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En el amor no se manda por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Ya estoy aqui mis amores! ¿me extrañaron? yo a ustedes si!! primero que nada quisiera pedirles perdon por demorar muchisimo, pero no podia terminar de cuajar toda la idea general y luego con los examenes, la escuela y mis demas fics puff, fue dificil pero lo logre y contra toda posibilidad terminé este el capi!! wii!! espero que les guste!!

Mil graicas Megasikent (x2), Cris, Alexandra (x2), Nekita_u, Nataly y Tess!! cuanto les agradesco por sus maravillosos comentarios y este capi va para ustedes!

A leer se ha dicho~*

 


Ron inhaló con profundidad. La carta que le habían mandado tres días atrás los gemelos, le dejaban muy en claro lo que querían de él. Estaba más que nervioso.


“No es como si quisieran repetir lo de la otra vez ¿o sí?” pensó sintiéndose sumamente avergonzado.  Jamás pensó que aquello sucedería, bueno, estaba consiente que algo así pasaría en un futuro, vamos que no planeaba ser célibe toda su vida, pero lo esperón no de aquella forma sin planeación de su parte y a mano limpia por parte de sus depredadores clásicos.


“No se sintió bien…. No… para nada…” se dijo tratando de auto convenciéndose pero sin creérselo mucho, pues aquellos pares de besos y esa lengua probándolo con gula, lo habían llevado de la mano a rincones tan profundos del éxtasis como nunca sintió, haciéndole explotar como nunca, bebiéndose hasta la última gota de su ser.


Cerró los ojos con fuerza al igual que su puño contra el papel y se dispuso a ir al encuentro con su destino.


Todas las personas se encontraban en la fiesta y él se lamentaba por no poder probar la deliciosa comida que seguro sirvieron, ni mucho menos poder ver a la dulce Hermione con su hermoso vestido de gala ni su esponjoso cabello acomodado gracias al tónico que le había regalado.


“Esto apesta…” pensó con sus mejillas sonrojadas abriendo la puerta de la sala de los menesteres, decidido a cumplir con su parte del trato.


-Hola Won-Won, llegas justo a tiempo- dijo la voz cantarina de Fred que estaba gustosamente recostado en un amplio sillón usando nada más que un par de holgados bóxer rojos haciéndole jadear en el acto de evitar a toda costa la mirada de esa peculiar zona que se perdía entre sus piernas...


-Ahí está lo que necesitaras para tu siguiente misión, conejito- a completó George saliendo a su encuentro, acariciando su mandíbula con algo extraño que rallaba en el cariño, antes de plantarle un ardiente beso en los labios que le robó el aliento –esta vez nos vamos a divertir más que la vez anterior…- dijo lamiendo su labio inferior travieso y Ron tembló por su destino pues, si su idea de “diversión” era como lo que sucedió la última vez, no quería ni imaginarse en qué consistiría el siguiente desafío.


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En menesteres un tanto diferentes, se encontraban los Weasley mayores, que tratando de ser lo más sigiloso que podían, vagaban en el bosque buscando al pequeño niño de sus ojos.


-Espero que no esté lejos- dijo con sentida preocupación el mayor de los hermanos Weasley buscando con la mirada a su adorado rubio que no daba seña alguna de su paradero. Ya llevaban más de media hora de búsqueda y no podían creer que Draco se hubiese alejado tanto.


-Seguro ya pronto lo encontraremos- contestó Charlie sin prestarle mucha atención. Estaba concentrado en su modo Domador de Dragones, donde la sutileza y el sigilo se convertían en su segunda naturaleza.


-Oye Charlie… ¿crees que Draco siga molesto con nosotros?- estaba acongojado y algo avergonzado por su actitud infantil con un tema como “escoger pareja de baile” pues era más que obvio que su pequeño jamás consideraría el hecho de dejarlo ni a él ni a Charlie… aunque si le repateaba la sola idea de que alguien más pudiera ver las lindas manías de su niño rubio y prendarse de tal manera como a ellos le había pasado.


-Supongo- esbozó una sonrisa –ya sabes que a nuestro dragoncito le encanta eso de estar enfurruñado y más por la severa negativa que le dimos… aunque siento que ha de estar asustado por esto que acaba de pasar…-


Era obvio que su condición licana no era un secreto para todos pues siendo hijo de Remus Lupin era más un hecho, pero, mucho distaba el conocimiento a verlo en primera fila.


