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En el amor no se manda por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

*se asoma timidamente*¨Hola queridas personitas queridas! seguro pensaron ya había botado esta historia, verdad? pues no!! solo que me costo un tremendo dolor de cabeza y mucho cafe poder inspirarme para terminar el capitulo!! pero por fin aqui esta!! listo y subido! +w+ se que no tengo perdon ni de dios por todo el tiempo que no he actualizado, pero realmente les pido me disculpen, que les tengo una pequeña sorpresita jiji!~

quiero mandarles besitos a kaorugloomy, Cris, megasikent, Anairafuji, blanca_bunny, alexandra, AoixReita, Nekita_U, Nataly, esther, Maria, SnarryGirl, joker713 y LucyDarck!! muchisimas gracias por comentar!

Ahorra a leer se ha dicho!!~

Severus se sentía nervioso ¿Qué estaba haciendo Lily precisamente ahí? “y a media noche” añadió en su mente. Tal vez en otros tiempos hubiera acelerado su corazón ante el preámbulo de tenerla ahí, con sus preciosos ojos verdes mirándolo, escudriñándolo con su particular delicadeza del ayer, necesitándolo… pero ahora, no estaba seguro que fuera buena idea “si Harry se entera… seguro y se pone a llorar” bufó sobando su cien con fuerza. Necesitaba un té con urgencia para calmar sus nervios.


Sabía que la mujer no se iría sin exponer a lo que había ido, así que se aclaró la garganta -Entonces Lily ¿Qué te trae por aquí?- preguntó con su voz carente de cualquier sentimiento a lo que la pelirroja rechistó.


-Wow ¿Qué es esa frialdad querido Sev?- con una genuina alegría se acercó a su lado para tomar su mano. Severus se estremeció por la sorpresa y procuró no sobreactuar -¿no te alegra verme?- le mostró aquella sonrisa de antaño, aquella que podía derretir su coraza en un santiamén haciéndole temblar como gelatina en sus tiempos de adolecentes, pero que ahora al parecer le era indiferente. Frunció el entrecejo apartando la mano sin brusquedad.


-Si apenas y te vi hace cuatro meses que estabas feliz como ostra y campante con tu nueva conquista- la mujer hizo puchero como niña chiquita.


-Que malo eres Sevi-


-Solo estoy diciendo lo obvio, así que ¿Qué quieres?- la mujer bufó al verlo poner los ojos en blanco.


-Nunca cambiaras- sonrió dando un paso hacia él –simplemente quería decirte que extrañaba tenerte cerca… tus palabras de motivación y tus abrazos…- arqueó una ceja sin tragarse por completo aquellas palabras -vamos, se que tu también me extrañaste- rodeó su cuello con ternura acariciando los largos cabellos negros del pocionista que se tensó en su agarre.


-Lily por favor…- pidió queriendo quitar esos brazos que lo que apresaban –seguro y tu noviecito nuevo se robó tus cosas y vienes a lloriquear con tu pastelito de consolación ¿o me equivoco?-


-No lo digas así que suena muy feo- arrugó la nariz “pero no lo contradijo” pensó hastiado de la misma cantaleta habitual. Tan clásica su reacción. Siempre fue así desde que empezaron a salir, siempre tan dulce, pero volátil y cambiante como el viento, ansiando conocer nuevos horizontes y regresando a él cuando las cosas se salían de control.


-Aparte no me robó mis cosas… de hecho… me corrió de mi casa y me echó pleito diciendo que la casa es suya…-se cruzó de brazos –así que vine a hacerte una proposición- “eso no suena nada bien”


-¿Qué clase de proposición?- cuestionó estoico sin dejar ver la desazón y mal presentimiento que aquella proposición presuponía.


-Dame trabajo-


-La escuela no es mía, eso pídeselo a Dumbledore- siseó sintiendo que su pequeña paciencia se escurría entre sus dedos – y en un horario más accesible…- con dos pasos hacia atrás le señaló la puerta.


-Vamos, Sevi se que tu podrás interceder por mi ¿sí? Tu siempre puedes, yo se que sí- puso los ojos en blanco, siempre era lo mismo, pero sabía que aun era débil ante ella, tantos años de tratarla, todo el camino que recorrieron juntos, esa amistad transformada en un creciente amor que creyó jamás se extinguiría, que a su vez dio paso a otros sentimientos menos románticos y mas fraternales; por Merlín que era como si fuera su hermana pequeña y simplemente no podía quedarse de brazos cruzados.


