17 de mayo, domingo, 9:25 a.m.
He despertado con Sasuke a mi lado, ¿qué otra manera de despertar bien podría existir? Sólo verlo me hace feliz. Decidí hacerle el desayuno para sorprenderlo.
-Sasu- Susurré tocándole el hombro. Le acomodé un poco el cabello y le besé la frente. -He preparado el desayuno-
Abrió lentamente sus ojos y se desperezó. -¡Naru!- Dijo mientras tocaba mi mejilla. -Gracias por el desayuno-
Sí, lo he consentido, le llevé el desayuno hasta el sofá en donde nos dormimos los dos. Pasaron las horas y él aún estaba conmigo, me encanta pasar tiempo con Sasu. En la tarde, salimos a recorrer la ciudad.
-Sasu ¿a dónde vamos?- Pregunté con timidez.
-A un lugar muy lindo- Dijo tomándome de la mano.
Me encanta ir con él tomado de su mano, la gente que nos ve no me importa en lo absoluto. Somos dos personas que nos queremos, sin importar el sexo, ¿qué hay de malo con eso?
-Cierra los ojos- Dijo.
-Está bien- Cerré los ojos muy fuerte y sentí sus manos tapándolos. Dimos varios pasos y sacó sus manos de mis ojos.
-Ya puedes abrirlos- Susurró a mi oído.
Los abrí y vi un hermoso paisaje, vacío, solo para nosotros dos.
-¿Dónde estamos?- Pregunté contemplando el ambiente en donde estábamos.
-Lo que estás viendo es el paisaje que se oculta detrás de la cantidad de árboles que hay en el parque. ¿Nunca has venido aquí?-
-No, creo que me falta mucho por conocer de ésta cuidad- Contesté maravillado.
-Me gusta mucho este lugar porque casi nunca hay personas. Siempre vengo aquí cuando necesito meditar- Dijo mirando todo el lugar.
Tomó mi mano y corrió. Corrimos y corrimos, hasta llegar a un viejo árbol. Allí nos tiramos en el pasto, ríendo sin parar y muy cansados. El cielo se veía bonito desde allí, celeste y con muchas nubes. Era un día hermoso, y lo que lo hacía más hermoso era Sasuke.
-Wow- Dije agitado. -Me encanta este día-
-Es hermoso ¿no lo crees?-
-Sí que lo es, me gusta mucho el color del cielo- Contesté.
-El cielo es como el color de tus ojos- Dijo volteando para verme.
Lo miré y sonreí, estábamos los dos acostados en el pasto, a una distancia muy cerca el uno del otro.
-Gracias por traerme hasta aquí, es un lugar hermoso y me gusta estar contigo- Dije sonrojado.
-A mí también me gusta estar contigo- Dijo colocando mi cabello detrás de mi oreja. Sus ojos brillaban y su cabello color azabache se movía dulcemente con la corriente del viento.
Comenzamos a contar nubes y a charlar. De vez en cuando nos hacíamos cosquillas, aunque en verdad yo no soy una persona cosquillosa, él sí lo es, y mucho. Corrimos, jugamos a las atrapadas, nos abrazábamos, etc. Me sentía como un niño, recordé mis viejos tiempos junto a él. Volví a ver su sonrisa traviesa y divertida, esa que tanto me gusta, hace tiempo no la veía. Se sentía como si el mundo fuera nuestro. Corrimos hasta rendirnos, terminando igual que al principio, mirando el cielo. Vimos el hermoso atardecer, hasta poder apreciar las estrellas.
-Mira Naru, una estrella fugaz. Pide un deseo-
-Estar contigo siempre- Deseé. Me gustaría saber qué deseó él. Ojalá sea algo relacionado conmigo.
-Me divertí- Dije acercándome a él.
-Yo también- Dijo mientras acercaba su boca a la mía.
Oh, otra vez este espacio reducido que nos separa. Cerré mis ojos y escuché su respiración. Sentí sus labios, y seguí su ritmo. Se acostó encima de mí, aún besándome. Por unos segundos, sentí un escalofrío pasando por mis partes más profundas. Agarró mis dos manos con fuerza y entrelazó sus dedos con los mios. Joder.
-Mmmh- Se me escapó un gemido.
Al oír eso se detuvo y me miro fijamente. Estábamos solos, lo único que acompañaba nuestra presencia era el oscuro cielo con sus miles de estrellas.
-Tú no me gustas- Dijo.
Se acercó a mí y me besó el cuello, finalizando con una mordida.
-Tú me encantas-
Pasó su nariz por mi cuello y comenzó a besarme.
-Ahh- Gemí. -Ahí no- Rogué.
Esbozó una sonrisa traviesa y se detuvo. -Está bien, sólo porque amo como se ve tu rostro cuando me ruegas-
Sonreí muy sonrojado. Madre mía, como deseo a este chico. Luego de eso nos levantamos del pasto y caminamos a mi casa.
-Sasu, gracias, hace tiempo no me divertía tanto- Dije mirándolo con ternura.
-Me la he pasado genial junto a ti- Dijo sonriéndome.
-Amo tu sonrisa-
Al llegar a mi casa nos despedimos.
-Nos vemos mañana- Me despedí. -Recuerda que debemos hacer como si nada hubiera pasado-
-Sí- Dijo mirando el suelo. -Bueno, me voy, es tarde-
-Cuídate-
Se dió la vuelta y se fue.
-No me ha besado- Pensé mientras lo veía irse.
-Ah, em, ¡Sasu!- Le grité.
-¿Qué sucede?- Dijo dándose la vuelta para verme.
-Ven- Dije sonrojado.
Cuando llegó hice puntitas de pie y agarré su cuello. Sin pensarlo, lo besé.
-No podría dormir tranquilo sin despedirte con un beso- Dije mirándolo.
Hizo una enorme sonrisa y me agarró por la cintura, con fuerza me acercó hacia él y me besó con mucho deseo. Lo miré inocentemente y le sonreí con picardía.
-Naru no me mires así- Dijo desviando su vista hacia el suelo.
-¿Por qué?-
-Porque sino te violaré-
Al oír sus palabras no pude evitar estallar de la risa. ¡Violarme!
-Sasu pero qué dices- Dije con dificultad ya que no podía parar de reír.
-Es lo cierto- Dijo ríendo.
Luego de calmarme, me despedí de él y me fui a dormir. Por fin puedo dormir feliz, sin tristeza y sin dolor. Recordé todo lo que hicimos en el día, hasta quedar dormido con una sonrisa de oreja a oreja.
18 de mayo, lunes, 1:14 a.m.
Mensaje de Kakashi.
*Perdona la hora Naru,
pero no pude evitar escribirte.
Buenas noches, te veo mañana*
Mi corazón se aceleró y otra vez me entró esa preocupación que altera mis nervios. ¿Qué debo hacer? ¡Maldita sea!