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En el amor no se manda por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Bueno, despues de mucho debate mental esto fue lo meor que sonseguí, lo siento si no esta tan bien escrito ni tan alto como sus espectativas. Tambien advertiré que es mi primera vez escribiendo trios así que espero que no haya quedado tan mal la descripción.

Mil gracias a Megasikent, NekitaU, Alexandra, Tess Malfoy, Fundashi_kun, Lightwood, ChicoFudanshi, x3, jazmine y Louise08 por comenntar! le agradesco mucho por su tiempo y me disculpo muchisimo tambien por la espera en la que los tengo.

Sin mas que decir, A leer se ha dicho~

Las últimas semanas de clases ciertas cosas se tornaron algo tensas entre los estudiantes, en especial entre una Slytherin que apenas y podía regresar a ver a una Ravenclaw que insistentemente la buscaba para charlar.


Hermione comprendía muchísimas cosas de la vida gracias a los estudios, pero lo que no alcanzaba a comprender era aquello que sucedía por la cabeza de Pansy que insistía en sacarle la vuelta. La castaña cada vez más entristecida quería aclarar las cosas de una vez por todas, claro, si existía algo que aclarar.


Recordaba su extraño comportamiento gracias a la poción alisadora de cabello mal hecha de Ron por mucho que le avergonzara la situación en la que se vio implicada y más con aquella total desinhibición de demostrar su lado más sincero y alocado a quien menos esperó, pero ya había perdido perdón por las molestias que le pudo causar… pero desde ese evento, ya las cosas no habían sido iguales entre ellas.


-Ahora no Granger… tengo que realizar un proyecto con mi amiga Dafne, lo siento- dijo lo más cordial que pudo, dejando a la chica absorta.


“¿Qué fue lo que hice mal?” pensó observando el curioso vaivén de la túnica de la pelinegra mientras se alejaba. “Y ya que por fin nos habíamos acercado…” suspiró abatida.


{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}


Ron por su parte había podido huir por escaso margen de la insistencia de sus hermanos, que no lucían para nada felices con haber sido abandonados incumpliendo su acuerdo.


Sentía sobre su nuca las miradas furibundas y los intentos infructuosos de querer abordarlo, pero no podía importarle menos. Logró sobrevivir lo que restaba del curso sin percances o atentados gracias a que nunca se encontraba solo y que dejó de asistir a comer al gran comedor. Seguía dolido por ser exactamente lo que temió; sólo un pobre juguete sin chiste de sus hermanos para su entretenimiento que sería tan fácil deshacerse de él pues ya se tenían a sí mismos para quererse sin que nadie los importunara.


"Como si me interesara" pensó alegrándose un poco de que sus padres le dieron permiso de aterrizar todo el transcurso  de las vacaciones en el Valle de Godric en compañía de sus amigos.


-¿No vas a comer Ron?-preguntó Harry a su lado acercándole el plato de ensalada que el pelirrojo dejó a un lado con una mueca. Su estómago retumbó en protesta pero no le hizo caso; simplemente no se sentía con ganas de comer algo.


-No tengo hambre…- tanto Harry como Draco se regresaron a ver con creciente preocupación, eso no era propio de su amigo y eso indicaba que estaba mal.


-Ya enserio comadreja tonta, ¿qué te pasa?- Harry suspiró por la delicadeza de su siempre confiable Draco.


-Esa es su amable forma de preguntar por tu bienestar, nos tienes preocupados compañero-


-Estoy bien chicos, no es nada...- dijo fingiendo pobremente una sonrisa exclamando que se iba al jardín a relajar un poco.


-Eso sí que está raro- dijo Draco llevando su plato al fregadero -¿porque no nos tiene confianza? No es como si nos burláramos de él por cualquier cosa, al menos no en las cosas serias -dijo el rubio haciendo una comisura.