-Tal vez pueda conseguir algo…-


-¡Por eso te adoro Sev!- chilló abalanzándose contra él dándole un profundo beso en los labios como agradecimiento.


Intentando librarse de ese abrazo rompe costillas de Lily y su boca que más que nada parecía arrancarle el alma que en nada se parecían a los dulces besos cargados de pasión de Harry. Se sintió súbitamente mal, era como si estuviera traicionando a su pequeño, pues se podría decir que su relación era más formal de lo que le gustaría admitir, aunque aun no le hubiera dicho nada a sus padres “seguro y esta vez me linchan entre los dos cuando se enteren de viva voz” pensó con pesar.


-Sev, pensé que tal vez podríamos…- Harry abrió la puerta para encontrar la escena más bizarra y desgarradora que pudiera ver.


-Ha-Harry- murmuró reuniendo sus fuerzas para separar a Lily que se le quedó viendo sorprendida para después regresar a ver al umbral donde el chico Slytherin los miraba con ojos vidriosos.


-Ohh ¿eres Harry Potter el hijo de James?- preguntó con genuina alegría acercándosele para verlo mejor –eres igualito a James… solo que con los ojos iguales a los del ministro Riddle ¿Qué haces aquí pequeño? ¿Te perdiste?- preguntó ingenua ladeando la cabeza, recalentando de paso la cabeza a Severus, no era posible que estaba tratando a su niño como un chiquillo de cinco años, “bueno, apenas cumplirá 13 pero no es motivo para que le hable así” bufó en su mente sin demostrarlo en su semblante.


Harry dio un paso hacia atrás queriéndose alejar de esa tal Lily que osó poner sus sucias manos en su Severus, pero el parecía como si nada haciéndole dudar “creí que teníamos… que lo nuestro…” sus ojos se llenaron de lagrimas sin poder terminar su pensamiento sin sentir ese creciente dolor de la traición del subconsciente al enfrentarse a la realidad.


-Harry, esto no es….- no lo dejó terminar.


-¡Eres un idiota!- chilló saliendo como entró azotando la puerta tras de él. “Maldición” pensó abrumado ¿ahora qué haría?


*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*


Ron bostezó con pereza, se sentía un poco perdido y acalorado, sus manos estaban enredadas entre otros pares de brazos e intentando moverse también notó que estaba atrapado de los pies por varias piernas. Abrió sorpresivamente los ojos notando como los acontecimientos de la noche anterior le pesaban y que los cuerpos bloqueando su salida eran de sus hermanos. Tragó saliva con dificultad.


Su corazón comenzó a acelerarse al tocar la espalda desnuda de Fred “simplemente dormimos juntos, no es nada malo, aparte somos hermanos, no es como si quisieran hacerme algo… ¿verdad?” pensó tratando de acallar ese delator martilleo en su interior, pues era cierto, esos dos lo habían ocupado como si de un peluche se tratara y gruñó para sus adentros.


Como ansiaba quitarse ese embarazoso disfraz, regresar a su cuarto y olvidarse de esa terrible experiencia que el juraba que había terminado.  “Pudo ser peor” caviló con alivio; pues conociendo a sus hermanos como los conocía, no dudaba que eran capaz de muchas más cosas peores que disfrazarlo de peluche humano.


-Tengo que escapar…- murmuró mirando los puntos ciegos de esos endemoniados gemelos que estaba seguro y tramaban algo, pero no estaba seguro que era. Cuando vio una salida por las piernas de Fred, George lo ciñó por la cintura atrayéndolo hacia él haciendo que se volviera a sonrojar y aun mas al sentir el cálido aliento te su hermano en su cuello.


-¿Vas a alguna parte conejito?-


*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*


Harry corrió a toda velocidad bajo su capa de invisibilidad. Por unos momentos creyó que Severus lo seguiría, pero no fue así. El dolor de su pecho no se hizo esperar y comenzó a sollozar quedito.


