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Estoy a tu lado por Roronoa Misaki

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Notas del capitulo:

No chicos, no es un sueño ni están alucinando. ¡Actualicé! :'D Acepto todas sus despotricaciones contra mí por tardarme tanto. ¡Más de un mes! Los dejo que me persigan, pero si me matan ahí sí ya se quedan sin EATL :3 

Bueno, mucha habladuría y no es para lo que vinieron, así que los dejo leer tranquilos :D No olviden pasarse por las notas finales, hay un pequeño aviso.

[CAPÍTULO 2 – PASADO Y PRESENTE]

«Lunes, Mayo 19»

Conis terminó por fin su rutina de calentamiento y se acercó al árbol donde había dejado atada la correa de su perrito Suu, el cual estaba sentado al pie de éste, esperando impaciente por que lo liberaran. La chica rubia tomó la correa enrollándola en su mano y casi de inmediato la pequeña bola de pelo blanco se levantó con entusiasmo, dando un pequeño ladrido, y comenzó a trotar por el sendero con felicidad. La chica lo siguió lo suficientemente cerca para no tensar la correa, disfrutando de la ligera y fresca brisa que corría entre los árboles.

Era un alivio poder regresar a correr por las afueras de la ciudad, donde no estaba el ruido del tráfico o la gente, sólo el sonido de las copas de los árboles danzando con el aire y los pájaros trinando en los alrededores. Hacía bastante que no se daba el tiempo de hacerlo, pero ahora que tenía la oportunidad la estaba disfrutando como nunca. Y, por lo que parecía, su perrito Suu también. Considerando eso no le pareció extraño que el pequeño animal no se estuviera quieto cuando se había detenido a descansar un poco.

Se recargó en el tronco de un árbol a tomar un poco de agua y secar el sudor que ya corría por su rostro, y no fue hasta ése momento que se dio cuenta de que ya se había pasado del área por la que solía hacer su recorrido. Se tomó otro momento antes de despegarse del tronco con la intención de terminar su ejercicio volviendo sobre sus pasos, y hasta que volvió a tomar la correa de Suu se dio cuenta de que el animalito se había acercado olfateando hacia un pequeño espacio y comenzado a escarbar en la tierra, como si estuviera tratando de encontrar algo.

—¿Qué sucede, Suu?

Conis se acercó a él al ver que dejaba de escarbar y enterraba el hocico en el hoyo que sus patas habían abierto, para después sacarlo como con desagrado. La chica lo tomó entre sus brazos para cargarlo, acercándose para ver dentro del agujero. Soltó un grito y se alejó unos cuantos pasos cuando vio que, en medio de la tierra y las raíces, se encontraba lo que parecía ser una mano humana.

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Marco salió del baño colocándose una toalla alrededor de la cintura y suspiró hondamente pero formando una sonrisa cariñosa al ver que Ace seguía profundamente dormido, con el cuerpo todo desparramado por la cama. Se acercó a él y comenzó a sacudirlo levemente desde la espalda.

—Ya despierta, dormilón, llegarás tarde.

Ace emitió un quejido ahogado y enterró la cabeza debajo de la almohada. —No quiero, tengo sueño.

Marco rodó los ojos—. Te dije anoche que debíamos dormir y no me hiciste caso, ahora te levantas. —Jaló la cobija y la arrojó al suelo, dejando descubierto el cuerpo de Ace, que sólo llevaba un ajustado bóxer negro. —Anda, arriba. —La respuesta que recibió fue un golpe directo en su rostro con la almohada, que después cayó de regreso en la cama para que Ace volviera a tomarla.

El rubio frunció el ceño—. Bien, como quieras. —Rodeó la cama hasta quedar frente a ella y sujetó a Ace por los tobillos, jalándolo fuera del colchón.

—Aaahh, ¿qué haces? —El pelinegro intentó sujetarse del borde, pero aun así Marco logró sacarlo casi por completo, dejando de jalarlo para evitar que su cabeza golpeara el suelo. Ace se dio la vuelta, sosteniendo su peso en sus codos colocados al borde de la cama, con una expresión molesta—. ¿Por qué hiciste eso?

—No querías levantarte, y tenemos un trato para que puedas quedarte a dormir cuando al día siguiente tienes que ir a la academia, ¿recuerdas?