-Ni idea... - Harry se sentía mal porque su amigo le gustaba cerrarse sobre sí mismo y sabía que siendo así, sería difícil ayudarle. Conocía a Ron y comprendía que tarde o temprano les contaría que lo acongojaba y estaba seguro que ya no faltaba mucho para ello; solo habría que darle tiempo.


El silencio comenzó a propagarse y regresándose a ver comprendieron que hacía tiempo que no charlaban largo y tendido como Merlín manda pues ambos habían tenido ideas y cosas entre manos, quiddich y las materias, apenas y tenían tiempo para ponerse al corriente.


-Y por  cierto tú tienes algo que decirme que no te has atrevido a decir- exclamó el chico deslizándole el brazo sobre sus hombros mientras el otro fingida demencia ocultando su kilométrica sonrisa -¿sobre tu y Sev?- arqueó una ceja.


-No sé de qué hablas- Harry se sonrojó pero no dijo nada más.


-Ni trates de tomarme el pelo que te di mucha oportunidad para contarme-  el chico desvió la vista avergonzado -puedo olerlo Harry, recuerda que soy un súper hermoso mitad veela, mitad hombre lobo- el moreno rió. No es que tratara de ocultarlo… bueno, Severus fue muy persuasivo al obligarlo a guardar el secreto, pero sabía que no se enojaría mucho si se sinceraba con Draco que prácticamente era su hermano, aparte estaba que se le cocían las habas en la boca por no poder decirlo en alto pues era como si jamás hubiese pasado y eso no podía tolerarlo.


-Está bien, está bien, tu ganas -dijo con sus mejillas sonrojarse mirando a un lado a otro asegurándose a que Nagini hiciera vigilancia por si sus padres llegaban -Sev y yo por fin intimamos- dijo sin poder esconder su júbilo.


-Pequeño depravado- dijo juguetón Draco ampliando su lobuna sonrisa -mira que se te hizo abusar sexualmente del pobre de Sevy, seguro que ha de haber sufrido mucho- Harry le dio un codazo.


-No abusé de él... fue mutuo acuerdo...- “bueno más o menos” pensó pues esperarlo en sus aposentos como dios lo trajo al mundo y con un bote de lubricante no es precisamente inocente.


-Pero no sé de qué te quejas, si tú te vas a dar vuelo con tus adorados- dijo Harry bailoteando sus cejas.


Draco sonrió tan lleno de sí mismo. No sabía cómo conocía esa información, pero prefirió hacerse el desentendido.


-Pues de eso sí puedo decir que no sé de qué hablas -


-Aja ahora resulta… venga Dray que no quiero arrancártelo  a punta de cosquillas- dijo amenazante iniciando las tan familiares guerras de cosquillas como en los viejos tiempos. Así estuvieron un buen rato hasta que cansados de luchar y con tremendo dolor de panza por tanto reír cada quien descansaba por su lado recostado en el suelo.


“Pequeño Harry, su padre, el Ministro Riddle lo llama por vía Flu” siseó Nagini enrollándose entre sí. Harry sonrió cuando Draco arrugó el ceño pues al no comprender el Parsel no le gustaba escucharlo.


“Gracias Nagini…” le contestó en su lengua arrojándole una golosina que la enorme serpiente no dudó en devorar.


Cuanto le gustaba haber descubierto a Nagini a finales de Febrero y más aún establecer un acuerdo con ella  pues esta le contó con lujo de detalle los motivos de su visita en Hogwarts.


Ya suponía que sus padres no tardarían mucho en preguntarse sobre él y sus intereses románticos pero lo que sí le perturbaba y le hacía sentir algo nervioso era la curiosidad innata de su papi James que, por lo que le contó Nagini, no estaba muy alejada de la realidad pues su precepto sobre Severus seguía siendo casi tan turbio como cuando ambos eran compañeros de clases; así que si se enteraba que de alguna forma él y cierto pocionista de ojos acerina estaban más unidos que dos piezas de metal fundido, pegaría el grito al cielo y sabe Merlín que haría.