No podía creerlo. “¿no habían terminado esos dos?” se preguntó secando una de las lágrimas que rodó por su mejilla. “Severus me ama…” se trató de convencer. Aunque este jamás le había hecho promesas de amor ni le había dedicado palabras tiernas, él sabía que no era su estilo; pero, sus acciones siempre valían más que mil palabras y estas siempre le demostraban cuan querido era por Severus. “¿qué tal si no es demasiado lo que le doy que tuvo que regresar con esa pelos de zanahoria?” se preguntó horrorizado y gimoteó aun más fuerte.


-¿Harry?- preguntó Draco con voz ronca. Se había quedado dormido después de gran rato esperándole, pero al escuchar la puerta abrirse lo despertó de su sueño ligero. Con su mano tanteó donde se escuchaban los lloriqueos y cuando encontró el bulto invisible le retiró la capa.


El moreno intentaba secar las lágrimas con el dorso de su pijama, pero no podía parar de llorar.


-Draco…- se abalanzó contra su amigo –Severus estaba… él…- no podía hilar correctamente una palabra.


-Shh… tranquilo- dijo palmeando su espalda. Tenía muchísimo sueño, pero su amigo lo necesitaba. Harry entre hipidos y más lagrimeo le relató a grandes rasgos lo que vio. La ex –novia de su amado Sev, profanando esos delicados labios que le pertenecían, aunque Severus no le haya dicho que era todo suyo, tampoco lo contradijo.


-¡Esa arpía!- chilló Draco sentando a Harry a su lado –sabes que Sev ya no siente nada por ella, el te ama a ti, estoy seguro-


-¿Cómo puedes estarlo?-


-Por dios Potty, soy un veela, bueno… mitad veela… pero como sea, esas cosas del corazón es un trozo de pan para mi saberlo- el ojiverde arqueó una ceja incrédulo, pues le costó bastante trabajo deducir que estaba prendado de los hermanos mayores de Ron así que “experto” como tal no creía que fuera –no me mires así que es cierto- exclamó muy digno –además, seguro y ella le tendió una trampa y estoy seguro que Sev te buscará mañana para aclarar todo-


-¿Tú crees?- preguntó esperanzado.


-Claro- dijo pasándole su pañuelo tejido por sus parpados ya enrojecidos –estaría muy sorprendido que no pasara eso- le sonrió tan lleno de sí mismo y le alborotó el cabello –ya vente a dormir que estoy que me caigo de sueño- Harry resopló y se dejó caer en la cama. Draco prosiguió a arroparse y arropar a su tristón amigo.


-Gracias Draco…- dijo acurrucándose abrazando su almohada –y oye… ¿Dónde está Ron? Que no lo oigo roncar…- preguntó tallando sus ojos viendo de reojo hacia la cama vacía.


-No tengo idea… seguro y las arañas se lo comieron- se alzó de hombros restándole importancia ovillándose en la cama.


-Espero que haya sido eso y no ciertos depredadores de la torre de Gryffindor…-


*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*


Ron comenzó a boquear como un pez fuera del agua. No quería afrontar la realidad, esa mano de George estaba demasiado debajo de su estomago y parecía tener vida propia acariciando esa parte de su vientre estremeciendo con cada contacto. Tenía que idear algo bueno y rápido.


-Tengo que regresar a mi sala común…- murmuró quedamente que a los gemelos les pareció tan tierno y ampliaron sus sonrisas gatunas.


-Pero Ronny, aun no terminamos el primer favor…- susurró George en su oreja mordiéndole descaradamente el lóbulo que se le antojó suculento. Ron se erizó ante aquella caricia. ¿Qué estaba pasando? Abrió desmesuradamente sus ojos y para su sorpresa y terror, Fred estaba escasos centímetros de su rostro. “Demasiado cerca…” murmuró para sí apretando los ojos.


-¿Q-Q-Que estás haciendo…?- tartamudeó ante el inminente calor que bajaba por su cabeza hasta lugares recónditos que era mejor ni pensar en ello. Podía sentirlo terriblemente cerca, su abrasivo aliento y sus castaños ojos escudriñándolo exhaustivamente casi como si fuera la más rara y deliciosa varita de regaliz en el mundo y Fred no podía aguantar por probarla.


