Kyora se levantó a las nueve de la mañana, cómo normalmente hacía todos los fines de semana, ya que se despertaba, solo, sin que nadie le recibiese con un buenos días y una cálida sonrisa. Y cómo la costumbre es más fuerte que lo extraordinario. Kyora se acabó de levantar y se dirigió al aseo, olvidando al nuevo invitado de su vida. Mientras un dulce olor subía por las escaleras, y unos pasos que acompañaban de una forma pausada y suave.
En ese momento, Ellis, llegó a la segunda planta de la habitación, portando consigo dos bolsas, una con dos cafés de la tienda de la esquina y con un poco de pan. Deja estos en la mesa y su voz resuena en toda el ala de la habitación:
-Kyora, he traído el desayuno-mira por todos lados, pero este no aparece- ¿Kyora?
Se dispone a buscarlo, cuando escucha el sonido del agua caer, y se acerca hasta el baño, pero antes de abrir, se lo piensa dos veces, pensando en la intimidad, hasta que recuerda lo que pasó ayer y decide, que toda la intimidad se esfumó con lo de ayer. Abre la puerta, pensando también que quizás iba a arrepentirse, por no haber huido antes. Pero las cosas hay que enfrentarlas, llegadas a un punto.
Abre la puerta, y se encuentra con el vapor de la ducha, que parece ir corriendo hasta su cara, para taparle la visión durante un minuto, hasta que desaparece, y entra, cerrando la puerta. Alarga una mano y descorre totalmente la cortina, para encontrarse con la imagen desnuda de Kyora, con los ojos cerrados, el pelo mojado y echado hacia atrás, con el agua corriendo, como si se encontrara en una carrera, cuya meta es el triste desagüe. Se fija bien en su cuerpo, y se da cuenta de que las flores del brazo izquierdo, le llegan también hasta la espalda, y es cómo un campo de flores plantadas sobre su cuerpo, de una forma hermosa, pero realizando un tremendo barullo por toda su extensión. Lástima que no posea tanto tiempo para admirarlas más. Porque cuando Kyora se da cuenta de presencia, lo primero que hace es mirarle con los ojos tan abiertos como platos, haciéndole sonrojar, para luego:
-¡¡ELLIS!!-grita y se tapa, tan sonrojado como él, hasta hacía un minuto.
Ellis enarca una ceja, sin saber bien qué es lo que le pasa:
-¿Qué? No hace falta que me grites, te oigo perfectamente-se cruza de brazos.
Kyora se tapa más, pero esta vez con la cortina y sigue, sonrojado:
-¿Cómo que qué?-esta histérico-No entres en el baño de los demás cuando se están duchando, joder, es pura vergüenza lo que estás haciendo, estás violando mi intimidad-manoteaba al aire con una mano, mientras la otra sostenía la cortina.
Ellis, sonríe, se siente feliz, porque aunque es cruel, es como una pequeña venganza lo que le está haciendo, por ayer. Así que descorre la cortina de nuevo, apaga el agua y besa a Kyora, importándole una mierda el daño que le podría hacer en unos minutos, sólo con el pensamiento, de querer venganza por la vergüenza que pasó ayer. Kyora se sorprende, y pone sus manos en sus mejillas, no para apartarle, sino para meter su lengua y devorar su boca con mayor rapidez. Hasta que Ellis, decide detenerlo, y separándose de él, se vuelve y le lanza unos pantalones:
-Toma, anda, vamos a desayunar, pastelito de fresa-se ríe.
Kyora se queja, mientras se pone la ropa:
-¡Yo no soy un pastelito de fresa!-termina de vestirse.
Ellis le da la espalda, y abre la puerta, riéndose, cuando de repente, Kyora le abraza por detrás, y cómo es más alto, sus labios llegan a la altura de su boca, si agacha un poco la cabeza, y le susurra:
-¿Te gustó lo de anoche?-sonríe.
Ellis sólo consigue sonrojarse, y manotear por todos lados, antes de conseguir escaparse, y correr hasta la habitación, por suerte, Kyora le sigue, con paso rápido, antes de pararse completamente y recibir un café en la cara, diciendo:
-Muchas gracias por las medicinas-sonríe-¡Ah! Buenos días-su imagen es tan adorable.