Así que sin perder el tiempo tuvo que hacerle una oferta mejor a su vieja amiga Nagini y eso era con sus golosinas favoritas que para ella estaban prohibidas por su padre Tom.


-No sé  cuáles son tus enjuagues con tu mascota serpiente, pero no es divertido verte charlar de lo lindo con ella cuando estoy frente a ti- dijo  el rubio con tremendo mohín.


-Descuida Dray, no es nada malo, solo es una maniobra inteligente para evitar una desgracia mayor, como quedarme sin marido antes de casarme- dijo risueño Harry acariciando la cabeza escamosa de Nagini.


-Siendo así, tienes todo mi apoyo- dijo guiñándole el ojo, adoraba lo suficiente a su padrino como para desearle algún mal solo por andarse enrollando con alguien a quien amaba –Bueno espero que ambos se esfuercen lo suficiente mientras no estoy-


-¿Me vas a dejar solo?- dijo el moreno poniendo ojitos de perrito apaleado.


-Si te dejaré por dos largas semanas, pero tienes el consuelo de que te quedarás con la comadreja sumergida en la quinta dimensión y seguro nuestro padrino Sirius ya no tarda en venir por ustedes para sacarlos a pasear, así que ni tiempo vas a tener para extrañarme… aparte Sev ya regresará la semana que entra de su curso de pociones-


-¿Entonces ya te vas?- preguntó Harry.


-Sí, tengo que ir a mi casa a acomodar mis cosas y cerciorarme que no me falte nada; aparte esos imbéciles dijeron que estarían esperándome mañana en la mañana para usar el traslador…-


-¿Y les dijiste a tus padres que irías a un viaje para que te hicieran sándwich?-


-Idiota- dijo Draco ofendido dándole un leve empujón –claro que no… digamos que distorsione un poco la realidad y le dije que iría con Ron y sus hermanos a un viaje “recreativo”…- dijo con las mejillas enrojeciendo, pues sabía que también sus padres se enteraban de con quienes iría a pasar dos semanas en Roma, seguro que se convierten en inferis sedientos de sangre de Weasley pobretones…


-Buena suerte con ello- Draco le dio un rápido abrazo y asintió. Realmente lo necesitaba.


{*}º.º.º{*}2 días después {*}º.º.º{*}


Sirius era consiente que en menos de 1 hora llegarían sus cachorros y aunque se moría de ganas de mimarlos hasta desfallecer, quería aprovechar aún más la disponibilidad de su adorado Regulus pues desde hacía semanas atrás se cargaba un humorcito de los mil demonios, así que, que estuviera de buenas, receptivo y caliente era un milagro que no quería dejar pasar.


-Vamos Regui ven con tu papacito…- ronroneó repartiendo besos del nacimiento de su hombro hacia su brazo; cuantas ganas tenía de poseerlo en ese momento que quemaba en sus venas.


-Mmm Sirius…- cerró los ojos dejándose invadir por su abrumador allure y ansia que él también sentía; casi podía rogar que en el ahí y ahora le arrancara la ropa y lo hiciera suyo, pero más tardó en llegar el deseo de lo que se fue pues el aroma especiado del nuevo perfume de su amado comenzaba a revolverle el estómago -Oh no…- murmuró corriendo al baño cerrando con un portazo.


Sirius no sabía que había pasado, solo sabía que tenía tremenda erección pidiendo atención y sus brazos estaban terriblemente fríos y vacíos. “No otra vez” pensó con tristeza.


-Corazón, ¿estás bien?-  preguntó tocando la puerta, pero lo único que consiguió como respuesta fueron arcadas de parte de Regulus; ahí si comenzó a preocuparse –¿Regui? Quieres que llame a un medimago?- la puerta se volvió a abrir y la varita de Regulus le apuntaba directo en la cara.


-¿No has estado usando protección o sí?- podía ver la furia en los ojos de su hermanito, pero pensó que una bromita inocente no haría daño.