-¿Cómo que parece, Won-Won?- arqueó la ceja divertido antes de inclinarse hacia delante capturando en el acto sus labios entre abiertos.


Fue demasiado rápido para reacción y hacerle hacia atrás; esa peculiar presión en sus labios le derritió con un ahogado jadeó que estaba casi seguro que provino de su boca. Con sus temblorosas manos hizo amago de apartarlo, pero fue más que nada un débil acto que dibujó una traviesa sonrisa contra su boca. Fred lamió con gula su labio inferior siendo consciente del magnífico manojo de suspiros que inútilmente Ron intentaba ocultar.


Abriendo sus azules ojos sintió la ausencia de la boca invasora y dio una profunda bocanada. El mayor de los gemelos no le perdía de vista mientras acariciaba la comisura de labio.


Sin decir “agua va” George no desaprovechó la turbación de su hermano menor, quien tragándose sus protestas y demás reproches se dejó hacer por esas boca experta que hacía y deshacía en su interior, degustándolo hasta el punto de volverlo loco con su hábil lengua que exploraba ese terreno inexplorado y agasajándose a más no poder.


-Nada mal, conejito…- murmuró George alejándose escasos centímetros de su rostro recuperando el valioso aire que les faltaba.


-No…- dijo débilmente apoyando ambas manos sobre su torso desnudo como queriendo apartarlo.


Con divertimiento tomó las mechas pelirrojas de su hermano y le hizo centrar su mirada en la suya; le gustaba ese banal intento de hacerse el fuerte combinado con sus enrojecidos labios y sus mejillas arreboladas –pero ¡¿Qué?!- expresó temeroso cuando vio una extraña mezcla de ironía y deseo en el rostro de George y la peculiar faena de Fred reptando por la cama hasta colocarse entre sus piernas que descaradamente abrió con ambas manos deleitándose con su inocente tersura. Como acto reflejo intentó cerrarlas, pero este se las tenía bien sujetas y parecía entretenido con esa pequeña batalla.


-No temas pequeño- la voz ronca de Fred bloqueaba cualquier pensamiento lógico drenando lentamente cualquier estrategia de salida de su mente. Sabía que de no huir en ese preciso instante, perdería más de lo que estaba dispuesto.


-Tú solo relájate Ronny…- completó George pegando su frente contra la suyas, mientras las manos de Fred viajaban hacia sus muslos en tortuosa lentitud.


-Pero esto está mal…- ahogó un gemido cuando sintió su no tan dormido miembro dar un brinco por todo aquel preámbulo que aunque incorrecto subía la temperatura de su cuerpo a aceleradas revoluciones –S-soy su he-hermano…-


-Por supuesto pequeño conejito asustado…- los dedos de Fred bailaron sobre la afelpada tela que cubría escasamente sus partes íntimas- como eres nuestro hermano menor, debes de hacer tooodo lo que nosotros te digamos- canturreó abriendo el zipper con tormentosa lentitud para darle mayor libertad.


-Malditos…- gruñó apartando la vista de ese por demás intencional juego diabólico. Forcejeó nuevamente, pero todo parecía inútil aquellas dulces cadenas de brazos que le apresaban, no lo dejarían ir tan fácil mientras sus deseos no estuvieran satisfechos –noo…- suspiró.


-Pero descuida, como te queremos mucho, te vamos a consentir como no tienes ni idea-la sonrisa lobuna del mayor lo estremeció.


Volviéndose a apoderarse de sus labios succionando y lamiéndolos, George se maravillaba por su inocencia. Sonrió al darse cuenta que ellos eran los primeros en profanarlo de esa manera y aquello le daba tan avasallador gusto que no perdió tiempo en invadirlo nuevamente, incitándolo con su lengua para que aprendiera el placer de compartir aquellas sensuales caricias. Ron estaba más que receptivo y atento que le erizó el vello de su nuca; tan buen alumno que le correspondía con igual pasión que la suya.


Con unos pequeños mordiscos se deleitó con sus labios más que escarlatas por la brusquedad y el ardor con el que eran tomados. Los chupó una vez más antes de sujetarlo por sus cabellos para que enfocara con su mirada azul a Fred y lo que estaba a punto de hacer.


