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Un comienzo para dos por Yang

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Nos despedimos de los amigos de Kyora y Elise, y mi hermana nos acompaña un trecho del camino, ya que un amigo de Kyora se ha llevado su moto. Mi hermana parece una niña pequeña, dando saltitos por las calles a las dos de la mañana y riéndose sin parar. Llegamos hasta el bar de mi hermana y ella se despide de nosotros, con un abrazo, mientras cruza sus piernas, cuando le pregunto, ella, me grita, riéndose:

-¡Que me estoy haciendo pis!-echa a correr hacia la puerta del bar y la veo dar saltitos para abrir la puerta.

Me cubro la cara con la mano, sin saber muy bien si de verdad es mi hermana o no. Y escucho cómo Kyora se ríe, hasta que me vuelvo y le tomo la mano, sonriendo, él me dice:

-Bueno, ¿y ahora qué hacemos?-me mira, está un poco borracho, lo sé porque sus orejas están rojas.

Me doy cuenta de que el bar de mi hermana se encuentra justo a mitad de camino entre mi casa y el estudio de Kyora, y creo que entiendo por qué me ha preguntado eso, le miro, quedándome como un adolescente, avergonzado y parado, ante su primera cita:

-Bueno…creo, que por una vez, podríamos ir a mi casa…-me paso la mano por el pelo-Aunque no te prometo que esté muy limpia…

Kyora mete sus manos en los bolsillos de sus pantalones y me responde:

-No quiero presionarte, al fin y al cabo, tú fuiste quién me dijo que querías ir más despacio en la relación, y por eso, tal vez quieras seguir yendo a mi estudio, en vez de que vayamos a tu casa-mira al suelo al final de la frase.

Y yo grabo esta estampa en mi cabeza, ese sonrojo que le llega hasta las orejas y esa mirada de niño bueno que tiene, mirando al suelo, cómo si no hubiera hecho nada, aunque le hubieran pillado comiendo dulces. Sonrío y me doy cuenta de que quiero dar un paso más, porque le quiero, y no tiene sentido decir que no. Comienzo a andar en dirección a mi casa, sin responderle. Kyora me acaba mirando y me grita:

-¡Ellis!-preocupado-¿Te has enfadado?-sale a mi encuentro, corriendo para alcanzarme.

Cuando llega a mi altura, me doy la vuelta de repente y le con mis manos metidas en los bolsillos de mi abrigo, le beso, apenas un roce de nuestros labios, pero suficiente para hacerle sonreír. Le indico con mi cabeza que me siga, y así hace él, sin más conversación que darme, sólo siguiendo mis pasos, mientras va un paso detrás de mí. Yo no hablo y sólo se escuchan nuestras respiraciones, que se vuelven vaho por el aire frío de la noche, la escena es entrañable, ya que mientras la noche, vestida con sus estrellas, cubre con la larga cola de su vestido todo Nueva York, como si estuviera preparada para una fiesta, nosotros somos iluminados levemente por las luces que aún siguen encendidas, ya sean de despachos en los que aún hay gente trabajando, como de los solitarios semáforos, que se mueven con un ritmo sincronizado, estamos casi solos en la calle, y esta parece ser nuestra noche. Arreglada de brillos y luces para darnos compañía en el camino.

Sin darnos cuenta, llegamos casi a los edificios que señalan mi casa, y veo a lo lejos, el enorme rascacielos, que despunta sobre la ciudad y el paisaje, sino fuera por su tremenda altura, quizás hubiera amado casi por completo la avenida en la que vivo, pero con frecuencia pedimos y no recibimos mucho.

Mi portal nos saluda a oscuras, y Kyora tiene que alumbrarme con su móvil para que consiga abrir la puerta, está nervioso, lo sé, porque no deja de crujirse un nudillo, sonrío levemente y le invito a pasar a mi rellano. Mientras llamo al ascensor, Kyora parece pensar su siguiente movimiento, porque me acaba diciendo:

-¿Quieres que te deje tiempo para que arregles un poco tu piso?-mueve un anillo de su dedo índice.