El pelinegro gruñó y se incorporó de pie—. Te odio.

—No es cierto, me amas— contestó sonriéndole y dando un par de pasos hacia él. Rodeó su cintura con un brazo y le plantó un rápido y suave beso en los labios—. Y ahora, será mejor que te des una ducha mientras preparo el desayuno.

Ace tenía tal expresión molesta en el rostro que Marco tuvo la sensación de que, si el chico fuera un gato de seguro se le habría arrojado encima y rasguñado su rostro sin compasión, lo que sólo hizo que sonriera con diversión, porque el menor no era un gato y no iba a rasguñarlo (al menos no en ése momento, ni en el rostro y ni porque estuviera enojado, sino más bien lo contrario) y al final Ace suspiró derrotado.

—Por lo menos pudiste haberme esperado para tomar una ducha juntos— reclamó el menor.

—Creo que hemos comprobado más de una vez que intentar ducharnos juntos no es la mejor idea cuando tenemos prisa.

Ace sonrió al pensar en sus tantos intentos por tomar una ducha juntos para ahorrar tiempo que terminaron con él atrapado contra la pared, aferrándose a los brazos de su novio y besándolo con desenfreno mientras el rubio sostenía sus muslos en alto y lo embestía con fuerza.   

—Tal vez no cuando tenemos prisa, pero definitivamente es una muy buena idea en otras circunstancias.

Marco rodó los ojos con una sonrisa en los labios al ver la mirada lujuriosa de Ace, ya tenía más que claro que la ducha era el lugar favorito del chico para tener sexo, y tampoco era que él mismo se quejara mucho en esas situaciones.

—Pero no es el caso, así que ve a ducharte ya.

—Bien, de acuerdo— cedió Ace a regañadientes, le dio otro rápido beso y se separó de él para dirigirse hacia el baño.

Marco negó con la cabeza, divertido, al ver que el pelinegro le sonreía antes de cruzar la puerta del baño y dejarla abierta. Se acercó para cerrarla, riendo un poco ante la exclamación indignada del chico en el interior, y se apresuró a cambiarse para poder ir a preparar el desayuno.

Unos veinte minutos después Ace entró en el comedor, ya vestido con el uniforme —que consistía en pantalón y camiseta de botones azules, ligeramente holgados para mayor facilidad de movimiento— de la Academia para Policías ‘Grand Line’, y su mochila colgada en el hombro. Se acercó a la mesa y le sonrió al rubio, quien estaba terminando de servir la comida, antes de sentarse, dejando su cargamento en el suelo.

Desayunaron tranquilamente, hablando un poco acerca de la academia o cómo iban las cosas en Marine Ford, Marco sabía que Ace seguía esperando con impaciencia el que pudieran encontrar a Kurohige, por lo menos una pequeña pista que comenzara a guiarlos hasta él, pero en todos los meses que ya habían pasado no habían logrado dar con el tipo, a pesar de ya haber hallado a unos pocos que se habían escapado en la fuga, ninguno parecía saber nada acerca de los demás; se juntaron para llevar a cabo el escape, y después cada quien se fue por su lado.

Mientras los dos lavaban los platos y utensilios sucios, Marco recibió una llamada de Shanks.

Ace lo observó de reojo al notar que se ponía un poco tenso un par de segundos después de contestar y se alejaba de él, murmurando algo que sonó muy parecido a «¿Qué tan posible es…?» antes de que saliera de su campo auditivo.

—Vale, voy para allá. —Marco colgó el teléfono y lo guardó en su bolsillo, pero se quedó con la mirada perdida en algún punto de la pared en lugar de voltearse de nuevo hacia el otro.

—¿Pasó algo malo? —preguntó Ace acercándose a él.

—¿Eh?... Ah, no, nada.

—¿Seguro?

—Claro. —El rubio sonrió de manera que, Ace pensó, debía tratar de ser tranquilizadora, pero aún se veía un poco tenso y ausente, lo que hizo que el pelinegro intuyera que sí pasaba algo y Marco no quería contarle qué.

—Sabes que no me gusta que me ocultes cosas, Marco.

El nombrado borró la sonrisa de su rostro y exhaló con pesadez—. No quiero decirte aún porque no es nada seguro, pero te lo diré cuando se confirme, ¿de acuerdo?