-Eso… no…-el mayor de los gemelos sopló con delicadeza aquella sensible zona expuesta que se le hacía agua la boca de solo pensarla que la tenía entre sus manos. El cuerpo de su hermano temblaba con anticipación y sin querer torturarlo mas (por el momento) lo engulló como si de una paleta de regaliz se tratara -¡Fred…!- murmuró ahogando un gemido con el dorso de su brazo. Abrió los ojos extasiado al sentir como se movía su miembro en la boca de Fred.


-Vamos pequeño Ronny, déjanos oírte…- susurró George mordiendo el lóbulo de su oreja quitándole la mano de la boca y sus gemidos no se hicieron esperar.


Su cuerpo no paraba de temblar, sentía arder cada centímetro de su piel. Las palabras inteligibles salían a trompicones de su boca entumida, las manos de George trazaban caminos por todo su cuerpo, era divino sentir su lengua y sus labios besándolo con tal desbordante placer, como si tratara de memorizarlo. Sujetaba y atormentaba sus pezones más que erectos repartiendo mordidas hasta enrojecerlos, sentía que se desharía en sus manos; pero todo aquello deleitoso no se comparaba al trabajo que estaba haciendo Fred con su hombría, que solo podía perderse en los ojos avellana de su hermano que tomaba su miembro sin piedad; lamiéndolo de arriba abajo con rapidez.


-¡Mngh!- gimoteó en la boca de George cuando prorrumpió la ola del orgasmo invadiendo todo su cuerpo que se derramó en  su pecho y las manos de Fred. Arqueando su espalda y temblando espasmódicamente se dejó caer sobre la cama tan plenamente perdido que sentía que solamente los brazos de George alrededor de su cintura le prevenían de salir flotando de su cuerpo.


-Que sabroso…- murmuró Fred lamiéndose la corrida de sus dedos sin dejar de ver a su más que satisfecho hermanito que cayó sin más, en satisfactorio sueño. George lamió los labios de su gemelo para probar la esencia del pequeño y sonrió triunfal.


-Tienes razón… rico…- dijo limpiando su labio a la par que lanzaba un fregotego a su dormido Ron.


-Y aun faltan 9 “favores” más- murmuró risueño Fred acurrucándose contra el caliente cuerpo y acariciando sus cabellos húmedos -Dulces sueños pequeño Poodle, la próxima vez será aun mejor…- George no pudo más que asentir a aquellas palabras; en definitiva tenían mucho planes para esa pequeña serpiente.


*..ººoºº..*1 semana después*..ººoºº..*


“Draco se equivocó” pensó apesadumbrado Harry suspirando por quinta vez en el día. Eso no era justo; por más que se esforzara, Severus no le regresaba la mirada, nada, ni siquiera tenía la dignidad de querer explicar que estaba haciendo Lily Evans en sus aposentos tan entrada la media noche, porque estaba seguro que le debía una explicación ¿verdad? y lo peor de todo es que parecía que esa horrible pelirroja estaba como si nada entrando y saliendo de la habitación de su adorado pocionista "¿porque no me invita también para que hablemos y solucionemos esto de una vez por todas?” Se preguntaba furibundo.


Y el colmo de los colmos es que la pelirroja no se le despegaba más que cuando tenía que dar clases de pociones y eso lo tenía rabiando de coraje.


-¡Harry Potter!- la fuerte voz de Bill lo regresó al mundo terrenal -no te distraigas en plena enseñanza- chasqueó la lengua como primera advertencia.


-Lo siento profesor Weasley...- dijo por lo bajo golpeando sus mejillas con ambas manos, pensar en Severus siempre lo transportaban a otra dimensión y más ahora que no había podido besarle “¿cuando ha pasado?” se cuestionó a la par que hacia cálculos mentales “¡1 mes 4 días!” se sintió desmayar “estúpida Lily Evans” gruñó.


-Otra falta y son 5 puntos menos a Slytherin ¿ok?- el moreno asintió -a ver, ¿quién puede decirle al señor Potter que estábamos viendo?- muchos alzaron la mano, pero la vista zafiro del profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras parecía que el único siempre presente en su radar era un rubio en particular.