Niego con la cabeza, sólo mirándole por el rabillo, apoyado en la pared, al lado del ascensor. Y por fin, llega, entro en él, sin mirar a Kyora y cuando me doy la vuelta para fijar mi vista en él, le veo titubear, y le muestro una afable sonrisa:

-¿Es el último nivel de la noche? ¿O llegaremos más alto?-le pregunto, haciéndole entender que puede escapar aun, sin llevar reprimendas de mi parte en el camino.

Pero parece tomar aire para meterse de golpe en el ascensor, conmigo. Le doy al botón de mi planta y las puertas de rejas se cierran, suena ese característico clac, y el ascensor nos lleva arriba. Cuando salimos, no puedo dejar de escuchar el sonido de la respiración levemente agitada de Kyora, y abro la puerta, sorprendiéndome de lo tranquilo que estoy yo, mientras mi novio está desesperándose en el umbral de mi casa.

Y entonces, se abre la puerta y le invito a entrar, para que pueda ver dónde vivo. Me sigue cómo si fuera un pollito, y yo su mamá y decido quitarle el abrigo y luego el mío. Los cuelgo en el perchero y le dejo curiosear, viendo sus movimientos.

Sé que la casa está un poco desorganizada, pero no tanto como antes, además, he sido capaz de limpiar, aunque claro, eso él no lo sabe. Se vuelve hacia mí y me suelta:

-Está muy ordenada…-mira todo el estilo de mi salón-Y es todo cómo muy renacentista… y clásico…¿No?-acaba por mirarme.

Asiento, y le lanzo una pullita:             

-¿Creías que iba a ser todo caos por todas partes?-me río.

Kyora sigue perplejo, admirando cada detalle cómo si intentara grabar todo aquello que captan sus ojos para su memoria, por eso, tarda en contestarme:

-Yo dejaría así mi casa si tú me dejases…-me enamoro de ese comentario, y yo me acerco.

Se vuelve hacia mí y le tomo de la mano, llevándole a mi cuarto, que está recogido, salvo por las botellas de champán de mi mesilla, las cuáles, aún siguen llenas, algunas. Cierro la puerta y él me pregunta:
-¿Ellis?-extrañado.

Sonrío malvado y me quito los zapatos, para acercarme a él:
-Se acabó el tiempo de curiosear, ahora toca mi castigo-le muerdo de los labios, tirando de ellos y él suelta un jadeo que pone mis pelos de punta.

Le tiro en la cama y con una corbata le ato las manos sobre su cabeza y vendo sus ojos con un lazo, le ato tan fuerte, que cuando lo suelte, le dejaré marca, pero me da igual en este momento, le he desnudado y yo me estoy desabrochando la camisa y desabrocho mis pantalones:

-Voy a devorarte-sonrío pervertido y me pongo sobre él.

Kyora se estremece y da un pequeño saltito, yo separo sus piernas mientras paso mi lengua por la cara interior de su muslo, él empieza a soltar los primeros suspiros de la noche, y yo continúo mi camino, llegando hasta su miembro, que ya está duro, paso mi lengua alrededor de su punta y él solo puede estremecerse incontrolablemente, sintiendo que está prisionero y muy expuesto, mi lengua no se detiene ahí y me acerco a su oreja, paso mi lengua por sus piercings y tomo una botella de champán de la mesita, bebo un poco de champán y cuando abro su boca, suelto el contenido de la botella sobre él, llenándole de champán, algo entra en su boca y veo como traga.

 Le beso, soltando algo del líquido mientras mi lengua demanda a la suya por un trato más apremiante, él jadea más y el alcohol cae por los laterales de su boca, manchando la cama y cayendo más por su cuerpo, sonrío y yo le miro, mientras abro su boca con mis dedos en su barbilla para ver cómo la saliva y el alcohol caen por las comisuras de su boca, gimiendo, empiezo a masturbarle. Muerdo su labio y un gritito se le escapa de la garganta, mientras mis dedos tocan la punta, que ya empieza a gotear, están manchados de champán y siento como la temperatura de su cuerpo comienza a quemarme. Pero no voy a detenerme, sé que le gusta, y por eso, lo tomo con fuerza y sigo, paso mi lengua de nuevo por su pecho, rodeo uno de sus pezones y tiro del otro, mientras veo como él intenta tapar su boca con su brazo:

-E—ellis-sus caderas se mueven con necesidad y yo deseo complacerle y enrabietarle-P..or..favor-ruega.