Ace frunció los labios. ¿Qué era tan importante como para que Marco quisiera esperar para decírselo? —Bien —cedió, aunque no muy convencido.

El rubio le sonrió ligeramente y colocó una mano detrás de su cabeza, inclinándose para dejar un beso sobre su frente—. Hay que irnos, se hacer tarde.

Ace asintió y recogió su mochila del suelo, tomando la mano de Marco para salir del departamento.

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—¡Hey, Kid! —Luffy saludó al chico agitando efusivamente su mano en el aire, mientras que a su lado su hermano suspiró con resignación y una pequeña sonrisa en los labios, ambos parados en la entrada del taller mecánico «Tom’s Workers». El pelirrojo levantó la mirada de la motocicleta en la que estaba trabajando y se acercó a ellos.

Kid había dejado la carrera de psicología al terminar el semestre en diciembre, pues en realidad no le interesaba mucho; eran sus padres quienes le habían obligado a escogerla, pero al haber reprobado prácticamente todas las materias Kid decidió que no valía la pena, tomó todos sus ahorros y sus cosas y se salió de la casa de sus padres (antes de que ellos mismos lo echaran) y se mudó a un pequeño departamento al que le había echado el ojo desde hacía un tiempo y que actualmente estaba rentando. Franky, quien se había terminado enterando de su situación, al igual que todos los demás (sabrá dios cómo, pensó Kid en su momento) le ofreció un modesto trabajo en el taller donde él mismo había comenzado a trabajar, obviamente con la aprobación de su jefe, por lo que ahora Kid se encontraba trabajando en ese lugar (que en realidad le gustaba bastante) mientras ahorraba un poco más de dinero para comenzar la carrera de Ingeniería Mecánica el próximo semestre.

—Hey— saludó a ambos chicos una vez estuvo frente a ellos—. ¿Qué los trae por aquí tan temprano?

—Bueno, Luffy quería pasar a ver cómo lo llevabas aquí.

El nombrado sonrió ampliamente y, sin perder más tiempo, se internó en el lugar, caminando directo a donde se encontraba el vehículo que Kid había estado reparando cuando llegaron.

—Vaya, se ve genial, ¿ya la has terminado? —preguntó rodeando la motocicleta para observarla desde todos los ángulos posibles.

—Supuestamente, pero aún me falta probarla —contestó acercándose de nuevo.

—¿Y de quién es? —preguntó Sabo, también observando el vehículo desde su lugar, parado a un lado de Kid.

—Mía. La encontré abandonada por ahí, y el jefe me permitió traerla para ver si podía arreglarla y quedármela. —Kid sonrió orgulloso mientras el pequeño seguía diciendo emocionado lo genial que se veía y que se moría por montar en ella.

Sabo observó cómo su hermano se encontraba completamente ensimismado en la máquina y aprovechó la ocasión para hablar con el chico junto a él, girándose para verlo de frente—. Kid, tú… ¿no has… sabido algo de Killer?

Kid evitó desviar su mirada o hacer algún tipo de gesto que pudiera delatar su reciente nerviosismo. En su última llamada, hacía cosa de unos tres días, su amigo le había comentado que llevaba un tiempo sin comunicarse con su novio, y casi le suplicó que no se le fuera a escapar delante de él que habían estado hablando durante todo ese tiempo. Al principio Kid no había entendido por qué estaba evitando al chico, llegó incluso a pensar que Killer se había topado con alguien más allá en Skypea, pero él sabía que el chico era de hablar las cosas directo (en lugar de engañar a su novio, primero terminaría con él) por lo que descartó ésa idea, aun así no sabía cuál era la razón para que no quisiera llamarle.

—No, no he hablado con él en un tiempo. Al parecer está bastante ocupado últimamente.

Sabo asintió, sin comentar nada, y se giró hacia el frente de nuevo, agachando un poco la cabeza, decepcionado. Kid casi pudo haberse sentido culpable por mentirle al chico al ver la manera en que su expresión se había vuelto triste ante su respuesta, pero en primer lugar estaba el compromiso que tenía con su mejor amigo, así que apartó esos sentimientos de conciencia y dejó de ver al rubio.

Pasados un par de minutos Sabo sacó su celular del bolsillo para mirar la hora—. Se hacer tarde, Luffy, tenemos que irnos ya si queremos llegar a tiempo.

