24 de mayo, domingo, 4:30 p.m.
Oigo la puerta. Oh sí, debe ser Sasuke. Sálvame Sasu, por favor. Mi cabeza es un torbellino de pensamientos y mis sentimientos están mezclados entre miedo, curiosidad, sorpresa... ¿deseo? No he podido apartar mi mente de Kakashi, pensando en su gran revelación. -¿Por qué te has metido en esto?- Me regaña mi consciencia. Lo sé, perdón, pienso mientras me encojo de hombros.
-Oh, Sasu, te he extrañado tanto- Susurro mientras me lanzo hacia sus brazos.
Noto como Sasu no sabe cómo reaccionar. -Estoy aquí, tranquilo- Me dice mientras me pasa la mano por mi cabello. -¿Estás bien?-
Su olor, sus brazos... Sí, aquí es a donde yo pertenezco, en brazos de él, mi hogar. No necesito estar cerca de alguien que sólo quiere hacerme daño. -Sí, muy bien- Contesto con total seguridad.
Entramos en mi casa y nos dirigimos a mi habitación, él se sienta en mi cama y yo lo sigo.
-Te he extrañado demasiado- Murmuro pegándome a su pecho.
-Y yo te he extrañado a ti- Me dice al oído, envolviéndome con sus brazos. -¿Cómo te ha ido con Kakashi?-
Oh, ¿por qué lo has tenido que nombrar justo cuando ya me estaba olvidando de ese asunto? No sé cómo me ha ido. Tengo un acuerdo, un trato, y siento que está mal lo que haré... Pero Kakashi me ha ayudado tanto, es lo mínimo que podría hacer. Todo está mal, ayúdame Sasuke.
-Bien-
-¿Entonces ya has terminado con él?- Noto alivio en su tono de voz.
-S-sí- ¿He terminado con él? No. La respusta es no. Odio mentirte Sasuke, perdón. Sólo quiero que no estés involucrado en esto a lo cual tuve que acceder... Por favor, perdóname.
-Naru, estás pálido. ¿En serio estás bien?- Pregunta con cierta sorpresa.
Siento un nudo en la garganta, Sasuke siempre sabe cuando las cosas no van bien. No, no, no, no. No voy a llorar. Me lo repito mentalmente. Soy fuerte, no tengo razones por las que llorar. Sólo me siento presionado, sí, eso es todo.
-Sí- Le sonrío con naturalidad para que confíe en mí.
-Está bien. ¿Qué quieres hacer?-
-Amm... ¿y tú qué quieres hacer?- Veo un brillo que se asoma en sus oscuros ojos.
-Besarte-
Oh.
-Pues... bésame- Susurro. Él sabe que no debe pedirme permiso para besarme. Pensar eso me hace sonreír, es tan educado.
Se arrima hacia mi rostro lentamente y posa sus labios en los mios. Toda la tensión que he acumulado durante la noche siento que se libera a través del beso. Ahora sólo somos amor y pasión. Ya nada importa del resto. Paso mis manos temblorosas por detrás de su cuello y le agarro el cabello. Él posa sus manos con firmeza sobre mis caderas. El ambiente pasa de ser frío a excitante, mientras a la vez siento un cosquilleo que nunca había sentido ahí, entre mis piernas.
-Ah- Gimo entre besos. Este beso está pasando a algo más, se convierte en algo más provocativo... Nos deseamos.
-Mhhh- Responde él a mi gemido. Se separa de mí y por alguna extraña razón me deja con ganas de más. Levanto la vista a sus ojos turbios y noto que me observan con cautela.
-Wow- Exclama sorprendido.
Me sonrojo y aparto la vista de sus inpenetrables ojos. Él ha sentido lo mismo que yo, me desea.
25 de mayo, lunes, 1:49 a.m.
Otra vez no puedo dormir. Recuerdo lo que ha sucedido durante el día: Sasuke abrazándome, sus besos (muy) apasionados, la propuesta de Kakashi torturándome. Y para mejor mañana es lunes, lo que significa ver a Kaka otra vez. ¿Tendré las fuerzas para verlo cara a cara? -Sí- Contesta mi voz interior.
Lunes, 12:04 p.m.
Salgo del salón, aliviado de poder tomarme un descanso de la clase. Hoy no tenía ganas de venir, pero aún así vine para poder ver a Sasu, él me alegra el día. Además supongo que tenemos que enfrentarnos a nuestros problemas.
Siento dos manos grandes que se posan con fuerza en mis caderas. Paro en seco y siento que esas manos no son de Sasuke. Las de él son mas pequeñas y él no me apretaría con tal fuerza. Me volteo suavemente y veo a Kakashi. Mi corazón se acelera en pocos segundos.
