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Resurrección por Cinnamon

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Notas del capitulo:

¡Hola! Se que es antes de lo que les dije, pero me sentí tan feliz por sus comentarios que decidí publicar antes. Espero les guste :D

¿Ven lo feliz que me hacen sus comentarios? Me hace publicar antes ;)

 

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Capítulo 2: La Cascada

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Sasuke parpadeó lentamente, se sentó en la cama con cuidado, agitó la cabeza tratando de quitar lo que sea que haya estado en sus oídos haciendo que escuchara mal.

—¿Qué? —podía sentir sus ojos abiertos como platos, Naruto solo lo observaba fijamente, sus ojos entre cerrados en cautela, como queriendo calificar su reacción.

—¿No te hace feliz? —su modulación era lenta y firme, ese tono que le hacía sentir a Sasuke que si respondía mal, Naruto desataría sobre él todo el poder terrorífico de Kurama.

—¿Qué? —lamentablemente su capacidad racional e instinto de supervivencia estaban aún bloqueados por el shock.

—Oh no Sasuke Uchiha, ni te atrevas a tener una crisis—el rubio alzó las manos en irritación—te amo, lo sabes, y sé que me amas. Así que no voy a dejar que por esto decidas volver a tu estilo de vida de héroe trágico y vengador—para esto alzó las manos e hizo comillas con sus dedos enfatizando la última palabra— y corras en busca de algún reptil demente y medio pervertido para que me hagas tu berrinche y me obligues a ir a rescatarte. Ya no eres la princesa en el castillo Sasuke, pensé que ya habíamos superado esa etapa—exclamaba, su voz aumentando poco a poco, sus brazos y rostro expresivos como siempre.

—¿Qué?

—¡Oh por-!—Naruto cogió su cabeza con ambas manos en irritación—Ya tienes veinte años, Sasuke. No—se detuvo para verlo con firmeza a los ojos—veintiuno—recalcó—. ¡Feliz cumpleaños! —Alzó sus manos en exclamación, no sonando feliz para nada, al contrario, algo agitado y molesto—. Hemos hablado sobre esto antes... —su voz ahora era insegura y en preocupación—. Créeme que lo pensé bastante antes de hacerlo, Kurama me explicó los sacrificios que debía hacer. ¡Y no son lindos, Sasuke! ¡Nada lindos!—su voz volvió a sonar agitada—. Así que si piensas que puedes huir de esto a ser alguna clase de renegado y mocoso empedernido, ¡estás muy equivocado! ¡No voy a hacer esto solo!

Sasuke volvió a parpadear aún en shock, mirando a su prometido fijamente, en ningún momento perdió contacto con el rostro de su rubio, sus mejillas coloradas seguramente en enojo, su cabellera despeinada, sus ojos vibrantes y brillosos, sus puños cerrados y su respiración agitada.

Él quería volver a preguntar de qué rayos estaba hablando, pero la postura de Naruto, pese al tono de enojo que usaba, era de nervios y desesperación. Su pose defensiva e insegura que usaba cuando temía la reacción y respuesta de Sasuke, porque Sasuke era un idiota insensible y a veces lastimaba a Naruto con sus palabras. Nunca a propósito, Naruto lo sabía, pero eso no quitaba el hecho de que lo hacía.

Así que el azabache respiró hondo cerrando los ojos para tratar de procesar lo que Naruto le había dicho mientras habían estado tomando desayuno en la cama, antes de que esta escena se desatara y Naruto se levantara exasperado por la inhabilidad de Sasuke para hablar coherentemente.

Ok. Naruto esta- No. No. Esa parte faltaba ser procesada, así que decidió comenzar por lo último que dijo su prometido. Pasando saliva y decidiéndose a hablar alzó las manos esperando que Naruto no estuviera tan molesto como para rechazarlo.

Vio a su prometido dudar al comienzo pero luego avanzó hacia él y tomó las manos que le eran ofrecidas. Sasuke lo jaló para ponerlo en la ve que formaban sus piernas. Alzó el rostro para verlo directamente a los ojos.

—Naru, en primer lugar, no, no me voy a ir en busca de ningún reptil demente ni pervertido—Sasuke evitó comentar sobre eso, no era momento para molestar más a su rubio—, sí, ya pasamos esa etapa—tampoco comentaría lo que dijo acerca de que él era una princesa—y sabes que no te voy a abandonar pase lo que pase…—dudó un poco en lo que diría, porque aún no comprendía realmente lo que estaba pasando, pero lo primero era calmar a Naruto—mucho menos ahora… que me necesitas—midió sus palabras tomando en cuenta la expresión de su prometido; al parecer por ahora estaba diciendo lo apropiado—. Te amo—le dijo para asegurarse. No se arriesgaría aún, Naruto podía liberar la furia de Kurama contra él con una sola palabra. El muy maldito del zorro gozaba de esos momentos.