—Pero no quiero irmeeee— canturreó Luffy con voz desinflada, sin apartar su mirada de la moto.

Sabo suspiró y se pasó una mano por la nuca, tratando de pensar una manera de convencer a su hermano de emprender camino hacia el instituto, pero la verdad era que el chico estaba tan asombrado y emocionado por el vehículo que llevárselo parecía una misión imposible.

—Si quieres yo lo llevo, y así aprovecha para sacarse el gusto de pasearse en la moto.

El rubio lo miró sorprendido, pero Luffy se le adelantó antes de que pudiera decir nada, exclamando con felicidad:

—¡Síí! ¡Que Kid me lleve!

—Pues… —Sabo alternó su mirada entre ambos chicos, no muy convencido por la idea—. No lo sé…

—Por favor Sabo, porfavorporfavorporfavor.

El rubio observó a su hermano, que revoloteaba a su alrededor con esos ojos de cachorrito que utilizaba con ellos cuando quería conseguir algo. Ace normalmente era inmune, pero él nunca había podido resistirse a una de esas miradas.

Suspiró derrotado—. Vale, está bien.

—¡Sí! —Luffy lo abrazó muy fuerte con esa enorme sonrisa en los labios antes de alejarse de él y correr de regreso junto a la moto.

—Tranquilo, no le pasará nada —comentó Kid, rodando los ojos al ver el gesto entre ansioso y preocupado del chico.

—Sí… ten cuidado al conducir.

—Lo sé, lo sé. Diablos, no te haría mal un poco de distracción que te entretenga.

Sabo hizo una mueca ante el comentario (su distracción para no pensar tanto en Killer y la razón de su falta de contacto se resumía a la Universidad, su trabajo voluntario como ayudante en la biblioteca y preocuparse por Luffy), pero Kid no alcanzó a verla pues ya había comenzado a acercarse también hacia donde estaba el menor.

—Me voy yendo, Luffy, no quiero llegar tarde. —Sabo dirigió una última mirada vacilante a ambos antes de darse la vuelta y salir del taller.

Kid, sabiendo que Sabo no tardaría mucho en regresar cuando recordara que aún no había probado la motocicleta, fue rápidamente avisarle a su jefe Tom que saldría un momento y regresó a donde estaba su amigo. Tomó un casco negro y se lo arrojó a Luffy mientras él se subía a la moto dejando espacio para el otro, que sin esperar su aprobación se subió también. 

—Sujétate bienr13; indicó Kid encendiendo la moto. Luffy se abrazó con fuerza a su abdomen pegándose a su cuerpo—. ¡Oye, así no! — El menor no cambió su posición y él suspiró derrotado—. Bien, como tú quieras— se colocó en posición y, metiendo el primer cambio, arrancó del lugar, justo en el momento en que Sabo aparecía en la entrada y le gritaba tratando de detenerlo. Kid rió un poco por eso y bajó la velocidad para adentrarse en el tráfico, zigzagueando entre los autos con la agilidad de alguien que ya estaba familiarizado con el tipo de transporte que estaba conduciendo: aun cuando nunca antes había tenido una motocicleta propia, tenía algunos amigos que le habían enseñado a manejarlas.

Cada vez que el camino estaba despejado aceleraba un poco más, mientras escuchaba tras él la risa de Luffy amortiguada por el casco y lo sentía apretar un poco más el agarre alrededor de su torso. Sonrió de lado y volvió acelerar.

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«Instituto Impel Down — Clase 2-A»

Law levantó la mirada del libro que estaba leyendo hacia la ventana que estaba justo a su lado izquierdo, a tiempo para presenciar una motocicleta deteniéndose en la entrada de la institución. Frunció el ceño al ver al chico que bajó de un salto después de quitarse el casco y dejó escapar un leve gruñido cuando desvió su atención hacia el conductor y lo reconoció en seguida. ¿Qué demonios hacía su Luffy montado en una motocicleta con Kid?

Cerró su libro de golpe y se levantó de su asiento, atrayendo la atención de Kuroashi y Nami (que estaban sentados en los lugares frente a él), pero no le prestó atención a sus miradas interrogativas y se dirigió con paso apresurado hacia la puerta del aula, caminando por el pasillo y bajando las escaleras mientras respiraba tratando de tranquilizarse.