-Ammm...a ver Draco, si estas atento- el rubio frunció el entrecejo por su estúpida costumbre de tutearlo cada que podía y porque insinuaba que no ponía atención a la clase."Idiota" pensó molesto, pero como estaban en media lección se limitó a contestar tan lleno de si mismo le demostraría su sorprendente mente.


-Estábamos hablando el hechizo flippendo, que es un hechizo sencillo para aturdir, de bajo impacto pero útil... necesitaba un voluntario y parece ser que Potter estaba indispuesto- ahora fue el turno de Harry por molestarse y le dio un codazo por volver a ponerlo en evidencia.


-Correcto Malfoy ahora procedan a formar parejas, espero que hayan estado practicando en sus vacaciones el protego pues lo vamos a emplear como un método de defensa al flippendo- todos asintieron emocionados.


Con un movimiento de varita, Bill despejó el salón para que dispusieran del espacio conveniente y sin tardanza todos comenzaron con la práctica.


-Pss… ¡Ron!- llamó Zabinni en voz baja para que pusiera atención, pero parecía perdido en la quinta dimensión –si tu hermano nota que no estamos haciendo el “flippendo” nos quita puntos- pero no hubo respuesta del menor pelirrojo; lo vivido apenas una semana seguía bailando en su recuerdo y nada bien le hacía.


“Como pudieron hacerme eso ¿a mí? ¡Entre todas las personas! Soy su hermano por Merlín” se preguntaba sonrojado, aquello representaba demasiados rompimientos de reglas de lo moral, lo natural y la cordura, una parte de él lo disfrutó; sentir los incontables besos que los gemelos repartieron en sus labios y en toda su piel estaban ahí grabados en su mente que no podía apartarlo por más que quisiera. “Mi primer orgasmo experimentado y a manos de esos dos ¡y a manos de esos dos!” estaba seguro que si alguien se enteraba se armaba el acabose.


-¡Malditos sean!- exclamó en voz alta haciendo reír a todos.


-¿Sucede algo, Ronald?- preguntó Bill cruzándose de brazos pues ya había notado el ausentismo de su hermano, pero no quería ser muy duro con él porque suponía que los únicos que podían ponerlo de esa manera eran sus querido hermanos Fred y George, sin embargo si Ronald no ponía atención en clase le estaba obligando a serlo.


-No… profesor…- contestó ruborizándose nuevamente y sacudió su cabeza. Debía concentrarse y aclarar las cosas con los gemelos del demonio, no estaba dispuesto a ser su burla, ¡no señor! Y no dejaría que se repitiera aquello tan vergonzoso “aunque se sintió jodidamente bien…” se tuvo que dar una cachetada mental, aquella vocecita no hacía nada bueno a su sensatez.


-Escúchame bien comadreja si nos bajan puntos tú serás quien le haga la tarea al idiota de Blaise- siseó Pansy iracunda sosteniéndole por la corbata.


-Pansy, tranquilita te vez más bonita- dijo burlón el moreno que se sentía campante por haber ganado la apuesta pues cuando la chica llegó entrada la noche al cuarto de los chicos pensando la muy campante que le había ganado, resultó que el mismo Theo ya le había revelado quien era su novio días antes y por ende se libraría de la absurda idea de tener que usar falda y principalmente de hacer sus deberes por el siguiente mes.


-Eres un bastardo, Blaise Zabinni- gruñó Pansy mirándolo con verdadera ira brillando en sus ojos de jade como queriendo tragarse al idiota que le ganó, para no tener que volver a ver su cara.


-¿Señorita Parkinson?- preguntó Bill acercándose a ver de qué iba todo ese barullo que le distraía del rubio que ejecutaba sus hechizos de defensa a la perfección.


-Nada querido profesor, todo está bien- sonrió dulcemente –solo le aconsejaba a mi buen amigo Ronald que debía realizar un mejor movimiento de varita para ejecutar correctamente el flippendo- Nott y Zabinni se regresaron a ver sin creerse el teatrito de la Slytherin, pero al parecer el profesor se lo tragó.


-Muy bien Pansy, pero te sugiero que prestes más atención a tu compañera de trabajo- la chica asintió y Bill siguió paseándose por el salón.  Dirigiéndole una mirada asesina al menor de los Weasley como si fuera él el causante de todos sus problemas, volvió con su amiga Dafne Greengrass para seguir con el ejercicio.