-Si lo se; puedo sentirlo…- Bill aumentó el lumus de su varita y siguió buscando con su mirada azul, algún indicio del paradero de su niño.


-Aunque he de admitir que es encantador como un lobito blanco…- dijo como que no quiere la cosa Charlie haciendo reír a su hermano.


-¿Qué? ¿Te pusiste cachondo con eso?-


-Déjame en paz- dijo el ojicafe dándole un empujón sin afirmar o negar nada.


-Oye Charlie, tal vez no sea pertinente decirlo ahora, pero es mejor hacerlo de una vez por todas, planeaba en verano llevar a Draco a Venecia para celebrar su cumpleaños número 13…- dijo en ese momento de confesión, pues si quería que las cosas funcionaran, sabía que debía de haber plena confianza.


-¿Y qué? ¿Planeas divertirte de lo lindo con él?-


-En parte…- dijo rascando su nuca mientras el menor apretaba sus manos en un puño, listo para rebatirle que no se quedaría de brazos cruzados -solo quería avisarte para que agendaras un tiempo para que fuéramos los tres-


Charlie no podía creer lo que le sugería Bill. ¿Las vacaciones de verano exclusivamente entre ellos dos  y su dragón? Eso sonaba como un maravilloso sueño y aunque no tenía ni idea como lograrían alegar al pequeño Malfoy de sus sobreprotectores padres, le generaba muchísima intriga.


-Parece ser que tenemos un acuerdo, Billy-


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Una tonada de las Brujas de MacBeth se colaban en la desierta enfermería y Pansy con todas sus fuerzas se escurría de un lado a otro evitando las peculiares miradas lujuriosas que le lanzaba una Hermione Granger que no paraba de acosarla.


No entendía que estaba pasando, pero sabía que algo andaba mal ahí; ese extraño comportamiento no iba nada con su pequeña ardillita que siempre era tan dulce, nerviosa y metomentodo, toda rectitud que nada tenía que ver con la chica que tenía por delante que deshaciéndose de la mesa que las separaba, acortó la distancia.


-¡Espera Granger, tu no quieres hacer esto!- chilló Pansy rehuyendo de las traviesas manos de la Ravenclaw que abarcaban más de lo que podía detener.


-Por supuesto que si Pansy… siempre he deseado hacer esto- dijo sonriendo al sentir las delicadas piernas expuestas de la moreno bajo el sedoso vestido.


-Estas drogada, seguro fue el ponche… ¡hey!- gritó cuando sintió que se desprendía el broche de su sostén. La pared a su espalda le impedía huir y el cuerpo de la castaña se contoneaba sin recato contra el suyo, quería huir de esa piel febril que no se daba abasto con sus negativas.


Sin dar aviso previó, asaltó sus labios en un hondo beso y Pansy con ojos como plato por la sorpresa trató de apartarla inútilmente, puesto que la castaña sacaba fuerza de sabe dónde que no desistía en explorar el interior de su boca, bebiéndose su aliento, provocando extrañas emociones que se arremolinaban en su interior, haciendo que se derritiera por la forma en la que ardiendo por ella enrollaba su lengua con la suya.


Sus manos perdieron fuerza de combate y solamente podía aferrarse de los hombros de la chica que vaya que sabía qué hacía. Cuando menos lo sintió dejó de haber presión y Hermione cayó como peso muerto contra ella.


-¡¿Pero qué?!- preguntó desorientada.


-¿Se encuentra bien señorita Parkinson?- Era Madame Pomfrey que arqueando una ceja y la miraba de modo acusador. La morena jadeó deteniendo el lánguido cuerpo de la castaña, sin saber con exactitud que responder.


-Creo que si…- la sanadora suspiró, levitando a la chica inconsciente a una camilla y la Slytherin recuperando su temple pudo respirar mejor. Acomodando su maltrecho vestido, parándose lo más elegante que pudo, como si no hubiese pasado nada entre la lengua de la Ravenclaw y su garganta.


-Humm parece ser que la señorita Granger fue intoxicada- dijo mirándola severamente y Pansy ofendida se colocó una mano en la cintura para rebatirle.