En realidad no era el hecho mismo de que Luffy estuviera en una motocicleta con Kid lo que le molestaba, sino la posición en la que habían estado ambos antes de que el menor se bajara de ella: Luffy abrazado a Kid y completamente pegado a su cuerpo. Y sí, estaba celoso, que alguien se atreviera a reclamarle por ello cuando la amistad entre esos dos había estado avanzando a pasos agigantados durante los últimos meses y, encima, ahora pasaba eso.

Salió del edificio respirando un poco de aire y después exhalándolo conforme se acercaba a la entrada, donde Kid y su Luffy (sí, iba a insistir con que era suyo) parecían estar hablando bastante animados.

—Buenos días Eusstass-ya, Luffy-ya.

Luffy se dio la vuelta al escuchar el saludo de su novio, mirándolo con curiosidad; ahora era muy extraña la ocasión en la que Law utilizaba la común terminación que le agregaba a cada nombre con él, pero no le dio mucha importancia y se acercó a él con una sonrisa.

—Hola Law. ¿Ya viste la motocicleta de Kid? ¿A que está genial? Me ha traído en ella, fue muy divertido, shishishi.

—Sí, me he dado cuenta de ello— comentó Law escuetamente y mirando hacia el pelirrojo con una cara de pocos amigos.

Kid hizo como que levantaba una ceja (ya que no tenía en realidad) ante el gesto del moreno—. ¿Qué hay, Trafalgar?

—Nada nuevo, en realidad. Pero veo que tú sí tienes nuevos intereses, ¿no, Eusstass-ya?

Por la mirada penetrante y calculadora que Law le dedicó, Kid supuso que no estaba exactamente hablando de la motocicleta.

—Ehh, ¿me perdí de algo? —preguntó Luffy, alternando la mirada entre su novio y su amigo.

—No, Luffy-ya, de nada. Deberíamos entrar, no falta mucho para la primera clase.

—Ah… claro— dijo Luffy, no muy convencido por la actitud de su novio pero pensando en que se le pasaría pronto, o de lo contrario ya hablaría con él después. Se giró de nuevo a Kid y le dedicó una sonrisa regresándole el casco que le había prestado para el viaje—. Gracias por traerme Kid, fue estupendo.

—Cuando quieras.

Law se tragó el ligero gruñido que quería escapar de su garganta y cuando Luffy se acercó a él rodeó sus hombros con un brazo atrayéndolo hacia sí.

—Nos vemos luego, Eusstass-ya. —Sin esperar respuesta se dio la vuelta, forzando a Luffy a hacer lo mismo por el abrazo, y comenzaron a caminar de regreso al edificio.

Kid esbozó una sonrisa ladeada y negó con la cabeza. ¿Cómo podía creer Trafalgar que él estaba detrás de su novio? Vale, que el chico era bastante interesante, pero de ahí a intentar quitárselo había una gran diferencia, más que nada después de todo lo que había pasado el año anterior respecto a ellos. Rió levemente y se colocó el casco que Luffy le había regresado antes de volver a encender la moto y alejarse del lugar.  

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«Instituto Impel Down – Clase 4-B»

—Entonces en éste caso la fórmula sería… — Penguin levantó la cabeza hacia el chico frente a él, frunciendo el ceño bajo la visera de su gorro al ver que el castaño estaba con la mirada perdida en la ventana a su lado derecho—. Sacchi… ¿Sacchi, me estás escuchando?

—Sí, por supuesto— contestó el nombrado en tono distante, sin apartar la mirada del exterior.

Penguin se levantó de su asiento, inclinándose sobre la butaca de su amigo para poder ver aquello que lo estaba distrayendo de repasar para el examen de Física que estaban a unos minutos de presentar.

Estaban en el segundo piso y desde su posición se observaban con claridad los jardines frontales de la escuela que guiaban hacia la Universidad. Penguin apenas alcanzó a ver a un chico rubio que iba casi corriendo por el sendero antes de que saliera de su campo visual. Soltó un gruñido de desaprobación. 

—Y llega tarde. De verdad no sé qué le vez a ese tipo.

—Es… muy interesante. —Sacchi sonrió de lado.

—Claro, si tú lo dices— dijo Penguin entre dientes mientras se dejaba caer de regreso en su lugar.