Su prometido parecía haberse calmado y encontrarse más receptivo a las preguntas que Sasuke quería hacerle. Su expresión era más comprensiva, al parecer ya se sentía seguro de que Sasuke no iría a correr con la cola entre las patas y dejarlo solo.

—Yo también te amo—su ceño se frunció levemente—, por eso decidí hacer esto. Ya lo habíamos conversado y pensé que te haría feliz—dudó antes de continuar, Sasuke esperó a que termine antes de decir algo—. Y no solo lo hice por ti. Yo también  lo quiero. Tenía dudas por todas las restricciones y eso, pero… pero es algo que quiero y amaría compartir esto contigo Sasuke—oh, los ojos de Naruto comenzaban a brillar más de lo usual, eso significaba que estaba controlando sus lágrimas—. Quiero que seas feliz por esto y no solo lo aceptes por obligación o- o- No sé, tu orgullo Uchiha y eso, que está en todo lo que haces—pese a la sonrisa que le ofreció, pequeñas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Sasuke las interceptó y secó el rostro de su prometido.

—Últimamente estas muy sensible—dijo suave y dulcemente, no queriendo sonar como que lo reprimía o se quejaba al respecto, solo como un comentario. Naruto ahogó una risa.

—Pues ya sabes a quién culpar—murmuró—, los Uchihas y sus ganas de llamar siempre la atención—aún no podía comprender ese punto.

—¿Uchihas?

—¿En serio, Sasuke? —Ya no parecía molesto, solo algo incrédulo por la lentitud en la que procesaba la noticia Sasuke.

—En serio, Naru. Solo, por favor, ¿explícamelo mejor? —Naruto lo observó con dulzura antes de suspirar y moverse para sentarse a un lado de Sasuke en la cama, sus manos aún entrelazadas.

—¿Recuerdas cuando me propusiste matrimonio? —Sasuke asintió con una sonrisa, nunca lo olvidaría, Konoha nunca lo olvidaría—. Esa noche hablamos largo y tendido; una de las cosas que hablamos fue lo mucho que a ambos nos gustaría tener una familia propia.

—Sí, querías que adoptemos a alguno de los niños que quedaron huérfanos por culpa de la guerra—Sasuke recordaba aquella conversación con sentimientos encontrados, quería una familia, una familia propia y criar a sus hijos con amor y junto al hombre que amaba. Pero al mismo tiempo no se sentía completamente feliz por el hecho de que no podría enseñarle a sus hijos la herencia de ser un Uchiha: el sharingan.

—Sí. Estaba emocionado con la idea pero pude notar que tú tenías algo en mente—Naruto lo miró profundamente, como leyendo sus pensamientos. Sasuke estaba seguro que él había llegado a la respuesta del porqué  Sasuke no está totalmente a favor de la idea—, si adoptamos, ese niño no tendrá el sharingan. Y por más que no quieras, sé que en tu interior sentirás que no es realmente un Uchiha.

—Naru, no-

—Acéptalo, Sasu, sabes que es cierto—Sasuke no podía contradecirlo, no cuando Naruto lo conocía tan bien y sabía cuando le mentía—. Es por eso que estuve buscando una forma de que podamos tener un hijo que tenga tu sangre, tus genes, que pueda heredar el sharingan—Sasuke podía sentir cómo se le comprimía el corazón ante la paciencia, comprensión y amor que evocaba Naruto con cada pensamiento y acción que realizaba por el amor que se tenían, si hubiera sido posible Sasuke podía decir que lo amaba cada vez más—. Estaba dispuesto a que alguien tuvi-

—No. No, Naruto, sabes que-

—No, escúchame.

—No quiero tener un hijo con nadie más, ¿me entiendes? —apretó con fuerza las manos de su rubio, sabía que estaba causándole dolor pero Naruto no dijo nada, solo lo miró en comprensión.

—Sí. Es por eso que Kurama me sugirió otra cosa—el azabache frunció el ceño en preocupación. No es que no confiara en el zorro, por muy pesado y estresante que fuera, Kurama nunca pondría en riesgo a Naruto ni lo engañaría con algo. Kurama lo amaba, y si no fuera porque eran de especies distintas Sasuke estaría celoso a morir de lo unidos que eran. Claro que eso no evitaba que el odioso zorro lo molestara e hiciera bromas al respecto, si escuchaba una vez más cómo él estaba siempre dentro de Naruto, Sasuke rebanaría cada una de sus nueve colas para hacerle una esponjosa manta a Naru.

