Cuando Ellis recibe la llamada de su hermana, no sabe qué hacer exactamente, si tirarse por la ventana de su oficina o echar a correr y esconderse bajo su cama, con Kyora, hasta que pase el peligro, pero no hay marcha atrás, por desgracia, porque cuando su queridísima hermana, Elise, le dice que su madre quiere conocer a Kyora, decide que es el momento para hacer ese viaje a Australia que llevaba tanto tiempo queriendo hacer. Pero Elise sabe bien qué es lo que piensa su hermano y llama a su madre, que directamente corre a mensajear al pobre Ellis, mientras se encuentra en una reunión, en el trabajo, hasta que acaba pidiendo un descanso y llamando a su madre, quien le obliga a llevar a su futuro “marido” y Ellis ya no tiene escapatoria.
Cuando se entera su hermana, ella está en el bar, limpiando y riéndose, aún es muy pronto y no ha llegado la invitada desconocida, que va a traer tantos problemas a esta pareja, por eso, cuando Elise levanta la cabeza con el sonido de ese “hola” de Cat, ella ya ha cambiado esa encantadora sonrisa por una cara de odio hacia la chica. Pero todo esto, hay que contarlo adecuadamente.
Elise estaba limpiando el bar y hablando con Ellis, se estaba riendo de lo que decía su hermano, era divertido imaginarse la cara de Ellis en ese mismo momento, todo blanco y lleno de temblores, mordiéndose las uñas y preguntándose el cómo iba a decirle aquello a Kyora y cuando quiere hacerle una bromita, escucha el sonido de la puerta abriéndose y habla con Ellis, dejando las cosas de limpieza para decirle:
-Oye hermanito, luego hablamos, que tengo clientes-sonríe, pero cuando levanta la cabeza, esa encantadora sonrisa se acaba por esfumar, al ver a la persona que había entrado.
Aquella chica de grandes ojos grises, y esos rizos castaños que rodeaban su cara de serpiente. Elise casi no es capaz de hablar, cuando escucha a Catherine, diciendo:
-Hola-sonríe, falsa, porque está mirándola con ojos de zorra astuta que va a hacer alguna maldad, y es que “Cat” va a hacer una maldad.
Elise, aún escucha a su hermano por la línea del teléfono, diciendo:
-¿Tú? ¿Clientes? Si quieres dejar de hablar conmigo, tendrás que darme una excusa mejor, hermanita-se ríe, pero rápidamente, nota que algo va mal, porque Elise no se está riendo, a lo que, preocupado, pregunta-Elise… ¿Hay algún problema?
Elise intenta parecer tranquila, al menos por el tono de su voz, porque en su cara, estaba pintada una perfecta expresión del odio absoluto por algo, en este caso, de aquella chica:
-No, hermanito, pero tengo que dejarte, los proveedores, y ya sabes cómo es Alan, que se hace un lío con los papeles-cuelga, antes de que Ellis diga algo, y mira a Catherine-¿Qué haces aquí? No eres bienvenida a este local.
Catherine se ríe, como creyéndose poderosa y le contesta con otra pregunta:
-¿Y cómo puedes tú no aprovecharse de una clienta?-le enseña el fajo de billetes que saca del bolsillo de su pantalón-Anda, puedes ponerme lo que quieras y robarme lo que desees, si me dejas pedirte algo a cambio.
Elise agarra un vaso y echa agua del grifo, lo pone sobre la mesa, en el aire, para que Catherine lo coja, pero cuando va a tomarlo, con una sonrisa prepotente y victoriosa, lo suelta y se rompe en mil pedazos, Catherine se echa atrás, con rapidez y consigue salvarse de unos cuantos cortes, mira a Elise muy enfadada y Elise suelta, borde:
-No hay nada aquí para ti, y si quieres algo, ve a pedirlo fuera, zorrita, seguro que te sale gratis si te sacas las tetas encima del mostrador-sonríe enfadada.
Pero Catherine no desiste y acaba por tener una idea que la salve de los puños de Elise y que puede que llegue a conseguir algo de información:
-Dime Elise, ¿por qué me odias tanto? Antes éramos amigas y nos llevábamos muy bien, ¿recuerdas?-se sienta en un taburete-¿Qué nos pasó?
Elise agarra una bolsa y empieza a limpiar con un trapo, los restos del vaso, salpicando el suelo, bufa un poco, como un gato malhumorado y la mira:
-¿Qué nos pasó? Que abandonaste a uno de mis mejores amigos, y le dejaste destrozado y ni siquiera, te dignaste a decirle el por qué, justo en el mayor momento en el que te necesitaba, cuando ese escándalo en el que le acusaron de haber copiado a Darevan, no me digas que no es para enfadarse, Catherine-se acaba cansando de recoger los cristales rotos y se apoya en la barra, con las dos manos, mirando hacia el suelo, suspira y la mira-Y ni siquiera, sé el porqué de aquella acción tan cobarde, ni siquiera sé por qué nos abandonaste a todos.