—Es que tú no lo conoces, Pen.

—Ya, ¿y de verdad crees que tú sí?

—Por lo menos un poco más que tú, sí.

—Oh, por favor— Penguin rodó los ojos, pero Sachi no podía darse cuenta de eso mientras sus ojos siguieran ocultos—. Sólo han hablado unas cuantas veces en la biblioteca, ¿qué tanto puedes conocerlo por ello?

—Somos amigos, o al menos así lo ve él — insistió Sacchi. Volvió a mirar hacia la ventana, como si el chico rubio aún estuviera caminando por el jardín—. Además, estoy en camino de conocerlo más, si sabes a lo que me refiero.

Penguin apretó los dientes, pero antes de que pudiera decir nada lo interrumpió la voz de una de sus compañeras, que en ese momento entró en el aula diciendo:

—¡Ya viene!

Los alumnos se apresuraron todos a guardar sus libretas y libros y esconder en donde pudieran los acordeones que habían estado realizando un segundo atrás.

Penguin se giró en su asiento hacia el frente sin agregar ningún otro comentario y guardó sus cosas con brusquedad antes de que el profesor entrara en el aula. Sacchi seguía mirando por la ventana.

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«Impel Down — Facultad de Psicología»

—… y al final tuve que pasarme por el salón de Luffy para asegurarme de que estaba bien, por eso llegué tarde. —Sabo suspiró y recargó su espalda en la pared que tenía detrás. La primera clase, que había sido de dos horas, acaba de terminar hacia unos minutos atrás y él junto con Perona había salido del aula hacia el pasillo mientras le explicaba a su amiga por qué había llegado apenas un segundo antes que el profesor.

—Así que Kid tiene una motocicleta nueva— comentó Perona con una sonrisa ladeada—. Tal vez pueda ir después a ver qué tal está.

—¿Ustedes están… saliendo o algo por el estilo? —preguntó el rubio con curiosidad, Kid ya había sido mencionado en otro par de ocasiones durante alguna conversación, y la peli rosa también había terminado con la misma sonrisa que en ese momento.

—Pues no en realidad, sólo hemos salido juntos unas dos veces, pero… bueno, nunca se sabe. —Perona le guiñó un ojo y él rió ligeramente.

—Bueno, en eso tienes razón. Nunca se sabe.

Sabo no tenía idea de que muy pronto se daría cuenta de la verdad que se escondía en esas palabras.

El resto del día pasó como cualquier otro, clase tras clase mientras las manecillas del reloj seguían corriendo con demasiada lentitud, al menos para su gusto. Cuando marcó las 3:00 p.m. y el último profesor del día abandonó el aula se escucharon varios suspiros de alivio antes de que todos comenzaran a tomar sus mochilas y retirarse. Sabo guardó sus cosas y se quedó unos momentos en su asiento, observando cómo sus compañeros se reunían con sus amigos y reían mientras caminaban hacia la salida.

Volteó hacia las primeras filas situadas delante. Un chico alto se levantó de su asiento, y su larga cabellera rubia se extendió con libertad más allá de su espalda baja, rozando con las puntas el área de su cadera. Lo vio tomar su mochila y colocarse la correa en el hombro izquierdo antes de que se girara hacia atrás y le dedicara una ligera pero deslumbrante sonrisa, mientras su flequillo cubría lo que él sabía que era un par de hermosos ojos azules.

—Hey, Sabo.

Parpadeó un par de veces ante el llamado de su nombre, sacudiendo ligeramente la cabeza. Cuando abrió los ojos de nuevo Killer había desaparecido. Se tragó el nudo de su garganta y forzó una sonrisa para dedicársela a su amiga mientras se ponía de pie.

—Lo siento, me quedé pensando en el trabajo que dejó el profesor.

Perona suspiró con resignación—. ¿Es que tú no puedes pensar en otra cosa que no sea trabajar? Es desesperante, de verdad.

Sabo rió, a pesar de que no tenía ganas de hacerlo, pero durante los últimos meses había ido mejorando aquella máscara que colocaba en su rostro para ocultar sus verdaderas emociones. Pasó un brazo sobre los hombros de su amiga, aprovechando que era unos cuantos centímetros más alto que ella, y comenzaron a caminar abrazados hacia la salida.