—¿Y eso es? —lo que pasaba, era que si bien Kurama no lastimaría a Naruto, él no tenía problemas en causarle inconveniencias a Sasuke. Naruto sonrió, tomó la mano de Sasuke entre las suyas y la guió a su vientre.

—Como te dije antes. Sasuke, estamos esperando un hijo. Estoy embarazado.

 

_____

 

Sasuke se levantó sentándose de golpe, el recuerdo de la sonrisa de Naruto, brillante y perfectamente clara en sus recuerdos como si fuera ayer. Suspiró. Pasó una de sus manos por su rostro tratando de secar las lágrimas que había derramado, tomó aire y volvió a recostarse sobre su almohada. Era una contradicción tener esta clase de sueños, por una parte se sentía agradecido y dichoso por revivir recuerdos que apreciaba con todo el corazón; por otra, odiaba su sub consiente por recordarle cosas que ya no tenía, atormentándolo con un pasado en el que fue delirantemente feliz y un futuro que perdió.

El sol estaba en el firmamento, sus primeros rayos de sol atravesando la pequeña ventana en la habitación que le pertenecía en este lugar.

Quizá había tenido ese sueño por la conversación que había tenido ayer con Shikamaru… especialmente cuando fue a preguntar a la tumba de Naruto su opinión. Sasuke se frotó el rostro en molestia, qué había estado esperando de una tumba fría y que no respondió ni cuando le reclamó y gritó tantas veces años atrás. No tenía idea, quizá en el fondo esperaba que Naruto saliera y le reclamara el hecho de que se iría a casar con alguien más cuando ni ellos pudieron consumir ese sueño.

Sintiéndose cansado pese a recién haberse levantado, caminó hasta su escritorio tomó un pergamino y una pluma. No tenía ni las ganas ni la fuerza para discutir con todos los que se opusieran a su decisión. Así que tomando la obstinada medida de dejar por escrito que ya había decidido aceptar el cargo de casarse con quién la AG ofreciera y que no era discutible, además de decir que él regresaba a Konoha por su cuenta porque necesitaba un tiempo a solas, enrolló el pergamino y lo dejó a la vista.

Quizá un tiempo a solas era lo que necesitaba. De ese modo también dejaría en claro su posición y se libraría de los gritos de Sakura, Tsunade y el resto de sus amigos. Además de la posible escena de enojo de Gaara y Sai. Ese par era lo más probable que fueran a hacer un berrinche. Los malditos idiotas no saben apreciar lo que tienen. Su lado envidioso deseaba que alguno de ellos probara lo que era perder a quien amaban para que de una vez entendieran lo doloroso que era y que de una buena vez aprovecharan su suerte. Su lado como amigo del par, solo se sentía irritado.

Malditos idiotas.

 

_____

 

Lo primero que hizo al despertar fue inhalar el aroma de desayuno recién hecho. Ayer con todo lo que había pasado se había olvidado por completo de comer algo. Su estomago y su pequeña carga se quejaron en unísono.

—Veamos qué hay de comer, ¿sí? —le dijo dulcemente mientras acariciaba su vientre. Era un alivio que para sus tres meses aún no se notara nada más que un pequeño bulto. Según Kurama el tiempo de ¨incubación¨ era medio mes y el resto del embarazo duraría algo de diez meses, en total diez meses y medio, más que el de una mujer por motivos que Tsunade había entendido pero él decidió olvidar a los minutos de ser explicado. Lo único que le importó fue saber lo que necesitaba hacer y no hacer para que todo saliera a la perfección.

Se levantó del futón, lo arregló tal como lo encontró el día anterior y salió del pequeño cuarto. Trato de acordarse de evitar el estar llevando sus manos a su vientre, lo menos que quería era llamar la atención a su situación, claro que no esperaba que gente normal que no supiera del tema si quiera supusiera que un hombre pudiera estar embarazado, técnicamente era una imposibilidad. Pero no se arriesgaría.

Al llegar al cuarto donde había estado con el par conversando el día anterior  pudo notar a Sarumi apagando una pequeña cocina, al parecer ya había terminado de cocinar, y a Haru saliendo del lugar con un plato de huevos revueltos y en su otra mano un vaso de jugo, de naranja por el color.

—Buenos días—saludó a Sarumi, Haru ya afuera, seguro llevando el desayuno al tercer vigía.

