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Un comienzo para dos por Yang

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Notas del capitulo:

Siento mucho haber tardado tanto en subir otra vez capítulo, pero estos días y ya meses, he estado muy ocupada con estudios, y familia y no sabía cómo continuar esta parte, ya que, los siguientes capítulos, son difíciles de redactar, aun así, os prometo que en esta semana, volveré a subir otro capítulo y como mucho, la próxima semana, volveré a subir de forma más seguida y no pararé tanto mi trabajo, además, en poco, comenzaré otros proyectos en amor yaoi.

Como siempre, espero que os guste, que leaís más y que me dejeís reviews, porfi, me gustaría leer lo que pensaís del fanfic, y demás, un beso a todos, y todas, y que comiencen los sextuagésimos juegos del...*se corta* Ostia, lo siento, que comience el capítulo, jeje 

Pero como suele pasar con todas las cosas de la vida, cuando te encuentras en los mejores momentos, es cuando vienen los malos ratos.

Y por eso, tendría que haberme despertado esa mañana, temprano, para volver a fotografiar a Kyora, o incluso, volver a hacerle el amor, pero no. No me desperté aquella mañana y en cierto modo me culpo, porque hubiera podido disfrutar un poco más con él. Pero por desgracia, cuando quise darme cuenta del mal, era cuando ya estábamos dándole la vuelta a la esquina, y allí, agazapada como hiena sonriente, lista para saltar sobre nuestras gargantas, estaba la desgracia que nos haría querer volver sobre nuestros pasos y haber tomado otra dirección. Pero eso sólo podríamos saberlo cuando estuviéramos dándole la vuelta a la esquina…

Ellis estaba dormido, había pasado una noche relativamente tranquila. Por eso, cuando se dio cuenta de que Kyora no estaba, se preocupó por si hubiera huido. Se levantó, pensando que se habría ido, y abrió la ventana, entonces, el pequeño resquicio de desasosiego, se coló en la habitación y la inundó con su peligroso malestar. Por un momento, el sentimiento que inundaba la habitación, le hizo sentir intranquilo y se dirigió con rapidez al cuarto de baño, para lavarse la cara y vestirse, ya que tenía trabajo. Tomó su ropa en el camino y se metió, ya con sus pantalones puestos y la camisa blanca a medio abrochar.

Le extrañó que la luz del baño estuviera encendida, pero pensó que se la habría dejado encendida la noche anterior. Tomó el peine y se colocó el pelo hacia atrás, y al final, se quedó observando su rostro en el espejo. Cuando la voz de él, resonó, pegó un grito:

-¿Qué te pasa, Ellis?- su voz era grave, y lucía preocupada.

Yo no puedo desviar mi mirada de mi rostro, ya que de repente, un enorme moratón se aparece en mi mejilla izquierda, de una forma extravagante. Me agarro al lavabo y él avanza y me acaricia la otra mejilla, pidiendo perdón por enésima vez:

 

-Lo siento Ellis, ayer se me fue la mano mientras lo hacíamos, pero no te preocupes, no volveré a sobrepasarme-mentira, siempre dices lo mismo, me dan ganas de gritarle, pero no lo consigo. Y ese día, tampoco gritaré para salvarme, por el miedo a su fuerza.

Sonríe cuando agacho la cabeza, aunque sea con ternura, no consigo confiar en esa sonrisa. Y cuando me vuelvo a mirarle, él, ya está sacando la cocaína que llevaba en sus pantalones, me quedo quieto, mientras veo que toma sus cosas y me echa del baño, literalmente.

Para esnifar, se encierra en el baño, porque no quiere que le vea, de esa forma tan patética, maldito orgullo de cabrón. Me siento en la cama y coloco mis botas, solo que sin querer, volteo una de las bolsas de cocaína, que tenía “escondidas” en su caja secreta. Escucha un mierda, mío, e intento recoger la cocaína del suelo, pero ya es tarde, sale del baño y viene corriendo hasta mí. Me mira a cuatro patas, recogiendo su mierda, con miedo de lo que vaya a pasarme, y lo que hace, sorprende y me asusta.

Me lanza contra la cama y desabrocha su cinturón, sonriendo. Me agarra las manos con una sola de las suyas y me dice:

 

-Gracias por volcarme mi secreto-llamaba de esa forma a su drogadicción-Pero voy a tener que castigarte…

Empiezo a temblar; de repente, saca su erección y toma con fuerza mi pelo, para que me meta su erección en la boca, de sopetón. Empiezo a ahogarme y las lágrimas se derraman por mi cara, mientras folla mi boca con rapidez. Continúa, aun cuando voy a vomitar, y mis uñas se clavan en su pelvis, haciéndole sangrar, eso le excita y continúa con más fuerza, hasta que se viene en mi boca y me obliga a tragar todo, dejándome destrozado. Y entonces, toma sus cosas y riendo, dice:

-Me alegra que hayas aprendido, y que además, hayas desayunado-se ríe más fuerte y se va-Mierda, el trabajo, nos vemos, Ellis.

Y entonces, Jack, se va y yo voy corriendo a vomitar al baño, sintiendo una patada en el estómago, cada vez que me entran arcadas. Sé que estoy llorando, porque cuando siento el ardor de las lágrimas surcando mi cara y dejando un camino húmedo.

Me levanté muy tarde, eran las doce de la mañana y tuve que quedarme unos cuantos minutos sin moverme, sentado en la cama, y recomponiéndome de mi pesadilla, hasta que el miedo pasó e intenté relajarme.