-¿Qué? ¿A poco se sentía que si?- corrección; no mejoró el ambiente sino todo lo contrario.


-¡Eres un imbécil Sirius!- vociferó comenzando a arrojarle todo lo que encontraba a su paso y Sirius cuanto agradeció estar entrenado y tener buenos reflejos  – ¡Si me entero que estoy embarazado te irá muy mal! ¿Me escuchaste?- Sirius se puso pálido al instante olvidándose de todo. “¿Regui embarazado?” era lo único que se repetía en su mente y de tan ensimismado que estaba ni sintió el golpe de un jarrón que se rompió en su cara.


-P-pero Regui, ¿no estas siendo algo precipitado?- quería razonar con él, conversar calmadamente pues esa era una declaración de peso que no podía hacerse a la ligera; pero el menor estaba determinado a no escucharle.


-¡No! ¡Me voy con madre!- dijo arrojando los polvos flu a la chimenea sin darle oportunidad siquiera de reclamar y sin importarle los dos chiquillos que acababan de llegar.


Ni Harry ni Ron estaban seguros de siquiera carraspear para darles señales de vida; aquello se veía serio pero el primero haciendo acopio de su valentía fue el primero en animarse en decir algo.


-Sirius ¿estás bien?- preguntó aterrado. Jamás había visto a su tío Regulus tan molesto y esperaba que el rostro de su padrino no se hinchara por el golpe recibido, pero este no reaccionaba; estaba absorto en su mente que no escuchaba nada.


-¿Por qué discutieron?- preguntó Ron acercándose con cuidado. Sirius súbitamente se pudo en pie y mostró una tremenda sonrisa en su rostro.


-¡Voy a ser papá!- exclamó levantando por arriba de su cabeza a Harry y después a Ron; apenas y cabía en su emoción.


-Pero tío Regulus se fue…- dijo con delicadeza Harry.


-Ya se le pasará, solo esta alterado, eso es todo- dijo buscando entre las cosas regadas su varita y un bálsamo para curarse -no puedo creerlo, no puedo creerlo ¿ustedes pueden?- Harry lo abrazó; claro que podía creer su alegría.


-Pues felicidades… supongo…- dijo Ron.


-¿A dónde quieren ir cachorros? ¡Esto hay que celebrarlo, que la casa invita!-


{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}


Harry conocía la alegría usual de Sirius, pero este nuevo Sirius era demasiado brillante para poder seguirle. Por cada aparador que pasaban era un nuevo despilfarre de dinero en su plan de contentar a Regulus y de gritar a los cuatro vientos que iba a ser padre.


Con ánimos al cien por ciento y estómagos vacíos, se dirigieron a la sección de comida.


-Pero no entiendo Sirius, si llevas tantos años con tío Reg ¿porque no han tenido hijos?- cuestionó Harry dándole un bocado a su pizza doble queso.


-Ah cachorro es lo mismo que muchas veces me he preguntado pero que Regui ha insistido que es una nimiedad- dijo recargándose lánguidamente sobre el respaldo de su silla –digamos que tiene cierto miedo por lo que dirá nuestra madre y todo sus prejuicios contra mi… pero la verdad nunca lo he entendido, ya que nuestro estilo de vida como “sangre pura” se basa en las relaciones incestuosas para preservar la pureza- se alzó de hombros al momento que cruzaba sus dedos tras su nuca –incluso creo que debería darme una medalla en lugar de regañarme- hizo un mohín cual pequeño.


-Y… ¿cómo supiste que te gustaba el tío Regulus?- preguntó con voz pausada Ron pensando no solo en la situación del mayor, sino particularmente en ciertos gemelos que no tenía ni idea de que le generaban en su interior –digo… porque a pesar de que eso hacen los sangre pura… tu nunca fuiste partidario de ese estilo de vida…- Harry asistió, pero la lobuna sonrisa en el rostro de Sirius no se hizo esperar.