—Buenos días, Nami—respondió Sarumi sonriéndole y secando sus manos en un trapo—, espero que hayas dormido bien. Toma asiento—le dijo señalándole la silla frente a un plato servido—, espero te gusten los huevos—. Naruto sonrió.

—Por supuesto—exclamó en felicidad mientras caminaba hasta su lugar.

—Me alegro, adelante. Haru no tardará, podemos comenzar sin él.

—Ustedes se levantan temprano—comentó cuando estaba ya por la mitad.

—Técnicamente no dormimos—le dijo amablemente—cuidamos las puertas toda la noche, rotamos para ver quién va al puesto de vigía, en unas horas habrá cambio de turno y podremos ir a descansar.

—Oh, claro—dijo apenado. En Konoha nunca le tocó cuidar las puertas, no era del tipo de persona que tiene la paciencia suficiente para estar todo el día o noche en un solo sitio.

—¿Cómo te sientes?

—Me…—no pudo terminar de hablar porque antes de comer su última cucharada se levantó de golpe soltando la cuchara y corriendo hasta el baño. A lo lejos pudo escuchar el traqueteo de sillas y la voz preocupada de Sarumi. Naruto por su parte, solo podía concentrarse en vaciar su estómago en el wáter.

Oh, qué vergüenza, pensaba apenado minutos después, Sarumi a su costado preguntando suavemente si ya estaba mejor. Se había olvidado que estaba en esa etapa del embarazo. Cómo, si solo ayer Sakura y Sai habían estado fijándose qué cosa se metía en la boca para apostar si eso lo haría vomitar o no. Sasuke siempre atento de no darle cosas grasosas porque al parecer eran su debilidad, pero cuando sucedía él solo se quedaba a su lado sobándole la espalda con cariño.

Oh… eso no fue ayer. Fue hace. Diez. Años.

—Sí, sí… estoy bien—dijo despacio.

—No lo parece—respondió Sarumi en una voz reprobatoria—. Ven, levántate.

Naruto aceptó la ayuda y caminó hasta el lavadero para enjuagarse la boca y lavársela. El sabor agrio causándole arcadas.

—Gracias—dijo minutos después.

—No, descuida. Solo dime si estás mejor.

—Sí, solo que comí apresuradamente. No es nada.

—No parece nada, quizá deberías ir a ver a un doctor.

—No—interrumpió rápidamente—no es necesario. Estoy bien, créeme— Sarumi no le creía pero no le dijo nada y solo asintió. Naruto se sentía agradecido, no tenía idea ni qué inventarse para su situación.

Sin decir más, el par regresó a la mesa. Haru estaba sentado y devorando lo que tenía en su plato.

—Hola, Nami. ¿Qué tal dormiste? —Naruto sonrió.

—Bien, necesitaba las horas de sueño.

—¡Me alegro! —Dejando su silla caminó hasta una cómoda donde había una caja—. Te conseguí un par de zapatos, eran míos pero ya no los utilizo. Puedes quedártelos.

—No es necesario, yo-

—Oh, vamos. Deja de preocuparte y solo acéptalos—Hiro le alcanzó los zapatos y Naruto aceptó con una sonrisa.

Sus pies seguían vendados pero logró colocarse con cuidado los zapatos, al parecer él tenía una medida menos que Haru, eso ayudaba a que ingresen. Después de ponérselos, volvió a ver su plato, solo una cucharada por acabarse. Sarumi lo miró atentamente. Su estomago volvía a estar vacio, pero ya se le habían quitado las ganas de comer. Devolviéndole la mirada a Sarumi negó con la cabeza, no podría comer más.

—¿Qué tan temprano es? —preguntó, necesitaba irse, ir a Konoha y buscar a- Apretó sus puños con fuerza, no, no volvería a desmoronarse, eso ya lo hizo ayer. Así que tomó fuerza y se empeñó en concentrarse solo en su meta de llegar a Konoha. Cuando estuviera ahí ya pensaría qué hacer.

—En unos minutos abriremos las puertas. Eso quiere decir que son las seis. ¿Planes? —Hiro respondió y tomó un sorbo de su bebida. Para haber pasado toda la noche alerta, el muchacho estaba bien despierto. Sarumi por su lado, tenía ojeras bajo sus ojos y se notaba el cansancio en sus hombros.

—Solo ir en busca de mis amigos.

—Oh, ¿tienen algún punto de encuentro? —preguntó Sarumi sirviéndole agua caliente. Quizá pensando en su débil estomago. Era muy amable de su parte. Naruto le sonrió en agradecimiento.

—Algo así…—dudó un poco en continuar, pero necesitaba las direcciones—pensábamos visitar Konoha—dijo con cuidado, tomando en cuenta las reacciones, que mientras sorprendidas no parecían mal augurio.