—Desesperante o no, es lo que nos ha salvado durante el semestre, ¿o no?

—Como sea. Ni creas que me he olvidado de la maratón de películas que me prometiste, eeh —advirtió Perona clavando un poco uno de sus dedos en la mejilla del rubio.

—Auch. Vale, vale. ¿Qué te parece el sábado? Si es que se deciden por dejarnos descansar un poco, para variar.

—Hmm, supongo que estaría bien…

—Vaya, vaya, miren nada más.

Ambos se tensaron al escuchar aquella femenina voz detrás de ellos, y en menos de dos segundos una chica castaña, vestida con una falda bastante corta y una blusa rosa ajustada, apareció frente a ellos mirándolos con desprecio.

—Beth.

—Debo admitir que no me sorprende tanto verlos así. ¿Qué sucedió, Killer por fin te mandó a la mierda?

—Largo de aquí, arpía— dijo Perona dando un paso al frente, rompiendo así el abrazo que mantenía con el rubio.

—Wow, tranquila Perona. Yo sólo quería darle mis buenos deseos a la nueva pareja— contestó Beth, sonriendo con malicia.

—No seas estúpida, sabes perfectamente que eso no es verdad— comentó esta vez el rubio.

—¿Oh, no? —Beth lo miró  con fingida sorpresa—. Perdón, es que como ya ha pasado tanto tiempo desde que Killer se fue creí que ya lo habrías superado, pero veo que me equivoqué. Qué mal por ti, quedar estancado con alguien mientras esa persona te deja de lado.

—Creo que me he perdido, ¿en qué momento empezamos a hablar de ti? —preguntó Perona, sonriendo al ver que su comentario lograba su cometido cuando Beth frunció el ceño.

—Ve a contarle tus chismecitos a alguien que realmente le importen. —Sabo pasó por un lado de la castaña y Perona lo siguió.

—¿Qué sucede, Sabo? ¿Tienes miedo de aceptar la verdad?

El rubio se detuvo de golpe, y se giró sólo lo suficiente para poder verla de nuevo—. No hay nada de verdad en tus palabras.

—Oh, por favor, ¿podrías dejar de ser tan ingenuo? —Beth sonrió con suficiencia cuando vio al chico apretar el puño sobre la correa de su mochila—. Tal vez si Killer no se hubiera ido habrías tenido una minúscula oportunidad de retenerlo, ¿pero ahora que está lejos? Deberías aceptar que lo suyo terminó desde que él decidió irse y dejarte aquí. —Caminó hasta estar a sólo unos centímetros de distancia del chico y se inclinó para acercarse a su oído—. ¿Cuánto tiempo crees que un chico como él puede resistir a sus necesidades? Yo le daría una semana como máximo.

Perona dio dos pasos al frente y le empujó el hombro para hacer que se alejara de su amigo—. Déjalo en paz.

—Tranquila— miró hacia los ojos del chico, que se encontraban turbios y temblorosos—, ya me voy. —Sonrió nuevamente y se dio la vuelta hondeando su cabello para comenzar a alejarse por el pasillo.

“No le hagas caso. Beth conoce tu punto débil y sólo está intentando hurgar en él, no se lo permitas. Confía en Killer. Lo prometiste, ¿recuerdas? Sólo confía en él y no escuches a esa perra…”

—¿Estás bien?

La voz de Perona lo sacó de su plática interna consigo mismo. Miró a su amiga y asintió llevándose una mano al rostro y tallando un poco sus ojos—. Sí, todo está bien. No debo hacer caso de lo que ella diga, ¿cierto?

—Cierto.

—Bien. Entonces, ¿podríamos irnos ahora?

—Claro, vámonos.

Ambos se encaminaron en completo silencio hacia el estacionamiento de la universidad, donde se encontraba el coche de Perona. Se había vuelto una costumbre que la chica lo llevara a casa cuando él no tenía que quedarse a ayudar en la biblioteca.

El camino fue igual de silencioso. Sabo apoyó la cabeza en el cristal de la ventana y se dedicó a mirar hacia el exterior, sin prestar atención a la manera en que las casas y edificios pasaban con rapidez y quedaban atrás. Perona lo observó de reojo, preocupada. Sabía que para él era difícil ignorar por completo las palabras de Beth, ella misma las habría creído si Killer siguiera siendo el chico que fue cuando estuvieron juntos. Pero Killer no era el mismo chico, no desde que había comenzado a salir con Sabo y se había enamorado de él, ella lo sabía mejor que nadie. Bueno, tal vez no mejor que Kid, pero eso era otro asunto.