-Por Merlín que no le haría daño a Granger- la sanadora le dio el beneficio de la duda y siguió examinando con su varita- aparte por si no se dio cuenta, yo fui la víctima en este escenario-


-Aja…- la pelinegra hizo una comisura por su falta de tacto –parece ser que tiene una poción alterada en su cabello… nada que no se solucione con facilidad- dijo caminando hacia su escritorio –por el momento creo que estará mejor durmiendo la señorita Granger, puede retirarse si así lo desea señorita Parkinson-


Pansy se cruzó de hombros sentándose dignamente sobre su silla. Si sabía algo de la caballerosidad, era que su deber estaba en comprobar que estuviera bien, así que haciendo tripas corazón lo que sintió, se quedó seria mordiendo el costado de su uña en una actitud que seguramente sus padres reprocharían.


“Puede que Granger bese bien, pero eso no significa nada…” se dijo entre ofendida y alagada por la pasión que le había imprimido, con poción o no, había sido placentero.


Lentamente algo hizo clic en su mente que le hizo fruncir el ceño. “Maldito Weasley…” gruñó. Era obvio           que había sido su culpa con su estada poción alisadora defectuosa que se atrevió a darle a su descuidada ardillita “¡pero me las pagaras, Ronald-imbécil- Weasley!”


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Ron estornudó dos veces y se quedó absorto suspendiendo su tarea. Era como si alguien lo hubiese pensado de mala manera, o al menos eso decía su padre que era cuando sin causa aparente alguien estornudaba.


Se alzó de hombros y prosiguió a ponerse el ajustado corseé negro con la esponjosa falda del mismo color con un delicado mandil blanco que hacía enrojecer sus mejillas.


Las malditas medias fue lo peor de todo porque no tenía sentido que algo tan pequeño le cupiera en sus piernas, así que con trabajo procurando ser lo más gentil para no rasgarlas pues sabía que seguro sus hermanos se molestarían si destrozaba las pervertidas prendas que sabe Merlín de donde las habían sacado; finalmente las subió sin percance alguno, pero no creía soportarlas por mucho tiempo.


“¿Cómo demonios pueden las mujeres usar esto?” se preguntó arrugando la nariz.


Con trabajo se puso los zapatos con ese tacón bajo que terminaba en un tierno moño que sabía que si alguien lo viera sería el hazme reír de la escuela por el resto de su estancia en la escuela.


Dio una profunda bocanada y abrió disimuladamente la puerta, golpeando con ambas manos sus arreboladas mejillas que ardían por el rubor.


Con la mirada buscó a sus hermanos en ese vasto salón que se había transformado la sala de los Menesteres. Todo en vaporosa exquisitez de perfumes herbales y espumosa agua brotando a raudales en una especie de jacuzzi circular.


Tragó saliva con dificultad cuando vio aquella particular escena es estaba montando sus endemoniados hermanos frente de sí, ajenos a que eran observados.


Se besaban ansiosos, apretando sus manos contra la piel del otro, jadeando descontrolados sin importarles que la estancia hacía eco. La boca de Fred descendió sápida por el cuello de su gemelo, arrebatándole a George sollozos que le pedían porque lo tocara más.


No entendía como figuraba él en ese momento. ¿Acaso se habían burlado como siempre de él al hacerlo creer que era “especial” para ellos? Tal vez no era la primera vez que le hacían una travesura, pero esta vez sí dolía.


“Malditos imbéciles…” pensó mordiendo su labio para evitar ese traicionero sollozo que amenazaba con escapar de su garganta. No lloraría, pero tampoco podía seguir viendo eso, su corazón no se lo permitía y  huyó sin hacer ruido alguno.


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Harry estaba listo y así se sentía mientras caminaba a paso rápido bajo su capa de invisibilidad.


Tras haber recabado la información necesaria de Theo sobre las relaciones de pareja, se encaminó lo más veloz que pudo a las mazmorras, a los aposentos de su amado pocionista, esperando que estuviese solo y que la odiosa profesora Evans no estuviese morando por ahí teniendo la misma idea que él tenía.


Apresurando la marcha comenzó a rememorar en su cabeza la plática y las gráficas indicaciones de Theo mientras se daba valor.


“-¿Qué quiere saber qué?- le preguntó incrédulo Theodore Nott alzando una ceja cuando lo interceptó en su huida a la torre de Gryffindor-¿y porque crees que yo sabría algo así?- su actitud no lo engañaba y Harry fue directo en su contestación.


