Un joven de cabello azabache con reflejos azules se encontraba en el cementerio con un ramo de rosas en la mano, caminó hasta una tumba ubicada casi en el centro, destacaba de las demás por su tamaño y porque no se veía tan antigua como el resto, se encontraba sonriente joven rubio de ojos azules, piel canela y unas curiosas marcas en las mejillas, no parecía tener más de veintidós años. Se arrodilló ante está colocando el ramo en el centro a un costado de la imagen.
–Hola Naruto– comenzó a hablar –perdón, sé que ya ha pasado un mes y no te he visitado desde que todo paso, pero, es que duele… aceptar que ya no estas, ¿te extraño sabes?, no hay día en que no eche en falta tu presencia, sé que me mirarías raro ahora por lo que estoy diciendo después de todo yo nunca he sido tan abierto, era más expresivo contigo pero pues, creo que me entiendes, nunca he sido bueno expresando mis sentimientos en palabras. Sé que nunca te dije que te amaba en palabras hasta ese día, al menos no contigo consciente porque… solía decírtelo cuando dormías, siempre sonreías cuando lo hacía, a veces incluso decías mi nombre. –Sonrió ante el recuerdo antes de sentir como sus ojos se empañaban– No entiendo porque nunca te lo dije, a veces lo intentaba pero las palabras se quedaban atoradas en mi garganta, por eso trataba de transmitírtelo con mis acciones, espero haberlo logrado. Aun así ese día, al sentir que te perdía por fin logré decírtelo, que te amo Naruto, te amo de verdad y eres la persona más importante para mi… es por eso que es doloroso estar sin ti a mi lado, ya no lo soporto.
De su chaqueta saco un objeto negro afilado: un kunai con un listón azul, posiciono su muñeca e hizo un profundo corte vertical observando como la sangre comenzaba a salir de la herida, guardo el kunai de nuevo en su bolsillo.
–Seguramente en este momento estás enojado y sorprendido por lo que acabo de hacer, sobre todo porque fuiste tú quien me regalo ese kunai hace tiempo, además de que esto pondrá tristes a nuestros padres y hermanos de nuevo pero… quiero ser egoísta e ir a donde tu estas, ni en el más allá podrás librarte de mí, dobe. – Mostro una leve sonrisa de lado.
Parecía que reflexionaba sobre algo antes de hablar nuevamente.
–Me pregunto ¿en qué momento exacto nos conocimos? Es difícil definir bien el momento ya que nuestras familias eran amigas desde hace muchos años así que supongo que hemos estado juntos desde bebes, Itachi y Deidara actuaban como hermanos mayores para ambos así que se podría decir que nosotros empezamos como hermanos, siempre uno al lado del otro, aunque era un año mayor que tu así que tú eras el menor de los cuatro.
Recuerdo que cuando tenías tres años llamaste a Deidara mamá –soltó una pequeña risa– el sonrojó e Itachi se soltó a reír para después palmearle la espalda y decirle “descuida Dei, serás una buena madre”. Probablemente sea cierto, una semana después de que… te fueras –sintió un nudo en la garganta al decir aquello– nos enteramos de que Deidara estaba embarazado, fue una gran sorpresa ya que ni él ni Itachi o cualquiera de nosotros sabía que Dei era doncel, después de todo eso sólo se sabe con una prueba o como en este caso cuando quedan en estado. Hubieras sido un buen tío… hubiéramos sido buenos tíos.– formo una triste sonrisa.
–Itachi dice que siempre fui posesivo y sobreprotector contigo, que odiaba que me quitaran tu atención. Siempre fuiste parte importante de mi vida, mi tesoro más preciado. Siendo honesto no me gustaba compartirte con otras personas además de nuestra familia, y teniendo en cuenta la facilidad que siempre has tenido para hacer amigos pues… no pasaba mucho tiempo antes de que me enojara. Se solucionó tiempo después cuando discutimos debido a ello, estabas fastidiado porque no te dejaba pasar mucho tiempo con tu amigos, entre todas las cosas que nos dijimos se me escapo decir que tenía miedo de que me dejaras de lado por estar con el resto de tus amigos, al principio te veías sorprendido pero después sonreíste y me abrazaste, me sentí muy feliz porque me dijiste que jamás me dejarías de lado ya que era muy importante para ti, creo que tenías 10 años y yo 11 en aquel entonces. A diferencia de mi tu nunca tuviste problemas para expresar lo que sentías, probablemente fue por eso que fuiste tú quien dio el primer paso y me pediste que ser tu novio en la graduación de la preparatoria, por supuesto te respondí que sí.
Me da risa al recordar que al día siguiente de tener nuestra primera vez Itachi casi te mata cuando noto el modo raro en que caminaba y que hacia muecas al sentarme, creo que te acuso “robar mi inocencia” o algo así, Deidara se rio hasta caerse y yo no pude evitar hacer lo mismo, era demasiado divertido verte huir de mi hermano mientras gritabas, fuimos a ayudarte cuando nos aburrimos de verlos, nos regañaste a los dos por haber tardado tanto en ir a salvarte, Itachi no estuvo contento hasta que fui yo quien te quito la virginidad de atrás y para mi suerte mi cuñado no reacciono igual que mi hermano.
A decir verdad muchos pensaban que éramos una pareja muy extraña, por lo general alguien a pensar en una pareja que aún se encuentra en la etapa del noviazgo piensa que sus conversaciones son siempre cariñosas, que se hablan dulcemente, se dan mimos, técnicamente derraman miel, eso claro tratándose de un hombre y una mujer, entre un hombre y otro sin importar si alguno de los dos es doncel la relación es distinta, no son tan cariñosos y pero existe un gran entendimiento, confianza y amor entre ellos, nosotros en cambio si bien teníamos nuestros momentos cursis nos la pasábamos discutiendo y peleando la mayoría del tiempo por cualquier cosa, si yo decía tomates tu decías ramen, yo quería ropa oscura y tú de colores chillones, yo amaba los días fríos y tú los soleados, yo era frío y serio, tu cambio eras alegre e hiperactivo, aun así había cosas en las que estábamos de acuerdo, a los dos nos gustaban los días nublados y lluviosos, las películas de acción y la sopa de miso, nos complementábamos, sin mí probablemente hubieras sido un desastre andante y sin ti mi vida sería monótona y carente de emoción alguna tal como la siento ahora, y eso es lo que más me hace extrañarte –las lágrimas comenzaron a descender por su rostro– ya no escucho tu voz ni siento tu calor al despertarme por la mañana, el departamento está muy callado y ordenado sin ti, no veo esa hermosa sonrisa tuya ni tu estruendosa risa, no puedo ver más tus ojos que recuerdo cada vez que miro el cielo. Me siento muerto sin ti, incompleto, como si al irte te hubieras llevado una parte de mí contigo, ¿es extraño verdad? Que alguien como yo hable de esta forma, que exprese con facilidad como me siento, cuanto te extraño. Es horrible que todo esto tuviera que pasar para decirte como me siento… me pregunto si tú también me extrañas, si te hago tanta falta como tú a mí.– Fue incapaz de seguir hablando por el llanto hasta ahora en silencio, además comenzaba a sentir su cuerpo adormecerse por la pérdida de sangre y como sus parpados comenzaban a sentirse pesados. Pasaron cerca de tres minutos antes de que volviera a hablar.
–Pero ya no te extrañare, porque me reuniré contigo de nuevo–
Impregnando un dedo con su sangre comenzó a escribir algo en la lápida para después recostarse levemente sobre la tumba sintiendo cada vez más sueño, aun así sentía alivio.
–Naruto– susurró antes de ceder a los brazos de la muerte.