—Si quisiera terminar contigo ya lo habría hecho.

Sabo volteó hacia su amiga al escucharla hablar, dándose cuenta de que acababan de llegar a su casa. Perona le dedicó una pequeña sonrisa y una mirada sincera.

—¿No te parece?

La miró sorprendido y sonrió después de pensar un segundo en sus palabras—. Sí, tienes razón.

—Por supuesto que la tengo. Anda, bájate ya.

Sabo rió levemente y abrió la puerta para bajar del coche, asomándose por la ventana que ahora estaba abajo—. Nos vemos mañana.

—Hasta mañana.

Se alejó del coche y observó a su amiga alejarse antes de dar la vuelta y caminar hacia la puerta de su casa. Debía dejar de pensar tanto en si Killer terminaría sucumbiendo a las tentaciones que de seguro tenía en Skypea, porque no le ayudaba en nada a tranquilizarse. Menos si su novio no daba señales de vida. Lo único que tenía que hacer era confiar en él, y mandar a la mierda cualquier pensamiento acerca de infidelidad.

Ya un poco más tranquilo y despejado cerró la puerta de la casa después de entrar y se dirigió hacia el comedor, deteniéndose en la entrada al darse cuenta de la escena que se hallaba en la sala. 

Ace y Luffy estaban sentados en un sofá, impacientes por lo que él podía ver, mientras que en el sofá frente a ellos se encontraba su abuelo y Marco, y no parecía que fueran a dar una buena noticia.

—¿Qué sucede? —preguntó acercándose a ellos.

—¡Al fin llegas, Sabo! —exclamó Ace al darse cuenta de su presencia—. El abuelo y Marco quieren darnos una noticia, pero estábamos esperándote.

—¿Noticia? —Miró a su abuelo con curiosidad—. ¿Qué noticia?

—Siéntate Sabo.

El rubio alzó una ceja con suspicacia pero tomó asiento a un lado de su hermano menor, comenzando a impacientarse tanto como él.

Garp y Marco compartieron una mirada antes de que el rubio suspirara y los mirara a los tres con precaución, deteniéndose un poco más en los ojos de Ace, y Sabo casi estuvo seguro de ver cómo se movía su manzana de Adán cuando tragó saliva antes de hablar.

—Encontramos a Kurohige.

Continuará...

Notas finales:

Bueno, eso es todo por hoy chicos. Espero no tardar tanto con el próximo. 

Oh, adivinen qué. El 7 de Noviembre se cumplió un año desde que comencé a publicar HTH :') ¿Pueden creer que ya pasó tanto tiempo? Bueno, pues estaba pensando en hacer algo especial para celebrarlo, y se me ocurrió hacer una especie de trivia. En éste y los próximos dos capítulos voy a hacer preguntas acerca de la historia, pueden contestar en un review o mandarme un mensaje por facebook (mi cuenta la pueden encontrar en mi perfil, así que no envién reviews sólo para contestar las preguntas). OJO, sean honestos y no se regresen al fic para buscar las respuestas, que todo esto sea lo más justo posible. Daré un plazo de 48 horas para contestar a las preguntas, después de eso ninguna respuesta es válida. La persona que al final tenga más respuestas correctas se ganará un One-shot de la pareja de su preferencia :D Mucha suerte a todos. 

Ahora sí es todo por hoy, nos vemos la próxima. Cuídense mucho y besos :3 

Misa-chan

*.*.*.*.*

1.- ¿Quién atendió a Marco y Ace en el restaurante donde cenaron la noche que se conocieron?

2.- Killer encontró un objeto que le pertenecía a Sabo y devolverselo fue la razón de que hablaran por primera vez, ¿qué objeto era?

3.- ¿Con quién habló Sanji cundo estaba confundido acerca de sus sentimientos hacia Zoro? 

4.- ¿Qué estaba haciendo Luffy en la habitación de Law cuando éste lo encontró, la primera vez que fue a su casa?

3:40 p.m. (Hora México)


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