-Vamos Theo que se lo tuyo con Neville; Pansy no para de rechistar sobre ello- el chico soltó una risotada. Sabía que era de esperarse de Parkinson aquella rabieta, así que cruzándose de brazos estuvo dispuesto a ayudar a su compañero ojiverde.


-Vale, vale y ¿cal es tu duda?-


-¿Qué tengo que hacer para hacer el primer movimiento? ¿y si la otra persona no está segura como lo convenzo? y ¿ una vez que sucede a-aquello, duele? Y si es así ¿Qué se hacer para que no duela mucho?-


-Espera, espera que son muchas preguntas. Humm… a ver… pues te diré que en experiencia personal, es muy fácil acercarse a la persona que quieres y más si te corresponde. Vas con disimulo, sabrás que mi Nevs es muy tierno y despistado que me basta con acercare y posar mi mano en su hombro, dándole esa seguridad que necesita; un simple roce de piel es suficiente para iniciar seguido de un encuentro de miradas para hacerle ver cuanto lo deseas y amas-


Harry abrió los ojos desmesuradamente, grabándose sus palabras que podían serle útil más adelante –y si duele… te seré honesto y diré que sí, peor solo la primera vez o si de plano eres tremendamente bruto… pero si eres gentil y paciente como yo, seguro lograrás hacerlo placentero, incluso tengo un libro que podría servirte, es para principiantes- al ojiverde le sorprendió la idea de que tuviera más de un libro para esos menesteres y se sonrojó.


Theo pudo intuir su línea de pensamiento y sonrió de lado -Si me da la gana, más tarde te doy algo que te ayudara-”


Y apretando la bolsa de papel que le había dado su amigo tras suplicas y puchero, sintió el peculiar golpeteo de su corazón en su pecho que latía impaciente. No sentía miedo alguno y con decisión se desprendió de su túnica dando una pronunciada bocanada.


Podía percibir en el calor de esas cuatro paredes el bullicio y la música de la fiesta, pero no le importaba si después lo castigarían por haber faltado, de hecho si conseguía lo que esperaba, con gusto el mismo se situaría en el salón de castigos.


Sin reparo alguno se coló en la cama del pocionista deleitándose con la suave tela de las sabanas y enterrando la nariz en la almohada,  inhaló la esencia peculiar de su amado.


“Hoy es el día…” pensó emocionado casi pudiendo imaginar la cara de su Severus al verlo de esa forma, tan dispuesto, desparramado en su cama, dispuesto a dar el todo por el todo.


-¡Potter!- chilló Severus saliendo del baño, dejando caer sus túnicas sucias al suelo -¿Qué significa eso? ¡Si alguien te ve!- exclamó horrorizado viendo de arriba abajo a su pequeño niño tal y como lo trajeron al mundo y no pudo evitar el creciente sonrojo y excitación que trataba de esconder con ira.


Severus próximo a un vagido, intentó cubrirlo con una sábana, rogándole que se pusiera algo de ropa.


-¿No sientes nada Sev?- preguntó Harry agobiado porque por más que trataba de mostrar su desnudez, el mayor insistía en taparlo.


-¿De qué hablas? Que te vas a resfriar y tu bendito padre no dudará en venir a cruciarme por descuidarte….-


-¿Cómo puedes estar pensando en mi padre teniéndome así de entregado?- sus ojos verdes comenzaron a tornarse rojos por la molestia antes de pasar a un compungido sollozo –creí que me querías…- Severus tuvo que armarse de paciencia. ¿Por qué tenía que ser tan melodramáticamente adorable su niño?


-Y te quiero Harry, mucho, tú deberías de saberlo… pero esto es incorrecto, ven, tienes que vestirte…-


-¿No te pone tenerme así?- preguntó con ojitos de borrego a medio morir acariciando el pecho húmedo del pocionista -¿no te gusta mi cuerpo aunque sea un poquito?- la poca resistencia que restaba en Severus se fue de paseo con aquel dulce semblante e inocente pregunta caprichosa.


-Maldito mocoso…- siseó recostándolo en la cama con su violento beso que Harry disfrutó ansioso; hacía días que no se besaban y más aún de la última vez que se besaron con esa pasión. -¿acaso dudas lo que siento por ti?- dijo abalanzándose nuevamente contra sus labios.