—¡Oh! Yo soy de Konoha, como habrás visto—exclamó Haru señalando su bandana—. Así que tienen todo mi apoyo si quieren visitarla, es una gran aldea para visitar. El Hokage es amable y la gente es amigable. Seguro les gustará.

Naruto sintió que su corazón saltó de la impresión, ¿el Hokage? Oh Dios, había un nuevo Hokage… Claro que había un nuevo Hokage, ¡habían pasado diez años! Naruto ignoró el dolor en su pecho al saber que su puesto de ensueños estaba ocupado. Todos esos meses en los cuales Tsunade, Kakashi e Iruka lo habían estado entrenando pasaron por su mente… No. No era momento de lamentar la pérdida de su posición.

—Que bien—dijo sonando tenso. Tosió tratando de quitar la angustia en su voz—. Es bueno que una aldea tenga un líder amable.

—Sí, seguro que les gustara pasar por ahí. ¿Algún motivo en especial?

—No, solo de visita.

—Ya veo—Haru volvió a tomar un sorbo, Sarumi solo los observaba en silencio tomando su bebida—, ¿entonces no piensas quedarte más tiempo aquí?

—No... me gustaría, pero necesito encontrarme con mis amigos primero—pudo ver la cara de decepción del muchacho—, aunque seguro regresamos por aquí para saludar y recorrer el lugar—Haru sonrió emocionado ante el prospecto.

Naruto se moría de ganas por preguntar sobre el Hokage, pero una parte de él no quería saber, no estaba listo para eso. Solo debía enfocarse en una cosa y solo una, el llegar a Konoha. Si pensaba en otras cosas estaba seguro de que entraría en un torbellino de emociones del cual no podría salir fácilmente. Así que tomó su bebida caliente e ignoró el ardor que causaba el té al pasar, junto con la debilidad de su cuerpo que aún lo consumía y el vacío de su estomago. Llegaría. Solo debía llegar.

 

_____

Sakura sabía que Sasuke estaba por hacer una estupidez, así que se había pasado toda la noche armando una lista de los posibles solteros que podían aceptar el compromiso. No era una lista muy larga pero era algo. Entre todos Lee era el más probable y mientras le dijeran que era por el bien de la aldea y del mundo como lo conocen o algo más dramático, él se iba a hacer el héroe y esforzarse en hacerlo. Luego, entre sus amigos cercanos todos estaban o casados o comprometidos o en una relación seria. Incluso sus amigos de las otras aldeas. Mientras que su selección de hombres solteros que solía presentar a sus amigos no eran considerados héroes y por lo tanto no calificaban.

Suspirando dejó la pluma que aún sostenía cuando se quedó dormida sobre su escritorio y estiró su cuerpo intentando ignorar el dolor en su cuello por la mala posición.

También tenía que encontrar a Sai, después de que desapareció la noche anterior nadie lo había visto salir del sitio a donde se había esfumado. Gaara tenía a Kankuro y Temari, posiblemente Shikamaru también si necesitaba contar con alguien. Sai, por su lado, era bastante terco y difícilmente aceptaba ayuda de otras personas. Con el tiempo solo llegó a abrirse con Gaara, Sasuke y a veces, con suerte, también con ella. Gaara estaba fuera de juego al estar igual o hasta peor que Sai, en Sasuke tampoco se podía contar porque estaba pasando por un momento de locura, así que solo quedaba ella para animarlo.

Levantándose y yendo a la ducha para quitar el sueño de su cuerpo decidió que después de un buen desayuno se iría en su búsqueda.

 

Ya fresca y lista salió de su habitación. Estaba en camino hacia el comedor cuando escuchó gritos en la dirección del cuarto de Sasuke. Con el ceño fruncido caminó hasta el lugar para ver a Gaara gritándole a un serio Shikamaru, Temari al lado de ambos con expresión de preocupación. Sakura solo pudo tragar duro, algo estaba mal.

—¡¿Y no le dijiste que no?! ¡Sabes lo idiota que se pone en esta época!

—Gaara, sé que estas-

—¡Él no tiene el derecho de decidir esto por su cuenta! ¡Debiste de negárselo de inmediato! —el pelirrojo gritaba, su rostro rojo por la furia.

—No es como si él fuera a escuchar—Shikamaru parecía estar perdiendo la paciencia, su tono tenso y bordando en peligroso.

—¡Nunca lo hace! Eso no quiere decir que debemos aceptar ¡cada vez que tiene un capricho! —gritó lo último. Sakura aceleró el paso.