Catherine la mira, con aquella mirada que hacía que confiaras en ella y le pregunta, con dulzura:
-¿Querrías saberlo, Elise?-le acaricia una mano y sonríe dulcemente, es como aquella Catherine, aquella muchacha que se presentó una mañana a ayudar en el local, cuando Elise estaba comenzando y que Kyora la presentó como su novia.
Elise aún recordaba a aquella chica, llena de nervios, que nada más llegar y saber que tenía que trabajar, se hizo un moño horrible en el pelo, que la hacía parecer muchísimo más mayor de lo que era, y que no podía dejar de observar a Kyora, y ver cómo se le abría el culo, al ver a aquella muchacha, pero aunque se dejó hipnotizar por aquella imagen, no cayó en la trampa, no al menos sin ser consciente de que se encontraba dentro de ella:
-Deja de hacer eso, dime sin rodeos qué es lo que quieres-se echa hacia atrás, apartando las manos.
Catherine se encoge de hombros y saca una baraja de cartas, que siempre lleva con ella, es una jugadora de póker y lo adora, la verdad, es que es bastante buena, pero antes de que pueda decir algo, Elise, ya se está quejando:
-No vale, sabes que no soy buena jugando al póker, sería como si estuvieras jugando en casa-se cruza de brazos.
Catherine reparte cartas sin ni siquiera ocultar esa sonrisa de rata y le dice:
-Bueno, tú estás jugando en casa y no digo literalmente, sino porque puedes mentirme, porque voy a pedirte una información muy valiosa e importante-Elise toma las cartas y la mira-¿Dónde está Kyora?
Elise abre los ojos y una pequeña pizca de esperanza cruza por su rostro, antes de volver a preocuparse y le dice:
-¿Por qué quieres saber eso?-sospecha de un plan malvado.
Pero Catherine no va a dar su brazo a torcer tan fácilmente:
-¿Esa es la información que vas a pedirme a cambio?-ríe-Porque voy a mentirte y vas a desperdiciar tus escasas oportunidades para ganar.
Elise niega con la cabeza y vuelve a formular la pregunta:
-¿Por qué te fuiste?-asiente-Esa es mi pregunta, si gano, la contestas, con la verdad y si ganas tú, puede que te lleves una ligera verdad de todas las direcciones que te diga.
Catherine, asiente, parece conforme:
-Me parece bien, mientras me sueltes algo de información. Juguemos a Razz, ¿qué te parece?-Elise asiente, conoce el juego, se basa en sacar el menor número en una mano-Lo haremos en tres rondas, sólo, y sumaremos el total de todas las cartas, y quién tenga menos, gana, así seré más justa contigo.
Y así es cómo comienzan, Elise saca una primera mano con un total de 7-5-4-3-2, yo suelto mi mano, sin fijarme bien en los números y empiezo a cavar mi propia tumba con una mano que tenía dos 7. Catherine sonríe, victoriosa y yo sé que voy a perder, pero en la segunda, nos quedamos las dos en el mismo hoyo con dos manos bastante altas y quedamos algo igualas, puede que tenga posibilidades, cuando llegamos a la tercera mano y entonces, sé dos cosas; una que no voy a ganar, porque saca la mejor mano de todas y dos, que acaba de hacer trampas, pero que no sé ni cómo, ni cuándo, por eso, cuando saca la increíble mano de 5-4-3-2-A, estoy muerta ya que entre mis cartas, tengo un cinco y un seis. Cuando sumamos los puntos, yo quedo por encima de ella y me declaro la perdedora, devolviéndole las cartas. La miro y mientras esa sonrisa hace que la sangre me queme, decido borrársela con una adivinanza:
-Kyora está en su lugar más amado y odiado a la vez de toda la Tierra-Catherine me mira enfadada y cuando va a rechistar, salgo por un lado de la barra y agarrando la puerta, la saco afuera con un-Tú me has preguntado y yo he contestado y dijiste que podía mentirte, y eso he hecho, más o menos, ahora que ya tienes lo que quieres, fuera-la tira fuera de su bar-Adiós, querida zorrita, ojalá te pase algo malo-agarrando las dos puertas, y mirando a Catherine con una sonrisa feliz y jodida a la vez, mientras la ve tirada en el suelo y le cierra en toda la cara a la zorrita.
Cuando se da la vuelta y espera unos 5 minutos, se da la vuelta para mirar si se ha ido, y es así, porque ya no está. Suspira y decide avisar a Kyora, para contarle todo aquello y decirle que no caiga en la trampa y no haga estupideces, pero cuando va a hacerlo, se detiene:
-Yo no tengo que meterme en esos asuntos, y puedo confiar en que Kyora está lo suficientemente enamorado de Ellis, para que no le haga daño, es mayorcito-deja el móvil y continúa limpiando, esperando a sus clientes y extremadamente nerviosa.