Cuando todos consideraron que practicaron lo suficiente, el profesor de DCAO los pasó de uno por uno para que le mostraran sus habilidades. Los Slytherin orgullosos ganaron puntos por que la mayoría de los alumnos lograron ejecutar correctamente el hechizo de ataque y defensa.


-Ok chicos, la clase terminó, quiero que para mañana me traigan un pergamino de solo 15 centímetros sobre la historia de la invención del hechizo flippendo y también los pros y contras de emplearlo en un duelo- todos asintieron y el salón comenzó a vaciarse.


-Draco, creo que voy a ir a buscar a Severus, porque si es por él, seguro y hablaremos hasta el nuevo siglo- dijo el moreno haciendo un mohín. El ojiplata asintió, a veces su padrino podía ser lento para algunas cosas y no notaba que Harry esperaba que diera el primer paso.


-De acuerdo, solo no me lo estropees mucho que mañana nos va a enseñar a hacer la pócima para dormir- el ojiverde sonrió ampliamente imaginándose en grande su promesa personal de solucionar ese embrollo que seguro y era un gran mal entendido y volvería a estar en la intimidad con su pocionista favorito antes de poder decir “Quiddich” y echó a correr en dirección de las mazmorras.


-Drake- llamó Bill haciendo que las pálidas mejillas ganaran color pero que el semblante altivo se plasmara en el mitad veela que parecía disfrutar de su atención -¿Nos vemos en mi despacho?- el rubio lo miró fijamente y se comió con los ojos las ganas del mayor por probarlo.


-Los siento William, pero Charlie y yo ya teníamos una cita en la sala de música- la coquetería del Slytherin ensombreció al mayor que le provocó algo de gracia al menor “se ve gracioso y sexy así enfurruñado” pensó mordiéndose el labio evitando explayar su sonrisa –pero si quieres… puedes acompañarnos- la sugerencia en  su voz le robó el aliento al mayor de los Weasley quien tragándose cualquier protesta contra incompetentes maestros de cuidado de criaturas magicas no pudo más que asentir.


*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*..ººoºº..*


Mientras tanto en el gran comedor, Hermione esperaba en la mesa de Slytherin la llegada de Harry, de Malfoy o incluso de Ronald; o al menos aquella era su escusa, pues desde hacia media hora picaba un poco de su plato con su tenedor y observaba la palpable frustración de Pansy por arriba de su libro.


-Estúpido Theo que sale con el imbécil de Longtonto…. ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Decirle antes al idiota de Blaise que a mí? Eso no es de amigos….- murmuraba sin apartar esta a su vez la mirada de sus amigos que ahora los consideraba peor que elfos domesticos.


Theo por su parte estaba en su mundo observando a su lindo león charlar animosamente con Finnigan y con Thomas, esbozaba sonrisillas tontas cuando lo veía que se le caía un trozo de fruta de su tenedor. “Al parecer el amor hace más estúpida a la gente” pensaba hastiada rodando los ojos.


-Pansy, no arrugues tanto tu ceño… te va a quedar marca- dijo mirando ese adorable mohín que formaba con sus labios brillantes gracias a su brillo de frambuesa.


La morena seguía sin escuchar nada, seguía sumida en su monologo interno, refunfuñando por tener que hacer las benditas tareas por Zabinni por un mes “¡Maldito codicioso, como si una semana no fuera suficiente!”


-Pero esos desgraciados me las pagaran si los cuelgo de sus calzones al sauce boxeador… ¿Qué? ¿Qué fue lo que dijiste sangre su… Granger?- tosió eso último tratando de ocultar su desliz sin éxito pues ahora fue turno de Hermione de rejuntar sus cejas enfadada.


-Nada…- murmuró volviendo a su pesado libro tratando de concentrarse en su lectura abandonada desde hacía rato.


-Vamos ardillita, no seas sentida- dijo acariciando su mano con sus nudillos. Pudo sentir el temblor que ocasionó y sonrió con suficiencia. Hermione regresó a ver esos ojos verdes como el musgo y recordó con nerviosismo aquel beso que compartieron; sus mejillas se tornaron carmesí y apartó su vista carraspeando.