Pero no voy a dejarle venirse tan pronto, así que vuelvo a acariciar con mucha lentitud, sacándole de quicio, y sintiendo cómo el líquido preseminal cae entre sus piernas, humedeciendo su entrada, muerdo, tirando de sus pezones y cuando un gemido mayor a los anteriores cruza su garganta, decido meter mis dedos:
-Estás muy húmedo…tanto…que resbala-sonrío-Que indecencia… manchándote de esta forma delante de alguien tan mayor…

Sus manos tiran con fuerza de las ataduras y yo rozo su entrada con mi miembro:

-Por favor…-ruega más.

Sonrío y meto otro dedo, formando un trío en su interior, el pecho de Kyora sube y baja, jadeando y gimiendo, mi lengua cruza su vientre y lame su punta, le veo sonrojado y gimiendo cada vez más fuerte mientras mueve sus caderas, pidiendo más sin poder evitarlo:

-¿Se siente bien?-muerdo su pelvis arrancándole gemidos más fuertes.

Asiente y yo le masturbo tan intensamente y rápido, que se mete en un círculo de placer y furia, veo cómo los dedos de sus pies se retuercen y tensa todo su cuerpo. Entonces, me detengo de repente, y él gime, enfadado por no haberle hecho llegar, vuelvo hacerlo, sólo que está vez mi lengua se suma a la fiesta y Kyora ya no es capaz de más, lo sé muy bien porque tira con mucha fuerza de las ataduras y yo decido hacer que se venga, cuando esto ocurre, él ya está casi agotado, pero en cuanto se viene, le penetro, casi sin darle tiempo para que tome aire, y se recupere, él ya está bajo las órdenes de mis embestidas, hago que me rodee con sus piernas y pongo sus brazos atados, alrededor de mi cuello, para que se abrace totalmente a mí, me clava las uñas en la espalda, y vuelve a gemir, mientras le tumbo en la cama y me muevo rápido e intenso, tocando ese punto que le hace desesperarse y volverle loco, sonrío porque su pecho sube con fuerza, mientras mi lengua vuelve a entrar en su boca, con algo de champán que he tomado de nuevo, y ahí estoy, moviéndome con tanta intensidad que Kyora solo puede gemir, y caer rendido ante mí de una forma adorable.

Mis embestidas se mueven al son de una música oscura e indecente, que se escucha sólo en mi interior. Puedo ver cómo Kyora echa la cabeza hacia atrás, casi sin poder controlarse. Aprovecho y marco su cuello con un profundo mordisco, que podría haberle hecho sangrar. Se queja con un leve sonido, antes de que vuelva a masturbarle, y entonces, se pierde de nuevo, tensa tanto su cuerpo, que puedo temer que se rompa, pero no lo hace, hasta que el placer nos golpea a los dos, llevándonos al pico del clímax, para que se descomponga sobre mi cama, jadeando aún y tomando respiraciones agitadas. Me he venido en su interior y me ha manchado su mano, decido ser más malvado y metiendo mis dedos manchados en el champán que ha caído en la cama, decido rozar sus labios, hasta que abre su boca, para meterlos, cuando los lame, se extraña, y me dice:

-Ellis…sa…be raro-entonces, se da cuenta de lo que he hecho,  y se sonroja, para intentar pegarme, pero está atado y no es capaz.

Me echo a reír de forma malvada y paso mi lengua desde su cuello hasta su oreja, mientras escucho su voz:
-Hnn…Ellis… no…-está muy excitado, lo noto en su cuerpo-Dé..jame…-tira de sus ataduras.

Decido soltarle de la cama, pero no quitarle las ataduras de las muñecas. Se sienta en la cama con mucho cuidado, está jadeando aún, pero veo cómo a oscuras, pasa sus manos por mis piernas, intentando llegar hasta mí. Cuando consigue encontrar mi pecho, pasa sus ataduras por encima de mi cabeza, rodeando mis hombros y me abraza, de frente, sentándose sobre mí, como puede, sin lastimarse. Paso mis manos por su pelo, y él echa la cabeza hacia mi mano, cómo pidiendo más amor. Le beso, aún demandante, y me doy cuenta de que estamos cerca del filo de la cama, y que él me ha llevado hasta ahí. Baja las ataduras hasta mi cintura y él mismo se baja de la cama, para quedar de rodillas sobre el suelo, abre mis piernas con delicadez, y yo veo cómo con los ojos tapados, pasa su lengua por mi miembro, húmedo, y yo me tenso, sujetando su pelo, con cuidado. Sonríe y me pregunta

-¿Te gusta así…?-dice cómo si fuera un niño bueno, antes de meter de nuevo mi erección en su boca.