-Ay Ron si tan solo hubieses visto a Regui cuando era pequeño, era una hermosa criatura, tan precioso y perfecto que adorarlo e ignorarlo era algo imposible… aunque claro, el hecho de que lo idolatraba desde pequeño, preferí no hacerlo tan evidente, además la cacatúa de Walburga tenía planes grandes para él. Así que ya te imaginarás como cada uno nos fuimos por lados separados desde niños… eso sí, era lindo verle con ojitos llorosos por una que otra broma de mi parte…- a Ron eso le sonaba demasiado familiar.


-¿Y fue difícil que estuvieran juntos?- preguntó Ron mirando hacia la mesa.


-Un poco porque Regui se esforzó en sacarme la vuelta durante el colegio, demasiado inútil si me lo preguntas pues por más que salía con otras personas, estaba hasta las trancas por él. Además hay que admitir que es imposible que alguien se resista a este papacito ¿a qué si?- se señaló con ambas manos mientras bailoteaba las cejas haciendo reír al moreno. Ron se quedó mudo al instante -¿Y porque lo preguntabas Ron? ¿Acaso tus hermanos ya te hicieron un pase?- El pelirrojo se puso cual tomate y negó efusivamente –mmm… que pena, creí que ya lo habían hecho, se nota a leguas lo mucho que buscan tus huesitos…- se quedó pensativo y Ron comenzó a abrir y cerrar la boca.


-No es cierto- dijo desviando la mirada avergonzado –lo único que piensan cuando me ven es en la cantidad de bromas que podrán gastarme y cómo hacer que sea su eterno esclavo…- dijo con pesar recordado aquella escena molesta que quería olvidar.


-Creo que estas más equivocado de lo que piensas Ron- sonrió enigmáticamente el mayor.


{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}º.º.º{*}


El hermoso lugar se alzaba orgulloso e imponente frente a sus ojos. La intensidad de la luz solar  aunque abrumadora a sus ojos, solo lo embellecía más.


-¡Wow!- exclamó Draco viendo finalmente la fuente con sus ojos, en vivo y a todo color. Estaba realmente feliz. Era exactamente como lo había soñado.


La fiesta que le hicieron sus padres al regreso de Hogwarts para celebrar su cumpleaños estaba peleando una ruda batalla contra la dicha que sentía al poder festejar como era debido con sus dos personas amadas.


Aunque el incidente de haberse transformado en medio de un evento social, frente a varios cientos de ojos solo le acarreó la regañiza del año por parte de su papi Remus y por parte de su padrino quienes le exigieron que eso no se debería volver a repetir; lo que más le intrigó de todo aquello (y le fascinó más que nada) fue el hecho de que a la hora de amanecer estuviera acompañado de Charlie y Bill quienes no lo dejaron solo en ese tan doloroso momento que tuvo. Que mejor prueba que esa de que realmente eran sus parejas destinadas (o de lo contrario hubiese tenido una escena peor que una película de Hitchcock).


Para festejar su cumpleaños los adultos decidieron llevarlo a Roma, un lugar que le encantaba desde pequeño y que jamás había conocido en persona más que en su mente por los tantos libros que había leído.


-Es la Fontana de Trevi- dijo Draco apenas pudiendo pasar entre la muchedumbre.


-¿Sabías que puedes pedir un deseo y se te hará realidad?- Bill murmuró en su oído y se erizó por completo.


-Si… pero no necesito nada más de lo que tengo- sonrió. Era rico y amado ¿Qué más podía pedir? –Oye ¿Dónde está Charlie?- 


Draco frunció el entrecejo buscándole con la mirada. No podía creer la cantidad de gente que había en el día, principalmente muggles, pero como quien dice “a caballo regalado, no se le ve colmillo” y siguió escudriñando el lugar.