-No…- suspiró el pequeño sonriendo.


Las incontables horas desperdiciadas gracias a Lily ya le estaban pasando la factura, la falta de Harry en su sistema se volvía pesada y ahora que lo tenía entre sus brazos, no estaba dispuesto a dejarlo ir. Harry tembló cuando deslizó su lengua por su cuello.


-Nunca habías hecho eso…- dijo cerrando los ojos dejándose invadir por esa maravillosa sensación.


-¿Te molesta?- preguntó acomodándose sobre sus codos.


-Ni un poco… sigue…- gimió cuando succionó su tierno pezón con gula.


Severus sabía que eso no estaba bien, Harry era un menor de edad y para colmo estaban en terrenos de la escuela, pero teniéndolo así de ansioso, dispuesto a lo que sea y con sus tersas piernas alrededor de su cintura, pudo tirar por la borda a sus dudas.


Con cariño se deslizó hacia terrenos inexplorados, sintiendo a su pequeño niño temblar. Repasó con su lengua la suave piel del escroto esperando no ser muy malo en brindarle placer pues estaba fuera de practica desde hacía tiempo y esperaba que con su ahínco y dedicación lograra llenar a Harry.


-Mmm… Sev…- gimoteó cuando Severus se llevó la goteante erección a la boca. El pequeño Slytherin se cubría la cara balbuceando incoherencias, se sentía en el octavo cielo y ansiaba por más. Aquella experta y húmeda lengua vagaba sin piedad trazando círculos, probando cada centímetro de él, chupando gustoso toda su longitud haciéndole ver estrellas.


Era más de lo que podía soportar y se corrió sin previo aviso en su boca.


-Lo siento Sev…- murmuró entrecortadamente ocultando su rostro con ambas manos. Se sentía terriblemente más por no poder contenerse.


-Esa bien Harry- contestó relamiéndose sus labios de una manera tan sensual que Harry se derritió ante tan esplendorosa visión -Podemos detenerlo aquí si te sientes abrumado…- Harry abrió los ojos y negó efusivamente con la cabeza -¿Qué es lo que quieres Harry?- el chiquillo tembló por esa manera rasposa y sexy en la que lo llamó.


-Quiero hacerlo todo Sev… por favor…- Severus jadeó  ante esa pequeña suplica.


-Y así te preguntas si no me pone verte así….- siseó deleitoso por la expresión de placer que su ojiverde mostraba.


-P-Podemos usar e-eso…- murmuró Harry señalando la bolsa en la esquina olvidada de la cama.


-Pequeño chiquillo endemoniado…- siseó al ver el contenido de la bolsa. Un bote de lubricante y un extraño aparato plástico y rígido que ni pensaba en usarlo nunca en su pequeño, lo regresó a la bolsa –Parece que venias preparado…- Harry sonrió entre su sonrojo.


Lo preparó con cuidado untando suficiente lubricante que tensó al pequeño por la frialdad del líquido, con cuidado introdujo un dedo procurando no hacerle ni una pizca de daño. Adorándolo como se merecía. El pequeño se removía inquieto, ansioso con ojitos lloroso.


-Te quiero en mi Sev… no tus dedos…- gimoteó y el mayor no pudo más. Jaló de el para tenerlo en el centro de la cama, acomodó una almohada bajo su cadera y sonrió dándole un rápido beso a su niño.


Entró en él lentamente, invadiéndolo palmo a palmo siendo la sinfonía de su respiración y jadeos, incentivo suficiente para su orgasmo. Procuró mantener su temple, no quería darle un deplorable espectáculo de eyaculación precoz, por Merlín que tenía contenerse.


-Mi dios… es… ahhh….- balbuceó Harry luchando en entre el placer y dolor, el ardor y el deseo que sentía al tener a su amado Severus por fin tal y como siempre lo soñó. Unido a él de una manera más allá de la física.


Comenzó a moverse deliciosamente lento para que Harry se acostumbrara a la intromisión, buscando su dulce punto para llevarlo al cielo. En ese delicioso vaivén ponían sus almas y anhelo, entre cada jadeo y bombeó se enterraba más en él con cada profunda estocada, disfrutando de la hermosa y agónica sensación de pertenencia y plenitud, rompiendo en gritos cuando llegaron al clímax esplendoroso que explotó entre ellos.


