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El anillo Cavallone por Ren Konae

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Notas del capitulo:

Otra capítulo más. En esta ocasión un poco de R27, después del D18 esta pareja me encanta.

Objetivo II: Crepúsculo

 

Dino tanteó, aún dormido, a su costado de la cama con la intensión de traer más hacía sí el otro cuerpo, pero sólo encontró las frías sábanas; con pereza abrió los ojos de color mieles, y miró abajo, no encontró nada. Volteó e hizo un registro de todo el cuarto, agudizó los oídos para tratar de escucha algún ruido en el baño privado, pero seguía en silencio. Un poco preocupado miró el pequeño reloj que descansaba en la mesita de noche que estaba a su lado, este marca las siete de la mañana, era muy temprano.   

 

Koyuya amaba sus horas de sueño y las apresuraba más que nada, que haya despertado muy temprano significaba que: El jefe Vongola lo había llamado o tenía una misión… o algo pasó durante la noche y él no se había enterado.

 

Restándole importancia a su escasez de ropa, sólo llevaba un bóxer, salió del cuarto. La primera persona que apareció a recibirlo fue Romario. El hombre había envejecido, su cabello que había sido siempre negro, mostraba una mata blanca en el centro de la cabeza, gracias a su avanzada edad.

 

-Jefe, no debería salir así. Las jovencitas del servicio están sonrojándose -señalo a las mencionadas y sonrió cuando vio el rubor en las mejillas de ellas-. Si Kyouya lo ve así en frente de mujer, «lo morderá hasta la muerte».

 

Romario había comenzado a llamar con su nombre de pila desde que el propio azabache se lo permitió. Sonrió cuando Kyouya lo dejó saber que tenía la autorización, eso significaba que la nube confiaba en él, sólo dos personas hasta ese entonces podrían llamar por su nombre y no apellido: Kusakabe y Dino.

 

-Romario -Dino no prestó atención a las palabras de su mano derecha, gesto que extraño al hombre-, ¿dónde está Kyoya?

 

La sonrisa divertida se le borró de la cara, y miró extrañado a su jefe. Él se había levantado a las cinco de la mañana y no vio salir a Kyouya, es más, la nube tendría que estar aún en la habitación principal. Ya que esa era la información que manejaba de los demás miembros.

 

Dino se alteró al escuchar a Romario. Según le explicó Kyouya no había salido de la mansión. Trató de calmarse, tal vez el azabache salió a escondidas, como tenía la costumbre. Llamaría a Tsuna para saber si Kyouya estaba ahí.   

 ***

 

Al despertar se dio cuenta que el techo no pertenecía a su habitación, con pereza se levantó de la cama, aún se sentía cansado, como si hubiera tenido una batalla intensa, cuando sólo había corrido por menos de cinco minutos.

 

Sus ojos negros detallaron el lugar, se había quedado dormido al entrar en esa habitación; Recordó que había estado siguiendo el espectro de Alaude, que se negaba a luchar con él. Bufó molesto.

 

Escuchó el ajetreo que estaba produciéndose en el patio, se acercó a la venta a ver qué pasaba y se sorprendió al descubrir que estaba produciendo el crepúsculo. Al parecer los hombres de Cavallone estaban buscando a algo o… alguien. Salió de la habitación al darse cuenta qué estaba pasando.

 

Desde el pasillo que conectaba a las habitaciones del tercer piso, escucho los sollozos lastimeros de Dino. Suspiró frustrado. El hombre había adquirido una manía a ponerse a lloriquear cuando desaparecía sin decir nada, creando en su mente un montan de escenas donde lo dejaba, según él, por insatisfacción sexual. También escuchó la voz de Sawada tratando de animar a su «hermano mayor». El joven Vongola se había acostumbrado al papel de hermanito que tanto le encantaba a Dino, en parte Kyouya lo entendía, ambos habían sido discípulos de Reborn y ambos paraban quejándose de sus maltratos.

 

-Yo no te entrené para que lloriquearas como niña -dijo Reborn a Dino.

 

La voz profunda de Reborn se oía con más claridad, al irse acercando. Kyouya se detuvo, por unos instantes decidió esconderse y seguir escuchando.

  

-Reborn, no seas cruel con él. No es normal que Hibari desaparezca-dijo Sawada, regañado a su tutor.

 


-Al contrario, es normal que desaparezca, es más, me sorprende que no lo haya hecho antes. Dino es demasiado sobreprotector con él, sin contar de ser inútil.