Cuando estuvo a punto de exigirle a Bill que realizara un hechizo de búsqueda, lo encontró. Estaba solo a un par de metros lejos,  mezclándose con la multitud mientras conversaba de lo lindo con uno de sus pegajosos amigos del santuario de dragones y este estaba casi encima de él, metiéndole mano donde no debía; aquel comportamiento lo hizo rabiar, cuanto ansiaba ponerlo en su lugar y demostrarle que no podía siquiera ponerle una de sus sucias manos a Charlie sin vérselas con él.


-¿Qué se cree ese maldito? Pero cuando ponga mis manos en su cuello verá que con Draco Malfoy no se… ¿Bill?- preguntó al espacio vacío que hacia un par de segundo atrás ocupaba el mayor de los Weasley.


“Esto es increíble” pensó cruzándose de brazos. Bill no solo se le había separado, si no que ahora ayudaba a una muchacha rubia en el suelo. Pudo notar su acento francés y como batía sus espesas pestañas en dirección de Bill “Es una maldita veela…” pensó apretando las manos en puño.


 ¿Cómo se les ocurría siquiera dejarlo solo? No estaba molesto, estaba iracundo y era quedarse corto. Así que con su mal humor, decidió regresar a su cuarto de hotel pues consideraba que mostrarles celos a ese dúo de tontos era solo desgastante.


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Draco yacía acostado sobre una de las amplias camas matrimoniales y se echaba aire con un ventilador. El baño de espuma no le había servido para relajarse y ahora ahí estaban los dos viéndolo acongojados como si el de la culpa fuera él.


-Dray ¿dónde estabas? Te estuvimos buscando por todos lados- dijo Bill entrando a la habitación seguido por Charlie.


-Uy sí, se nota… porque tú no tenías ojos más que a la francesita esa que te miraba con ojitos coquetos y luego ese idiota de allá parecía que estaba en su propio mundo con su gran amigo greñudo. Así que dudo que realmente me estuviesen buscando- dijo incorporándose en la cama –ahora si me disculpan, no quiero verlos por el momento. Me voy a comer algo- dijo dirigiéndose a la puerta que los mayores se aproximaron a bloquear.


-Draco, sabes que yo no tengo ojos para nadie más que a ti. Fleur solo quería indicaciones- Draco abrió la boca furibundo, pero Bill se le adelantó antes de que pronunciara palabra alguna -antes de que me reproches, se su nombre porque cuando trabajé rompiendo maldiciones, tuve un caso en Francia y fui contratado precisamente por su familia, pero nada más- el rubio lo fulminó con la mirada ordenándole que lo dejara pasar.


-Y ese greñudo que estaba en su mundo conmigo solo me actualizaba de las novedades del santuario- dijo Charlie rebuscando algo en su bolcillo -y me traía esto que le encargamos-


-¿Eso es...?- Draco puso los ojos como plato al observar la reliquia que traía Charlie entre sus dedos y no pudo completar la frase.


-Pensamos que era acorde a la ocasión- dijo Bill frotando su nuca mirando la extraña gema que habían comprado.


Draco se perdió por unos segundos contemplando el anillo de oro entrelazado con una gruesa hebra plateada y seguía sin saber que decir. Estaba molesto con ellos, pero al mismo tiempo estaba encantado por tan maravilloso obsequio.


-Espero y te guste Dragoncito que mandarla a hacer no fue sencillo- declaró Charlie poniendo la sortija en su anular.


-Y también esto demuestra lo serio que vamos contigo- dijo Bill arrodillándose ante él.


Las palabras sobraban. Era obvio que él iba enserio con ambos pues para sus criaturas internas eso no era negociable, pero que realmente ellos dos quisieran pasar el resto de su vida con él decía mucho.


-Son unos idiotas...- musito aproximándose a abrazarlos a ambos.


-Y somos todos tuyos- expresó Bill acariciando su cabello.


-¿Ahora si viene el dulce sexo de reconciliación?- preguntó Charlie con una sonrisa pintada en los labios.


-¡Charlie!- lo reprendió Bill dándole un zape en la cabeza.