—Hey, hey, ¿qué pasa? —interrumpió al par que comenzaban a acercarse cada vez más con cada respuesta, como si en cualquier momento alguno fuera a atacar. Para que Shikamaru estuviera en ese estado significaba que era algo muy serio.

—Sasuke no está—respondió Temari en lugar del par que estaba ya en silencio pero aún mirándose fijamente—, dejó esto en su cuarto—Sakura tomó el pergamino en sus manos. El mal presentimiento que tuvo creciendo alarmantemente.

—Oh, no… lo hizo—murmuró mientras leía las palabras nuevamente. Esto llamó la atención de los otros tres.

—¿Cómo que lo hizo? ¿Sabías que pensaba hacerlo? —Sakura asintió con la cabeza ante las preguntas de Shikamaru, sintiéndose culpable por no haber hecho algo antes.

—¿Y no se te ocurrió hacer algo? ¿Quizá detenerlo o decirle a alguien? —Gaara estaba furioso su voz peligrosamente amenazante.

—Basta. Gaara, ella no tiene la culpa— interrumpió Temari. Sakura no tenía el valor de mirarlo a los ojos.

—No. Debí hacer algo, pero… solo fue un presentimiento. La expresión que pudo ayer cuando se tomó en cuenta la otra opción—ella suspiró, esto estaba de mal en peor.

Los tres se quedaron en silencio. La tensión de enojo desapareciendo para desaparecer en una de preocupación.

—Bien, bien—comenzó Shikamaru—, él solo está yendo a Konoha. No es como si ya estuviera dando el sí en el altar o algo así. Ni siquiera hemos mandado la confirmación al pedido de la AG, nada está perdido.

Los tres restantes lanzaron un suspiro en alivio y cansancio.

—Sasuke es terco, conseguirá la forma de seguir con su estúpida decisión—Gaara se sobó las sienes en frustración. Entre todos era el que había lidiado con el temperamento de Sasuke con mayor frecuencia.

—Sí, posiblemente. Pero nada está dicho. Solo—tomó aire y pareció intentar calmarse—alistemos todo y regresemos a Konoha—, él giró hacia Gaara—. Sé que debes ir a Suna, pero sería mejor si vienes con nosotros por ahora para arreglar esto. Contigo ahí quizá tengamos una oportunidad. Sabes cómo se pone—antes si quiera de que terminé Gaara estaba asintiendo.

—Por supuesto. Temari—él miró a su hermana, ella solo asintió y le sonrió.

—Claro, iré con Kankuro y nos encargaremos del resto—sin decir más le dio un beso en la mejilla a su hermano y se acercó a su esposo para darle un beso en los labios. Shikamaru solo asintió ante la conversación de miradas entre los dos.

Sakura la vio irse, el pergamino aún entre sus manos.

—Voy a desayunar, deberían venir conmigo. Kakashi y el resto deben estar en el comedor y seguro querrán saber lo que ha pasado—el par asintió y sin decirle palabra emprendieron el camino hasta el comedor.

Sakura suspiró y comenzó a caminar, en el camino vio a través de las ventanas a lo lejos. Las puertas ya estaban abiertas, seguro Sasuke había pasado por ellas o quizá recién estaba ahí. Solo esperaba que este tiempo a solas lo hiciera reflexionar.

 

_____

 

—¡Maestro! —escuchó la voz de su ex-alumno mientras este le daba el alcance.

—Haru—respondió con una sonrisa. Desde pequeño él siempre había sido activo y bullicioso, siempre intentando sobresalir y demostrar que era un buen shinobi; con su cabellera negra y su tono de piel algo bronceada la mente le engañaba cruelmente y le hacía pensar que quizá su hijo hubiera sido como él. Con la energía de Naruto y la cabellera de Sasuke. Aunque deseaba que un hijo suyo tendría el color de ojos de su amado.

—¿Ya se va? —preguntó el muchacho lleno de energía.

—Sí, de regreso a Konoha—Haru sonrió.

—Me alegra que haya pasado la semana aquí, hace mucho que no venía—ambos comenzaron a caminar hacia la cabina.

—Sí, tuvimos algunos problemas que resolver por allá.

—El Hokage me dijo que la Alianza Feng es considerada enemiga… ¿Habrá una guerra? —la voz de Haru era dudosa y preocupada, él sabía cómo se sentía. Después de perder a sus padres en la última guerra seguro estaba aterrado de otra.

—Esperamos que no—le dijo desordenando su cabellera, Haru era de cierto modo como un hijo para él y el pensamiento hacía que su pecho le doliera, como si estuviera traicionando a su hijo que no nació.