 

 Me fijé en los finos rayos de sol que caían entre mis dedos, y que jugaban a pintar mi pelo de tonos dorados. Mis ojos se hirieron con el sol, y tuvieron que hacer una retirada mal lograda, hacia la sombra de mi piano. Y luego, sobre la sobra de los pies de mi novio, que acababa de entrar en la habitación y no se había dado cuenta de mi pesadilla, y, quien me estaba mirando desde lo alto de su metro ochenta, sonriendo, haciéndome sentir tranquilo.

Y entonces, cuando creía que me hablaría de mi extraña cara esa mañana, me preguntó:
-Perdona, pero no sé encender el gas, y quiero ducharme…-retuerce sus dedos como un niño pequeño-¿Puedes hacerlo por mí?
Me quedo sorprendido un momento, hasta que mi cabeza capta la orden, y con las mantas, tapando mi cintura, paso mi mano por mi cabello, para echarlo hacia atrás, e intentar recomponerme del todo. Me levanto y me dirijo hasta la cocina, donde enciendo el agua, dándole a la llave del gas. Y aviso:

-Ya está, puedes ducharte si quieres-miro de nuevo el reloj, necesito mantener mi mente ocupada en algo.

Escucho la puerta del baño abrirse y luego, el agua encenderse, y decido hacer la cama y preparar el desayuno. Cuando termino, me dirijo al baño, al terminar de vestirme, para retocar mi cabello, y la imagen es algo divertida. Mientras yo estoy vestido y arreglado, Kyora está desnudo, en mi bañera, y sus tatuajes y sus piercings, chocan de una forma increíble con mi imagen. Y por un momento, me quedo mirándole, con las manos en el lavabo, agarrándolo con fuerza, y pienso que algún día se alejará de mí, por completo. Eso me apena, pero ahí está Kyora, que como si hubiera leído mis pensamientos, tiende su mano hacia mí, y la miro. Me sorprendo, porque Kyora no me mira en ningún momento, sólo está esperando a que yo le coja la mano, y así hago rápidamente, la tomo por seguridad, más que por cariño, y es entonces, cuando Kyora me mira, por fin, porque siente que necesito fuerzas esa mañana para seguir adelante.

Kyora me mira fijamente, y me pregunta:

 

-Ellis, ¿estás bien?-siento que las lágrimas van a salir, sino aparto mi mirada de esos ojos dorados, tan brillantes y cálidos, que tanto se preocupan por mí.

Asiento, porque si hablo, lloraré, y Kyora me pilla, porque, toma una toalla y se sale, yo me echo hacia atrás diciendo:
-No, Kyora, estoy bien-pero cuando voy a salir del baño, me choco contra la pared y Kyora me abraza con fuerza.

Y me susurra al oído, mientras sus fuertes brazos me sostienen:
-No tienes por qué mentirme, Ellis, quiero saber cómo te sientes para poder ayudarte a ser feliz, así que no me ocultes nada, por favor, de ahora en adelante, dime si estás feliz o no lo estás, porque quiero estar ahí en lo bueno y en lo mano, tanto para premiarte como para abrazarte si lo haces mal.

Y me dejo abrazar, de hecho, entierro mi cabeza en su pecho y le huelo, y no sé por qué, pero Kyora huele a cigarrillos con jazmín, y es mi olor favorito. Sus brazos me sostienen aun cuando ha pasado mucho tiempo, y aun cuando no me toca, su mirada me sigue y me da un sentimiento cálido que me ayuda a seguir adelante con fuerza. Es como sentir el hogar con él, en todo momento, entre sus brazos, en su boca, cuando me toca, cuando le toco, en todo momento Kyora muestra un sentimiento de felicidad que me inunda, y que me hace sentir el hogar siempre. Sonrío porque mis pensamientos suenan tontos a mis oídos y sé que nunca le podría decir a Kyora, todo lo que siento en cada momento que muestra un valioso recuerdo que atesorar.

Nos vamos a la cocina, y allí, Kyora y yo desayunamos, hasta que tenemos que marchar a nuestros trabajos. Yo a mi despacho, y Kyora se va a su estudio.

Cuando Kyora llega a su estudio, se asombra de que sus compañeros aún no hayan llegado, y decide avisarles con un mensaje por el grupo, pero aunque recibe sus respuestas, sabe perfectamente que no llegarán de inmediato al salón de tatuaje, por lo que tiene al menos una hora entera para poder pensar en sus cosas y estar tranquilo. Coloca el cartel de abierto y se dedica a limpiar el suelo y colocar ciertas cosas de papeleo, cuando un cliente, a primera vista, aparece por el estudio, y cuando Kyora levanta la cabeza, para saludarle, diciendo:

-Hola, buenos días, este es el centro de tatuaje Veni´s, dime, ¿en qué puedo ayudarte?-cuando se encuentran sus ojos dorados con los suyos verdes, se queda quieto, paralizado.

Y es que ese cliente, deja de serlo en cuanto Kyora reconoce a esa persona, pero creyendo que es una ilusión, se queda en silencio, sin saber qué decir, ni qué hacer y deseando, rogando, para que todo eso, se lo estuviera imaginando por el cansancio. Pero no, ya que cuando esa persona alza su voz en el estudio, la ilusión se hace realidad con un suave y dulce:

-Hola Kyora…volvemos a vernos… ¿Eh?-su sonrisa daña la vista y el corazón de Kyora, de nuevo, como la primera vez. 

Notas finales:

Sé que soy una hija de puta, porque os he dejado con las ganas de saber quién es esa persona, juguemos a algo, si lo adivinaís, subo esta semana, sino, subo la próxima y os jodeís, porque el misterio tiene que existir *toma una sábana blanca y huye* 


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