No sé qué hacer exactamente, está diferente, la verdad… Aunque sigue estando guapísima, con ese pelo castaño, que me encantaba enredar entre mis dedos y esos ojos grises, que me miraban con una sonrisa, en todo momento, incluso cuando peleábamos. Digo su nombre, pero no emito sonido alguno, hasta que me obligo a decirlo, en voz alta, no sólo para que me escuche, sino para despertar de esta ilusión que se ha creado en mi mente:
-Cat…-susurro, con una voz ronca, que hace que ella se tense y una sonrisa nerviosa, cruce su cara.
Da un paso, para acercarse a mí, y yo abro mucho más mis ojos, para darme cuenta, de que no es una ilusión, ella, está aquí, frente a mí, mirándome con esa sonrisa nerviosa que me mataba y que sigue matándome y con una voz dulce, que acompaña al movimiento de sus manos, jugando entre sí, sin saber qué hacer con ellas:
-Hola Kyora…-mira a un lado antes de volver a mirarme, un mechón tapa un poco uno de sus ojos y antes de poder pararme, ya me estoy muriendo de ganas de querer quitárselo de la cara-Creo que los dos estamos sin saber muy qué hacer, ¿verdad?
Tomo una gran respiración y asiento, diciendo:
-Sí, creo que debemos vernos como dos idiotas…-rio, intentando aliviar la tensión y ella sonríe, aliviada y sorprendida por mi risa, antes de venir corriendo y abrazarme, rodeando mi espalda y apoyando su cabeza en mi pecho, como en los viejos tiempos. Yo me quedo callado y sorprendido, la aparto un poco con una pequeña sonrisa amarga-Me alegro de verte, Cat, sigues tan guapa como siempre…Bueno, ¿qué tal te va?-intento cambiar de tema.
Cat parece preocuparse un poco, pero borra esa expresión de su cara, para poder sonreírme de nuevo y contestarme:
-Pues, acabé trabajando como tatuadora, también, y luego, conseguí mi propio estudio, y ahora, intento probar suerte con los museos, intentando exponer mi arte, pero sólo he conseguido una exposición ruinosa, que uno de mis no…-se calló rápidamente- Que alguien, estropeó.
Sabía que se refería a alguno de sus novios, uno de sus antiguos ligues, seguramente:
-¿Otro ligue malo? Creo que tienes un mal de ojo con respecto a los tíos, siempre te consigues a los peores de todos, y no sé por qué, pero sólo vas a conseguir tener muchos problemas-la guio hasta el sofá del estudio y nos sentamos, mirándonos.
Cuando se sienta, me mira, seria:
-Sí, creo que tengo mal de ojo, aunque hubo una gran excepción, en toda mi carrera amorosa, en la que encontré al chico bueno y adecuado para mí, sólo que acabé perdiéndolo-sé a quién se refiere.
Yo también estoy serio cuando intento pararla, antes de que lo diga:
-Cat, no sigas, no fue culpa mía, tú me dejaste solo, sin ni siquiera decirme el por qué, tan sólo, cogiste tus cosas y te fuiste por esa puerta…-sonrió amargo, de nuevo- Aunque, he de reconocer, que te fuiste de mi vida, como entraste, de repente, y sin ni siquiera avisarme.
Cat se remueve en su asiento y se queja:
-Bueno, ya pasó todo, además, tú tampoco te quejaste mucho cuando me fui, ni cuando llegué-está enfadada y sigue siendo mona, ¿cómo lo hace?
Me apoyo en mis rodillas, con mis brazos, y consigo mirarla, parezco enfadado, pero no sé si lo estoy, porque tampoco me he atrevido a mirarla, correctamente, así que la miro, antes de decirlo.
Y creo que por fin, la veo, es pequeña, con el pelo castaño, en rizos, que rodean su cara, con una piel morena, y unos ojos grises, grandes y oscuros, pintados con los labios rojos y con ese tatuaje de una carta de Joker, en el hombro. Vestida con una camiseta de un gran escote, blanca, que se desparrama por uno de sus hombros, dejándolo al aire y unos pantalones pitillos largos y negros, además de las botas de tacón ¿habrá traído un abrigo? Es bastante guapa, además, sigue teniendo ese toque de niña pequeña que la hace adorable, un pequeño dulce en una mesa, esperando a alguien que lo muerda, y como yo vuelva a morderlo, voy a arrastrarme hasta el río y a ahogarme allí mismo, por hacerle algo así a Ellis.