-Ah, eh, hola- Balbuceo.
-Hola-
-¿Por qué me has agarrado así?- Digo con cierta molestia.
-Porque me gusta-
-¿Vamos a la biblioteca?- Pregunto intentando distraerlo para que me suelte.
Cuando por fin me suelta, me tranquilizo. Tenerlo agarrándome así me hizo sentir atado y dominado. Intento recuperar la compostura y parecer relajado. -No debes pensar en sus raros gustos- Me recuerda mi consciencia. Gracias, es un buen consejo. Sólo pensar en eso hace que mi extremidades tiemblen.
-Siéntate- Me ordena al llegar a la biblioteca. Sin chistar hago caso a lo que me dice. -Tenemos que hablar lo de nuestra "cita"- Ríe. -Si es que lo quieres llamar así-
Me muevo incómodo en mi silla e intento dejar mis nervios a un lado, pero obviamente fracaso. Siento sus ojos clavados en mí.
-¿Y entonces? ¿Aún aceptas, verdad?-
-Sí- Contesto enseguida.
-Bien- Puedo ver la satisfacción en su rostro. -Te quiero el próximo sábado en mi casa. 8:00 p.m. No llegues tarde.-
-Está bien- Por fin alzo la mirada hasta sus ojos. -¿Será la última vez que nos veamos, no?-
-Sí, si así lo quieres, así será- Pasa suavemente su pulgar por su labio superior, con una mirada traviesa. -A menos que quieras más luego, claro-
Trago saliva. ¿Más? Por primera vez siento un poco de repugnancia hacia él.
Rio sarcasticamente. -Tenemos un trato- Digo intentando finalizar la conversación.
-Sí- Su mirada delata cierta emoción. Su rostro dice «ya quiero que sea sábado» Al pensar eso un escalofrío me atraviesa la espina dorsal. ¿Quiero esto? ¿O sólo lo hago para que pueda librarme de él? La curiosidad a veces no es un punto a favor.
Salgo de la biblioteca y de repente me siento mucho mejor. No me gusta lidiar con esos ojos de Kakashi, son intimidantes hasta el punto de darme terror. Quiero abrazar a Sasuke. ¿Dónde está?
Lo veo bajando las escaleras que conducen a la azotea. Observo su expresión, no está contento. ¿Qué le sucede? Lo sigo tímidamente y lo agarro del brazo.
-¿Qué?- Dice en tono elevado.
-Eh, perdón- Lo suelto y me miro los pies. ¿Por qué me siento culpable?
-Oh, Naruto, perdona- Me da un torpe abrazo, más breve de lo que me gustaría. -Es que... ha pasado algo-
-¿Qué sucede?- Pregunto sin poder ocultar mi preocupación.
Me sonrío internamente. Me preocupo mucho por ti, Sasuke.
-Es Sakura, está super pesada-
-¿Qué ha hecho?-
-¿Otro obstáculo?- Espero que no, querida voz interna.
-No puede aceptar que la deje, aparentemente ahora te odia-
-¿A mí? ¿Por qué?- Por alguna extraña razón me siento nervioso.
-Porque según ella tú has sido el que me separó de su lado-
Me encogo de hombros. En parte tiene razón...
-Creo que ella estaba enamorada de ti, Sasuke-
-Nada de eso. Es una controladora obsesiva enfermiza, sólo eso- Veo un poco de disgusto en su expresión. -Yo no aguanto gente así-
No contesto. ¿Sakura me odia? ¿Será algo malo que me odie? -Claro, idiota- Oh, tienes razón, querido subconsciente. Sasu dijo que es enfermiza... ¿y si intenta algo contra mí? ¿algo contra Sasu? Sólo pensarlo, duele. No podría soportar que algo malo le pasara.
26 de mayo, martes, 2:58 a.m.
Sasuke está tumbado en el suelo y no despierta. ¿Qué te sucede? ¡Vamos, arriba! Está frío... ¿quién te hizo esto? Grito. No quiero perderlo, por favor. ¿Por qué sucede esto? Miro hacia atrás, está Sakura allí. Sus ojos casi se salen de orbita y me miran fijo, de una manera extraña. ¿Fuiste tú? Grito quebrándome en cientos de pedazos. Me vuelvo a Sakura, ahora me mira con una leve sonrisa. ¿Qué has hecho? Abrazo a Sasuke pero él no se mueve, no despierta... no respira. -Si no es mío no es de nadie- Retumban esas palabras en mis oídos. Hay sangre, mucha sangre. ¿Por qué? ¿Por qué?