Ambos caminaron en silencio donde Sarumi estaba con una bolsa en la mano. El mayor lo saludó alegre, Sasuke respondió de igual forma.

—¿Y eso? —preguntó señalando la bolsa negra.

—Oh, es la ropa destruida de Nami—respondió rápidamente Hiro.

—¿Nami?

—Es un viajero que pasó la noche con nosotros—respondió Sarumi caminando hacia un tacho grande—sus ropas quedaron hechas un desastre después del accidente que tuvo.

—¿Accidente?

—Se cayó al rio—comentó. Sasuke se estremeció ante la idea, no tenía buenos recuerdos de aquel rio.

—¿Está bien? —preguntó, preocupado por aquel Nami, no deseaba a nadie la mala suerte de caerse en el rio.

—Sí, sí. Solo tenía heridas en los pies y estaba empapado. Un baño, algo caliente y descanso y estaba como nuevo—Sasuke asintió, para luego preguntar.

—¿Solo en los pies?

—Sí, verá, él vino caminando descalzo.

—Oh, entiendo las heridas. ¿Ya está mejor? —Sasuke siguió conversando con Sarumi, el shinobi de Suna le caía bien, en el pasado habían tenido algunas misiones juntos y lo consideraba una persona paciente y dedicado. Con la mente fija en sus objetivos. Haru por el momento había entrado en la cabina y estaba conversando con alguien.

—Sí, aunque parecía enfermo esta mañana—se escuchaba preocupado.

—Hmm, quizá cogió un resfriado.

—No, no creo. Según él está bien—comentó para luego sonreír—, me recuerda a alguien igual de terco al recibir ayuda—comentó en forma de broma. Sasuke comprendió de inmediato que hablaba de él y solo rodó los ojos.

—Como digas—, acomodó la mochila que llevaba listo para seguir—. Bien, es hora de- —antes de que pudiera despedirse la puerta se abrió, Haru salió conversando con otro muchacho, Sasuke parpadeó, a él no lo reconocía—. Hola—el muchacho se detuvo y asintió con la cabeza.

—Buenos días.

—¡Ah! Él es Seiji, es nuevo en el puesto.

—Ya veo, un gusto—dijo amablemente. Luego comentó—, pensé que sería el viajero, em…

—¿Nami?

—Sí.

—Oh, él ya se fue—comentó Haru con algo de tristeza—parecía buena gente, era muy amable pero dijo que debía encontrarse con sus amigos. Se separó de ellos cuando escapó de los que lo atacaron.

Sasuke se puso en alerta.

—¿Hubo un ataque cerca? —el trío de vigilantes intercambiaron miradas.

—No creo que haya sido nadie de la AF, solo un grupo de ladrones—respondió seriamente Sarumi—, Nami comentó que llevaban algo de valor y estos se lo llevaron—Sasuke aún estaba dudoso pero asintió.

—Bien—suspiró—mejor voy avanzando. Si planeo viajar solo es hora de irme.

—¿Algo de tiempo sin que la señorita Sakura esté intentando su magia de casamentera? —preguntó burlón Sarumi.

—Ja, ¿magia? Yo no llamaría así a lo que hace. Tienes suerte de estar casado—luego giró a ver a Haru—, un par de años más y serás el próximo—. Sasuke rió ante el estremecimiento obvio en su ex-alumno, Sarumi y Seiji lo acompañaron—. Bueno, hasta luego—no quiso dar fecha, considerando que la próxima vez que viniera podría estar casado, ni siquiera quería pensar en eso.

—Con cuidado—sonrió Sarumi. Haru y su amigo se despidieron también. Minutos después Sasuke ya estaba fuera de la aldea y en camino a Konoha. El camino a solas sería relajante y perfecto para reflexionar, era algo que le hacía falta después de la estresante semana que tuvo.

Sin pensar a quién dejaba atrás Sasuke caminó firme, quizá se daría un tiempo para visitar las cataratas, verlas hacía que se concentrara más en las cosas de mayor prioridad y limpiaba sus dudas. Sí, mejor pasaría por ahí antes de cambiar de opinión.

 

_____

 

No es como si estuviera llevando peso consigo, pero Naruto se sentía cansado. La mochila que le dio Haru contenía solo comida y una botella de agua. Quizá era porque no había reposado lo suficiente y aún sentía tiesos sus músculos y estremecimiento cada vez que caminaba pisando las heridas en las plantas de sus pies. Lo único que lo mantenía avanzando era la terquedad de llegar a Konoha y su persistencia. Siempre le quedaba la persistencia y su completa inhabilidad de rendirse.