Y entonces, al tener la imagen de Ellis, mirándome con una bonita sonrisa, le suelto la bomba:
-Yo no persigo niñas pequeñas que se encaprichan con algo nuevo y más lujoso, o que simplemente, se aburren-lo he dicho, y es la pura verdad, aunque le duela.
Y veo cómo le duele, porque aparta su mirada de mí, y mira al frente, por lo que me dedico a mirar mis manos, que tienen cicatrices entre los dedos y están algo manchadas de tinta, por las uñas. Creo que pasa mucho tiempo, hasta que me levanto con un gran suspiro y le digo:
-Bueno, ¿a qué has venido?-tomo una botella del mini bar y bebo.
Cat se levanta, mirándome feliz de nuevo, y veo otra vez, la misma estrategia, hacer como si nada le importara, y se riera, olvidando todo. Bueno, si es así como quiere ser conmigo, adelante, no quiero problemas, pienso. Ella ha dicho:
-Quería verte, te he echado de menos-dice triste, y cariñosa, con ese tono que hacía que cayera a sus pies.
Por dentro, me estoy matando, porque me doy cuenta de que tengo dudas, porque siento que esto no está muerto y por un momento, me dejo fantasear y caer en su tono cariñoso:
-Yo también te he echado de menos…-la miro apenado y cansado.
Cat se sonroja y desvía la mirada, está jugando, y lo sé, pero estoy cayendo y también lo sé. Cat mira hacia el espejo del fondo y se da cuenta de que aún está el corazón, el que dibujamos:
-Aún lo tienes…-está sorprendida.
Asiento y me rio, volviéndome, para mirarlo:
-Sí, bueno…tampoco tenía muchas ganas de quitarlo, así que lo dejé ahí…-noto una de sus manos acariciando su espalda y cuando quiero darme cuenta, me está abrazando muy fuerte.
Creo que ha dicho algo, así que giro mi cabeza, agudizando mi oído, pero me equivoco, porque ella me ha hecho una pregunta, y cree que mi movimiento, es la respuesta, porque entonces, me besa la comisura de mis labios y algo en mi pecho, estalla, la tomo y la pongo contra el mostrador, para besarla, fuerte, apretándola contra mi cuerpo, y siento el dolor por haberla echado de menos, ella rodea mi cuello y me besa, acariciando con su lengua, mi boca, y provocando que abra mi boca y nuestras lenguas se juntes, chocando dientes, con un dolor placentero. Mis manos se mueven solas, y sujetan sus caderas, acariciando su piel caliente y su dulce olor me empalaga, siento que quiero seguir, que quiero hacérselo en este momento, pero mi móvil suena, con la canción de Poison, de Snakehips, y me detengo, porque sé que me están llamando, miro mi móvil y veo que uno de mis amigos me está llamando, lo dejo sonar, hasta que para y miro a Cat:
-Guau…Eso ha sido…-está sonrojada y feliz.
Pero yo paro su alegría con una mirada seria:
-Cat, eso no ha sido nada, vete, no quiero volver contigo, tengo pareja y soy muy feliz ahora mismo-la echo, tomando su brazo y un abrigo, que espero, que sea suyo, porque no quiero verla de nuevo para tener que devolvérselo.
Cat se está tropezando, pero yo decido no parar, y la saco a la calle, y antes de cerrar y bajar la persiana, Cat, se vuelve y me dice:
-Pues eso no parecía como si quisieras que me fuera, de hecho, parece que quieres que me quede…-sonríe y se acerca a mí, para besarme de nuevo, pero yo giro mi cara y evito que me bese, ella se me queda mirando, con la boca abierta y una mirada de odio-Muy bien…-se aleja-Adiós, Kyora-está muy enfadada.
Asiento, es lo que me merezco, después de pensar en querer follármela:
-Adiós, Cat-y antes de que haga alguna de sus famosas despedidas, cierro la puerta con fuerza y bajo la persiana.
Ella se enfada más y coge su orgullo y se lo lleva, alejándose por la fría calle, entre las personas, con las que se choca, enfadada. Kyora, sube hasta arriba, decide cerrar por ese día el estudio, y con todo apagado, se hunde en su cama y cierra los ojos, cansado de todo y sólo pensando en Ellis y en las ganas que tenía de que volviera a abrazarle, de que regresara a esa mañana, en la que Ellis y él se cogieron la mano, en el baño… Pero ya no puede…