Un gemido rasga mi garganta, y mi pecho comienza a subir, mientras noto cómo su lengua rodea mi miembro lentamente, mis manos agarran su pelo, y sujetan su cabeza a la vez, dejando que siga un ritmo, que va aumentando gradualmente, mi espalda se arquea y siento cómo pasa sus manos por ella. Hasta que nota las cicatrices que tengo en ella, y decrece un momento, preguntándose qué es exactamente, y pasando sus dedos a lo largo de ellas, hasta que se da cuenta de lo que es y porqué es, y decide aumentar su ritmo, hasta los niveles que me hacen disfrutar al máximo. Mis gemidos ahora cubren la sala, y noto cómo el también gime, con mi miembro en su boca, se mueve con mayor rapidez, absorbiendo el presemen que ya sale de mí. Sus uñas arañan un poco mi espalda y yo tiro de su pelo, cuando siento que no soy capaz de más, tiro más fuerte de su pelo, con el conocimiento de que le estoy haciendo daño, pero él no se detiene, y para cuando quiero intentar que se detenga, el placer me sacude y acabo por venirme en su boca. Me estremezco, y veo cómo él saca mi miembro de su boca y traga, antes de jadear, para tomar aire. Paso mis manos por su pelo y le susurro:

-Te quiero…

Noto cómo da un pequeño saltito, sorprendido, antes de subirse sobre mí, de nuevo. Rodea mi cuello y me besa, metiendo su lengua y pasando sus uñas por uno de mis hombros, me excito de nuevo al sentir como mueve su culo sobre mi miembro, y rápidamente vuelvo a endurecerme. Jadea al sentir lo duro que está y me susurra:

-Lo…siento...pero… quiero más-con ayuda de una de sus manos, se penetra y yo clavo las uñas en sus costados.

Él gime y se mueve solo, subiendo y bajando sobre mí, yo me decido a morder su cuello y sus labios, mientras disfruto de nuestro momento. Sé que lo disfruta, porque no puede parar de gemir, y yo noto cómo sus labios están muy hinchados, de todos mis mordiscos. Y entonces, volvemos al inicio, él se mueve con rapidez, cómo deseando llegar hasta el más puro placer, y yo noto cómo podría abrazarle durante toda la noche, hasta que llegamos los dos al clímax, de forma rápida pero intensa, porque el cansancio nos ha golpeado a los dos, y cuando caemos sobre la cama, mojada y arruinada, los dos jadeamos, sin poder más. Paso mi mano por su mejilla y le doy un suave beso, y sin poder evitarlo, nos quedamos dormidos, los dos muy juntos…

Sé que en un momento de la noche me he levantado y he quitado el edredón, que está arruinado, para meter a Kyora en la cama, pero cuando he ido a meterle, le he visto, estaba acurrucado, y con las manos atadas por la corbata negra, muy pegadas, y los ojos vendados. He visto sus tatuajes y no he podido evitarlo, ya que con sus rodillas pegadas a su vientre y dormido de esa forma tan placentera, no he podido resistirme a tomar mi cámara de fotos y hacerle una foto. Sonrío al verla, y vuelvo a meterme en la cama, cuando Kyora susurra mi nombre y mi calor. Me envuelvo en las sábanas, acoplando mi cuerpo a él, y poniendo mis brazos sobre su cabeza, en una posición cómoda, convirtiendo mi cuerpo en un pequeño refugio del frío y de todo lo malo que podría dañarle. Con ese último pensamiento, acabo por quedarme dormido, cuidando de mi Kyora…

Notas finales:

Bueno, pues aquí está la última parte, os dejo este bonito lemon, porque a partir de aquí...comienza lo bueno jeje. Siento haber tardado, pero ya sabeís, los estudios, etc. 

Pd: Dejad comentarios, sería muy feliz :3

Y rePd:Por si quereís contactar conmigo, en facebook Yami Agorna, un besito a todos y hasta la próxima semana.


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