pesar de eso, Himchan parecía que era el único que se daba cuenta. Por fortuna, sino los rumores de ellos volvería a aflorar.

Daehyun se había dedicado a observar, meditando el qué hacer, pero sabía que tenía que hacer algo por lo pronto. Porque había visto a Youngjae salir con Jaebum del edificio, un par de veces, al menos.

Y no quería pensar en cómo se sentiría si los llegaba a ver o enterarse que alguna mañana habían llegado juntos.

Daehyun esperó hasta que Himchan se levantara de su asiento para ir al baño, para seguirlo cautelosamente hacia el mismo después de haber esperado un par de minutos para no llamar la atención de nadie.

Cuando abrió la puerta, Himchan ya se estaba lavando las manos y Daehyun le miró con intensidad desde la puerta.

Solo estaban ellos dos.

“¿Qué?”, le preguntó el mayor volteándose hacia él.

“Necesito saber si vale la pena”, soltó Daehyun, caminando hacia Himchan para que pudieran hablar de manera más privada, “necesito que me digas si a Youngjae le gusta sinceramente Im Jaebum, y saber si realmente tengo que apartarme”, explicó.

Himchan le sonrió.

“Sabía que habías aparecido por eso”, contestó con voz cómplice, “dime la verdad: ¿estás aquí solo por Youngjae?”, preguntó ahora el mayor.

Daehyun no vaciló, asintiendo con la cabeza suavemente.

“Wow”, exclamó Himchan, intentando contener una risa, “eres tan romántico… o patético, como quieras verlo”, comentó.

“Hyung, por favor”, musitó Daehyun, buscando que el mismo le mirara a los ojos para que así pudiera entender a por qué hacía todo eso, “necesito saber.”

Himchan le miraba de vuelta, y de cierta forma le parecía intimidante.

“Eres al único al que le puedo preguntar”, agregó Daehyun luego.

El aludido fingió que lo estaba pensando.

Y luego respondió: “Podrías preguntarle a él”, con una sonrisa.

Daehyun frunció el ceño suavemente, sin entender, pero cuando la puerta del baño fue cerrada, se volteó para descubrir a Youngjae mirándole con ojos brillantes y la cabeza algo gacha.

Debía ser una broma que había escuchado todo.

“Los dejaré solos”, soltó Himchan antes de verse por última vez en el espejo y caminar por el amplio baño hacia la salida.

Youngjae no tardó en acercarse a Daehyun.

El brillo de sus ojos aún seguía ahí.

“¿Qué significa todo eso, Daehyun?”, le preguntó, “no te entiendo”, soltó con voz herida, “¿Por qué volviste? ¿Por qué no te pudiste ir de una vez?, ¿y ahora por qué te importa con quien salgo?”

Eran muchas preguntas, Daehyun quería responderlas todas, pero solo si aún había esperanza.

Y había una sola forma de saber si aún tenía oportunidad.

Dio un paso hacia el frente y con ambas manos sostuvo los hombros de Youngjae, moviéndolo sin fuerza hasta que su espalda baja tocara el mármol de los lavaderos. Youngjae le miró con duda, pero se dejaba hacer por alguna razón. Daehyun no quiso que ese momento fuera atropellado: habían pasado años desde que tuvo a Youngjae de esa forma, por lo que no quería que nada saliera mal. Daehyun posó una de sus manos en el cuello del menor, sin dejar de verlo a los ojos, pero este los cerró por el contacto antes de volver a abrirlos lentamente. Un leve sonrojo apareció en sus mejillas.

Y Daehyun sonrió un poco.

Dulcemente se permitió acercarse más, por fin posando sus labios sobre los de Youngjae con delicadeza infinita. El menor no lo apartó. Por un momento lo único que ocurrió fue que ambos se besaban apenas en el baño de la oficina, pero luego Youngjae reaccionó: ambas manos tocaron las caderas de Daehyun y lo sostuvo desde ahí, y se presionó más contra el otro cuerpo que lo sostenía con cuidado.

Daehyun simplemente lo supo en ese momento: así como él, Youngjae no lo había podido olvidar.

.

“Nunca quise irme de esa forma”, dijo Daehyun, observando con detalle el desordenado cabello de Youngjae, “las cosas solo se complicaron de un momento a otro”, agregó.

El aludido se sentó en la cama, reposando su espalda contra la cabecera y suspiró.

“Me lo dijiste”, respondió al mismo tiempo que Daehyun se removía a su lado para verle, “fui yo el que quiso que las cosas terminaran, pero yo… yo esperaba que volvieras por mí”, confesó, mirando sus manos por sobre las sábanas blancas y frescas de la cama de Daehyun, “pero nunca lo hiciste”, musitó.

El otro se sentó a su lado, pasando un brazo por detrás de su cintura y atraerlo un poco hacia él.

“Estuve una semana completa debatiendo entre volver o no, Youngjae”, le dijo al mismo, “al final decidí que hubiera sido egoísta hacerlo si es que tú no querías continuar”, explicó.

El menor asintió.

“Tiene sentido”, susurró, moviéndose hacia el lado y así recargar su mejilla contra el pecho del mayor. Youngjae cerró los ojos. “Pero ahora ya no te iras, ¿verdad?”, le preguntó con voz pequeña.

Daehyun sonrió. Miró el cuerpo de Youngjae a su lado y el suyo igual desnudo bajo las sábanas. Recordó las promesas de amor, las que había incumplido años atrás y las recientes que él estaba dispuesto a cumplir. Acomodó a Youngjae un poco mejor sobre él y le cubrió mejor con las sabanas, notando la pequeña sonrisa que obtenía como recompensa.

El chico estaba obviamente cansado.

Y le permitía sostenerlo en sus brazos como muchas veces antes, a la misma hora que el sol comenzaba a ocultarse. Deberían estar cenando, pero el deseo de la cercanía de sus cuerpos había sido más fuerte y ambos se habían rendido ante el mismo.

Parecía natural.

Estar ahí, junto a él como si el tiempo nunca hubiera pasado realmente.

“Por supuesto que no”, respondió Daehyun, casi olvidando que no había contestado a la pregunta, “pero tendrás que eliminar a Jaebum de tus contactos”, agregó en tono burlesco.

Youngjae rió flojamente y depositó un suave beso en su cuello, y momentos después, ya estaba dormido.

Daehyun se removió un poco. Dormiría un par de minutos y luego podrían cenar.

 

 

Notas finales:

 

 

 

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casi me alargo a otro capitulo, pero eso ya iba a ser mucho(?). lo dejé así porque era básicamente lo que quería escribir (aunque quería hacer porn pero bueno, así igual está lindo(?)) y espero que les haya gustado aunque la verdad no es tan como yo lo quería(?), amor amor<3


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