 

Al deshacerse de la maldición de los Arcobaleno, Reborn regresó a su tamaño normal, y con ello su carácter, que era muy difícil de manejar. Tsuna tuvo problemas al tratar con este «nuevo Reborn», que a veces era muy tranquilo, pero en otras era muy violento, dependiendo del estado de humor. Y el problema radicaba en ese detalle, nunca se sabía a ciencia a cierta cuál era su humor.

 

Kyouya decidió salir de su escondite, no estaban hablando de nada interesante.

 

-Es más, sorprende que hayas logrado manejar bien a la familia sin tener ese anillo -Kyouya detuvo sus pasos al escuchar las palaras de Reborn.

 

Regresó a su escondite y decidió esperar más. Desde ese ángulo podía ver los ojos confundidos de Sawada, que tampoco entendía de qué habla Reborn.

 

Dino suspiró con pesadez. Se levantó del asiento y dejó de lloriquear. El rostro afligido desapareció y en su lugar se mostraron facciones con determinación, dándole ese aire de jefe que sólo adquirir cuando estaba en reuniones de la mafia, con otros Don.

 

-No sabemos dónde está -contestó a Reborn, Tsuna seguía ignorante del asunto, al igual que Kyouya-, y ciertamente, deje de tener fe de que aparezca.

 

Reborn dio un pequeño silbido. Tsuna le pedía una explicación con los ojos. Sonrió al ver ese gestó en el castaño.

 

-La familia Cavallone tiene un anillo muy importante como los anillos que tiene Vongola -Explicó Reborn.

 

El «Hitman» no dijo más y Tsuna tampoco pidió más explicaciones, porque vio que el rostro de Dino volvía hacer lloroso.   

 

Kyouya al mirar que venía otro berrinche infantil de Dino decidió salir de su escondite. Dino al ver era Kyouya, se puso de pie y lo abrazó con fuerza, como si temiera que fuera una ilusión. El azabache no se acostumbraba a los afectos de cariño en público que le daba  Cavallone y, muchas veces, le daba un certero golpe en las costillas para que lo soltara.   

 

Tsuna reía entre dientes, tratando de no llamar la atención de su guardián de la nube, no quería ser víctima de su ira. Miró de reojo a Reborn, que estaba mirándolo a Dino y Kyouya, estaba seguro que el ex Arcobaleno no permitiría que el de cabello azabache desquitara su furia con él.

 

Reborn se dio cuenta que Tsuna lo miraba de reojo. Él pensaba que era una encantadora forma de observar, ya que el Vogola era muy tímido para quedarse viéndolo directamente, y aún no entendía cómo en la intimidad podría ser un poco libidinoso.    

 

Dino dejó de abrazar a Kyouya cuando este le dio un certero golpe en las costillas, entendió que era su Kyouya y estaba satisfecho que haya regresado. Las escenas donde se imaginaba al azabache con otro hombre se retiraron de su mente.  

 

-Hibari, nos alegre que estés bien -dijo Tsuna.

 

Kyouya lo escuchó unos segundos, hizo un movimiento de afirmación con la cabeza y dejó de prestarle atención. Tsuna entendió que era momento de irse.

 

Reborn sonrió cuando vio que la nube estaba bien, por lo general Kyouya hacía eso. No le daba más de diez segundo a Tsuna de su tiempo, por lo menos no en momentos triviales. Jaló al castaño a la salida, tomando su mano con las de él, entrelazándolas mientras pasaban por la puerta principal de la mansión.

 

Dino ordenó a Iván, que era el que estaba más cerca de ellos,  que informara al resto que dejaran de buscar a Kyouya, que ya había parecido.  

 

Kyouya se sentó en el sofá de tres cuerpo que estaba en la sala; el rubio no dudo en echarse y colocar su cabeza en las piernas de Kyouya. El azabache no dijo nada, sabía que el Don quería cariño, siempre entraba a en una crisis nerviosa cuando él se iba. Los dedos de Kyouya acariciaban las hebras rubias, con delicadeza. A Dino le encantaba cuando Kyouya se comportaba de esa forma.

 

A los pocos minutos de iniciado las suaves caricias de Kyouya, Dino se quedó dormido en su regazo. Mientras el de cabello azabache pensaba sobre ese famoso anillo, que recién se enteraba de su existencia.

 

Notas finales:

Tenía pensado demorar más en actualizar este fanfic, quiero llevarlo a paso lento. Porque los capítulos serán más largos, por lo menos los siguientes.

 

Estoy sorprendida por la aceptación de la historia; yo pensé que sólo una o dos personas dejarían comentarios, así que cuando vi los seis reviews, dije: Wao.

 

Ojalá que este capítulo les haya gustado, y también seguiré leyendo y respondiendo los reviews que me dejen. Anima mucho saber que hay lectores y comentarios para esta humilde historia. 


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