-No me gusta que me digas así, Parkinson- dijo con una nota ofendida que se le resbaló a la Slytherin, pues, aunque las aguilitas azul y cobre se le hacían demasiado insípidas y metomentodo, esa Ravenclaw en particular sabía cómo manejarla y era extrañamente interesante sus expresiones.


-Ya sabes cómo es la costumbre, Granger, es algo tan arraigado, que es casi difícil de evadir cuando se enseña desde la cuna- la castaña arqueó una ceja inquisitiva. “Yo no me refería a eso” pensó entornando los ojos. Como ansiaba que esa presuntuosa morena la viera con otros ojos, pero al parecer, aquello no podría ser y solo negó con la cabeza queriendo ignorarla. Pansy rechistó al perder la atención de la castaña y procedió a hacer algo no tan sutil pasándole la mano por su rodilla expuesta haciéndola brincar.


 –Aunque estoy segura que tu podrás ayudarme a corregir mis malos hábitos ¿verdad, Hermione?-


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Andando a grades zancadas se aproximaba a las mazmorras, su corazón golpeteaba frenético en su pecho, era un momento decisivo. Sabía que sentimientos como los que sentía en su pecho por Snape era algo precioso e inolvidable y que haría todo lo posible por que le llegaran correctamente; no estaba dispuesto a dejárselo tan fácil a la ex de su adorado. Apresurando el paso decidido a hacer lo que sea por él.


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-Lily, para de una vez- exclamó irritado el pocionista tomando las manos traviesas de la pelirroja que amenazaban con colarse por su pecho.


Ya lo tenía más que harto con su tira y afloja, las constantes miradas cargadas de anhelo y por demás evidentes roces. “Como si no fuera obvio lo que quiere” rumiaba apartándose de su querida amiga oportunista que por su culpa no había logrado acercarse a su adorado niño.


“Harry…” pensó con pesar, así de cabizbajo como lo veía le partía el alma y más no poder tocarle, dejar que esas manitas lo acaricien como si de algo tan frágil y valioso se tratase, que lo mirara con esas preciosas esmeraldas tan puras, tan cristalinas que creía que enloquecería.


-No te entiendo, Sevy. Solo déjate llevar- dijo dando un paso más hacia su presa, no entendía desde cuando era tan puritano y le rehuía, siendo que este siempre la recibía con los brazos abiertos cuando cometía una equivocación.


-No puedo, Lily- declaró firmemente poniendo una segura separación de un brazo. No quería que se repitiera el percance de hacia unas semanas.


-¡Pero!- hizo un berrinche cruzándose de brazos. La puerta se abrió estrepitosamente dejando ver a un pequeño de lentes con brillantes ojos rojos denotando furia por todo su cuerpo. La pelirroja se estremeció, jamás vio tal demostración de peligro y fiereza desde que estaba en la escuela y el ministro Riddle se enojó en pleno gran comedor.


Sin siquiera decir palabra el niño se le quedó viendo al estático hombre y avanzó hasta él. La tensión, la necesidad le hizo jadear. Harry parecía desvestirlo con sus ojos enrojecidos y ansiando a cada paso devorarlo.


El pequeño Slytherin estaba inmerso en esos pozos de acerina que no se perdían movimiento alguno, podía sentir su añoranza y eso le brindo el último empujón que necesitaba. Tomándolo por las solapas de su abrigo lo jaló hacia si con tal fuerza que sus labios chocaron violentamente; pero aquello no amilanó el deseo que ambos sentían. Los labios se movían en acompasada sintonía, reconociéndose, probándose,  amándose sin recato.


Lily tragó duro cuando sintió los ojos del chiquillo clavándose en los suyos, demostrando con cierta satisfacción algo que no consideró, pero que le demostraba que el pocionista tal vez ya no sentía lo mismo por ella.


Harry sonrió triunfal en aquel profundo y tan preciado beso. Las manos de Severus recorrían su espalda y sus largos cabellos rosaban sus mejillas; así era justo como debían de estar.


-Eres mío, Severus…-


 

Notas finales:

Espero que haya sido de su agrado!! los adoroo!! y espero que me puedan dejar un rr! para decirme si voy bien o mal o muy mal! jaja xD

les mando muchisimos besitos con todo mi kokoro! les deseo lo mejor!!~ <33


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