 Severus se maldijo por ser tan descuidado al correrse dentro de su pequeño que lucía una extrema felicidad que el también compartía, ansiaba lanzarle un hechizo de limpieza, pero parecía que Harry tenía otros planes y lo instó a seguir en esa posición, jalándolo para poder besarle dulcemente.


–Somos uno Sev…- sonrió tratando de ocultar las lágrimas que se juntaban en sus ojos.


-Mírame Harry…- pidió Severus alejando sus delgadas manos de su cara, quería ver sus adorables facciones iluminadas con la suave luz, anisando ver como se veía tras tan gloriosa sensación de ser amado y ser amado –déjame ver tus hermosos ojos verdes…- Sus ojos se encontraron y Severus sintió que jamás había experimentado un momento más feliz que ese.


-Te amo Severus…- Harry arrugó el ceño cuando salió de él, se sentía extrañamente vacío.


-Y yo a ti… así que tienes que hacerte responsable que si muero mañana, sabrás que fue a manos del idiota de tu padre y el venerable ministro Riddle…-


-Descuida, si estás conmigo no te pasará nada- dijo sonriendo dulcemente pues tenía un plan y sabía que todo saldría muy bien aunque Severus no estaba seguro de ello.


*<%<*En el valle de Godric*<%<*


-Sé que algo sucede Tom, lo siento… sé que no soñé que el grasiento de Snivellus se propasaba con mi niño-


El ministro Riddle no pudo más que torcer los ojos por su acelerado consorte que caminaba de un lado a otro, ya le había dicho más de una vez que se sentara, que no le hacía ningún bien estar de pie con un embarazo incipiente, pero conociendo la terquedad de James ya no insistió pues seguía en su diatriba de echar pestes en contra de Severus y para ello tenía que estar en pie.


-Dudo que sea como dices, Severus es un hombre muy serio, jamás pensaría siquiera en ponerle una mano encima a Harry- dijo dándose paciencia, recordándose una y otra ve que amaba a ese hombre y por más que quisiera gritarle que dejara sus ideas retorcidas y que se tomara un descanso de una buena vez, tenía que recordar su estado.


-¡Mira padre, una mariposa! ¡Merope es lista!- exclamó la pequeña sentándose en las piernas del ojiverde siendo felicitada secamente por el ojiverde -¿Por qué papi está enojado?-


-Porque le gusta estarlo- contestó alzándose de hombros.


-¡Tom! Si no me vas a ayudar, no le metas esas ideas a Scarlet…- con cariño, Tom cargó a su pequeña hija acercandose a su ofuscado esposo para darle un beso en la coronilla.


¿Dónde demonios había quedado su ansia oscura de gobernar y ver derramada toda la sangre de los impuros y sangre sucia? Si al más mínimo gesto afectado de su James, no podía más que buscar la forma de tratar de complacerlo de mil formas.


-Vale, ¿qué es lo que quieres ahora?- dijo dispuesto a escucharlo. James tardó unos segundos en comprender que su adorado esposo estaba dispuesto a ponerse de su lado y arrojó sus brazos a su cuello; como amaba a ese hombre.


-Quiero que envíes a Nagini a investigar…- Tom sonrió de lado ante esa extraña petición.


-Está bien-


-¿En serio?- James como gato mimoso recargó su cabeza en el cuello.


-Si… pero tendrás que prometer que de no ser cierto, dejaras este asunto descabellado por la paz y… tendré que castigarte por provocarme dolor de cabeza por dos semanas…- el de lentes sudó frío por aquello y no pudo evitar estremecerse de excitación ante la idea -y no seré suave contigo….-


 

Notas finales:

Pues si por fin el momento Snarry se cumpli!! hum hum! que pasara? Harry se quedara viudo antes de tiempo? ustedes que creen? por parte de Draco y sus hermosos pelirrojos ya veremos que sucedió en el bosque y que pasara? creen que esos hombres sexys por fin le roben sus joyitas? y con respecto a los gemelos y Ron se que se quedó en un cliffhanger, pero prometo que pronto se solucionara! kukuku~*

Nos leemos pronto mis amores (o eso espero! prometo hacer el esfuerzo!)

Besos~


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