Ya había cruzado el puente y estaba siguiendo el camino en las direcciones que le anotó Sarumi en un papel. Después de que Haru le detallara todas las rutas posibles, Sarumi se dio cuenta que así se perdería por lo que le escribió la ruta más fácil de seguir. Solo debía cruzar el puente del otro lado del río y seguir el camino que le llevaba hasta la cima de la cascada y de ahí seguir el camino por el lado opuesto a la corriente. Luego llegaría a un pequeño balneario donde podía pasar la noche, Sarumi amablemente le dio el dinero suficiente. Tendría luego que regresar a pagarle su amabilidad. De ahí tendría que caminar dos días más hasta llegar a Konoha, pero ya había un camino predeterminado. Eso lo hacía más sencillo.

Podía escuchar el ruido de la cascada, siempre cerca a ella para no desviarse. El camino en subida solo hacía que se canse más. Quizá llegando a la cima de la cascada descansaría un rato. Odioso Kurama por minimizar las consecuencias que tendría ante la pérdida de su chakra. No. No, mal tren de pensamientos. Se había prohibido recordar a Kurama por ahora, no estaba listo para eso.

Al parecer ya le faltaba poco, podía sentir las vibraciones de la cascada en las puntas de sus pies. Aceleró el paso pensando que llegando podría descansar un rato.

Lanzó un suspiro al ver el fin del bosque y el inicio del pasto húmedo. Caminó hasta el borde de la cascada donde reconoció de inmediato el árbol por donde hace diez años había intentado cruzar. Caminó hacia él como atraído hacia un plato de Ramen recién hecho, sus manos recorriéndolo con intricada concentración. El árbol se veía tal cual, viejo y con un aura formidable. Suspiró recordando ese día cuando llegó hasta aquí queriendo escapar, había sido llamado por su presencia, sintiendo que por aquí sería el camino hacia su libertad, su salvación, su escape. Pero en realidad fue su fin.

Aún podía recordar el camino como subió por el tronco hasta la rama que se unía con su contraparte del otro lado. Aún podía oír a Sasuke gritar su nombre desde la otra orilla, pidiéndole que no lo hiciera que él estaba yendo hasta la otra orilla que no se moviera, podía aún sentir la desesperación y su obstinación de continuar y ser él, Naruto, quien cruzara hasta llegar junto a Sasuke. Podía aún sentir la sensación de ser perseguido y de tener que huir... 

Incluso podía aún ver a Sasuke parado, viéndolo con desesperación, con súplica…

Parpadeó.

Su corazón a mil por hora se detuvo momentáneamente antes de seguir latiendo como loco.

—¿Naruto? —la voz era suplicante, casi un murmullo ahogado por la fuerza implacable del río, pero era la misma voz que hace solo unos días recordaba haber escuchado cuando era despertado dulcemente y sintiendose seguro en la cama que ambos compartían.

Tragó duro y trató de esfumar las odiosas lágrimas que se habían acumulado en sus ojos al poder ver a alguien que había estado temiendo no volver a ver. Sin pensarlo, sus manos se aferraron al tronco, su cuerpo comenzó a subir.

—No. No. No. No. ¡Detente! ¡Espera! ¡No subas! —escuchaba del otro lado tal como escuchó, lo que fue para él, solo ayer, pero no podía detenerse, tenía que llegar, tenía que alcanzar a Sasuke.

Porque sí, ese era Sasuke, el Sasuke real y no de ensueños. Podía reconocer esos ojos en cualquier lado, esa voz, ese cabello negro y esa postura de sufrido que siempre llevaba. Rió entre lágrimas mientras avanzaba hasta la gran rama, la voz de Sasuke era una serie de gritos entre súplicas y desesperación.

—¡Naruto! ¡Para! —podía escuchar su voz cada vez más fuerte, más cerca— ¡Por favor! ¡Detente!

Se detuvo y alzó el rostro, Sasuke estaba subiendo desde el otro lado. Oh, no pudo evitar pensar mientras veía a su amado, estupendo y hermoso Sasuke. Y la necesidad se volvió vital, necesitaba alcanzarlo, necesitaba-

Quizá fue la desesperación que sintió al verlo tan cerca y no poder tocarlo, quizá fue su siempre desesperada forma de hacer las cosas sin pensar… pero en aquel instante su mano no logró hacer contacto con el tronco…

No.

No. No. No.

No puedo hacerle esto a Sasuke de nuevo. Fue lo último que pensó antes de perder el equilibrio.

 

 

Notas finales:

Ahora sí, hasta el jueves~ o antes si me animan :3


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