Kyora tomá el café con una sonrisa y se alisa bien el cabello, con sus manos, para sentarse e ir con Ellis hasta los sofás y desayunar tranquilamente. Kyora toma un tarro de mermelada que había comprado días atrás y había dejado en la habitación. Toman el desayuno y Kyora comenta:
-Aún no me has dicho nada-está un poco serio.
Ellis le mira, entre sonrojado y un poco serio:
-Pues...sí-tartamudea un poco y gira su cabeza, para evitar su sonrisa.
Kyora suspira de felicidad, y le vuelve a mirar, para inclinarse hacia Ellis y darle un beso en la mejilla, sin ninguna intención detrás, y le susurra:
-Te quiero...Ellis-sonríe, tímido y vuelve a su posición.
Mientras que Ellis, que miraba sonrojado por la ventana, abre los ojos de par en par y se asusta con esa palabra. Los traumas no desaparecen por una noche romántica, pero Kyora no sabe de esto, y Ellis intenta evitarlo de alguna forma, aunque sabe que Kyora está esperando por una respuesta:
-¿Y...?-pero no recibe respuesta, cuando Ellis se levanta y recoge sus cosas. Kyora también se levanta-¿No vas a decir nada?-está empenzando a enfadarse.
Eso no es bueno, pero Ellis no sabe qué decir, por lo que, se viste, cuando Kyora le agarra y le grita:
-¡Contesta!-él no dice nada y vuelve a decirlo, pero sin resultado.
Ellis baja la mirada y sólo comenta:
-¿Qué te crees, que por una noche de fantástico sexo voy a enamorarme de ti?-no quiere mirarle, no sabe qué está diciendo, sólo está tratando de huir.
Kyora va a gritarle, hasta que consigue calmarse a medias y le dice:
-No hagas eso, sé que estás huyendo del problema, dime qué te pasa-intenta llegar hasta él.
Ellis acaba por gritar, cuando Kyora le molesta hasta cierto punto que le hace perder la cordura:
-¿¡QUÉ QUIERES QUE TE DIGA!?-se acabó-¡ES TODO TAN RARO!
Kyora empieza a gritarle también:
-¿Qué es raro?-por desgracia, empieza a entender cómo va a acabar todo esto.
Ellis se exaspera y sus brazos se mueven, dando énfasis a sus palabras:
-Pues que la gente normal no se acuesta con los que acaban de conocer, a la primera de cambio-está confuso y no sabe qué dice.
Kyora suspira e intenta calmarse, para explicarle:
-Bueno, no es normal que un hombre tan guapo, aparezca en tu vida por un accidente fortuito, que te mire a las tantas de la noche, con una tormenta, mientras toda la mala ostia se concentre en tu interior, y con solo tocarte el costado y mirarte con esa carita inocente y adorable, borre de ti toda la mala ostia concentrada, y te den ganas de tirártelo, no es normal.
Ellis gira la cabeza, sonrojado y enfado y se queda en silencio, pero Kyora ya no sabe qué hacer, por lo que agarra las cosas y corre por las escaleras, huyendo, mientras Kyora le grita que se detenga, hasta que le agarra del brazo y le lanza contra la pared, haciendo gritar a Ellis:
-¡Escúchame!-Ellis revive su pasado, y llorando, mira a Kyora muy asustado, este se detiene.
Dice su nombre con los labios, sin imitir sonido alguno y Ellis toma conciencia de nuevo y le grita:
-¡NO QUIERO VOLVER A VERTE!-le grita y sale corriendo de nuevo, cerrando de un portazo y sin detenerse aun cuando está muy lejos.
Kyora se queda en silencio, sin saber qué hacer y se da un cabezazo contra la pared, cayendo derrotado al suelo y susurrándose idioteces, por lo que acaba de hacer. Pensando únicamente, que ha vuelto a perder, de nuevo.
Mientras que Ellis si corriendo, sin saber muy bien qué está haciendo. Y sólo cuando le falta el aire y no sabe dónde llegar, se esconde en el portal de su edificio, sin conseguir hacer llegar el aire a sus pulmones, se agobia, se esconde bajo la escalera y empieza a hiperventilar, hasta que se calma y se hace una bolita bajo la escalera, rodeándose las piernas y recordando las palizas que llegó a recibir por un te quiero, de Jack.
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