-Pervertido...-dijo Draco fingiendo malhumor –-¿estás diciendo que planean abusar de mi los dos al mismo tiempo?-  dijo muy digno al instante que tanto Charlie como Bill besaron sus dos mejillas.


-No podría ser de otra forma- Charlie junto sus labios acallando sus protestas que no duraron mucho pues sumergido en su increíble éxtasis le correspondió el fiero beso.


-Aún estoy enojado con ustedes…-


Ya se te pasará…- Bill comenzó a besar su cuello con sus manos grandes trazó un sinuoso camino  en sus caderas y comenzó a subir las manos por dentro de su camisa.


Dejó escapar un dulce jadeo cuando aprisionó sus botones con la yema de los dedos. Su camisa cayó al suelo y cerró los ojos alborotando los cabellos pelirrojos de Bill. Se sentían bien tantos besos y caricias al mismo tiempo pero sabía que su cuerpo no podría soportar tanto amor propagado cual fuego sobre su piel.


-Entonces lo tomaré yo primero Billy- dijo Charlie llevándole de regreso a la cama.


-¿Estas bromeando Chazzy? Tú te robaste su primer beso. Hasta crees que te dejaré que te lleves su primera vez- Draco estaba embriagado por sus caricias y solo tuvo fuerzas para rodar los ojos.


-Solo cállense y continúen- los dos estuvieron a punto de rechistar –créanme que sea como sea, aun les tengo muchas primeras veces reservadas para ustedes dos…- siseó de una forma dulce y erótica que desarmó a los Weasley mayores.


Bill besó sus labios vorazmente deslizándose por su cuello mientras se Charlie desabotonaba sus pantalones y bufaba entre dientes tratando de deshacerse de más ropa suya para que la piel de su dragón no se enfriara en su ausencia.


Draco con una expresión traviesa se incorporó tirando del cuerpo Charlie para que quedara postrado sobre la cama y con un ligero temblor notó su grueso miembro clamando por su atención, lamió la cristalina gota de preseminal y se lo echó a la boca.


-Mmm... Draco…- gimió Charlie echando la cabeza hacia atrás.


Bill repasaba su cintura con sus dedos mientras repartía tiernos besos y lengüetazos como si probarlo fuera una golosina prohibida que finalmente tenía la oportunidad de saborear.


Devoción y cariño iba y venía, llenándolo y haciendo vibrar todo su ser. Charlie gruñía tomando su cabello viéndose tan vulnerable como nunca lo había visto. Su propia espalda se arqueaba mientras Bill lo preparaba. Sentía la intromisión de sus largos dedos y más besos que repartía para consolarlo. Una de sus manos masajeaba su erección para distraerle de la molestia que sentía.


-¡Merlín bendito! ¡Bill! Me vas a partir en dos…- lloriqueó sintiendo como el grueso miembro se abría paso en su interior.


-Intenta respirar, cariño…- pidió besando su cuello esperando que se acostumbrara.


-¿Cómo se siente Billy?- preguntó Charlie agitado pues Draco estaba haciendo su mejor esfuerzo tratando de soportar su primera vez al mismo tiempo que procuraba brindarle placer con su boca.


-Fenomenal…- gruñó saliendo un poco de él para volver a entrar con fuerza – esta tan ardiente y estrecho…-


-¡De-Deja de nahh… narrarlo!- pidió entre jadeos. Charlie con una sonrisa pícara se acomodó para seguir besándolo y contemplar su arrebolada expresión de gozo. Bill marcaba su ritmo enterrándose cada vez más en él. El rechinar de la cama y la fricción de sus cuerpos apenas y se escuchaba entre ese mar de gemidos.


Bill lo ayudó a incorporarse y Draco con manos temblorosas colocó uno de sus brazos alrededor de su cuello y girando su cabeza comenzó a besarle. Charlie aprovechó ese momento para seguir adorando el templo que era su cuerpo perlado de sudor y mordisqueó sus pezones. Con su mano libre tomó ambas erecciones y comenzó a bombear. Quería ver más de su expresión y no quería perderse cuando estuviese tan cerca del orgasmo.


Draco abrió sus ojos. El pacer era intenso y apenas y podía sostenerse en Charlie. Era demasiado para soportar que terminó por explotar en la mano del mayor. Las contracciones en su ano constreñía tan candentemente el pene de Bill que con un gruñido ahogado se corrió en su interior.


-Mi dios…- gruñó Charlie cuando terminó. Draco con una somnolienta expresión cayó sobre él y Charlie dándole un rápido beso en los labios lo acunó entre sus brazos.


-Creí que no lo soportaría…- murmuró entre jadeos Bill retirando los mojados cabellos de la frente de su niño y besó su hombro.


-Tal parece que le gustan los desafíos… la verdad es que me sorprendió que por voluntad accediera a hacer todo lo que hizo…- dijo con una sonrisa lobuna y Bill no pudo más que estar de acuerdo.


-Es todo un enigma…-


-Y es todo nuestro-


{*}º.º.º{*}En el Valle de Godric {*}º.º.º{*}


Excusándose del paseo en la motocicleta mágica de su padrino, regresó a su casa. Estaba seguro que Merope le echaría bronca por no haberla llevado con ellos y lo acusaría con sus padres, tirando por la borda todo el maquiavélico plan de Draco y también le echaría la culpa si quedaba viudo antes de tiempo.


Harry suspiró. A pesar de que se la había pasado en grande en compañía de Sirius y su emoción por las buenas nuevas, una gran parte de él extrañaba a Severus a más no poder. Lo añoraba profundamente y más aún sus besos bañados con caricias que comenzaba a echarlo en falta en su piel y su desesperación comenzaba a acrecentar. Deseaba estar a su lado con tal necesidad que se instaló en su alma desde que por fin pudieron fusionarse en un solo ser.


-¿Sev?- preguntó con curiosidad a la silueta oscura que emergía de la chimenea. No quería levantar sus esperanzas a lo tonto, pero su corazón comenzaba a acelerarse ante la idea de que su amaro regresara -¡SEV!- gritó cuando pudo verlo en su totalidad. Era él y corrió en su encuentro.


-Harry, baja la voz…- murmuró esa seductora voz que tan bien conocía.


-Pero, creí que regresarías después… Draco dijo que ibas a estar más tiempo y…- Severus cubrió su boca con su mano para callarle.


-Decidí regresar antes- era aprensivo y por supuesto no diría que regreso por él o algo por el estilo -¿estas feliz?- la sonrisa en el rostro delo menor se expandió y asintió efusivamente.


Arrojándole los brazos al cuello lo besó con ansias que Severus le correspondió.


-Te extrañé mucho, mucho- decía Harry sintiéndose gelatina cuando el mayor estrechó con fuerza su cintura y lo sentó sobre la mesa para que ya dejara de ponerse de puntillas.


Se escuchó un carraspeó y un golpe sordo que los dejó estáticos que al instante regresaron la mirada para saber de dónde provenía el ruido.


Nagini!- chilló Harry a la serpiente que con temor lo regresaba a ver y a su amo y señor que estaba en el umbral con tremendo entrecejo fruncido y aura asesina –dijiste que me avisarías…- siseó en parsel.


-Su señor padre está en la casa joven Harry…- siseó la serpiente echando a la huida pues si se armaba la gorda no quería estar presente.


Tanto su padre James como el ministro Tom estaban ahí parados. El primero parecía más cerca de un colapso mientras que los ojos rojos fulminaban a un Severus más pálido que un fantasma, ya sintiéndose con un pie en la tumba.


-¡Harry James Potter-Riddle, tienes exactamente cinco segundos para explicar que significa esto antes de que comiencen a rodar cabezas!-


 

Notas finales:

Espero que les haya gustado aunque sea un poco. Lento pero seguro ya nos acercamos al final :D

Les mando muchos besitos queridos miso! Nos leemos en la siguiente actualización.


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